Partida Rol por web

A esas alturas, Edgar solo quería largarse de allí, quemarlo todo, patearle el culo al responsable y pedirse unas vacaciones o algo parecido... en realidad se conformaría con cinco minutos de tranquilidad, pero claro, para eso había que acabar con su cometido y después aguantar a las inútiles de las mujeres que a saber qué tipo de mierda estaban tramando mientras ellos estaban ahí, jugándose el tipo.

Puta mierda... gruñó interiormente siguiendo a sus compañeros abrazado a Sally como si de una amante insaciable se tratara.

No había pasado ni un segundo y los tres soldados de élite se revolvieron sobre sus improvisados lechos y comenzaron a sangrar por la nariz y las orejas... Irelia se levantó y os miró con preocupación al igual que la otra novicia.

Sennya os miró mordiéndose el labio inferior - no entiendo de estos asuntos Hermanas superioras... pero... quizás deberían ayudarles, nosotras podemos defender el lugar, estamos bien guarecidas y si han atacado a la flota traidora tendrán otras preocupación más importantes que la seguridad interna - os miró insegura y en seguida volvió a hablar con la mirada algo acobardada - es.. es solo una sugerencia mis señoras - dijo con absoluto respeto

Aurelia no quería reconocerlo pero no le gustaba nada la idea de vagar por la mente de un psíquico, aunque fuera uno cualificado y acreditado por el imperio. La sola idea de beberse ese brebaje le daba repelús. Intentado mitigar un gesto de asco miró a Eva.-Voy adentro, quizás si necesitan ayuda y no tengan la disciplina necesaria como pensaban para superar esta prueba.-
Con un gesto tendió a Sennya su propio bolter tormenta.-Cúidalo y no dudes en usarlo si la ocasión lo requiere.-

La sororita se sentó al lado de los soldados y, como había visto hacer a ellos, se sumergió en el sueño.

Eva  se habia sentado en uno de los miles  de escombros metálocos que rodeaban el para peto donde las hermanas hacian guardia, cuando observó la reacción de los  soldados. Con su caracteristica mirada aburrida, levanto la vista cuando Sennya se atrevió a exponer su sugerencia.

Un suspiro fue la unica respuesta a la reacción  de su Hermana superiora al aceptar la sugerencia hecha por la novicia y activar el "sueño" que le permitia adentrarse enun plano mas alla del físico. Con aspecto de hastio, Eva se levantó y camino en silencia hasta llegar ala altura donde  habian dejado la pocima y el extraño equipo para  realizar el "viaje".

Encogió sus hombros al ver como Aurelia dispuso lo necesario para  unirse a los soldados que permanecian tumbados con ritmicos espasmos. Mientras recogía los utensilios que necesitaba par aunirse ala causa, levanto su mirada aburrida y hablo en dirección a Sennya.

- Hermana, queda al mando del pelotón hasta que regresemos..-  dudó unos segundos, como si la idea de no regresar  se  apropiase de su mente:-...  Pero, si perecemos en el  intento, asegurese de llevar a buen destino la misión.- Dicho esto, Eva,  arrancó de su armadura uno de los simbolos del emperador que la  identificaban como alto rango y se lo depositó en la mano a la novicia.

Sin esperar respuesta, se colocó en posición fetal, cerca de los soldados y la psíquica, se conectó el estraño collar y, de un trago, se bebió la repugnante pócima....

La caminata fue más corta de lo que cabría de esperar habiendo visto la distancia, un paso contó como seis, seis pasos contaron como treinta y seis... el mundo onírico, una pesadilla en su mayoría pero que ahora os beneficiaba, al menos, por una vez.

La nieve crujía bajo vuestras botas mientras copos de gran tamaño iban cayendo a un ritmo lento y calmado, la tormenta eléctrica que visteis al inicio de esta andadura estaba si cabe más cerca, la misma cadena montañosa que ahora lograsteis reconocer se alzaba sobre vosotros y del pueblo al que os acercabais a buen ritmo os llegó un grito desgarrador, luego varios más y como colofon final en la dulce melodía del miedo el tableteo de armas automáticas. ¿Qué estaba pasando ahí? 

Música

Nauseas, agobio, mareo... arriba es abajo, izquierda derecha, lo correcto incorrecto, lo grave leve y todo así, polos opuestos unidos, la gravedad repele, el fuego enfría. Nada tenía sentido en aquella transición y mientras parecía que habían pasado dos lustros en realidad, solo transcurrieron dos miseros instantes, dos instantes más veloces que una sinapsis neuronal. 
No eráis capaces de veros la una a la otra, pero sentíais vuestro contacto mental, ese lazo psíquico que os une a pesar de todo lo acontecido.

De repente sobrevino un ruido ensordecedor, se asemejaba a la aspiración de una turbina que formara parte de un generador de energía, pero el ruido no fue lo único, la sensación de que eráis succionadas se hizo presente y tan pronto como la notasteis aparecisteis en mitad de una montaña.

La cadena montañosa, que se perdía en el infinito estaba siendo hostigada por una tormenta eléctrica de proporciones épicas. Rayos que con sus descargas arrancaban pesadas y gigantescas piedras, rayos de color morado y azul descargaban con furia sobre la tierra. También caían pesados copos de nieves y el suelo, como era de esperar, estaba cubierto por un manto blanco de pureza y perfección.

Confusas y fatigadas, las hermanas constataron que habían perdido las armas en la inserción a la mente de su comatosa protegida, era difícil saber el motivo, pero al menos, las pesadas y poderosas armaduras estaban en perfecto estado, solo que la pintura parecía haber sufrido la inclemencia del tiempo durante, al menos, un siglo.

Respirando con fuerza y preparándose para lo que pudieran enfrentarse, se dieron cuenta de que ante ellas se había alzado, de la nada, un pueblo... un pueblo que era atacado por un enemigo sin rostro. Se escuchaban gritos desesperados de auxilio y disparos provenientes de un arma automática, una, o varías... ¿qué hacer? la perdida de las armas importaba poco, las sororitas son un arma de por si... 

Al escuchar aquello, Jonah ordenó el alto, y empuñó rápidamente su rifle, pues estaba seguro de que a partir de ahora no les convenía avanzar desarmados. 

-¿Veis algo desde aquí?-preguntó al resto, intentando atravesar con su mirada la tormenta, pero mucho se temía que sin demasiado éxito. Si Locken o Edgar no conseguían ver algo, tendrían que avanzar a ciegas, por poco que le gustara. 

-Si no conseguís nada útil, avanzaremos, con las armas en la mano y procurando ser sigilosos y exponernos poco. No sé que ocurre aquí, pero debemos dar con la astrópata. 

Aún estaba algo aturdido, su equipo desaparecía, se les derrumbaba un ala, ahora tenía su equipo pero estaban a la intemperie... Un dolor de cabeza empezaba a presentarse a Locken. Entrecerró los ojos e intentó escuchar y ver todo lo que había a su alrededor, pendiente de ese tableteo de armas lejanas.

-Dame un momento -dijo mientras devolvía las armas a sus compañeros y empuñaba su rifle hotshot y se adelantaba un poco, intentando no hacer ruido, pero con esa nieve crujiendo bajo sus pies era complicado.

Gracias al emperador que el tiempo, el espacio y todos los sentidos volvieron del torbellino caótico en el que estaban. Allí, en una cadena montañosa se oía el retumbar de los gritos de terror y las armas automáticas. 
Aurelia pudo comprobar que no tenía ningún arma, por lo que solo disponía de sus armas naturales, su conocimiento y la fuerza de la armadura potenciada. Era suficiente para una luchadora experta.

Instó a Eva a ir a paso ligero hasta el perímetro del pueblo dónde evaluarian la amenaza y procederian en consecuencia.  

Recuperó la pistola láser cuando Demetrius se la tendió. Estaba hasta los huevos de ese sitio... en realidad hasta los huevos era decir poco pero todo fuera por la Gloria del Emperador.

Quizá el Emperador mismo sabía que Edgar estaba perdiendo la paciencia pues el encabronamiento supremo que había estado reprimiendo desde el momento mismo en que esas mujeres aparecieron casi decapitando a Demetrius no le permitía centrarse en lo que le debería estar ocupando.

-¿La puta nada cuenta como algo?-preguntó a Jorah apretando la mandíbula así como los dedos en torno a Sally.-voto por la discrección- se agazapó ligeramente encorvándose sobre Sally como si la cubriera con su cuerpo pero en realidad así lo que conseguía era mejor sujección del arma y una sensación (placebo) de caminar haciendo menos ruído, se volvió hacia Demetrius como para decirle algo, pero en el último momento no encontró las palabras así que se conformó con darle una palmada en el hombro-que Sally vaya antes.

Y debía ir antes o les achicharraría el culo, no tenía mesura alguna.

La sororita ignoro el frio y el lugar donde se encontraban cuando advirtió las  ordenes sin palabras de su superiora. Casi de forma automatica llevó su mano a donde antaño debian estar sus fieles pistolas blaster pero, al darse cuenta de que ya no estaban con ella  no pudo reprimir una mueca de fastidio.

 Con paso ligero ,siguió a Aurelia en el descenso hacia el enigmatico poblado que había aparecido casi  como por arte de magia. Mientras descendia, se recordaba mentalmente que estaban en una bizarra percepción de la realidad, formada por  la psiquico que intentaban rescatar de su coma.... Aun así el frio de las montañas cortaba su blanquiecina piel, haciendole dudar de sus propios pensamientos....

Demetrius fue capaz más de escuchar bien que de ver mejor a causa de la escasa visibilidad y la poca luz. Escuchó como la gente huía, como los disparos cesaron... pudo ver figuras huyendo difuminándose al hacerlo y como en lo que sería la pequeña plaza de la aldea había alguien de pie apuntando con su arma a alguien arrodillado, era imposible concretar su aspecto. 

Las hermanas se internaron en la pequeña aldea. Las gentes que trataban de escapar se iban vaporizando como si ya no tuvieran importancia para la mente de Isabella, o sencillamente, en aquel mundo onírico nada tenía sentido y nada era lo que parecía...

Pronto, dado que la aldea era realmente pequeña llegaron a una calle que daba a la plaza de la misma. Era ancha, sin muchos elementos decorativos quitando una tosca fuente cuya agua estaba congelada en el aire formando un chorro de hielo que resultaba bello a su manera, pero sin duda las hermanas no estaban ahí para apreciar la arquitectura del lugar, no, lo importante era que habían cuatro hombres de pie con armas, uno apuntando a un reo que miraba al suelo y los otros tres directamente a vosotras y cubriendo con sus cuerpos al arrodillado.

 - ¡NI UN PASO MÁS O LA MATO! - gritó el que llevaba la pistola, los otros portaban rifles automáticos de aspecto extraño y amenazador.

-Parece que van a ejecutar a alguien en la plaza -dijo Locken a sus compañeros- no tengo ni idea de quién es el verdugo y quien el reo, pero si el reo es la astrópata no podemos permitir que pase. Los disparos han cesado y parece que la "gente" huye de allí.

No tenía ni idea de que era lo que estaba pasando, pero no iba a permitir que ejecutaran a la que se supone que iban a buscar- creo que el momento de la sutileza a pasado, hermanos -dijo afianzándose el arma- ¿listos para entrar a saco?

-En ese caso, creo que no tenemos demasiado tiempo. ¡A paso ligero! Con un poco de suerte habrá comida también, o algo que nos ayude. Tened las armas listas y no dudéis. ¡Nada de esto es real!-dijo Jonah, mientras empezaba a correr con el rifle listo para disparar. No tenía mucha munición, pero sin duda sería suficiente para hacerse cargo de unos cuantos pueblerinos, o de los tristes soldados que puedan tener. Ellos eran puñeteros Stormtroopers, y no se iban a dejar amilanar por nada ni nadie. 

La sororita frenó su avance al  oir la amenaza del que empuñaba la pistola. Con  una mirada desafiante, observó a cada uno de los presentes, estudiando a cada uno en busca de alguna abertura que pudiese usar  para desestabilizar su estrategia.

El baho huyó de sus labios que ya notaban el frio debido al color azulado que estaban adquiriendo.  Eva tensó sus músculos y se colocó en posición, dispuesta a saltar en cuanto Aurelia ordenase.

- ¿ Por que debería importarnos que dispares?.- pregunto con el ya típico tono aburrido y cansado del que la sororita hacia gala.

Aurelia también sentía el frío que atenazaba sus músculos, o mas bien, su mente. En aquél sitio el aspecto cambiaba a voluntad, las formas eran el presente y el humo podía ser el pasado o el futuro. Nada tenía sentido. Esto era lo que quería evitar no entrando en la mente de isabella. ¿Era posible que el frío del ambiente fuera causado por la cercanía a la muerte de Isabella? Nunca lo sabría.

Aurelia esperó expectante a la reacción de los hombres ante la pregunta de Eva.

-Claro, claro. Nada es real- pero no es tan fácil recordarlo, por el Trono.

Edgar apretó contra el pecho a Sally y se inclinó de nuevo echando todo su peso hacia delante para coger inercia e iniciar su carrera como un maldito desgraciado que no tenía nada que perder.