Deberéis narrar la escena de película que os ponga el narrador anterior. Las escenas podéis sacarlas de Youtube y pueden ser de cualquier tipo: acción, diálogo, onírica... lo que se le ocurra al narrador anterior. Si la escena seleccionada es muy larga podéis narrar un trozo nada más.
Fecha de comienzo: 16 de mayo de 2016
Fecha final: 29 de mayo de 2016
Cuando aceptéis una propuesta poned en el texto [EN PREPARACIÓN] para que nadie os pise. Eso sí: sólo se respetará el mensaje [EN PREPARACIÓN] durante una hora, si alguien no contesta en una hora cualquier otro puede 'colarse' y subir él la escena.
Pongo la escena de arranque. Narrar a partir del segundo 0:27, cuando aparcan el coche al lado de los individuos.
Es una película que me encanta y mientras preparaba este ejercicio no podía dejar de pensar en esta escena en concreto.
Un coche descapotable de color amarillo, probablemente un Playmouth, se detiene en un área residencial.
El conductor, un hombre de mediana edad, rasgos ítaloamericanos y cabello ensortijado apaga el motor para girarse después hacia su acompañante, una mujer de edad indeterminada, como se encuentra.
La mujer, que lleva unas gafas de sol estilizadas y una rebeca de punto rosa, responde vaga pero afirmativamente y el conductor da un vistazo al espejo retrovisor.
En la superficie rectangular del espejo puede verse a tres hombres jóvenes que, vestidos con pantalones de pinzas de color claro y camisas sueltas en tonos pastel, parecen atareados alrededor de un Chevrolet Corvette deportivo de un eslectacular color rojo con el capó levantado.
Aún dentro de su coche, nuestro protagonista le sugiere a la mujer que se marche a casa y descanse. Acto seguido, manipula una especie de guantera y saca un pequeño revolver, uno de esos Colt Detective o un S&W Special del calibre 22.
Tras sopesarlo un instante y tomarse un momento para armarse de valor, abre la puerta y baja del coche, volviéndose de espaldas para guardar el arma en la cintura del pantalón de vestir negro. Cubre la culata sacándose la camisa, también negra, y dejando los faldones por encima, tapando también la brillante hebilla dorada de su cinturón.
Mientras se encamina hacia los tres hombres se cierra un poco la chaqueta de color rosa palo y de inclina ligeramente hacia adelante para cruzar la calle.
Caminando enérgicamente, se planta en unas pocas zancadas frente a los improvisados mecánicos que, al verle llegar se vuelven para mirarle, mientras que uno de ellos toma la iniciativa y le interpela bruscamente por sus intenciones.
Sin mediar palabra, el hombretón saca su revolver del pantalón y empieza a golpear con el a su interlocutor, ante en desconcierto y la pasividad de los otros hombres.
Golpea con furia y sin compasión, agarrando a su víctima del pelo y sin decir una palabra, mientras el húmedo sonido de la carne y el cartílago siendo machacados es apenas interrumpido por los sollozos y los gemidos atemorizados de los otros implicados.
Ya con el tipo en el suelo, firmemente agarrado del pelo, el agresor le insulta y le intimida, amenazandole con las consecuencias de volver a acercarse a la mujer que estaba en el coche amarillo con él.
Encañonando a uno de los hombres, que suplica inmediatamente por su vida, el pistolero, aparentemente satisfecho, se vuelve y se marcha, dejando al tipo de camisa amarilla gimoteando en el suelo, mientras los amigotes contemplan su retirada convertidos en estatuas de sal.
Con paso vivo cruza la calle hasta la casa de enfrente, tras cuya puerta aguarda la mujer de la rebeca rodada, testigo mudo de toda la agresión.
El hombre deposita sobre la mano de la mujer el revolver manchado, ordenándole que lo esconda. La mujer, en un estado de comprensible estupor, tarda en reaccionar, dando tiempo al hombre para acariciarle tiernamente la mejilla, preguntar si se encuentra bien y alejarse de ella.
Ya sola, la mujer aferra el arma con ternura, casi con delicadeza, mientras sus pensamientos, a través de una voz en Off, nos confiesan su voluntad de no hacer caso a lo que sus amigas harían en una situación similar y que aquel despliegue de violencia la había excitado sexualmente.
Escrito con el móvil y desde el curro. Lo editaré y corregiré en cuanto pueda ;)
Acompañado por una música bastante animada, aparece en escena un Volvo azul claro de matrícula GA 63000 BD que circula a gran velocidad. El brazo extendido, con la palma hacia abajo, de una persona que parece portar algún tipo de pistola, obliga al vehículo a detenerse. Esto provoca un estruendoso chirrido de los neumáticos contra el asfalto, además de un bamboleo que termina con la parada del vehículo justo en el medio de una carretera de doble dirección.
El guardia civil, profesión que nos confirma su característica gorra negra y el color caqui de su camisa con distintivos en cuello y hombreras, estira su cuello mediante un movimiento circular observando con cara de pocos amigos y los labios apretados en un gesto de “tú a mi no me toreas” al vehículo que acaba de parar. A sus espaldas, unos pasos más atrás, se encuentra un compañero suyo.
Los ocupantes del vehículo son tres tipos más bien jóvenes vestidos con camisa blanca y americana y todos ellos con gafas de sol de cristales de distintos colores. Las gafas del conductor están apoyadas sobre su cabeza, permitiendo percibir en sus ojos y su gesto cierta preocupación.
Al acercarse el guardia hacia el Volvo azul, aparecen otros dos coches a gran velocidad, uno a cada lado del vehículo parado, lo que obliga al guardia civil a abalanzarse dos veces seguidas sobre el capó del coche de manera bastante cómica y con aterrizajes algo forzosos. Tras recuperar las formas, saca lo que podría ser un bolígrafo del bolsillo de su camisa con intención de continuar lo empezado.
En uno de los vehículos que acaba de pasar a toda velocidad viajan dos personas. El copiloto, un hombre con bigote, maldice lo que acaba de ver y le pide al conductor (cuyo género no es del todo distinguible) que pare en la siguiente curva. En el otro vehículo tiene lugar una escena parecida, con la diferencia de que esta vez el vehículo está ocupado por cuatro personas y es una mujer joven de pelo corto y blanco y un vestido sin mangas de idéntico color la que le pide al conductor en un idioma extranjero, que aparece subtitulado, que se detenga unos metros más adelante a esperar.
Mientras tanto, en el lugar donde espera el coche detenido, el otro guardia civil, un hombre de mediana edad con bigote, se acerca a su compañero casi atropellado para comenzar una conversación filosófica sobre la buena y mala suerte ligada a los eventos que acaban de vivir. El cabo, puesto que la conversación nos revela que se trata de un cabo y un teniente, termina de sacudirse el polvo de la camisa y, sin quitarse las oscuras gafas de sol y colocándose la correa de la escopeta cruzada al pecho, responde a su teniente, con un aire que denota que no ve más que desvaríos de un viejo o de un loco en las palabras de su superior, apremiándole a que interrogue a los ocupantes del vehículo.
El conductor hace acopio de su labia para intentar armarle un lio en la cabeza al teniente, respondiendo de manera ambigua y con más preguntas al interrogatorio del representante de la autoridad. El guardia se deja engañar, dando pie a una conversación de besugos. En un momento dado, el ocupante del asiento trasero al del conductor con dos pares de gafas, unas puestas y unas de sol en la cabeza, abre la ventanilla para asomar brevemente su alborotado pelo rubio, declararse culpable y a continuación cerrar la ventanilla de nuevo. Su estado denota algún tipo de embriaguez causada por drogas o alcohol.
Casi al mismo tiempo que el copiloto recrimina la actuación del piloto pronunciando su nombre, Conrad, el cabo aparta a un lado a su superior para hacerse cargo de la situación. Con un “buenas tardes”, se quita las gafas de sol con aire despreocupado y con la misma expresión de disgusto que portaba anteriormente les pide los papeles del vehículo. No se molesta siquiera en mirar a sus ocupantes.
Se escucha de nuevo la voz del copiloto apremiando al piloto a que haga lo que le ha sido ordenado. El piloto se inclina sobre la palanca de cambios para buscar los susodichos papeles, momento que aprovecha el copiloto para deslizarse hasta el asiento del piloto y sonreír al guardia tratando de relajar tensiones y como queriendo disculpar la conducta de su compañero. El tipo del asiento trasero vuelve a hacer una aparición fugaz a través de la ventana afirmando, siendo él el único convencido de ello, que es abogado. El guardia vuelve a colocarse las gafas con aire chulesco.
De nuevo, el que se encuentra buscando los papeles trata de posponer todavía más la multa discutiendo acerca de lo genérica que es la pregunta del guardia y gesticulando en su dirección, pidiéndole que especifique. Al contrario que su compañero, éste no se deja atrapar en el juego de palabras y comienza a dar golpes con la palma de la mano sobre la ventanilla bajada del vehículo, amenazando con palabras para nada amables sobre las consecuencias que puede acarrearles la desobediencia de una orden directa.
El hecho de que golpee el coche no parece gustarle al que antes era el copiloto y actual ocupante del asiento del piloto, quien le increpa este hecho al guardia haciéndole saber que se trata de un coche nuevo. En lugar de parar, aquello incita al hombre a golpear todavía con más insistencia el mismo punto que había estado golpeando hasta el momento. El ocupante del asiento trasero sale en defensa de sus compañeros volviendo a utilizar su supuesto cargo como abogado. Esta vez, su actitud no es tan distendida e incluso profiere algún que otro insulto hacia el guardia.
El mismo hombre que se había quejado de los golpes trata de exculpar la actitud de su compañero, comunicándole al guardia que el rubio está borracho. Cuando el guardia les pide que salgan del vehículo, acepta no sin antes volver a insistir sobre el no golpear el coche. El guardia no solo no se detiene sino que aumenta la intensidad de las palmadas, acompañando con una de ellas cada una de las sílabas de las dos últimas palabras de la frase “salgan del coche ahora mismo”.
El último golpe provoca algo que ninguno de los presentes se espera. Los airbags de los asientos delanteros salen disparados consiguiendo poner nervioso al cabo quien apunta con la escopeta, que mueve inquieto de lado a lado, a los ojipláticos ocupantes de esos mismos asientos, que lo miran con la boca abierta temerosos por lo que pueda hacer. Les pregunta que qué coño están haciendo y les pide de malas maneras que lo paren. Sin embargo, su estado de nerviosismo le traiciona y termina por disparar el arma. La bala atraviesa sendos airbags y tanto los hombres como los guardias acaban bañados en un denso polvo blanco que sale del interior de aquellos globos.
Ante el desconcierto de todos los presentes por lo ocurrido, el piloto aprovecha la oportunidad y no tarda en hacer chirriar las ruedas y darse a la fuga, dejando atrás a los estupefactos guardias.
Bueno, después de un gran quebradero de cabeza, aquí está el resultado.
John Nash, protagonista del film, asciende con paso rápido las escaleras de acceso a la facultad vestido con un traje marrón clásico, llevando en su mano un paraguas y un maletín en la otra. Le acompañan un hombre joven y una niña que destacan sobremanera en la escena, uno por lo descuidado de su vestimenta, sin corbata, y la muchacha por encontrarse en un ambiente universitario. Él los mira alternativamente, temiendo su presencia, como si quisiera que se marcharan.
Cabizbajo y sobrecogido por la situación, el protagonista continúa avanzando por el pasillo de la facultad hasta que Charles, el joven que acompaña, le planta cara, exigiendo atención. Sin embargo, tras unos breves segundos de duda, la respuesta de John no es sino elogiar el trabajo de su amigo durante tantos años, y le confiesa que nunca más volverán a hablar. Luego se inclina hacia la muchacha, haciéndole entender que tampoco volverá a hablar con ella, en un desesperado esfuerzo por enfrentarse a la enfermedad que le hace ver cosas que no existen. La niña rompe a llorar, lo que conmueve al protagonista, que se siente impelido a acariciar su rostro aún a sabiendas de que sólo es una proyección de su mente. La escena es contemplada de lejos por un profesor universitario que prefiere mantenerse al margen, visiblemente incómodo.
John se aproxima hacia el aula donde espera dicho profesor, no sin antes observar de lejos a otra de las personas que ha formado parte de su vida, y quien más daño ha hecho a su enfermedad, puesto que es otra proyección de su mente. Apenas si le dirige una breve mirada para dirigirse al aula, en una evidente muestra de fortaleza emocional. Una vez frente al profesor que espera, le pide permiso para asistir como oyente a su clase, a lo que éste acepta encantado. El protagonista da un paso al frente y duda, afirmando que sería su primera clase cuando es preguntado si tiene algún problema.
Finalmente, con un paso decisivo, accede al aula mirando alrededor y saludando al resto de alumnos calificándoles como las mentes del mañana.
(Aviso, es de la Película Deadpool, si no la habéis visto, ignorad el siguiente comentario xD)
Mientras suena una música molona, en plan hip-hop, los tres héroes avanzan a cámara lenta. A la izquierda ella, una chica con el peinado que hizo famosa a Sidney O'Connor en los años 90. En el centro nuestro protagonista, deadpool, con su característico mono rojo y negro con las espadas en la espalda. Y a la derecha esta coloso, la enorme mole de la patrulla X.
Mientras avanzan la cámara cambia de plano mostrando el enorme arco que forma la estructura que tienen delante. Las malas lenguas dicen que se trata de restos del atrezzo de los vengadores que han reciclado para el film.
En lo alto de la estructura el malo malote junto a su principal secuaz. Él es un tipo cuyo nombre de guerra es Ajax, aunque deadpool insiste en llamarle por su nombre Francis, un mercenario guaperas. Ella es una mujer cachas con cara de pocos amigos, hay quien diría que tiene un rostro alemán. La mujer se deja caer desde lo alto de la estructura mientras deadpool avisa de que va a poner la posé de superhéroe con insistencia y cierto nerviosismo exagerado.
Ella cae sin que le pase nada, en posé de superhéroe, mientras el resto de los mercenarios permanecen a la espera de ver lo que ocurre y con las armas preparadas.
Deadpool aprovecha para hacer un chascarillo sobre lo malo que es para la salud aterrizar así.
La villana avanza hacía los tres héroes avanzando cada vez más, mientras coge carerilla. Deadpool anuncia que será Coloso quien entre en acción pero cuando este se adelanta a enfrentarse con la mujer no tiene tiempo de acabar la frase que estaba diciendo sobre su aversión a golpear a las mujeres porque recibe un golpe brutal que lo lanza varios metros hacía atrás.
Deadpool continúa hablando introduciendo a su compañera femenina, pero esta esta usando su smartphone y le hace esperar unos segundos hasta acabar. Cuando lo hace le devuelve la jugada provocando que salga despedida hasta un contenedor que esta detrás suya.
Deadpool hace otro chascarillo sobre quien podría intentar tener relaciones sexuales con su compañera.
Mi propuesta para el siguiente pringado/a valiente que pase por aquí es esta:
El capitán Koons estaba sentado enfrente y levantó la mano y con dos dedos sujetaba un pequeño reloj dorado. Luego la mano volvió a su regazo y el reloj también.
— Tu padre llevaba este reloj en su muñeca cuando lo derribaron sobre Hanoi — era uno de esos relojes antiguos de pulsera. El capitán llevaba su uniforme azul con un montón de medallas. No dejaba de sobar el reloj entre los dedos de sus manos
—Le capturaron y le metieron en un campo de prisioneros vietnamita. Sabía que si los amarillos veían el reloj, lo confiscarían.— Las manecillas estaban quietas y marcaban las doce en punto.
—Tu padre decía que este reloj te pertenecía por nacimiento. Le cabreaba que cualquier amarillo pusiera sus grasientas manos sobre la herencia de su hijo así que lo escondió empleando el único lugar en que podía: su culo. Cinco largos años llevó este reloj metido en el culo.— el reloj seguía dando vueltas en sus manos
— Luego, antes de morir de disentería me dio el reloj, oculté este incómodo trozo de metal en mi culo durante dos años—
— Entonces, después de siete años volví a casa con mi familia.—
— Y ahora... — el capitán se quedó mirando fijamente
[Silencio]
— Jovencito, te entrego a ti el reloj— volvió a estirar la mano derecha como al principio y la mano del joven Butch agarró aquel reloj y entonces un RIIIIIING y se despertó de un sobresalto y todo volvió al presente. El Butch de ahora estaba tumbado sobre una mesa y llevaba su bata y guantes de boxeo y sudaba perseguido por el recuerdo de aquella herencia que había llegado a sus manos después de pasar por el culo de su padre y también por el culo del capitán Koons.
Tenía el recuerdo (vete a saber el por qué) que el capitán las dos veces que le mostraba el reloj al Butch niño, lo hacía sujetandolo con el pulgar y el indice y que ambos dedos formaban un círculo. Como el típico "ok" Ya sabeis. En cierta forma mi mente obtusa habia visto en esa postura de la mano, un símbolo del ano del capitán. Cosas mías.
Se dice que es la mejor plano secuencia de la historia del cine.