Partida Rol por web

- ¿Cree que es posible que alguien entrara en la casa?.- pregunto la mujer mientras sacaba las llaves del bolso.

-¡Oh, Dios!.- exclamo abriendo la puerta. Las mujeres nerviosas no tendía a escuchar demasiado bien.

Encendió la luz del recibidor. Un armario empotrado para los abrigos y la puerta que daba al pasillo quedaron a la vista. La mujer se asomo al pasillo, también encendió la luz. Despues la cocina, el salón, el dormitorio y los baños.

No parecía que nadie hubiera estado allí buscando nada. Todo ordenado, un poco de polvo tal vez, pero nada que estuviera fuera de lo comun en la casa de una pareja joven.

- Hay muchas cosas posibles Nina. Lo importante no es si es posible, es si es probable. - Sin alimentar más la desconfianza de la mujer esperó a que ella entrara para poder comenzar su tarea. Cerró los ojos con resignación al escucharla mentar a Dios. Tras eso entró en la vivienda y echó un vistazo rápido a los alrededores. No se detuvo específicamente en ningún lugar de forma especial. Cuando comprobó que la casa estaba vacía aparte de ellos dos, comenzó su trabajo.

-¿En qué habitaciones pasa más tiempo? ¿Guarda en algún lugar su correspondencia u objetos personales? - Mientras preguntaba eso, continuó andando por la vivienda y comenzó a examinar de forma tremendamente minuciosa cada pequeño rincón en busca de cualquier pista que pudiera aclararle algo el paradero de su antiguo compañero. Mientras esperaba que las palabras de la joven sirvieran para arrojar algo de luz a la situación.

La mujer se mostro cooperante contigo. Entendía que tú también querías encontrar a Simon así que te respondió sin titubeos.

- Pasa mucho tiempo en el salón, nos acurrucamos a ver televisión o se sienta con una cerveza y el canal de deportes mientras hago la cena.- dijo la chica y se acerco a la cocina.- Voy ha hacer un poco de café, la noche se presenta larga.- Te aviso y seguramente seria una buena idea.- ¿Quiere una taza?.- te pregunto antes de seguir con el tema principal.

- Simon guarda una caja en el fondo del armario, tiene un suéter viejo encima de todo e insistió en que no la tocara. Pensé que podían ser revistas de hombres... ya sabe. Ahora que lo pienso es posible que guardara otras cosas allí, algún recuerdo de su pasado, tal vez.- dijo asomándose desde la cocina. El sonido del goteo de la cafetera comenzó a ser audible.

- Soy una tonta, no lo había pensado hasta ahora...

Que la chica se mostrara cooperante ayudaba sin duda a la tarea que tenía entre manos, sin embargo no todo podía basarse en eso. Estaba buscando información del paradero de su antiguo compañero, pero la búsqueda no estaba teniendo especial efecto. No conseguía dar en el clavo, ni encontraba nada que le siguiera.

- No, no quiero café gracias. - No la miró para responderla, pues estaba demasiado ocupado con rastrear la casa. Cuando la escuchó hablar de aquel cajón secreto suspiró más tranquilo. - No soy partidario de invadir la intimidad de nadie, pero creo que este es un caso especial. - Tras aquella declaración de intenciones, que era cierta, se encaminó hacia aquel baúl que esperaba que contuviera algún tesoro.

Con calma fue a los armarios y con mucho cuidado se dispuso a abrir la caja a la espera de encontrar algo de utilidad. Era raro en él pero sentía remordimientos por entrar en la vida personal y privada de alguien, aunque fuera por su propio bien.

Abriste el armario con reticencias ante la invasión de la intimidad de tu compañero, que eso suponia. Nunca esperarse encontrarte aquello.

  Los cadaveres de un apareja joven estaban colgados del perchero, envueltos en fuertes plasticos que contenian la sangre y el olor de la descomposición.

Dirias que no llevaban muertos mas que unas horas, podía ser una trampa preparada para Simon, igual a la que prepararon para atraparte.

No viste sangre en el suelo, debieron matarlos en otro lugar y llevarlos hasta alli embolsados.

A los pies de la pareja viste una caja de carton, cerrada, tal como Nina te había dicho.

  Mientras, podías oir a Nina sirviendose café en la cocina, ajena al horror que habías encontrado en su armario.
 

Gruñó, de forma casi inaudible, pero lo hizo. Gruño, apretó los labios y tomó la caja bajo su brazo y la llevó al salón. Mientras decía - Dame lejía y un paño, rápido y no vayas al armario bajo ningún concepto. - Dejó la caja sobre la mesa del salón y esperó a que la mujer le diera lo que él la había pedido.

Tenía que limpiar sus huellas con rapidez y luego ir al coche con aquello, la casa no era segura. - Coge lo más indispensable porque nos vamos ahora. Es posible que no puedas estar en tu casa en un tiempo. Si cuando termine lo que voy a hacer no estás lista me marcharé y te dejaré a tu suerte. Así que únicamente lo indispensable, estás avisada. - -

Tras eso, se dispuso a limpiar todo aquel desbarajuste, tenía que eliminar todas sus huellas y evitar ser encontrado allí. Era a todas luces una trampa y no podían tardar mucho en venir a por ella, tal y como hicieron con él. Por eso debía ser rápido y salir de allí acompañado de aquella chica, una carga que no le quedaba más remedio que transportar.

Nina parecío desconcertada pero obedeció tu petición. Te llevo una botella de lejía y unos trapos, despues, sin atreverse a preguntar, cogio una bolsa de deporte y abrió una cajonera para meter algo de ropa interior, su documentación...

- Necesito el neceser del baño y estaré lista.- dijo saliendo a toda prisa mientras terminabas de limpiar cada cosa que habías tocado.- Es indispensable, necesito algunas cosas de higiene femenina.- Aviso intentando ser discreta.

Fue en un parpadeo, te diste la vuelta para coger la caja y notaste una picadura en el cuello. Tu mano fue al lugar donde imaginaste que aquel mosquito imposible, superviviente del mes de diciembre, había clavado su aguijón encontrándose tu mano con un pequeño dardo.

Aunque lo sacaste rápido de tu piel, su contenido ya corría por tu sangre. De inmediato te sentiste mareado, incapaz de mantenerte en pie, tus ojos se cerraban involuntariamente a medida que tu conciencia se fundía en un perturbador tono negro.

Escuchaste a Niña acercarse a ti, te hizo un par de preguntas obvias sobre como te encontrabas pero su voz ya sonaba muy lejos.

- ¿Se a mareado por el olor de la lejía?.- te pregunto la muy estúpida mientras tus ojos se cerraban y el mundo se apagaba a tu alrededor.