Partida Rol por web

"Lily" se fue a dormir y despertó en el mismo hotelucho, aunque esta vez su compañera de cama no era ella misma, si no que le acompañaba una chica rubia que al notar la presencia de Lily se despertó e hizo lo evidente, gritas como una loca. - ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! - se apresuró a correr y se escondió en el baño después de coger el móvil que tenía en la mesilla.

Parecía que estaba muy nerviosa. - ¡Por favor, no me hagas daño, vete, vete! ¡Voy a llamar a la policía!

Lily abrió un ojo mientras los gritos le perforaban los tímpanos e interrumpían su extraña visión justo antes de lo que parecía la mejor parte. Tardó unos segundos en recordar por qué estaba en una cama diferente, y cuando le vinieron todos los recuerdos, deseó quedarse cinco minutos más en la cama postergando qué nuevas aventuras le esperaban ese día.

Pero no iba a arriesgarse a acabar en la cárcel otra vez.

-¡Está bien, me voy! ¿Me oyes? ¡Me estoy yendo!-gritó para hacerse oír por encima de los gritos y recogía sus pertenencias, que no eran muchas, cerrando la puerta detrás suyo con suficiente fuerza como para que la oyera salir. Y ahora, pensó mientras salía a la calle,  debía descubrir información sobre la Ashley de ese mundo. Pero como su móvil había dejado de darle pistas al respecto,  decidió encaminarse a su casa e intentar espiar a ver qué descubría.  En el mejor de los casos, quizás descubriera que había vuelto a su mundo original, aunque lo del móvil no le terminaba de encajar.

Lily salió apresurada, asustada, agitada. Sin duda aquél despertar no había sido especialmente agradable. Miró de un lado a otro, seguramente todo aquél gritería despertó a la gente en el resto de habitaciones y no le convenía que la detuvieran, menos aún sin tener un viajero interdimensional para hacerle de abogado improvisado.

Lily corrió y se dirigió al único lugar lógico que cualquiera podría haber pensado, su propio hogar. Al llegar le llamó la atención que había un coche bastante nuevo en la entrada del garaje ¿tendrían visita? También hecho un vistazo al interior del hogar, vio a su padre desayunando... Pero no estaba solo, lo acompañaba una mujer, una mujer que Ashley solo había visto en fotos, una mujer que debería estar muerta. Su madre.

Puede que aquél hecho agitara enormemente a Ashley, pero unas manos le agarraron del pantalón y tiraron hacia abajo, sin mucha fuerza, pero la suficiente para llamarle la atención y hacer que esta se girara.

¡Ashley! - gritó la niña con alegría. - ¡Qué bien que hayas vuelto! ¿Pero no dijiste la última vez que te ibas a marchar con tu familia, que te echaría de menos? - parecía curiosa ante la respuesta que pudiera darle Lily, pues era un extraño encuentro, que la pequeña no sabía que también era extraño para aquella chica que andaba vigilando la casa.

Todavía no se había recuperado del shock de ver a su madre viva, cuando una niña desconocida (pero que parecía conocerla) la recibió. Lily alternó entre mirar a la niña, a su madre y a su padre, mientras toda una serie de preguntas le pasaban por la mente. Abrió la boca, pero solo le salió algo ininteligible.

-¿Qué--?-atinó a decir por fin. Se planteó si pensar en una mentira y hacerse pasar por la Ashley de ese mundo, pero llevaba demasiado tiempo sufriendo un visible cortocircuito mental como para ahora fingir que era otra persona.-No... no soy Ashley.

Se preguntó si la Ashley a la que se refería sería una de las muchas Ashleys que viajaban por el espacio-tiempo. Eso explicaría la despedida de la que la niña hablaba. Pero tampoco quería soltarle toda la información al mismo tiempo.

-¿Entiendes... a qué me refiero?

¿Eh? - dijo confusa la niña. - ¡Claro que eres Ashley! ¡Ashley Wexler! - dijo increíblemente segura de lo que decía, hasta que pronto su cara cambió. - O... ¿Es que te has vuelto a dar un golpe en la cabeza y tienes tu recuerdos confusos?

Fue entonces cuando su cara mostró cierto miedo. - ¡¿O es que viene ese hombre trajeado del que estabas huyendo?! ¿Avisamos a la policía? - estaba algo agitada y empezó a mirar de lado a lado. - Nosotros ya les dimos una descripción detallada a la policía con lo que nos dijiste, pero no parece que lo hayan encontrado.

Le sorprendió oír a la niña hablar de Vincent, porque no había ningún otro hombre trajeado al que podía estar refiriéndose. Y eso significaba que por ahí había debido pasar la Ashley criminal que estaba buscando. ¿Sabría la niña más del tema?

-Creo que sí me he dado un golpe... Empiezo a recordar cosas, pero no todas... Al menos sí recuerdo lo del hombre trajeado, gracias por ayudarme con eso.-fingió una sonrisa para la niña y luego puso cara de circunstancias, como si le diera cierto apuro pedirle lo que iba a pedirle.-¿Pero puedes ayudarme a recordar lo demás?

Se echó las manos a las caderas y frunció el ceño. - ¡No me digas que otra vez te has dado un golpe en la cabeza! - rechistó y frustrada, dio un pequeño grito. - ¡Jo! ¡Te lo voy a tener que enseñar todo otra vez! - la agarró de la mano y la metió para dentro de la casa, de forma ciertamente forzada... Aunque como era una niña, no tenía mucha fuerza, así que lo único que consiguió es hacer ruiditos molestos.

Al escuchar el escándalo, de la casa salió ni más ni menos que Andrea, la madre de Ashley en su realidad, a quien nunca había conocido en persona. - ¡Lilith Hill! ¿¡Qué es este escándalo!? - preguntó agitada. Fue entonces cuando se paró de sopetón al ver a Ashley y su cara se tornó ciertamente preocupada. - Ashley... - dijo con un tono algo cortado.

¿Qué haces aquí? - miró de lado a lado. - ¿No deberías estar con tus padres? No es que me moleste que nos visites, ya sabes que a la pequeña le caíste muy bien... Es solo que... - caminó hacia ella y le susurró al oído. - Ya hablamos que mientras te persiguiera aquél tipo trajeado siempre ibas a estar en peligro.

Las palabras de aquella mujer confirmaban lo evidente, la Ashley que visitó este mundo fue la misma que robó aquél libro y estaba siendo perseguida por Banes. O al menos eso es lo que daba a entender toda aquella situación, pues a lo mejor a otra Ashley la estaba persiguiendo otro hombre trajeado, por extraño que pareciera.

Más allá de toda aquella conversación, esa era la primera vez que había visto a su madre. Viva, al menos. También era la primera vez que la había olido, la había escuchado y había visto sus andares.

Ashley opuso cero resistencia a que su nueva hermana tirara de ella y la llevara adentro de casa. Claro que al final no hizo falta, pues se quedó de piedra al reconocer aquella cara que hasta ese momento, siempre había estado hecha de pixeles o celulosa. Claro que en las fotos nunca había tenido la oportunidad de verla si no era sonriendo, y ahora le fascinaba la expresividad de su rostro, como aparecían la preocupación y la sorpresa.

Ashley se quedó clavada en el sitio, esperando a que su madre terminara de cerrar la distancia entre ellas y le confirmara que de verdad estaba hecha de piel y hueso. Pero Andrea se detuvo justo antes, y al preguntarse por qué, Ashley terminó de encajar las piezas del puzle. En esta dimensión, su madre había sobrevivido, pero ella no existía. Para ellos, solo debía ser una chica que les había conocido en un momento de necesidad, una tal Ashley Wexler. Ashley no dudó. Con tal de seguir cerca de su madre, lo seguiría siendo.

-Tuve un pequeño... percance de camino. Lo bueno es que le he dado esquinazo al hombre trajeado, pero no podré volver con mis padres hasta más tarde. Por eso, ahora este es el lugar más seguro... si no hay problema en que me quede, claro.

Miró expectante a su madre, deseando con todas sus fuerzas en que le permitiera quedarse. Tenía tantas preguntas y ganas de saber cosas que no había podido saber por su padre...

Al entrar, Ashley pudo ver a su padre, sano con un roble ¡sin cojera! - ¡Ashley! ¿Cómo tú por aquí? ¿Va todo bien? - aunque Andrea no le dejó responder, le dedicó una pequeña mirada dando a entender que no todo iba bien. - Entiendo. Bueno, siéntete como en tu casa, ya sabes que Lilith te tiene como una hermana. - rió, hasta que entonces vio a la pequeña.

Pero... ¡Lilith, tenías que haber subido al autobús escolar! - dijo sorprendido, después de todo aquella cría seguro que tenía clase. - Venga, venga. - la cargó en hombros, como solía hacer con Ashley cuando también era pequeña. - Te llevo yo antes de ir al trabajo ¡pero aunque vengan visitas no tienes que faltar a tus obligaciones! - dijo a modo de reprimenda, aunque Lilith no parecía muy afectada, la cual solo se despidió alzando la mano y saludando.

Cuando se marcharon, Andrea suspiró con alivio, no le gustaba involucrar a su hija en temas turbios con hombres trajeados. Por otra parte, intentó hacer sentir lo más cómoda posible a Ashley, sentía pena por su historia y después de todo, había entablado cierta amistad con su hija. Le preparó un té rápidamente y se lo sirvió, le puso una mano en la espalda y le dio una leve caricia circular. - ¿Sabes? George y yo íbamos a tener una hija que se iba a llamar como tú. - admitió.

Por desgracia, era un embarazo que conllevaba bastante riesgo, a mí no me importaba, quería hacerlo a cualquier coste pero George... Me convenció para no hacerlo al final. - suspiró, con cierta pena, pero entonces se sentó delante de Ashley y le dedicó una sonrisa. - Pero estoy seguro de que habría sido una chica tan guapa como tú. - dijo, ajena a la realidad de Ashley.

Perdona. - inquirió. - Con todo lo que estás pasando, tampoco creo que quieras escuchar estas historietas, solo quería que te despejaras un poco pensando en otra cosa. - la miró de arriba a abajo, fue entonces cuando arqueó una ceja, extrañada. - ¿Y tu libro Ashley? ¿Se lo entregaste al hombre trajeado? Aunque decías que era lo más importante del mundo para ti, que lo necesitabas para arreglar las cosas, así que no pensabas entregárselo a ese ladrón.

-No, no, no me importa seguir escuchando.-se apresuró a responder, aunque en realidad lo que decía no se acercaba para nada a la realidad: estaba encantada de estar ahí, viendo como su padre trataba a Lilith, como su madre la trataba a ella, enterarse de todo sobre sus vidas. Pero también era doloroso. Una sensación agridulce la de ver la felicidad de la familia que podrían haber sido, y a la vez estar participando solo como una extraña.

Pero lo siguiente que le contó le llamó la atención. Vincent le había contado una historia sobre él, la otra Ashley y el libro, pero ahora tenía la oportunidad de enterarse del punto de vista de la Ashley criminal. Era normal que Ashley se inventara una historia que ir contando para esconder sus fechorías, pero hubo algo que la hizo dudar.a

-¿Dije... "arreglar las cosas"?

Andrea arqueó una ceja. - Eh... Sí, eso dijiste. - admitió, un tanto confusa. - ¿De verdad estás bien? Pareces igual que el primer día que viniste aquí, aunque mucho menos asustada eso sí.

Suspiró, temiendo lo peor. - No me importa refrescarte un poco la memoria, aunque siento que deberías ir a un médico querida. - empezó a jugatear con sus manos, un poco nerviosa, estaba incómoda con la situación, sobre todo por el hecho de la existencia de Vincent Banes, quien para ella era un hombre trajeado que quería arruinar la vida de una joven.

Cuando llegaste aquí, portabas un libro y ciertas heridas, acabaste en la entrada de nuestra casa y fue Lilith la que te encontró cuando salía a la escuela. - paró en seco y la miró con cierta intriga. - Justo como hoy... - negó con la cabeza y decidió continuar hablando. - Tras recuperarte, nos hablaste de que aquél libro era un libro de familia, que lo necesitabas para encontrar dónde se había escondido tu padre.

Asintió, levemente intentando darle sentido a sus palabras. - Sí, sí. Además también me dijiste que ese hombre trajeado, quería recuperar el libro para evitar que encontraras a tu padre y además encontrar las reliquias de la familia, pues por lo visto tu padre había ido escondiendo pistas de dónde había guardado los tesoros que encontró en sus viajes en dicho libro. - admitió. - A Lilith le hizo mucha ilusión pensar que tu padre era alguien como Indiana Jones.

Ashley se quedó confusa ante la nueva información. ¿Qué era más probable, quién mentía entre Ashley y Vincent? Además de toda la información sobre su padre, sobre como se había escondido y la otra Ashley le estaba buscando. Era una misión por la que sentía cierta empatía, pues ella también haría lo que fuera por su encontrar a su padre si por alguna razón desapareciera.

Pero si Vincent le había mentido, y había herido a la otra Ashley...

-¿Cuándo fue esto? ¿Hace cuántos días? ¿Recuerdas si te dije hacía donde iba a ir cuando me fui?-entonces cayó en la cuenta de que se estaba poniendo demasiado nerviosa para ser la Ashley que fingía ser, así que se llevó una mano a la cabeza e hizo como que le dolía.-Hay cosas que me vienen a la cabeza y luego se me van...

Andrea estaba ciertamente preocupada, Ashley parecía bastante distinta a la que ella conocía. - Eh... - intentaba pensar, aunque tampoco se esforzaba por ocultar su nerviosismo. - Pues hará una semana, más o menos. De hecho creo que un poco más. - admitió. - Pero ¿de verdad recuerdas estas cosas?

Se levantó de la mesa y se alejó un poco. - Ashley... ¿Qué fue lo que me dijiste antes de irte? - parecía bastante más nerviosa de lo normal, algo que Ashley pudo observar. No sabía que había dicho o hecho para provocar aquél nerviosismo, pero presentía que si no acertaba en responder, la cosa se iba a ir de las manos aún más. El gran problema es que... respondiendo al azar, que era la única opción posible, conllevaba a tener unas ínfimas probabilidades de dar con la respuesta correcta.

Así que aunque para ella todo esto había empezado hace unos tres o cuatro días, la otra Ashley había pasado por aquí hace una semana o más... Ashley tomó nota mental, aunque no tenía del todo claro qué hacer con esta información. No es como si pudiera ir detrás de la otra Ashley o hablar con ella. No, parecía que estaba condenada a dejarse llevar hasta la rama que el destino quisiera, nada más. Solo de esto dependía que se pudiera acercar a Ashley Wexler, o que siguiera flotando a saber hasta donde.

Ashley no se opuso a que su madre se alejara. Le habría gustado que no lo hiciera, quería saber como responder a sus preguntas, ser la Ashley que ellos creían que era. Pero no lo era, y parecía que se estaba dando cuenta. Ashley se estrujó la cabeza, intentando pensar en alguna manera de arreglarlo todo y poder quedarse un poco más.

-...No lo sé. Es mi primera vez aquí.-se rindió finalmente, bajando culpable la mirada.-No sé hasta que punto la otra Ashley os explicó toda la situación, imagino que sólo os contaría la versión fácil y rápida de seguir, la que no causa problemas.

El riesgo de acabar en un psiquiatra o en la cárcel otra vez era muy grande como para no tenerlo en cuenta a la hora de hablar con Andrea. Se apoyó las manos en las rodillas y se empezó a levantar poco a poco, como si no quisiera asustarla con gestos bruscos.

-Ya me voy. Solo necesitaba respuestas, más información sobre lo que sea que esté pasando, y cuando te vi...-arrugó el gesto, dándose cuenta de lo difícil que sería explicarle la miríada de emociones que había supuesto este encuentro para ella.-Pareces muy buena persona, Andrea, y muy buena madre. Espero que todo os vaya muy bien.

Y si Andrea no decía nada, o se oponía a que se fuera, así lo haría. 

Andrea parecía realmente asustada cuando escuchó las palabras de Ashley, a lo cual reaccionó cogiendo un cuchillo y apuntándolo, temblorosa, hacia ella. - E-E-Ella me dijo que vendrías. - admitió, con grandes dificultades para gesticular. - Que estarías aliada con el hombre trajeado y que querrías sacar toda la información posible para robar el libro. 

Cuando Ashley se levantó, ella gritó un poco. - A-A-A ¡Atrás! - movió un par de veces el cuchillo de lado a lado, de forma errática, pero al ver que se marchaba sin acercarse a ella, solo pudo acercarse a la puerta y gritarle. - ¡Tus palabras están completamente vacías! ¡Vergüenza debería darte hacerle eso a tu hermana gemela! - y con un brutal portazo, le cerró la puerta, denotando así que era el fin de aquella conversación.

Ahora Ashley estaba sola y el anochecer se acercaba. Dormir en "su" casa no era una opción, por lo que ¿dónde iría ahora?

Ashley se quedó mirando la puerta de su casa unos segundos, asimilando la reacción de su madre. Sabía que no podía quedarse mucho más tiempo ahí, a saber si estaría llamando a la policía en ese mismo momento. Pero alejarse de su casa, con lo cómoda y segura que se había sentido ahí dentro, le costó. A cada paso seguía mirando hacía atrás, pensando en sí habría alguna palabra mágica que le permitiera retroceder el reloj, y así poder deshacer sus errores y poder disfrutar de su madre un poco más. Podría haberle preguntado sobre ella y su padre, haber comprobado de primera mano todas aquellas cosas que había oído de ella...

No, tenía que dejar de pensar así, se dijo mientras daba vueltas por la ciudad, dejando que sus pies la llevara adonde quisieran. Por mucho que pensara en "su madre", "su casa", "su familia", en realidad no lo eran. Lo eran de una Ashley que nunca había existido. Su verdadera madre, su verdadera casa y su verdadera familia estaban muy lejos, y algún día volvería con ellos. Pensarlo de esta manera le aliviaba un poco, pero no terminaba de quitarle la espinita que tenía clavada de haber nacido sin madre, y de haber podido vislumbrar durante un momento como habría sido una vida con ella.

Se detuvo al reconocer el portal del motel en el que había empezado el día. No se le ocurría ningún otro lugar mejor, así que tras buscar en sus bolsillos todo el dinero posible, entró a pedir un cuarto.

Ashley no dudó que el lugar más seguro y donde menos problemas le causaría dormir en un principio era aquél motel, por lo que hizo lo evidente e ingresó en él para descansar. La habitación era igual de cochambrosa que la última vez, más solitaria y más triste... Pero haría el apaño para dormir aquella noche.