Partida Rol por web

Estaba tan emocionado por haber llegado a las pintorescas ruinas, y tan ensimismado en la belleza de lo que me rodeaba; que las palabras de aquel simpático guía se perdieron en las profundidades de mi mente. Pero mientras escuchaba a mis compañeros hablando sobre sí mismos encontraron su camino de nuevo y me causaron una confusión comprendida entre el pasado y el presente.

-ehh, ¿QUÉ? -desperté entonces, sin darme cuenta de lo que estaba sucediendo; ni siquiera notando cómo mis piernas se movían sin que yo se lo ordenase-

Desafortunadamente, aquél inoportuno desvelo salió de mí con el suficiente volumen como para que todos los allí presentes lo escuchasen. Por tanto, la única opción que me quedaba era la de intentar agachar la cabeza y camuflarme entre los seres que me rodeaban.

- Bueno ya que ahora todos o casi todos se pusieron cómodos, podemos proceder a las ruinas, síganme.- El joven Goron caminaba con la típica gracia de esos seres, con los brazos a los costados moviéndose singularmente, pronto llegaron a las famosas ruinas, no eran nada del otro mundo.

Una puerta de piedra era realmente casi todo de aquello, siendo comida casi en su totalidad por la naturaleza como si hubiera pasado una eternidad allí olvidada.

- ¡Tachaaaan! He aquí las ruinas Magrom. - Dibujó una gran sonrisa - Les he puesto así porque yo las descubrí. - El Goron cruzó los brazos mostrando una pose un tanto orgullosa. - Los que quieran hacer una pequeña pintura o tomar notas, adelante y no se olviden.... - Se detuvo un instante mostrando una expresión confusa. - ¡Oh no! Olvidé cerrar la entrada, no me gustaría tener más personas de lo habitual, es código de la empresa y mía porque no todos los días se descubre algo así. Ahora vuelvo, recuerden de no tocar nada.- 

Malaqgoron escuchó la advertencia de su compañero de raza, pero no le hizo caso. Tan pronto como el Goron había desaparecido hacia la puerta, Malaqgoron tocó la piedra de la entrada y paseó sus dedos por la superficie y cada uno de sus relieves extasiado.

Malaqgoron, al tocar la puerta comenzó a emitir una especie de luz naranja que destellaba fuertemente a todos los presentes, pronto un sonido como el que produce un temblor fue acentuándose cada vez más hasta el punto que una pequeña explosión en la puerta se provocaría derribando a todos.

Aún el polvo no se había acentuado haciendo difícil la visión, aún así logran ver frente a ustedes la puerta de las ruinas descubierta, sin embargo su vista no podía dar más allá de la espesa capa de sombras que encerraba las dimensiones del interior de las ruinas.

Malaqgoron se levanta y se recupera y, sin preocuparse demasiado por lo que hagan los demás pero atento a las posibles trampas que acostumbran a tener estos lugares, entra.

Pronto se empezó a nublar a los alrededores, los truenos comenzaron a despertar y las gotas de agua a descender. Una tormenta de esas típicas que suceden en la zona de Farone ha empezado, sin embargo no logran ver qué tan típica sea esta tormenta pues lo extraño acontece que las gotas de lluvia y relámpagos mortíferos caen en los alrededores de la aldea, como si se encontraran varados en la misma.

Vaya momento para una lluviecita eh yo creo que lo mejor será tomar refugio en las ruinas, no es como que nos vayamos a llevar algo- exclamó Debbrunia con una gran sonrisa pícara mientras entraba a las ruinas -¡Venga entremos!

Pero ése goron dijo que esperásemos a que volviese, ¿no?

Era algo que había alcanzado a oír; debíamos esperar a que volviese sin tocar nada por el bien de la visita. Sin embargo, suficiente habrían tenido ya los demás por el simple hecho de que no les estuviese escuchando; así que decidí seguir al grupo por simple impulso, aunque también para no cortarles el rollo todo el tiempo.

Gorogure se reincorporó sacudiéndose el polvo de las posaderas y chasqueó la lengua con disgusto.
-Nada bueno puede salir de todo esto... nada bueno...dijo en voz alta para si, en tono sombrío.

-Espero que alguno haya traído fuego para encender alguna antorcha,, no me gustaría seguir al gorom sin poder ver que encontramos en nuestro camino. -dijo Akino. -

-Lo único positivo de entrar es que por lo menos evitaremos la lluvia. -habló mientras comenzaba a caminar hacia el interior de las ruinas.

Mientras caminaba con el grupo que entro busco en su mochila una antorcha. -Estoy seguro de que la tengo por aquí en alguna parte. -Dijo para después sacar la susodicha antorcha. -Sabia que aquí estaba. -La encendió y siguió caminando 

Sin decir nada, sin trabar contacto con nadie, tan solo se dirigió hacia donde tantos otros habían ido, quedándose detrás unos cuantos pasos, pues era preferible esto a estar rodeado de la multitud. Vio los pasillos y vio la oscuridad que en ellos se albergaba, pero tampoco se molestó a hablar ni ante los grabados ni ante las colosales losas de piedra. Tan solo, siguió andando.

Pronto todos se adentran sin miedo al interior de las ruinas sin saber lo que les espera en tal húmedo lugar.