Epílogo final
¿Cómo le fue a nuestra Ashley Hill, Amber Ashley Lily Shehall Hill?
Pues para empezar ella no quiso olvidar nada de lo ocurrido, así que no lo olvidó. Todas esas experiencias, por malas, terribles y terroríficas que fueron, le enseñaron mucho, muchísimo. Fueron esas 'cosas malas' necesarias para apreciar de verdad lo bueno. Y le dieron un objetivo ayudándola a recentrarse y ser mucho mejor. Despertó en su habitación, con sus peluches de dinosaurios. Tras asearse y vestirse salió a ver a su padre y ahí estaba, haciéndole un par de tostadas para el desayuno. Miró el móvil: nada de los mensajes de la Ashley Hill malvada, nada de su diario... pero sí un nuevo mensaje de Kyle Wood. Acabo de soñar el sueño más raro que he soñado nunca. Era como en la peli de ayer. Y yo me volvía zombie. Ashley respondió: Zombie ninja, ¿verdad? No fue un sueño, luego de clases te cuento. Vas a flipar, pero pasó de verdad.
Acudió a clases: lo usual, se sentó en la fila de delante al lado de Kyle, el profesor se volvió a meter con ella por no haber leído nada útil ayer, lo usual, las mismas materias, salvo que ella estaba más centrada que tenía un día de adelanto en los estudios. No era mucho, no, pero por algo se empieza, poco a poco.
Aclaró las cosas con Kyle, incluyendo los 'sueños' que ambos tuvieron. El beso que compartieron la noche anterior podía ser el primer paso de algo maravilloso, si él quería. Y como quería, pues felizmente novios se hicieron. Así de sencillo, a veces, las mejores cosas son las más sencillas.
Pero había algo complicado que sí que tenía que cambiar. Ni siquiera era para ella, aunque bueno, sí, en última instancia la haría más feliz igualmente, y a su padre. Era un favor que debía, a un chico que la ayudó en otra de las dimensiones. Le esperaba una temida charla con papá sobre la adopción de un chaval huérfano ya algo crecidito llamado Jake Hill. Bueno, Jake, a secas, Hill sería el apellido que conseguiría en la adopción. Lo más difícil fue convencer a su padre de que les haría felices hacer la adopción, y para sorpresa de Ashley, no fue lo más difícil el asunto económico, a pesar de que fue justo esa la pega que el Jake Hill de la otra dimensión le expuso cuando Ashley le habló de que le devolvería el favor, aunque fuera en otra dimensión a otro él. Y es que Ashley Hill, la auténtica, además de hacer el cambio de devolverle a Kyle Wood a nuestra Ashley, hizo otro también, uno sutil, pero importante. Sencillo: el trabajo a distancia de su padre estaba muuucho mejor pagado. Más que suficiente como para poder, sí, adoptar a ese chico, abrazando ese plan loco de su hija de construir algo bueno para su familia a pesar de la desgracia del accidente.
Así que sí, sí. Con sus altibajos, y sus problemas, pero todo les fue bien a los Hill. Ya era buena estudiante desde el principio, aunque a veces alguna asignatura se le atragantaba de más, como a todo el mundo. No, por desgracia (o más bien por fortuna) no llegó a descubrir ninguna letra secreta del alfabeto griego, ni sacar matrícula de honor, pero sí aprendió mucho y, cuando tocó el momento de seleccionar la empresa para las prácticas en la carrera, no se lo pensó dos veces y escogió la de David Seehan, en la que acabaría por fin trabajando después de aprobar la carrera. Así que sí, todo fue bien.
Tal y como narré en su epílogo, David tampoco olvidó nada de lo ocurrido durante sus Catorce Días, a pesar de que él también sufrió terribles experiencias, múltiples muertes también, y otras cosas humillantes y terribles. Pero de nuevo, como con Ashley, todas esas experiencias, por malas, terribles y terroríficas que fueron, le enseñaron mucho, muchísimo, y fueron esas 'cosas malas' necesarias para apreciar de verdad lo bueno. De hecho, recuerdo que narré que escribió un libro sobre ello que se hizo bestseller. Cuando Ashley tomó el valor de contarle a su jefe todo lo que había vivido, este reconoció que era el mismo libro que en sus otras vidas, el mismo Vincent Banes, también. Y juntos, Ashley y él, escribieron un nuevo libro secuela de 14 días, titulado: Las ramas del destino.
Aunque a este narrador, Anthur, le hubiera encantado poder saludar y despedirse de David, y aparecer también en la secuela, no pude, pues a diferencia de en su caso, con Ashley nunca me hice 'visible' directamente a través de ninguna tablet. Tampoco lo hicieron Noinex, Carastuya y Nurgle, sus identidades quedando ocultas para la posteridad. Quizá sea mejor así. Ya experimentaron Ashley y David suficientes cosas extrañas rompedoras de la cuarta pared. Se habían ganado un merecido descanso en una merecida vida tranquila, buena. Aunque por supuesto, afortunadamente nunca del todo 'perfecta'.