- La verdad es que no siento que haya más cosas, sólo estas cuatro paredes forman parte de las ruinas, esperaba ver más cosas... - Cierto tono de decepción se percibía en él.
-Oye Magrom, no te martirices... Has encontrado algo muy serio, estas ruinas no tienen que ser tomadas a broma en lo absoluto. Vamos a acabar con el Clan Yiga, y luego encontraremos la forma de sacarte de ahí y devolverte a tu cuerpo. Sólo tienes que ser paciente. Y cuando salgamos de aquí estas ruinas serán conocidas para siempre cómo un hallazgo del Gran Magrom. Eres un buen Goron, amigo. Vamos a sacarte de aquí ¿Vale?
Las palabras de Zejin reconfortaban al Goron, la voz de Magrom se entrecortó como si fuera a llorar. - G-gra-cias Z-zejin, tienes m-mi apoyo para lo que necesites. -
Hay tres reliquias en total y la última de ellas es esa esfera. Si no la coges tú, la cogeré yo
“Ah… sí, Malaqgoron, hazlo tú”, dije confuso, porque de verdad no había podido sacar nada en claro de la explicación de Magrom.
Malaqgorón se acerca a la esfera y la recoge. Después sale de las ruinas. Allí ya no había nada más de interés.
Cojo la esfera y me voy.
Me encogí de hombros. “Al parecer … los demás secretos que tendrá este lugar, al menos a mi me las esconde. Voy a regresar con los otros. Y… Magrom, no te desesperes. Te sacaremos de aquí, y de nuevo con tu propio cuerpo.”
Volví a la aldea.
Akino decidió que nada más quedaba por ahora en ese lugar.
-¿Elwer vienes a la aldea o deseas permanecer?
vuelvo a la aldea.
-Magrom, sera retenido hasta que todo termine y su alma reencarne en un ser del bosque. ¡Hoho! -Dijo el callado búho, una vez aquellos que olieran mal, se hubieran alejado.
-A la aldea acudir debo.
Voy a la aldea.