Partida Rol por web

Helen seguía impasible ante todo lo que pasaba, pero tras ver las reacciones de todos los presentes y escuchar los comentarios de ambas Ashleys. Se cruzó de brazos y suspiró.

¿De verdad crees que es momento de ponernos a hablar de electricidad?

Negó con la cabeza, ante la idea propuesta por la Ashley que hace unos momentos estaba en la cama. - Por mucho que me agrade haber visto tan desesperado y asustado al padre Wilfred, no creáis que tardarán en volver, con más gente, más armas, todo en nombre de su "hombre trajeado".

Caminó hacia la ventana de aquella cabaña, la cerró y se apoyó sobre la mesa en la que tantos cachivaches había intentado inventar, cruzando nuevamente sus brazos. - O buscamos un lugar donde pasar la noche o intentamos acabar con el mal que arraiga estas tierras. - ladeó la cabeza. - Aunque dudo que vayamos a acabar con las creencias, arraigadas desde hace más de dos mil años, de esta "gente". - comentó eso último con desprecio.

— Me alegra ver que eres "de las buenas" - dijo Ashley, sonriendo. Había conocido a un par de Ashleys "malas", así que para variar era una suerte poder hablar con una que no parecía loca a primera vista. Aunque, siendo que era una Ashley que también iba saltando de mundo en mundo, quizá ninguna estuviera cuerda después de todo. — Estoy bien, esto aguanta más de lo que parece - añadió, estrechando la mano de la otra Ashley con el brazo que aún era de carne y hueso. — Es un brazo mecánico que... bueno, no hay tiempo para explicaciones.

El hecho de que Helen tuviera visiones de las otras realidades la puso en alerta, no obstante. La chica gótica no parecía como "ellas", pero que tuviera esa clase de poderes hizo que automáticamente desconfiara de la misma. La mención al hombre trajeado hizo que diera un respingo, sabiendo a quién se refería exactamente con aquella expresión. Parecía que en todos los mundos, Banes dejaba su huella de una u otra manera. 

— Así que puedes ver otras realidades... Sí, quizá no es el momento de hablar de electricidad. ¿Qué podemos hacer? No quiero que esos vuelvan modo turba a trincharnos como pavos. Yo puedo escapar fácilmente, pero vosotras... - dejó la frase en el aire, implícito su significado real. Si ella se lo proponía podía volver a "saltar", pero la otra Ashley dependía de que el día terminara y se fuera a dormir, si era como siempre había sido hasta ahora.

— Y aún más importante. ¿Por casualidad no recuerdas un diario? Uno que es muy, muy difícil de leer - mencionó de pasada, buscando con la mirada la reacción de Helen. Si tenía esa clase de poderes, quizá había estado en contacto con el diario, y eso era importante saberlo. — Y tú - añadió, mirando a Ashley. — ¿Tienes alguna clase de poder? Me sentiría más cómoda si somos del todo sinceras aquí. Además, así podemos planear nuestros siguientes movimientos. No sé si has conocido a Banes, a Verónica o a David, pero está claro que tenemos que buscar una forma de volver todo esto a la normalidad. Todas las Ashleys posibles juntas.

Uups... pues sí, sí... tal vez no fuera momento para hablar de la electricidad, ja ja ja...

"Tienes razón. Sí, yo tampoco creo que vayamos a poder acabar con las creencias de dos mil años en una noche sin que haya derramamiento de sangre. Y nada de derramar más sangre, ya tuve bastante con ver al pastor cortarle el cuello a esa pobre gente... Mejor alejarse las tres y buscar un lugar donde pasar la noche... Así yo desapareceré de esta realidad, uh... y la otra Ashley puede teleportarse al parecer... ¿Pero estarás bien, Helen? Hum... ¿y-y si te quedas mi teléfono móvil? Como mínimo podría servirte para hacerle ingeniería inversa, desmontarlo para ver los materiales y todo eso..."

La otra Ashley le preguntó cuál era su poder. "¿Poder?" Nuestra Ashley parpadeó y frunció el ceño algo indignada. "¿Es que acaso las demás tenéis poderes y soy la única que no?" negó con la cabeza y suspiró. "Pues con suerte es buena suerte... valga la redundancia. Primero me salvó Helen... y luego apareciste tú de la nada y me salvaste otra vez... No sé si es un poder o simple casualidad, pero no quiero tampoco comprobarlo... Será mejor que nos pongamos a salvo... ¡Ah! Bueno, Vincent Banes me dijo unas cosas raras, agarrándome de las manos y saludándome como si me conociera de toda la vida, pero yo no le conocía hasta ese día que estuvo de abogado defendiéndonos a otra Ashley y a mi por lo del asesinato... Uh... es una larga historia... deja que te enseñe el diario del móvil..." tomó un momento de vuelta su móvil para enseñarle a Ashley los mensajes de su móvil. "Mira, estos de aquí son los míos, y esos son ya de la otra Ashley... La muy cruel la lió para que mi ex asesinara ahí sin más a mi mejor amigo... la metieron en la cárcel, saltó de realidad y luego había otra Ashley en su lugar... Y fui a ayudarla y me metieron en la cárcel a mi también. Ahi no tuve mucha suerte, ja ja ja... aunque también es que fue una maniobra muy estúpida... y teniendo en cuenta que de toda la gente que aquella Ashley malvada habría podido querer matar, que tuviera que ir a por mi mejor amigo Kyle en mi realidad... no, no creo tampoco que mi 'poder' sea la suerte. Me temo que no tengo ninguno, creo." lamentó.

"Sí, conocí a Verónica Meyers, y a David Seehan. ¿Qué tienen que ver esos dos con el libro? Creía que solo trabajaban en una empresa de traducciones. ¿Quizá el libro mágico venía de allí? Vincent Banes nos contó a la otra Ashley buena y a mi que había perdido un libro mágico que ahora tenía una Ashley... la malvada, supongo, o puede que otra. Y que esa fue la causa de que todas las realidades estén patas arriba. Cada vez que 'salto' tengo una especie de visión de Banes discutiéndo con una Ashley, la del libro... ¿a lo mejor tú también lo has visto? Si no, ¿a lo mejor ese es mi 'poder'?"

Helen miraba curiosa el dispositivo entregado por Ashley. - Así que con esto hiciste el truco de la lucecita... - comentaba intrigada mientras trasteaba con él, con bastante brusquedad, aunque para ser el primer teléfono móvil que tenía en las manos, se acostumbró rápidamente a la pantalla táctil y si bien no era capaz de comprender aún todas las funciones que encerraba aquello, parecía acariciarlo como cualquier milenial.

Te agradezco el regalo. - comentó con un tono la mar de seco y dicho eso e ignorando a las dos Ashleys, se puso encima de la mesa a intentar comprender más aquello. - Si queréis esconderos, el bosque ofrece buen cobijo. - añadió sin apartar la vista de su nuevo juguetito. - Aunque no en un sentido literal, pasaréis frio y hambre, pero al menos no tendrá una turba persiguiéndoos como a un monstruo montado con partes de cadáveres. - paró un segundo de trastear el móvil, como si aquello que acabara de decir, le hubiera dado una buena idea.

Como sea. - negó con la cabeza, para enzarzarse otra vez en su tarea. - Yo me quedaré aquí y si vuelven, les diré que os habéis ido en dirección contraria a donde hayáis ido. - si bien una de las Ashleys parecía querer ir a refugiarse al bosque, la otra podría querer ir a buscar jarana al pueblo, además de comida, pero esa decisión recaía exclusivamente en ella.

Echó un vistazo al diario de la otra Ashley, cogiendo el móvil con la mano y haciendo una rápida lectura en diagonal. Arrugó el ceño un par de veces al mencionar su habitación, los apuntes de filología y la que había liado con su padre. ¿Y esa perra decía que había arruinado su relación con la profesora? ¡Ahora su padre pensaba que era una yonki! 

— Manda cojones... Y tiene los huevos de decir que fue culpa mía. ¡Yo solo fui a clase, como todos los días! ¿Cómo adivino yo que no teníamos al mismo profesor? - se quejó en alto, riéndose poco después de lo estúpido de la situación. Como si fuera importante pensar en aquello ahora siquiera. — La de la lobotomía soy yo, supongo. Lo pinta un poco regular, pero tampoco es culpa mía que un doctor loco experimentara conmigo - explicó a las bravas, tratando de darle un poco de contexto a esta nueva Ashley. De las que había conocido parecía la más cooperativa, lo cual era bueno. Esperaba poder seguir con ella un poco más de tiempo, incluso si cambiaban de realidad. No debería de serle demasiado difícil encontrarla con sus poderes si se lo proponía. — Y la asesina... me encontré con una Ashley hace nada que estaba un poco cucu. Este brazo es por su culpa, de hecho. Intentó asesinar a un tío solamente por... mira, ni siquiera voy a intentar deducir cuáles eran sus motivos. Como he dicho, no parecía muy cuerda.

— Vale, eso nos ahorra mucho tiempo. Verónica y David también están involucrados en todo esto, aunque tampoco sé mucho más que tú - dijo tras escuchar que conocía lo que pasaba con el diario, Vincent y todas las demás personas. No tenían la misma información, pero era normal después de todo. No habían pasado por los mismos lugares ni hablado en el mismo contexto con las mismas personas. — También he visto esas visiones, pero me da que eso es más algo general para todas. No tienes poder entonces... ¿Quizá yo haya sido la única? - murmuró, pensando en lo que le había dicho Verónica antes de que partieran caminos. No podía descartarlo, pero al mismo tiempo había tantas posibilidades que no era más que aventurarse en conjeturas sin sentido.

— Sea como sea, lo mejor es que nos ocultemos. No me apetece que venga una turba a poner mi cabeza en una pica, la verdad. Y tú tampoco deberías, pero bueno - añadió, girándose a Helen. Parecía muy concentrada en desarmar los entresijos del teléfono móvil de la otra Ashley. — Pequeño resumen de cosas importantes que sé, por si no soy capaz de encontrarte de nuevo - empezó a decir, dirigiéndose a Ashley una vez más. — Hay muchas Ashleys por ahí, algunas están como una puta cabra. Muchas buscan nuestra destrucción, otras son como nosotras, que solo quieren volver a sus vidas normales. Obtuve mis poderes cuando una Ashley-monstruo intentó matarme. Encontré una página de ese libro de Banes. Si encuentras uno... tócalo. Ah, y sé que va a sonar raro, pero... 

Ashley buscó una rama de árbol ya cuando habían llegado al bosque para hacerse un corte o un pinchazo en la mano y hacerse sangre, con una mueca de dolor contenido, tendiéndole luego la mano a la otra Ashley. — Prueba mi sangre. La verdad, quizá esto sea una gilipollez y ni siquiera funcione, pero cualquier cosa es un buen intento dadas las circunstancias. Verónica me hizo beber su sangre para "despertar" en mí la posibilidad de obtener poderes, y como ves funcionó - explicó, señalándole sus ojos para que se fijara en ellos. Brillaban de un tono azulado antinatural por motivos evidentes, dado que era capaz de saltar entre mundos a voluntad ahora que había tocado una de esas páginas. — Si encuentras una página probablemente sea porque hay "algo" chungo que la tiene en su poder. O al menos así fue conmigo. Aparecí en un mundo prácticamente apocalíptico y había un montón de Ashleys torturadas y asesinadas. Espero que no aparezcas ahí por nada del mundo.

Aunque Helen parecía muy borde, y bueno, lo era, en este caso Ashley supo que su respuesta seca fue simplemente porque la chica era así, pero que aunque seca era una respuesta sincera, sí que agradecía el regalo a juzgar por cómo enseguida se puso a trastear con el móvil casi como lo haría cualquier chiquilla con su primer teléfono móvil. ¡Y aprendió a usarlo tan rápido como una del siglo XXI! Bueno, del siglo XXI sin retraso, ya me entiendes.

Se despidió de Helen palmeándole la cabeza (porque algo le decía que la chica gótica no aceptaría abrazos) y agradeciéndole de nuevo toda la ayuda y deseándole una eficaz ingeniería inversa a su teléfono móvil. Partió con la nueva Ashley hacia el bosque. Con la Ashley molona. Sí, si la primera Ashley que conoció era la Ashley maja, esta nueva Ashley era definitivamente la Ashley molona. Con superpoderes, un brazo mecánico, que se metía en dimensiones terroríficas llenas de Ashleys monstros y Ashleys torturadas y muertas (¡yikes!) y sobrevivía.

Ashley (la nuestra) no tenía mucha ilusión o ganas de beber sangre humana, y con el rostro asque-horrorizado asintió al ofrecimiento y succionó algo de sangre del dedo de la Ashley molona. Se convenció a si misma de que era algo así como chuparse su propio dedo cuando te cortas y que definitivamente no estaba bebiendo la sangre de otra persona. ¡Ay, ay! Sólo quería que todo volviera a la normalidad, poder seguir estudiando y-y ya puestos que Kyle Wood no la hubiera palmado. Poder trabajar en la empresa de traducciones de David, sacarse un sueldo con el que poder adoptar a Jake Hill... en fin, no olvidarse de todo pero sí solucionarlo. Así que si tenía que beber sangre de Ashleys molonas con ojos fluorescentes, pues bebería sangre de Ashleys molonas con ojos fluorescentes.

Con suerte hasta funcionaría y le daría poderes. O al menos, ayudaría a la Ashley molona a localizarla por si podía rescatarla más veces. Bueno, por algo se empieza, ja ja... ay. Ay.

"¿Sabes que estuve una dimensión donde Ashley Hill murió en el accidente de coche? Y Papá adoptó a un tal Jake Hill, un chico al que quiero devolver el favor de ayudarme adoptándole en mi mundo cuando todo esto acabe si es posible... Papá el pobre en ese mundo tuvo que vivir en una dimensión donde había perdido también a su hija... Hum... A-antes de que desaparezcas sin querer o yo qué sé..." ya no podía esperarse nada. "¿Podemos... puedo darte un abrazo? Debes haberlo pasado horrible perdiendo el brazo, y teniendo que huir de monstruos... Y-y la verdad, yo también necesito un abrazo..."