Partida Rol por web

11 de marzo de 1999, 18:30

Esa semana había habido mucho trabajo en el camping, y Trini no logró coincidir con Lady Liliana hasta el jueves. La nocker irrumpió en la cocina del Globo de Nieve, donde Conchi había dejado a Trini con un chocolate caliente y unas pastas antes de irse a trabajar. Llevaba un mono vaquero por encima de un jersey de cuello vuelto, y estaba pringada de grasa de motor de los pies a la cabeza. Ignorando a Trini abrió la nevera y le dio un trago a una botella de vino. Arrugó el gesto con asco y lo escupió en la fregadera, aún sin darse cuenta de que la observaban.

Trini pestañeó varias veces, casi indignada porque su presencia fuese ignorada de aquella manera tan descarada. Sin embargo, en vez de llamar su atención, clavó los ojos en la espalda de Liliana mientras untaba en chocolate otra pasa y se la llevaba lentamente a la boca disfrutando del espectáculo. No tardó más de dos segundos en aburrirse, por lo que tomó aire a conciencia y estornudó sonoramente.

La Baronesa se volvió, sobresaltada, y estuvo a punto de lanzar la botella por los aires. Al darse cuenta de que Trini la había estado observando se puso colorada y dejó el vino en la fregadera.

-¡Trini, hola! Perdona, es que estaba... He estado con el tractor. Madre mía, perdona. Estoy hecha un asco.

-Ay, perdón por asustarte. Las alergias y eso -dijo mientras se frotaba la nariz con los dedos. Después hizo un gesto para disculparla y se bajó de la silla-. La verdad es que sí que vas hecha un Cristo, ¿eh? Parece que acabas de salir de una chimenea. Oye, ¿estás muy liada? Tengo un encargo que quiero revisar contigo.

Liliana se echó el pelo hacia atrás manchando algunos mechones de aceite negro, lo que la hacía parecer una mofeta. Se hizo una cola de caballo torcida y llena de bultos con un coletero que tenía en la muñeca y se sentó frente a Trini.

-La verdad es que estoy hasta los topes -dijo encongiéndose de hombros con aire cansado-, pero dime. A ver si puedo hacer tiempo.

-Vale. Pues. Verás, ayer buscaba algo de emoción así que acabé en el Claro de los Alisos cazando fantasmas, porque no veas lo muertos del asco que están allí. El caso es que hablé con Lady Mónica, y le sugerí que quizá podría sorprender a su novio con un festival a ver si así le da un poco de vidilla al Feudo y les quita la maldición. Se puso hecha una fiera cuando se lo sugerí, y me ha dicho a ver si puedo preparar un trofeo enjoyado y toda la ostia, así al estilo sidhe. Pero claro, yo le quise explicar que lo mío es la basura... -Trini resopló- pero nada, no me quiso escuchar. No quiero decepcionarla con uno de mis inventos como premio, así que igual tú o Safira podríais echarme un cable a mejorar mi don con las papeleras. Ah. Y también había pensado que sería una buena oportunidad para que todo tu feudo salga a bailar y arrase la pista de baile.

-¿Qué? ¿Un baile? -preguntó Liliana frunciendo tanto el ceño que sus cejas casi se tocaban-. No he entendido nada, pero si va a haber un baile me apunto. Pero, ¿para qué necesitas mi ayuda?

Trini agachó las orejas y apoyó el mentón sobre la mesa para después estirar el gorro de lana hasta cubrirse los ojos.

-No. Me refería a aprovechar la ocasión para que el Globo de Nieve hiciese un desfile durante el Carnaval. Ya sabes, nadie daba un duro por el feudo hasta que llegastes tú y ahora llueve barcia. Podría ser una gran ocasión para demostrar lo que vales. Pero yo, particularmente, necesito ayuda con el trofeo de la competición. Mónica quiere algo digno de un Museo y lo del arte moderno no le contenta. 

-¡Un trofeo! -aplaudió Liliana con entusiasmo infantil-. ¡Quieres un trofeo! Un momento, ¿el Alisedo va a dar un baile? ¡Ah! -gritó encantada-. ¡Un baile! ¿O es una competición? Da lo mismo. ¿Tiene que ser un trofeo? Estaba pensando en un premio, ¡un broche! O una capa. Podría hacer una capa. ¡Cuéntamelo todo!