Los shurikens y kunai dejados atrás por el reciente ataque del Yiga hacia Malaqgoron y los aldeanos, los habían aprovechad para lanzar los contra el Zora que mantenía la guitarra en una mano y la otra en el aire haciendo señas para que detengan este linchamiento, pero todo fue en vano. La sangre derramada por los heridos se ve opacada por Mikau, el cual yacía recostado en una roca con una serie de Shurikens y Kunai. En su mano derecha todavía sostenía su guitarra que también había sido afectada por unos de estos instrumentos mortales, las gotas de sangre salpicadas en ella se iban borrando con el caer de la lluvia hasta quedar impecable.
El clan Yiga sin duda estaba por coronarse victorioso, ni los animales, ni los humanos lo podían detener, era una victoria inminente.
Recordé entonces las palabras del lobo gris.
-"No sé qué tan listo será el asesino, pero un “no puedo ser yo porque estoy herido, me han atacado” no creo que sea la mayor de las escusas..."
Pero con la mitad del grupo herido, no podía dirigir sospechas hacia la gente aleatoriamente. Entonces reconocí mi error. Estaba tan enfrascado en intentar encontrar al último asesino que ni siquiera sabía a quién acusaba. Había dejado que Mikau muriese. ¿Y si el asesino era yo?
-No. No puedo permitir que más gente muera por mi culpa. -me decía en alto, sin darme cuenta de que los demás me estabn escuchando- ¿Y si soy yo el asesino? ¿Y si soy yo el que está causando todo esto? No puede ser. Me estoy volviendo loco. -me detuve en seco, y me senté en el suelo; cansado- ¿Vosotros quién pensáis que puede ser el poseído? -pregunté-
Esperaba no oír mi nombre, pero al mismo tiempo sentía que lo iban a decir en cualquier momento.
"Debbrunia es el último Yiga", dijo el oso, hablando con la convicción de toda su voz cavernosa. "Os lo digo por compasión. Si queréis vencer, sabéis lo que tenéis que hacer. Os lo he dicho. No tengo que agregar más, y no lo haré. Mi compasión, al fin y al cabo, tiene sus límites. Y si os hubierais fijado en su cambio de actitud tras el revuelto de los roles, ya lo habráis notado vosotros mismos. Tenéis dos opciones: votar todos contra Debbrunia, o dejar el clan Yiga vencer. Vuestra culpa habrá sido, no la mía, porque ya he hablado, y a partir de ahora... me callaré."
Se retiró el oso en un rincón de las ruinas y miraba desde allí a la escena con ojos indescifrables.
Más y más sangre se une al festival carmesí, el agua estancada de la lluvia comenzaba a teñirse en su totalidad, Debbrunia había gritado de dolor cuando una herida en su pierna se había abierto de pronto.
-Debbrunia es la última de los Yiga -insistió la ardilla, acicalándose la cara con las pequeñas manitas-. Cada vez sois menos, y después de esta noche, puede que no lo consigáis. Él... el líder de los Yiga, pronto será demasiado poderoso y no tendréis manera de vencerlo. Tenéis que ser más rápidos que él.
*UUIIIII HHGGF HHGGF* Tenemos las reliquias. Ahora revelamos la verdad. El goron es la última amenaza.
El Yiga es Debbrunia, me ha atacado intentando acabar conmigo, al defenderme le he golpeado en la pierna, por eso está herido. -dijo jadeando por el dolor Akino. -No se que pasará esta noche pero los que sobrevivamos tenemos que ir a por él.
Debbrunia despertó con un agudo dolor en la pierna y mientras se incorporaba escuchó a todos sus compañeros acusándole
-Yo no soy Yiga- exclamó -no se con que fundamentos o intenciones los animales estén acusandome, solo puedo decirles que hasta este momento nada de lo que ellos hayan dicho ha sido de utilidad, si bien he estado un tanto ausente tampoco es razon para acusarme y mientras no comprendamos cual es el verdadero rol de ellos en esto para mi son solo una parte más de la maldicion... una molesta parte- exclamo con dolor
-Por otro lado...- dijo mientras su rostro se tornaba furico -Akino, tu eres un mentiroso, de todos los que hemos sido atacados nadie es capaz de ver quien lo ha hecho, cuando las circunstancias cambian asi se nos ha hecho saber, pero si no solo podemos ver a la sombra venir a herirnos, yo lo he vivido- dijo señalando su pierna por la cual brotaba sangre -tampoco hay manera de defendernos de esto... no hay poder que lo haga... me pregunto ¿con qué razón estarás diciendo tal cosa?- exclamo Debbrunia mientras le inundaba el dolor
Oigan amiguitos tenía mucho trabajo por eso no había podido venir, lo siento
Jejeje estaba esperando tú contestación Debbrunia, efectivamente te han herido y he sido yo. Soy el portador del escudo de Daruk, y durante las noches espèré pacientemente el ataque del clan Yiga pues el escudo me protegería de la muerte, y yo podría marcar a mi agresor dejándolo herido. -señaló acusatoriamente al último miembro de los Yiga.
¿-Algo que alegar a ello?, creo que en mi caso he hablado lo más claramente posible, desvelando mi poder. -añadió el granjero. -Y el que mejor puede decir que lo que digo es cierto, es el anterior portador del escudo: Goronleone!!
Akino lo que dices no tiene sentido, si tu me hubieras atacado habría pasado al instante en el que supuestamente dices que yo te ataque, si te fijas en los tiempos no coinciden, a mi me parece que te estas aprovechando de saber la habilidad que tenia goronleone para usarlo a tu favor, no digo que tu seas el Yiga, solo digo que yo no lo soy y que estas siendo muy torpe y descuidado