.... abres los ojos y te das cuenta que el capitán te ha tocado el hombro.
- Jeanne - susurra
Al principio, asustada te despiertas y cuando consigues entornar los ojos, ves la tienda donde anoche te acostaste. Intacta.
Sobre tí, ves la cara del hombre que parece asustado. Y puedes observar que va vestido. Quizás no lleva puesto aún el protector de pecho, pero está vestido. Y tu también.
- Gritabas, mi señora - te aclara
Jeanne deja caer su cabeza sobre el jergón - Lo siento Robert, últimamente pesadillas de muerte acechan mis sueños, mi hora está cerca y tengo mucho que hacer antes - No tenía que cambiarse, eso era una ventaja, recogió la espada que dormía junto a ella como su verdadera amante, su alma de acero, su hermana de batalla y su más leal aliada.
Espero mi caballo haya descansado, ayer ya os di las posiciones de los ingleses y mis mejores indicaciones, el resto está en vuestras manos Sir Robert.
Ahora tomaré mi caballo y marcharé a Calais, allí trataré de sabotearles y enviaros una señal. Buena suerte con los refuerzos y contra los germanos.
Jeanne se ajustaba el cinto de la espada, en tiempos de guerra era fría como el acero que empuñaba, pues respirar un segundo era un segundo perdido en la batalla.
El se muestra preocupado por lo de tus sueños o pesadillas, o lo que quieran que sean, pero no es eso por lo que te ha despertado a pocos instantes del alba, cuando apenas ves clarear el sol
- Y yo os estoy muy agradecido por toda la atención, pero...Jeanne, hay alguien que te busca. Un mensajero
En su cara se refleja la extrañeza de alguien que sabe que habías venido de incógnito y que nadie más sabía que estabas viva.
- Además sabe vuestros verdadero nombre, señora de Orleans.
Espera que le acompañes al exterior, en guardia
Vaya, ahora sí me cree que sea Jeanne.
Terminaba de ajustarse el cinto, que por supuesto estaba desabrochado mientras dormía y asintió con una sonrisa creada por sus pensamientos acerca de la evolución de la fe de Robert. Debía tener su edad, o quizá algo mayor, ella fué elegida por su majestad muy muy joven -
¿François? - Preguntó cuando éste le anunció al mensajero, y dicho esto salió de la tienda en su busca. Apartó la lona que servía de puerta con su fino brazo y tuvo que resguardarse sus grandes ojos azules de la claridad de un día soleado y cielo azul durante unos segundos - ¿Donde está?
Robert te indica dónde está y encuentras que en las afueras del campamento aguarda un carruaje con un librea que al verte aparecer baja del transporte.
El hombre lleva un pantalon de ante, con calzas blancas y zapatos negros de cabritillo, casaca morada de terciopelo y una camisa blanca con cuello almidonado. El hombre espera erguido y tiene un buen porte, mejor que cualquiera de los caballeros que has conocido.
Porta un mensaje que te da, cuando te acercas.
¿Esto es una broma señor? - Preguntó respetuosamente al mensajero - Tendió la carta al capitán. Jeanne, firme como una estaca como su actual rango le señalaba ante un capitán. Bajó la mirada - ¿Como saben que estoy aquí? ¿Como saben quien soy? No... no puedo ir a ninguna parte señor - Respondió al mensajero que se mantuvo impertérrito.
Estábamos en guerra, y no podía simplemente irse a ... ¿A donde? Ni siquiera sabía que existiera un país que se llamara ¿Stavlaquia? - Me temo que no sé ni donde se encuentra este país.... Como sabrá... quizá este no sea el mejor momento para aceptar su invitación señor, quizá cuando esta guerra termine
por casualidad... ¿El señor tiene tropas? - Esto sí sería interesante, si alguien le buscaba a ella era por un motivo, si alguien estimaba tanto su presencia como para venir hasta aquí y reclamarla bien sería porque quería algo de ella... y ella quería ganar la guerra... si este conde podía ayudarle....
El mensajero te mira con cara de no entender porqué estás preguntando eso.
- Es un honor asistir a esta fiesta. ¿Cómo puede ser que decline señora?
El hombre parece totalmente extrañado y casi desagradado por tu actitud plebeya.
Jeanne no se ruboriza, sino que se muestra más firme aunque aún sumisa a las pretensiones de un hombre y busca en Robert alguna clase de apoyo - Me temo señor que no se halle en conocimiento de la actualidad, y es que Francia está en guerra, y mientras Le France me necesite, mi lugar está aquí.
Si vuestro señor no puede ayudarnos en nuestra causa, lamentándolo mucho
Pongo en negrita y así re-actualizo