Partida Rol por web

La música se filtra a través del tabique despertándote de un dulce sueño inducido por el alcohol. A tu lado notas el calor de un cuerpo femenino desnudo, la ultima mujer que invitaste a subir a tu apartamento aun duerme a tu lado, desnuda y borracha.

Los primeros rayos del sol te permiten apreciar el tatuaje del final de su espalda, una mariposa que no habías apreciado antes.

Sientes que la música en tu cabeza como si alguien estuviera hundiendo clavos en tu cráneo a martillazos. No es solo eso, hay algo más, hay alguien mas en el apartamento. Notas sus pensamientos como un murmullo de fondo pero la resaca hace que te resulte insoportablemente doloroso concéntrate en ellos. Escuchas unos rápidos pasos y un portazo rotundo. Quien fuera que estaba allí se a marchado.

El sonido del portazo despierta a la mujer. Parte de su maquillaje se a quedado emborronado en su cara, el resto esparcido por la almohada.

- ¿Que pasa?.- pregunta mirandote.- ¡Joder, ya es de día!.- murmuro como si tu tuvieras la culpa de eso.

Me llevo una mano a la sien. Ese dolor penetrante y agudo de los días de resaca se ha convertido en algo habitual para mí, pero aun así no logro acostumbrarme. Me incorporo brevemente, apoyándome en mis codos y parpadeo intentando centrar mi visión borrosa en algún punto fijo de la pared. No es la primera vez que lo hago y es un buen truco para hacer que la habitación deje de moverse.

Me cuesta respirar, noto la nariz taponada debido seguramente a la cantidad de cigarros que me fumé anoche. Algún día debería dejarlo o me va a matar. Y para rematar, a pesar de no respirar, puedo notar el pestazo a alcohol que debe inundar mi apartamento. Miro a un lado, a la chica. Bueno, a alcohol y a sexo.

No recuerdo su nombre, ni me importa. Ella no sabe el mío ni se acordará del que le dije al principio de la noche.

- Aaggggh... - dejo que escape el quejido de mi garganta mientras me incorporo del todo. Veo mis calzoncillos tirados junto a la cama, me levanto y me los pongo. - Voy a hacerme un café. ¿Quieres algo? - le pregunto a la mujer. Es joven... Mucho más que yo, pero no es una adolescente loca que vaya a meterme en líos legales. Algo es algo.

Despacio me muevo hacia la cocina tratando de no perder el equilibrio. Recuerdo haber escuchado pasos y un portazo, pero aquí no debería haber entrado nadie que no sea yo o la chica. Es raro. ¿Lo habré soñado? 

Preparo la cafetera y la dejo sobre la vitro. Mientras espero a que el agua hierva me dirijo a la entrada para comprobar que la puerta está cerrada, y si no, echarle el cerrojo.

La casa parece normal, no hay cajones revueltos, no mas de lo normal al menos. La televisión continua en su sitio, y la cafetera, y el vídeo Beta.

La puerta esta cerrada pero no tiene los cerrojos puestos. Es raro pero no recuerdas si te olvidaste de ponerlos cuando subiste con la chica.

- Un café bien cargado.- gruño la chica desde la habitación mientras se vestía.- ¿Viste donde deje mi...? ¡Oh, esta aquí, no importa!.

Sobre la mesa de la cocina ves algo que no estaba antes. No lo pusiste allí, no es tuyo ni lo trajo la chica.

  Lo reconoces.

Es una caja de galletas vacía con la que Sindy solía jugar. Metía cosas dentro, tonterías que le parecían tesoros, papeles brillantes de caramelos, una pelota de tenis, una muñeca de trapo que solo Dios sabe de donde saco....

La ultima vez que viste la caja estaba en la habitación que Shepard le había preparado, despues de que ella se fuera.

¿Pero qué demonios? - pienso y gruño para mí. El subidón de adrenalina hace que por un momento la sensación de resaca desaparezca por completo o quede relegada un mísero segundo plano.

Pienso por un segundo si regresar a la cama y coger la pistola de mi mesilla de noche, pero tampoco quiero asustar a la chica. El pitido de la cafetera me saca de mi ensoñación y sirvo dos cafés bien cargados mientras no dejo de mirar la jodida cajita. ¿Qué hace aquí? ¿Quién la ha puesto? Y lo más importante... ¿por qué?

Desde la desaparición de Sindy ni me había preocupado por la chica. Sí, sentía lástima por ella, pero huyó. Y luego no se podía hacer más. ¿Qué significaba aquella caja y por qué aparecía ahora?

No pierdo un instante y me dirijo a la ventana para echar un vistazo al exterior. Quiero comprobar si alguien se aleja precipitadamente, si hay algún vehículo sospechoso, cualquier cosa. En cuanto acabo de revisarlo todo y asegurarme de que no hay nada raro regreso a la habitación y le alcanzo uno de los cafés a la chica. La ignoro y mientras doy un sorbo de mi propio café regreso a la cocina y miro fijamente la caja como si pudiera leer su mente.

Evidentemente no es más que un burdo objeto pero tardo varios segundos en salir de mi ensoñación. Parpadeo y me giro dando la espalda a la caja y mirando a la mujer. Esperaré a que se marche antes de abrir la caja. No quiero sorpresas.

- Ha estado bien. - Farfullo cuando ella se acerca. Con un poco de suerte murmurará una disculpa y se irá ya. En el peor de los casos me dará su número y querrá quedar otro día. Maldita sea.

La chica tenia prisa, se había hecho mas tarde de lo que pensaba. Agradecío el café, dio un par de sorbos a la carrera mientras se ponía el abrigo y el zapato que perdío en el comedor la noche anterior.

- Si, a estado bien.- dijo ella como despedida, se acerco a ti y beso tu mejilla.- Tal vez podamos quedar otra noche, tienes mi numero.- Apuro el contenido de la taza y la dejo en la primera superficie que encontro de camino a la puerta.

- Adiós, querido.

La puerta se cerro detrás de ella dejandote en soledad. La música seguía sonando a través del fino tabique, en algún punto la aguja se atasco y repitío las mismas notas media docena de veces antes de que alguien apagara el tocadiscos. Un silencio tenso lleno la habitación.

La caja no hacia ningún ruido, no pesaba apenas, no tenia cables visibles. En conclusión estabas bastante seguro de que no era una bomba.

Inspiro hondo, bebo un último trago de mi café y lo dejo en la mesa al lado de la caja. Entonces, lentamente, tratando de no dejar que buenos y malos recuerdos asalten mi mente, acerco mis manos a la caja y la coloco bien frente a mí.

Despacio abro la tapa, con una malsana curiosidad por lo que pueda haber en su interior. Peor aún, la curiosidad es infinita cuando pienso en quién ha podido dejar esa caja en mi casa y largarse sin más. ¿Alguno de mis antiguos compañeros quizá?

No lo creía pero iba a averiguarlo en cuanto viera el contenido de la caja.

Levantaste la tapa sin que nada explotara. Dentro viste fragmentos de periódico, cortados con la única ayuda de los dedos, con bordes irregulares alrededor de viejas noticias. Era algo propio de un niño al que no dejaban usar las tijeras, comun en Sindy. El primer legajo de papel era la fotografía del entierro de Shepard publicada en un periódico nacional años atrás. Otros fragmentos de papel hacían referencia a algunas intervenciones del grupo.

Entre los trozos de papel amarillento una foto polaroid de la mansión Stiler bastante reciente.

  La foto venia unida con un Clip de color verde a un pedazo de papel.

 "Todos estamos en peligro, busca a William, nos vemos aquí a media noche, yo iré por el resto."

No tenia remitente y la letra era la típica de una maquina de escribir.

 John quedaba descartado, no era su estilo dejar una caja de recortes y un mensaje. Pensándolo bien no el estilo de ninguno de ellos.

 Podía ser Veronica intentando avisarlos de algo pero solo eran especulaciones.

No me lo puedo creer. Me llevo las manos a la cara y me froto el puente de la nariz intentando pensar. Parece que hace siglos que nos separamos y ahora esto.

Reviso un par de veces más la caja primero, y luego la foto y la nota. ¿Todos estamos en peligro? ¿Se refiere al antiguo grupo? ¿Alguien está intentando darnos caza? No, no puede ser. Hace mucho que lo dejamos y estamos separados y sin contacto... no tiene sentido. Seguro que es una broma de John o alguno de esos cabrones.

En la mansión Stiler a media noche. La vieja casa apartada de la civilización... Es posible que incluso fuera el refugio de Sindy tras la muerte de Adam... ¿Y para qué reunirnos allí? Y encima la nota pone que busque a William... ¿Cómo demonios voy a encontrar a William? Si hace cinco años que no sé de él...

Uff, me duele la cabeza. Entre la resaca y la nota casi prefiero morir. Cerrar los ojos y no despertar hasta pasado mañana. Pero no hay tiempo. Me doy una ducha rápida, escojo uno de los trajes y luego busco en la guía de teléfonos a William Miller. Sé que él y su mujer vivían en Washington con el crío. Will Jr. Joder, ese mocoso siempre sonreía con ilusión al verme usar mis habilidades. Debe ser la única persona en el mundo a la que le hacía ilusión que usara mis poderes.

Vamos a ver si encuentro a William y quedo con él. Le preguntaré por Will Jr y le contaré lo de la caja, a ver qué piensa.*

Miller era un apellido increíblemente extendido, cuatro hojas del listín estaban dedicadas por completo a todos los que se llamaban así. Como William Miller aparecían 23 personas, iba ser una mañana larga y eso si tenías suerte si todavía seguía viviendo en Washintong.

La primera llamada resulto frustrante, como las 8 siguientes, ya en la décima cruzaste los dedos esperando que alguien respondiera al otro lado de la linea.