Mientras Ashley se recomponía de todo aquello, tanto física como mentalmente, el ninja se acercó a la puerta del sótano y de un hábil corte con su katana aún ensangrentada, reventó el candado de una manera muy limpia. Miró hacia atrás y negó con la cabeza ante su petición, parecía que no iba a llevarla con Banes, bien porque no quería o porque no podía. Tampoco parecía poder hablar, ya que hablar de la situación facilitaría bastante las cosas.
Registró el cadáver de Ashley "El Tajos" y de él sacó las llaves del coche y la pistola. La pistola se la entregó a Ashley la superviviente, sintió que le iba a hacer falta... Aunque por otra parte podía usarla para matar a personas inocentes. Como fuera, esa decisión recaía en ella.
La agarró por el hombro y la cargó para que pudiera andar con más facilidad y aunque Ashley quisiera negarse o forcejear, estaba lo bastante débil y su agarre era lo suficientemente fuerte como para saber que cualquier tipo de resistencia era inútil. Una vez ambos en el coche, estando Ashley en el asiento del copiloto, el ninja le dedicó una mirada, esperando que fuera ella quien indicara el próximo destino antes de que terminara de caer la noche.
Ashley se incorporó como pudo y recibió la pistola que tan gratuitamente le ofreció el ninja silencioso. Escupió sobre su sobre masculino, un gapo tan gordo y sangriento que dejó su cara irreconocible. Gracias al misterioso personaje que le ayudó a sobrevivir, pudo salir del sótano y entrar en el coche. Conduciría el ninja, aun sabiendo que sería tremendamente extraño que alguien enmascarado fuese el conductor. Algún policía podría verlo, pero podía arriesgarse.
—A mi casa... no. A mi casa nunca más... es peligroso. —Miró su nueva pistola, podría protegerse, pero prefirió conservar las balas—. Allí ocurrirán cosas impensables... —Lo pensó unos segundos, preferiría dormir en un lugar cercano a lo que haría al siguiente día—. Llévame a la oficina de David, si la conoces, dormiremos en el coche si es necesario.
Si no la conocía, intentaría explicarle el camino, aunque podría ser que en este puto universo no existía tal oficina; o que David fuese Davida, una puta callejera, experta en lenguas internacionales.
Ninja asintió ante la propuesta de Ashley y la llevó hasta la empresa de traducción de David. Al llegar allí pudieron apreciar ambos lo enorme que era, pero antes de entrar al parking pudieron ver un gran grupo de periodistas rodeando a una mujer que no pudieron ver muy bien. - ¡Señora Daniela, por favor, relátenos su relación con Ash el tajos! - le dijo uno de los periodistas.
Aquella mujer, suspiró, parecía nerviosa. - Ashley era... Un camarero del restaurante donde solía ir a comerme una buena hamburguesa, las hacía muy bien y solíamos hablar de un montón de cosas, de su madre Gregoria, de su novia Diana que era un poco tóxica... Pero en general era muy buen chaval. - miró entonces al suelo, con gran pena. - Pero un día, una chica, una viajera de un lugar muy lejano, entró en su casa y asesinó a su madre e intentó matarle a él... Eso lo llevó a la locura, pues no solo se vengó de ella, si no que intentó matar a cada mujer que se pareciera mínimamente a la asesina de su madre en físico... - empezó a hablar un poco más bajo, con gran pena. - Y lo peor de todo es que usó la casa que le dejé para estar a salvo y relajarse antes de entregarse a la policía...
Con esas palabras, un montón de fotos y preguntas fueron lanzadas hacia Daniela, la dueña de la empresa de traducciones. El ninja entonces miró a Ashley, estaba perdiendo bastante sangre y al borde del desmayo. Parecía que aquella mujer no iba a ser de ayuda, por lo que aceleró salvajemente y marchó hacia un destino incierto para Ashley, pues se desmayó.