Ashley parecía mucho más enfadada, de hecho incluso le dio una palmada a la mano de Vincent Banes. - ¡¿Por qué siempre eres así!? - negó con la cabeza y dio un paso atrás. - Pensaba que todo lo que me habías visto hacer ahora con tu libro hasta ahora te había permitido ver que podemos oponernos a él, que por fin podrías tener libre albedrío.
Suspiró, con gran pesadez y una pequeña lágrima en su ojo diestro. - ¿Por qué le guardas tanta devoción? Solo eres su títere, yo quiero salvarnos, yo quiero que seamos libres, quiero recuperar todo lo que nos ha arrebatado ¡y que tengamos todo lo que queramos! - se alejó aún más y le dio la espalda. - Ya verás Banes, usaré el libro para que seamos libres, tú y yo.
¡No! - gritó, enfadado. - ¡No lo entiendes! Yo ya intenté librarme de Él, intenté ir a otro universo hace milenios y convencerles de que no debían seguir a ningún tipo de divinidad ¡que debían ser libres! - apretó los puños. - Y lo único que logré fue que empezaran a matarse unos a otros, dejando de lado toda moralidad ¡empezando a vivir con la ley del más fuere!
Suspiró y miró hacia al suelo, como arrepentido. - También intenté ser yo quien fuera Él... Pero me malinterpretaron, tomaron mis palabras como leyes que poco a poco se fueron deformando y transformando en motivos de guerras y discusiones, a pesar de que yo solo quería crear un mundo donde no ocurrieran las mierdas que nos pasan a todos.
Agarró entonces del hombro a Ashley. - Entiéndelo. Tú, yo, el libro. - parecía trasmitir cierta tranquilidad mientras decía aquello, cierto fanatismo incluso. - ¡Todos somos sus obras! ¡Hagamos lo que hagamos, no será tan perfecto como lo que Él decida! Se encarga de equilibrar las cosas, de generar muerte para que otros se desarrollen, porque sin tristeza no puede haber alegría, sin dificultades no hay satisfacción ¡y eso está bien, aunque el motivo final sea para entretenerle!
No... - susurró. - Ahora, lo veo todo. - empezó a reír, de forma leve, aunque dicha risa fue creciendo.
Siempre me dijiste que todo eran constantes y variables, que si me hacía fotógrafa moriría en el accidente de coche que tuvo mi padre.
Que de pequeña siempre me regalaban un peluche ¡aunque variaba si era un osito o un dinosaurio!
Que siempre me cruzo con el imbécil de Dylan y que siempre intenta arruinarme la vida.
Y entre otras muchas cosas más, que si existes tú, serás quien se cruce con mi padre el día del accidente y puesto que tu coche es distinto al de la otra persona con quien se accidenta, esto causa su muerte.
Una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro y miró con los ojos bien abiertos y cierto tono de locura a las otras Ashleys que la acompañaban. - Pero ahora lo veo todo, veo a aquellos que se creen dignos de jugar con nuestras vidas, dignos de tomar decisiones y hacernos sufrir. Hablo de vosotros, Nurgle, Carastuya, Anthur, la persona que pensaba que tenía el control sobre mí, Noinex y sobre todo te veo a ti, Rumikuchi, causante de todo mal. - desapareció de la vista de todos los presentes, sin embargo, desde los cielos, pudieron escuchar su voz, potente y atronadora.
Pero ahora yo voy a tener el control.
Ahora todo será perfecto.
Ahora todos podréis tener a una Ashley feliz.