Partida Rol por web

En la barra de aquel polvoriento bar nos esperaba nuestro contacto. Era un hombre blanco de unos  cuarenta y muchos años, con la piel tostada por el sol y una barba corta y gris que le daba un aspecto distinguido. Sus ojos azules eran claros y limpios e invitaban a confiar en él, y su sombrero de cowboy de color negro me recordaban que no estábamos muy lejos de la frontera.

Sorprende verla.

Veo a una mujer joven, delgada, de azabache pelo recogido y tez blanca. Ojos oscuros y brillantes enmarcados por el flequillo recto y una media sonrisa roja, que es la única nota de color en su vestuario blanco y negro y su fondo oscuro.

Su imagen resulta especial por su pose, de cabeza ladeada que intenta parecer corriente y resulta inquietantemente amenzante.. sin duda, por el más que singular complemento que la acompaña: un cuchillo de grandes dimensiones, que sujeta en su mano derecha con fría pose estudiada.

Una joven tumbada sobre la hierba se funde en una mueca con unas gafas de pega. Su boca intenta mostrar con amplitud una lengua revoltosa y sus ojos abiertos parecen esperar la instantánea. A la gran nariz postiza de punta enrojecida hay pegado un tupido bigote, así como dos pobladas cejas se adhieren a la montura negra de plástico sin cristal.

En segundo plano observamos su media melena ondulada de color castaño, que cae sobre el césped, a su diestra, con algún mechón trepando sobre su hombro. Viste una camiseta a rayas rosas y blancas con cuello redondo, tiene tez clara y orejas pequeñas. Su cuello y facciones se tensan al adoptar la pose. ¡Patata!

Nuestro individuo no anda escaso de frente. Lo cual, en conjunción con una barbilla albo picuda, le da a su cabeza una forma que recuerda levemente a una bellota. Rostro de diamante diría alguien más profesional.

La frente esta despejada, salvo por un par de lineas y una peca solitaria sobre la ceja iquierda. La mandíbula marcada y cubierta de una barba descuidada de la longitud suficiente para amenazar con rizarse. Todos los rasgos que lo definen están en su terció medio, dotado de peculiaridades que construyen una persona difícil de confuir:

Lo primero que llama la atención al mirarle es su ojo derecho. Este está clareado, blanquecino. La cicatriz que le cruza el rostro desde el pómulo hasta el arco supraciliar hacen sospechar que no se quedo tuerto por una enfermedad precisamente. 

Hay algunas lineas de expresión, coherentes con un hombre en en la madurez. Tienen las formas propias de quien muestra un rostro serio la mayor parte del tiempo. Que es el que tiene ahora, con la boca torcida hacia abajo en el lado derecho, formando una mueca de desagrado o hastío. La nariz es recta y grande con el puente ancho. Los ojos están hundidos, dándole un aspecto ojeroso y sombrío. El ojo sano es de un color azul claro como el agua de los mares. 

Las pestañas parecen no existir y las cejas ser más pequeñas de lo que ocupan en realidad debido a la tonalidad de su pelo, rubio oscuro. Luce un pendiente en la oreja izquierda. La melena, que le llega a los hombros, nos impide ver si hay otro en la derecha o es un pendiente solitario. 

Estamos hablando de un hombre blanco del que, en primer lugar, cabría decir que tiene un estilo bastante alternativo. Una de las cosas que más destacan en él es su pelo, que luce muy corto en las sienes, con una especie de trazado decorativo que recuerda a la línea que indica el pulso en un monitor cardíaco, y más largo en el resto, peinado en forma de una cresta. Además, por si eso fuera poco, lleva la cresta teñida de varios colores, empezando por un azul profundo en la frente, para pasar a un tono violáceo, después magenta, rosa, amarillo, verde y finalmente un azul más claro. El pelo de la sien que se aprecia está teñido de un color azul parecido al que remata el arcoiris que corona su cabeza. Se puede apreciar, así mismo, la presencia de unas entradas más o menos marcadas.

También luce una espesa barba, que a juzgar por el tono y el de sus cejas, revelan el auténtico color de su pelo, negro, en contraste con su piel pálida. Su postura, con la cabeza inclinada y de perfil, arroja sombras sobre el ojo visible, aunque parece compartir tono con el vello facial, o, como poco, ser de un color marrón oscuro. En su rostro también se aprecian otras muestras de su estilo, en la forma de piercings metálicos simples, uno atravesando la zona superior del puente nasal, a un par de centímetros del entrecejo, y otro en forma de aro que la atraviesa más abajo, y que destaca encima del bigote. Pero, más que estos, destaca una gran dilatación en el lóbulo de su oreja derecha, metálica igual que los piercings.

Su pálida piel, sin vello más allá del que cubre la parte inferior de su rostro, también ha servido de lienzo, mostrándose en la fotografía varios tatuajes. Uno de ellos nace donde acaba su barba, como una especie de extensión de ésta, siendo el dibujo una especie de briznas de hierba, siendo además el único que tiene algo de color, azul más concretamente. En su pecho se adivina alguna especie de ave, con las alas extendidas, como en uno de tantos blasones medievales, mientras que su brazo derecho está totalmente cubierto, desde el mismo hombro hasta su extremo. Incluso el dedo índice y su nudillo correspondiente están tatuados, o el nudillo del dedo corazón. En el dorso de su mano se puede apreciar una rosa, que se une a una mujer cuyos ropajes parecen ser del medievo europeo, con los brazos en posición de rezo. De su parte superior nace un entramado de escamas y salpicaduras acuáticas, que puede que representen a algún monstruo marino, para finalmente terminar en la parte superior de una mujer, vestida con ropajes tradicionales japoneses, incluida la sombrilla de papel, sobre la que se aprecia un árbol sin hojas. Desde este ángulo también se ve como los bordes de algunos tatuajes aparecen en el otro brazo, aunque no hay manera de saber qué pueden ser.

El individuo también parece hacer ejercicio, como puede observarse tanto en sus brazos como en sus pectorales, además de ser más bien delgado. La frente arrugada, y el dedo pulgar con la punta apoyado en la comisura de los labios parecen indicar una actitud pensativa y calmada, que en cierto modo contrasta con su imagen rompedora y alternativa. 

Fuente: https://pixabay.com/es/persona-antigua-hombre-trabajador-768582/