El buque A-111 navega a una velocidad de 10 nudos sobre el banco Majuan a la altura del cabo Espartel. Es una noche de cielo despejado en la que sopla una suave brisa desde la costa de Marruecos, mucho más cálida que la que vendría de la costa española. Varios tripulantes aprovechan la tranquilidad de la noche para salir a fumar a cubierta y estirar un poco las piernas, llevan ya tres días navegando en el corredor del estrecho sin apenas tiempo para descansar aunque por suerte al día siguiente recalarán en el puerto de Cartagena para descansar mientras los Santiagos los cubren durante un par de días sobrevolando la zona.
Pero la calma en cubierta es un espejismo, en el interior de los contenedores que hay en cubierta la actividad es frenética. Técnicos especialistas en radio-transmisiones estudian los mensajes captados que van desde la costa africana a la española. Una de las conversaciones que están captando inquieta a varios de los técnicos, parece que están utilizando lengua bereber pero no logran identificar el dialecto.
- Yo creo que es tuareg, pero la pronunciación de ciertas palabras es claramente chilha... - dice uno de los operadores.
- Tienes razón pero por el vocabulario que usan parece que es zenaga, pero joder solo hay unos pocos hablantes de ese dialecto y son de Mauritania. Joder...es un puto galimatías... - le responde uno de sus compañeros
Un analista está repasando las transcripciones que se han recopilado de dicha conversación y exclama en voz alta que hace que todos los oficiales y operadores se callen al instante.
- Da igual el idioma que sea...en las transcripciones repiten mucho las palabras de España y bomba. Hay que notificarlo ya, también se repite mucho lo de los tres días tras la última luna nueva del año. - busca en su ordenador un calendario lunar del año y dice - Hostia, eso es en seis días. La luna nueva es el día 12. Avisad al capitán que dé la alerta, tienen pensado atentar ese día en España.
Las caras de todos los que están en el contenedor palidecen.
Es noche cerrada en Madrid, la guardia se ha doblado en las últimas horas. Se rumorea en la base que un transporte especial trajo armamento sensible a la base durante la tarde; algunos comentan que podrían ser las famosas bombas termobáricas que posee el Ejército del Aire, otros soldados fantasean con bombas atómicas del antiguo proyecto Islero.
Los guardias recorren el perímetro . Van pertrechados con el equipo de combate y su misión durará hasta el amanecer cuando serán sustituidos por un batallón de las Fuerzas Especiales que serán los encargados de custodiar la base y su contenido hasta que sea trasladado a una nueva localización desconocida.
Sin que sean conscientes los soldados son observados desde fuera del recinto por un grupo de individuos que poco a poco se acercan sigilosamente a la cerca electrificada que protege la base.
El soldado García cree escuchar un ruido e ilumina con la potente linterna de su fusil de asalto pero solo alcanza a ver una sombra que desaparece de su rango visual:
- Chicos...creo que acabo de ver algo.
Uno de sus compañeros de escuadra le contesta:
- Fijo que era una liebre. Sigamos con la patrulla que hace un frío de cojones...
Los soldados continúan avanzando y en cuanto se alejan los individuos se aproximan a la cerca. Si decir ni una palabra comienzan la infiltración. Lo que no saben los soldados es es infierno que vivirán en los próximos minutos.