Hospital Militar Gomez Ulla

El chófer es simpático aunque no es que le hables mucho, pero te lleva al hospital por la ruta más corta y en poco tiempo llegas a tu destino. El hospital es inmenso y puedes ver cómo hay más seguridad de la que seguramente haya a diario. Al menos han doblado la guardia, seguramente por si intentan acabar con el superviviente.

Al entrar ves un coche negro salir, es un coche que te resulta familiar, se parece al que os llevó hasta la base...

Problemas y peligros era todo lo que percibía Marcos en aquel momento, tenía cierta facilidad para sobredimensionar los problemas reales cuando había magia implicada, pero era normal, él sabía todo lo que se podía hacer con la magia si se empleaba de forma incorrecta. El temor que sentía en parte era real. ¿Cómo de poderoso sería el mago que andaba suelto invocando a demonios para asaltar las instalaciones del gobierno? Un escalofrío recorrió su espalda y lo zarandeó, era una pregunta absurda, sin duda era muy poderoso.

Ensimismado en aquellos temores cada vez más reales y menos fundados, casi no se percató del coche que pasaba a su lado. Sorprendido se fijó en el mismo mientras preguntaba al chófer que le transportaba.

—¿Te suena ese coche?

El chófer lo revisa y te dice:

- No me fijé en la matrícula pero esos modelos suelen usarlos los del gobierno. Esta mañana había varios así en la base. - te contesta.

Ahí te das cuenta de que los del servicio secreto seguramente han estado ahí, puede que hablando con el soldado que resultó herido. Bajáis del vehículo tras aparcar, el chófer te acompañará ya que conoce el hospital y además te hará de guardaespaldas ya que lleva su arma reglamentaria. 

Llegáis a recepción y preguntáis por el herido de la base aérea.

- Disculpe, ¿cuál de los dos heridos de la base área? - os pregunta - Está el sargento Enrique Morales que sufrió una indisposición e ingresó hace una hora y el soldado Germán Fernández.

Morales, ese apellido te suena. Es el sargento que no os dirigió apenas la palabra esta mañana.

La entrada al hospital la hizo en silencio pero atento, observando todas y cada una de las personas con las que se cruza, dejó que la iniciativa la tomará el militar mientras él escuchaba en un segundo plano, cuando hubo que decidir, se adelantó para hablar y tomar el control de la situación.

—Iré a ver a ambos, asuntos de estado —dijo de forma preventiva a la recepcionista esperando a que le diera ambos números de habitación. Tras eso se giró hacia el soldado que le había acompañado y le habló con simpatía.

—Puedes esperarme aquí, prefiero entrevistarme con ellos a solas, luego bajo cuando haya terminado —dijo el mago mientras en el interior de su bolsillo derecho acariciaba su anillo esperando no tener que usarlo. No le gustaba emplear la magia nada más que en momentos extremadamente necesarios, pero las cosas se estaban poniendo demasiado serias como para no usar los recursos disponibles a su alcance.

Marcos tenía el orden claro, iría primero a ver al sargento Morales y después al soldado Fernández, ese era su plan. El soldado ya llevaba mucho tiempo allí, la espera no cambiaría demasiado, mientras que Morales podía ser algo más susceptible de ofrecer información aunque fuera de forma indirecta.

El soldado asiente y decide esperarte en la entrada del hospital. Luego tras indicarte donde estaba el sargento te encaminas a su habitación, la 313. Cuando llegas al tercer piso, que es donde se encuentra, ves que hay mucho revuelo. Médicos y enfermeras están entrando y saliendo de una habitación. Cuando te acercas ves que es la habitación 313.

Escuchas como uno de los presentes, un soldado del ejército del aire,  comenta algo:

- Hace un momento estaba bien, cuando lo trajimos solo se encontraba indispuesto. Bajamos un momento a por un refresco y una revista para que no se aburriera y cuando subimos estaba en parada cardiaca. 

El soldado parece afectado, seguramente sea un compañero suyo de la base. Un policía militar que está en el pasillo poniendo algo de orden le comenta lo siguiente:

- Lo visitó un trajeado, pero no estuvo dentro ni cinco minutos.

De fondo escuchas que están intentando salvarle la vida a aquel hombre, escuchas las palas y las veces que le meten una descarga pero finalmente la máquina solo devuelve un pitido continuo que no presagia nada bueno, luego el silencio.

La situación parece calmarse entre los compañeros del sargento, algunos lloran. Están afectados sin duda. Uno de los médicos que le atendió sale y trae un mensaje esperanzador:

- Sigue con vida, pero le hemos inducido un coma. Tenemos que llevarlo a quirófano, parece que tiene un coágulo en el cerebro y ha sufrido una embolia en el corazón. Por favor, despejen el pasillo para que podamos trasladarle, el tiempo aquí es oro. 

Marcos chasqueó la lengua molesto al escuchar a los empleados del hotel que trasladaban al hombre. Poco iba a poder hablar con él si estaba en ese estado y él no era médico, si se entrometía lo más probable era que estorbara en la intervención médica, así que únicamente le quedaba una alternativa. Tenía que ir a visitar al soldado Fernández.

Apretó el paso llegando incluso a correr por mitad del hospital, mientras intentaba recordar el número de habitación que le habían dicho que ocupaba el soldado. En mitad de la carrera sacó el teléfono y con cierta torpeza intentó escribir un mensaje para informar de las novedades a sus compañeros. Además comprobó que ninguno de ellos hubiera escrito algo que se le hubiera pasado por alto.

Confiaba en que el soldado le pudiera dar alguna información útil.

Llegas a la habitación, es fácil de reconocer porque estaba también custodiada por dos miembros de la Policía Militar del Ejército del Aire. Los policías impiden el paso, hasta que el médico te permita el acceso ya que se encuentra bastante débil. El doctor Mendizábal te comenta que puedes verlo ya que está consciente pero solo durante unos minutos, para no fatigarlo.

Al entrar en la habitación ves que el Germán es un portento físico, y que eso es lo que le ha salvado la vida. El médico te indica que el soldado tiene problemas para comunicarse debido a que le faltan varias piezas dentales, tiene un hematoma que le cubre media cara y además está con anestesia reciente ya que tuvieron que realizar varias cirugías para que su estado no empeorase. 

El soldado está adormilado pero el doctor lo despierta con suavidad.

- Germán, soy el doctor. Vengo con alguien que quiere hacerte algunas preguntas. Tómalo con calma, ¿de acuerdo? - luego te mira y te comenta - Si no llega a ser por sus reflejos estaría seguramente muerto. Es el campeón de lucha canaria de los últimos años y en las últimas olimpiadas militares logró una medalla de plata en judo para España. Es un orgullo para el ejército así que, por favor, trátelo con respeto. 

Se ve que en ese hospital cuidan de los suyos. El doctor sale de la habitación y puedes hablar con el soldado, solo se mantiene el chófer contigo que espera custodiando la puerta. 

Detuvo toda la aceleración que llevaba con él y reaccionó tranquilo, Marcos se percató con rapidez que el ambiente en esa zona era muy diferente al de la otra habitación, mientras en una había tensión y drama en esta reinaba el silencio y la calma. Trató de mimetizarse con el ambiente y mostrar un comportamiento adecuado.

—¿Ha venido a visitarle algún tipo trajeado del gobierno? —preguntó Marcos al doctor antes de intentar hablar con el herido.

Sin duda el soldado era un atleta, uno de primer nivel. Cuando Marcos se acercaba a esa clase de hombres es cuando sentía algo de remordimiento por no comer bien, su delgadez era todavía más patente cuando estaba cerca de personas con ese tipo de musculatura. Uno de los motivos para ir siempre con gabardina es que disimulaba su carencia muscular.

—Vaya, todo un tipo duro ¿no, soldado? —El mago intentó sonar amistoso a la hora de iniciar la conversación, mientras caminaba para acercarse a la cama y aprovechaba para descender el tono de su voz—. Con calma y en voz baja, cuéntame qué es lo que recuerdas que sucedió. No escatimes en detalles, puede ser importante.

El soldado habla con un hilo de voz pero lo suficientemente audible para que lo escuches con nitidez.

- Todo sucedió muy deprisa. Escuché una puerta abrirse y un fogonazo... En ese momento me giré lo suficiente para esquivar parcialmente el golpe que me dejó prácticamente KO. - hace una pausa y tose para aclararse la garganta - Recuerdo que impacté contra una de las paredes y quedé detrás de unos bidones de agua que había allí. Escuché como mataban a mis compañeros, pero no pude verlos con claridad. Eran varios, todos altos y corpulentos, pero se movían con agilidad... no eran españoles, hablaban un idioma raro, gutural... no sé si en África hablarán similar. Al final uno de ellos produjo un enorme resplandor, ahí creo que fue cuando perdí del todo la consciencia. Fue como un gran estruendo.

El soldado tose varias veces, tiene la garganta seca pero ha logrado transmitir todo lo que recuerda.

Escuchó con atención al soldado, lo hizo incluso con delicadeza, pese a que quería preguntar más cosas y el ritmo de respuesta del hombre era lento no le interrumpió en ningún momento y le dejó hablar. Incluso dobló el lomo para acercarse más a la tenue y temblorosa voz del herido. Mientras éste hablaba, el mago iba reconstruyendo en su cabeza los hechos. El hombre ofrecía algunos detalles, pero por desgracia no había nada de especial relevancia que le pudiera ser de utilidad. Buscando alguna alternativa trató de cambiar las preguntas en busca de nuevas respuestas.

—¿Recuerda alguna anormalidad antes de todo aquello? Algún cambio de guardia que ocurriera de sopetón, alguna orden diferente a la de otros días, cualquier cosa —dijo el mago intentando aferrarse a cualquier pequeño clavo ardiendo que le permitiera conseguir algo nuevo.

—Me voy a encargar personalmente de que los culpables del ataque paguen por sus acciones, se lo prometo y aunque no soy un experto en artes marciales como usted le aseguro que siempre me guardo algún truco en la manga —comentó con una sonrisa intentando dulcificar de alguna forma el interrogatorio que había comenzado momentos antes.

El soldado hace memoria y te contesta al cabo de un par de minutos.

- No hubo nada raro, lo único especial fue el propio furgón. Era la primera vez que guardábamos un furgón blindado en la base. Nos pidieron custodiarlo hasta que llegaran los GOEs para llevarlo a la Garganta. Establecieron varios equipos y nos íbamos rotando cada dos horas para no estar siempre en la misma localización y evitar dormirnos o despistarnos...

La Garganta no te suena qué puede ser, aunque entiendes que será una base militar o un destino. El soldado sigue haciendo memoria y añade:

- Cada quince minutos nos contactaban para conocer el estado del furgón, no era uno de nuestros mandos. Era demasiado amable... Lo único raro es que justo antes del ataque cuando tocaba no recibimos esa llamada o al menos no recuerdo que contactaran con nosotros.

—¿Es normal que os contacten cada quince minutos en casos de vigilancia? ¿Y es normal que lo haga alguien externo a vosotros? —preguntó el mago mientras comenzaba a guardar datos en su memoria.

Con su pulgar comenzó a tocar las yemas de los otros dedos mientras contaba una y otra vez entre susurros las nuevas informaciones que había ido recopilando al hablar con el herido. Por lo general Marcos tenía una buena memoria, pero se trataba de algo muy importante y no podía permitirse el perder datos o información.

—Es muy posible que no la recibierais, no es fallo de tu memoria —comentó el mago para tranquilizar al soldado. Bastante tenía con lo que tenía como para asustarle más o hacerle que se preocupara por cuestiones que no eran reales.

—Por cierto, en confianza, ¿qué es la Garganta? —Aquella quizás sería la pregunta más necesaria en aquel punto del interrogatorio. Necesitaba datos concretos además de posibles conjeturas.

Ante estas preguntas te responde el chófer.

- Solo en los casos que se suponga un ataque inminente contra un objetivo o convoy que defendamos, así el tiempo de acción se acorta a un máximo de quince minutos. - luego parece meditar si responder o no a la siguiente pregunta pero te comenta - La Garganta es una base secreta del ejército español. Algunos dicen que son las instalaciones donde se prueba armamento experimental, allí fue donde se completó el proyecto Islero dicen, y donde se diseñaron las termobáricas de nuestras fuerzas armadas. 

Parece que consideran la resina como un arma o al menos una potencial.

- Nadie sabe exactamente donde se ubica, por eso esperábamos a que vinieran los miembros de las fuerzas especiales a moverla.

El soldado herido asiente a lo que dice el chófer. 

Desvió su mirada hacia el chófer, casi se había olvidado de que estaba allí con ellos reunidos.

—Vale, eso aclara las cosas bastante. El material era mucho más importante de lo que pensé en un principio y todo esto parece estar mucho más planeado de lo que parecía en un principio.

La voz del mago se fue apagando en las últimas palabras, como si quisiera reservar aquellos detalles para él mismo. Contempló al joven soldado y dejó de contener el aire poco más podía sonsacarle y recordando las palabras del médico decidió parar ahí el interrogatorio.

—Un placer, recupérate pronto que este país necesita a gente como tú protegiéndolo —comentó Marcos con una sonrisa. Era el mensaje más patriótico que había dado en toda su vida.

—Iré a ver si hay noticias del otro militar herido y luego podemos marcharnos.

El soldado te agradece la visita y que estés investigando para descubrir a los que los atacaron. Sales de la habitación y te diriges a ver el estado de Morales. Un doctor os comenta que sigue en el quirófano y que las próximas horas serán cruciales para saber cuál será su estado final.

Lograron advertir a tiempo el problema pero eso no quita que el soldado tenga alguna secuela, lo que les resulta raro es que realmente entró por un ataque de pánico. Nadie podía prever que acabaría en una embolia. El doctor no comenta nada sobre la visita, el chófer indica si registraron la visita y una auxiliar os indica que no. Según el registro del hospital, nadie pidió ver a ese paciente salvo vosotros. 

Tras la pertinente despedida y la información que había logrado recabar, no le quedaba mucho más que hacer por allí al mago. Por cuestiones pasadas, prefería estar el menor tiempo posible en un hospital. Así que aceleró el paso mientras indicaba con la cabeza al chofer que se marchaban. Buscó en su teléfono las últimas actualizaciones del grupo y asintió mientras leía, debían reunirse.

Antes de subirse al vehículo indicó al conductor la localización a la que se dirigía y se abandonó en sus pensamientos. Estaba claro que la traición venía de dentro y podía ser de alguien muy bien posicionado, porque tenía información muy relevante acerca del material que se iba a transportar. Suspiró mientras se frotaba la mente pensando.