Ashley suspiró, dándose un manotazo de rabia en la pierna, cuando descubrió que el libro estaba tan perdido como el científico loco que lo creó. Sería un libro muy peligroso, pero por alguna razón alguien había querido jugar con su vida de esta manera y el escrito era su única salvación.
—¿Por qué yo entonces? Si alguien lo usó para hacer una barbaridad con él, ¿por qué me eligió a mi como experimento? —había una pequeña posibilidad de que fuese David quien lo hizo, ya que él era la persona más cercana que conocía de la existencia de estas cosas, pero decidió no preguntarle, de otra manera no estaría contándole todo el secreto.
Ashley también miró su reloj, era tarde. Caminaron un rato de camino a casa, le había pedido que no la dejase ir sola. Se sentía nerviosa y sin querer que el día terminase. En cuanto se durmiera, había muchas posibilidades de que todo cambiase de nuevo, regresar al sueño maldito en donde su exnovio, era un asesino de aquél estudiante. En esta realidad había despertado con un golpe en la cabeza, en otro lugar podría regresar... muerta.
—David, tú conoces a un tal Kyle Wood? —le dijo tras un silencio. Él era una de las personas que desconocía, pero que seguramente estaba en el ajo de alguna forma.
Ashley tuvo que sentarse para poder procesar toda aquella información. La historia de Veronica era... increíble, cuanto menos. Lo del libro le quería sonar, y parecía que las piezas encajaban, en primera instancia, por lo que entendía que le estaba contando la verdad. O al menos, su verdad. No podía estar segura aún de quiénes eran los buenos y quiénes los malos, si es que no lo eran todos desde un principio. Banes le había dado información, Veronica le había dado información también... No sabía qué pensar, aún tenía que descubrir más cosas, pero debía ir con pies de plomo para no cabrear ni a uno ni a otro bando.
— Joder, eso es chungo. Por lo que sé, Banes podría estar usándome entonces para encontrar ese libro de mierda. Bueno, a mí y a todas las Ashleys - comentó, suspirando mientras se reclinaba en el sofá apoyando la cabeza —. Vale, voy a intentar no volverme loca con esto. Tengo muchas ganas de gritar y patear cosas, pero dudo que eso nos ayude en algo. - Cerró los ojos, poniendo en orden sus pensamientos. — Antes de encontrar a Bane, quizá estaría bien hablar con David. No lo conozco, pero él también sabrá cosas, ¿no? No nos queda mucho tiempo aquí, pero ahora sé qué tengo que buscar, al menos. Y con quién tengo que andarme con ojo si intenta contactar de nuevo conmigo - mencionó, refiriéndose a Banes, para contentar a Veronica. Lo mejor que podía hacer era intentar ganarse su confianza a partir de ahora, a pesar de que le siguiera cayendo como el culo.
Se levantó a la cocina para agarrar un cuchillo y enrollarlo en papel de cocina antes de guardárselo en el pantalón. Parecía algo estúpido y patético, pero después del asalto por parte de Dylan se sentía más segura si tenía un arma consigo. Miró a Veronica, esperando las risas y las mofas por su parte, pero le daba igual.
— Quiero saber cómo puedo protegerme, y quiero saber cómo puedo ayudar. Siento que me estoy metiendo en un fregado monumental, y estoy dispuesta a hacer lo que haga falta para volver a mi puto sitio. Pero para eso tengo que mantenerme viva, y Dylan no es el único que va a venir a por mí si sigo saltando de mundo en mundo, estoy segura. Y sí, sé que mañana cuando despierte no tendré el cuchillo. Pero ya me las apañaré, esto lo dejaré como mensaje para la "Ashley que llegue". Si tienes algún comentario que hacer que no sea para partirte el culo en mi cara, es el momento.
David suspiró, las preguntas de la chica tenían mucho sentido, pero pro desgracia el pobre hombre no tenía ninguna respuesta. - No lo sé Ashley, no sé por qué tú en concreto, no sé que ha podido llevar a Banes a usar el libro contigo, pero sé que debe tener un motivo muy bueno detrás. - entonces habló un poco más bajo. - O al menos eso espero...
La segunda pregunta le sorprendió también. - ¿Kyle Wood? Lo peor es que sí que me suena el nombre... Aunque no sé de qué. - se quedó dubitativo un segundo, hasta que finalmente, sus ojos se abrieron. - ¡Ah, sí! Lo recuerdo, hace no demasiado vino de parte de la escuela técnica superior de filología para hacerme una pequeña entrevista. ¿Es amigo tuyo? - inquirió. - O... ¿crees que tenga que ver con todo esto? No sé, me pareció un chico muy normalito. - admitió.
Parecía que Ashley no iba a sacar más información del empresario al que solía servirle hamburguesas y que, sorprendentemente, tenía mucho más que ver de lo que cualquiera esperaría. Ashley debía elegir donde ir a pasar la noche y si bien su casa parecía el lugar más evidente... Podría ser que la otra Ashley estuviera allí y que a su padre le diera un ataque al verlas a las dos juntas o peor ¡tener que compartir cama con aquella desconocida que era ella misma!
Veronica arqueó una ceja. - ¿De verdad quieres que vuelva a llamar a David? ¿El mismo David que debe estar consolando a tu otra yo a la que le dio una crisis existencial y con la que no te dignaste a quedar? - miró el reloj. - Demasiado tarde, tendrás que buscarlo en otro momento, además, no quieres suicidarte ¿verdad? - sonrió con cierta malicia. - Bueno, no tú tú, si no tu otra yo, ya sabes. Al verte a saber que reacción estúpida puede tener.
Se levantó entonces del sofá tras escuchar la petición de querer defenderse. - Ya tienes un poder sobrenatural, aunque no te hayas dado cuenta y es precisamente el poder saltar de realidad en realidad y poder recordar todo lo anterior. - se acercó hacia ella, lentamente. - Eso es algo que solo tú has podido hacer y si otra persona lo lograra, seguramente ni lo recordaría. - entonces le agarró la cara con una mano y le apretó un poco. - Esto solo puede significar que has estado en contacto directo con el libro. Puede que no tú, tú, pero otra tú, sí.
Alzó la mano que tenía libre, aún sangrante. - Puedo darte algo de mi sangre, yo también he usado ese libro y si bien el despertar de los "poderes" depende de cada uno, e incluso lo que vas a desbloquear depende exclusivamente de ti, pero estoy segura de que el contacto con el libro y mi sangre ayudará a ese proceso. - la miró entonces, acercándole aún más la mano. - ¿Qué me dices?
Ashley negó con la cabeza sin querer dar más respuestas. Su mirada estaba perdida en el horizonte, al reconocer que esta noche podría regresar al lugar de los horrores, el otro mundo. De alguna manera se despidió de David y se quedó ella sola a oscuras a las puertas de su casa, un lugar en donde podría estar la otra Ashley, la copiashley. Esa copia no era la perteneciente a este mundo, no sabía por qué tenía que tener cuidado de entrar en su propia casa, no podía ser. Quien debía irse era la copia.
Pasó por las ventanas y observó su interior para ver si veía algún rastro de la usurpadora. Finalmente, se coló por la cocina al ver que no había nadie allí, igual que hizo el anterior Dylan. Agarró un cuchillo, el que tenía la hoja más gruesa y afilada, con el mango más sostenible. Debía protegerse de la amenaza.
Subió lentamente por las escaleras, procurando no hacer ruido, como una gata que no quiere ser escuchada y se metió en su cuarto. Allí, si todo iba bien, dormiría en el suelo de su armario empotrado con el cuchillo en el abdomen. Quien quiera que fuera a por ella tendría la desventaja, porque en la oscuridad interna podría defenderse con alguna puñalada. Ese Dylan asesino o esa Ashley traicionera lo tendrán difícil si pensaban herirla.
Al llegar a la casa Ashley pudo verse a si misma en el salón, junto con una chica rubia que no había visto nunca. La escena la dejó bastante a cuadros, pues no solo el shock de verse a sí misma era brutal, si no que aquella mujer rubia estaba cogiendo de la cara a su doppleganger y le estaba ofreciendo su sangre, sangre que estaba ya brotando de la mano de aquella mujer rubia. Sin embargo, parecía que su otra yo no se resistía, por lo que no parecía que ninguna de las dos estuviera en aquello en contra de su voluntad.
Fuera lo que fuera lo que estaba pasando, estaban lo suficientemente distraídas mirándose la una a la otra como para no percatarse de la presencia de Ashley, quien subió las escaleras, con el cuchillo preparado y se escondió en el armario, dispuesta a dormir allí... O al menos intentarlo.
— No, lo buscaré mañana, cuando cambie de cuerpo. Quiero decir, si el David de este mundo sabe de esto, los de los demás también deberían, ¿no? - preguntó Ashley, sin estar del todo segura de si eso iba así o no. — Eso te iba a decir, porque si hubiera tenido un libro místico del destino en mis manos como poco lo recordaría.
Frunció el ceño, sopesando la idea de Veronica y pensando en si estaba loca o no. Al ver que lo decía en serio, se encogió de hombros, algo asqueada pero dispuesta a probar cosas nuevas con tal de obtener más posibilidades de resolver toda aquella mierda.
— Si no te importa, por mí bien. No es mi ilusión ser un vampiro, pero todo lo que pueda ayudar... ¿Pero hay efectos secundarios? No, espera, no me lo digas. Probablemente no quiera saberlo - dijo ella, cerrando los ojos con un suspiro. Si le hubieran dicho hacía solo dos días que estaría aceptando probar sangre de otra persona voluntariamente para obtener poderes extraños, estaría llamando al hospital al instante para que se lo llevaran por estar loco o algo así. Pero ahí estaba, en un mundo que no era el suyo, en un cuerpo que no le pertenecía. Ya estaba sumergida en la locura, y solo podía aceptarla.
Veronica sonrió ante la positiva de la chica, apretó su mano herida y varias gotas de sangre cayeron en la lengua de esta. Un sabor extraño, muy distinto al de la poca sangre que había probado anteriormente, llenó su paladar, aunque a parte de eso, no sintió nada extraño. - Buena suerte, sea dónde sea que acabes. - la soltó y entonces se marchó de allí sin decir mucho más.
Parecía que el día llegaba a su fin, por lo que Ashley simplemente se dirigió a su cuarto, se arropó en su cama y ser durmió, pensando en las locuras que le podían deparar el próximo día.