El bartender siguió optando por no ceder. No parecía tener intenciones de decirte nada acerca de Ciara, así que siguió haciéndose el tonto, encongiendose de hombros cuando mencionaste que fue ella la que dijo que preguntaras por ella aquí.
- Pues hoy no ha llegado ninguna mujer que yo no conozca, -Explicó el hombre- y solo para tu información, son pocas las mujeres que vienen a este local, así que las conozco a todas.
El hombre parecía dispuesto a evadir hablar de Ciara sin importar lo que le digas. Era cuidadoso, y era muy bueno escondiendo sus mentiras y esta vez su interpretación fue perfecta. Si antes no te hubieses percatado de que habia algo que no te esta diciendo, justo ahora no podrías saber si te esta mintiendo o no. De todas formas ya no importaba lo bien que te estuviese mintiendo ahora, ya sabias que el sabia lo que tu querías saber, así que solo era cuestión de darle las vueltas suficientes hasta que soltara la sopa de una forma u otra.
- Ah si. -Dijo el cuando hablaste sobre el bar- Esta es mi pequeña cueva. Llevo aquí desde hace 30 años. He echo un gran esfuerzo para mantener el lugar así como está. Y te juro que lo mantendré así hasta que me muera.
Le diste la oportunidad de cambiar la conversación y no tardó nada en aprovecharla. Cuando hablaste bien de su bar, Inmediatamente el hombre cambio su expresión y pareció como que si toda esa amargura que tenia recién llegaste y le hablaste simplemente desapareció como humo en el aire. Sutil pero repentinamente. Pero esa expresión no duraría mucho pues recién volviste a hablar de Ciara el tipo volvió a cambiar su expresión… No, ahora que te fijabas mejor, su expresión cambió un poco antes de que tu comenzaras a hablar… Curioso.
- Ahhhh. -Suspiro el tipo- Mira campeón. No conozco a ninguna mujer así. Si quieres le puedo preguntar a algunos clientes que conocen bien a la gente de los alrededores para ver si conocen a alguien con esa descripción… Ahora que lo pienso, ¿no tienes una foto de ella o un holo? Así seria mas fácil encontrarla. Pero oye, no prometo nada.
Al terminar de hablar, el tipo movió la cabeza con cierta fuerza hacia un lado. No fue un movimiento que trato de esconder ni nada por el estilo, y mas bien pareció ser bastante natural, pero hubo algo que te llamó la atención, en el momento en que hizo ese movimiento con la cabeza, por un instante no te estaba mirando a ti, si no detrás tuyo, parecía como que si estuviese dándole una señal de algún tipo a alguien. Fue allí cuando recordaste el momento y la forma en que cambio su expresión. Claro, el tipo no cambió su expresión por lo que dijiste, si no mas bien porque vio algo que no quería ver allí, o mejor dicho, a alguien y tu tenias una buena idea de quien podía ser...
Estabas debatiéndote cuales eran tus opciones en esta situación y las cosas que estabas dispuesta a hacer y las que no. Tenias que trazar una linea, no podías dejar que el fanatismo de Ilich te arrastrase a un camino del que no podrás regresar, pero tampoco podías simplemente abandonarlo a el y a su hermana en tamaño follón que están metidos. Tus responsabilidades como medico y como persona que se cuida a si misma estaban chocando entre si. Por fortuna llegaste a la sabia conclusión de que lo correcto no era llevar tu decisión algún extremo, si no mas bien buscar un terreno medio que te permita ayudar a los hermanos sin pasar sobre esa linea limite que no te podías permitir cruzar.
Una vez con tus pensamientos en orden, era hora de moverse. Después de todo, el que se queda sentado pensando toda la vida termina por no hacer nada, y tu no podías darte el lujo de no hacer nada en esta situación.
Te levantaste de la silla en donde estabas sentada y fuiste a hablar con Filos sobre lo ocurrido antes para dejar claro que fue lo que ocurrió y aclarar cualquier mal entendido que pudo haber ocurrido. No te convenía que halla ni la mas mínima espina entre los dos, y aunque estabas segura de que el no se tomaría lo que ocurrió muy a mal, lo correcto era hablar con el.
Te acercaste a la barra y te dispusiste a hablar con el, pero cuando te acercaste algo llamó tu atención. Filos estaba hablando con alguien, un cliente parecía ser, pero algo te llamo la atención sobre este cliente.
Tu… Conocías a ese hombre.
El bartender estaba hablando con el hombre en la barra, y sin que el asiático sentado frente al hombre se percatase, la mujer por la que estaba preguntando se encontraba caminando justo hacia el. El bartender si se percato de la mujer mientras esta se acercaba y trató de hacerle una seña discreta a la mujer para que se apartara, pero el asiático en la barra se percato de lo que el bartender estaba intentando hacer y en reacción se dio la vuelta hacia donde el bartender estaba mirando. Sus ojos coincidieron con los de la mujer y el la reconoció de inmediato, al igual que ella a el, pues en el pasado fue esa misma persona la que le habia salvado la vida.
Ella se llamaba Ciara, y el Kenzo. Ambos estaban buscando al otro. Tenían asuntos que tratar.
Esbozo una sonrisa que tenía poco de alegre, algo entremedias de convención social y cierto amargura.
-Hola Kenzo-mientras le daba la mano-es una pena que solo nos veamos para cuestiones tristes o complicadas. Me alegro que hayas podido venir tengo que consultarte algunas cosas.
Se volvió a Filos.
-Filos, por favor, trae algo para tomar a Kenzo y comer si le apetece. A mi tráeme un te. Y de lo que hablamos hace un rato, ya te explicare, pero olvídate. Son demasiados los problemas que te podrían salpicar y no por ello ganamos gran cosa. Pero muchas gracias por la ayuda ofrecida.
Le dio un beso en la mejilla, mientras le susurraba.
-Y perdona por los líos en los que te meto.
Condujo a Kenzo a una mesa.
-Te voy a explicar en el dilema en el que me encuentro. Vaya por delante que si crees que es algo con lo que no te quieras ver involucrado no lo tomare en cuenta. Yo no sé tampoco si quiero estar en esto. Así que no te creas que me debes nada, por favor, mantente frio en esto.
Le dio unos segundos para asimilar esa información y mientras encontraba las palabras. Después siguió en voz baja, para que el murmullo del bar hiciera incomprensible para alguien de fuera la conversación. Cuando vinieron a servirles no paro la conversación, confiaba ciegamente en los que estaban en el bar.
-Esta mañana aparecieron en la clínica en donde voy a ayudar dos hermanos, quizás los conozcas. Ilich y Natalia, les conozco desde hace tiempo y les tengo afecto, aunque son unos putos críos que no saben dónde se meten.. El llevaba el cuerpo de Natalia que la había disparado y estaba en estado crítico. Pude estabilizarla y un médico la opero de urgencias y salvo su vida. La herida se la había producido las FAD que iban tras ellos. Forman parte de una organización que quiere cambiar las cosas, los métodos, bueno…se podrían calificar de terroristas. Al poco se acercaron las FAD, un tal oficial Petrenko, el típico salvaje de las FAD con su banda de sicarios. Venían a por ella. Por abreviar, conseguimos que no se llevaran a Natalia, con ayuda de mi jefa, con la explicación que medicamente era muy desaconsejable, aunque esto les daba igual, y lo que realmente funciono fueron las influencias de mi jefa, que son enormes pero solo bastaron para retrasar lo inevitable. También conseguí que Ilich no hiciera ninguna estupidez y sacarlo de allí de una pieza, esto tampoco fue fácil, pero más por su incapacidad de pensar las cosas. Hay que sacar de allí a Natalia, evidentemente las FAD tendrán vigilado el lugar, porque la opción B es que se la terminen llevando y muera más tarde, no sé, suicidio o complicaciones de la operación, lo que el asesino con título sanitario de las FAD decida después de torturarla. Ilich ha salido para contactar con sus células y ver como la pueden extraer, si es que pueden, y a mi este tema empieza a quedarme muy grande. He decidido ayudarles pero sin poner en peligro todo lo de alrededor. La seguridad del albergue es lo primero, se hace demasiado bien allí para ponerlo en peligro. Mis amigos también. Asi que mi apoyo, en principio seria periférico y que solo se me pueda culpar a mi, quizás sea la hora que maduren y se las arreglen solos, pero mientras tanto les daré apoyo. Para ello necesito información y dinero por si necesitaran material de cualquier tipo o sobornar conciencias. A la par que tu consejo, que siempre es bienvenido. El dinero me lo quiero ganar, así que si puedo ayudarte en algún encargo lo hare gustosa. No acepto caridad. El albergue si, por cierto…
Kenzo giró el taburete hasta quedar de frente a la mujer y estrechó la mano que ella le ofrecía. - Ey, Epona. Ya sabes como es la vida en el Sub3: ofrece pocas oportunidades de que la gente se junte sin que haya alguna mierda de por medio. Pero sea lo que sea, estoy contento de volver a verte. - respondió mientras se ponía de pie.
Esperó al lado de Ciara a que esta terminara de hablar con el barman, solo intervino para decir que él también tomaría té, y luego siguió a la paramédico hasta una mesa donde tomaron asiento. Kenzo se acomodó en el sitio y mirando aquellos dos ojos violetas escuchó el lío en el que andaba metida la irlandesa.
O más bien un par de chavales conocidos de Ciara que andaban jugando a revolucionarios. Investigar y desmantelar grupos subversivos era cosa de la C.I.C. así que estos dos tenían que haber liado una muy gorda para tener detrás al perro de presa más peligroso de las FAD. Al escuchar el nombre de Petrenko, Kenzo, interrumpió el sorbo que le estaba dando a la taza de té e hizo un mohín de disgusto.
Cuando Ciara terminó de hablar, el japonés dejó a un lado la taza, se inclinó hacía delante apoyando ambos codos y buscó una vez más aquellos dos esquivos ojos violáceos. Dejó pasar varios segundos antes de hablar.
- Petrenko es un hijoputa peligroso, Ciara, muy peligroso. El mejor perro de presa de las FAD. Si queremos que se olviden de tus amigos vamos a tener que lanzarles un hueso más grande que morder. Y vamos a tener que movernos rápido. - Kenzo, pensativo, calló unos segundos. - Uno de los protocolos de actuación de las FAD es azuzar a alguna de las bandas locales contra las otras para provocar disturbios y justificar una intervención armada. Si el Refugio queda atrapado en el fuego cruzado solo serán daños colaterales y además culparan a las pandillas. Avisa a tu gente, que se anden con ojo. -
Kenzo sacó su comunicador y mientras escribía un mensaje siguió hablando. - Intentaré conseguir planos de la red de túneles y el alcantarillado en el área del refugio para que se los pases a Ilich. Pero no te prometo nada. - el comm volvió a desaparecer en el interior del abrigo. En su lugar, cuando Kenzo sacó la mano, había un credistik que puso sobre la mesa y empujó hacia Ciara. - Da una parte al refugio. La otra la puedes considerar un adelanto. Mañana tengo un asunto entre manos. No espero problemas pero siempre viene bien contar con algo de potencia de fuego extra por si la cosa se tuerce. Veo que no has perdido la forma. - los ojos del japonés bajaron hasta detenerse en un bulto en la chaqueta de Ciara donde se intuía la empuñadura de una pistola. Guiñó un ojo a la mujer y esperó poder arrancarle una sonrisa con la pequeña broma.
< Hermano ¿Sigues en casa de la gatita? Necesito que le hagas un encargo, sencillo pero urgente. Te mando una localización, que te consiga planos de la red del subsuelo: viejas líneas de servicio, metro, alcantarillado. Lo que sea. También pregúntale cuánto pide por falsear unas ID, dos para ser exactos, ya te daré más detalles.
¿Sabemos ya algo de Dan? >
El comm tardó un segundo en cifrar el mensaje antes de enviarlo.
Esbozo una sonrisa triste mientras recogía el creditdisk.
-Este nivel deja poca opciones Kenzo, o en forma o muerta, bien lo sabes. Muchas gracias por tu apoyo, cumpliré con el encargo, sea lo que sea. Lo de las alcantarillas suena bien, no creo que lo esperen, pero con esos perros de presa nunca se sabe. Pero aparte de rescatarla habría que alejar cualquier sospecha que el albergue esté involucrado y a ser posible conseguirla tiempo. Me gustaría encontrar un hacker para que intente involucrar a uno de las FAD en la desaparición de Natalia, introduciendo en su historial algún tipo de relación, dejando caer unos miles en su cuenta de una fuete opaca que lo haga parecer culpable y si consiguen sacarla hacerla “perecer” en un espectacular accidente, explosión incluida, que haga parecer que haya muerto. Ya encontraremos un cadáver que se preste a ello, aquí no faltan. Quizás entrando en la casa de ese tipo y dejando alguna prueba incriminatoria así como una delación privada. Hay que buscar a un perfecto hijo de puta para ese papel. No quiero que sufran más inocentes.
Le apretó las manos dándole las gracias.
-Lo que me dices de las bandas es muy interesante e introduce una nueva preocupación. Tengo una conocida a la que puedo alertar y quizás conseguir algo de ayuda en reciprocidad, está muy loca, pero tiene mucho que perder en ese plan de las FAD si ella está involucrada., Smiley, no sé si la conocerás. Intentare verla hoy mismo para alertarla de tal posibilidad y que tenga cuidado. Lo mismo atraves de ella me entero de algo. Muchísimas gracias de nuevo Kenzo. No lo olvidare. Dame las coordenadas para el trabajo y allí estaré.
Si, Kenzo había oído hablar de Smiley. La pequeña rusa y su banda se estaban labrando un nombre a fuego y sangre en las calles. Era el tipo de persona que a Kenzo le caía bien. Sin evitar el contacto de las manos de la mujer le respondió.
- Con que Smiley ¿eh? Esa zarina psicópata es una buena baza si las cosas se ponen calientes. Lo de involucrar a un pasma de las FAD es una idea cojonuda, jajajja - Kenzo se rascó la cabeza y esbozó una sonrisa - puedo pasarte el nombre de unos cuantos cabrones pero poco más . Ya me conoces, Epona, y lo mío no es precisamente entrar a hurtadillas en los sitios. Conozco a un par de tipos que desvalijan casas pero son unos yonkarras pirados para un trabajo tan sutil. Vas a necesitar a alguien más profesional. -
Kenzo separó las manos de las de Ciara y sacó su comm una vez más. Leyó un mensaje y luego envió un enlace a la irlandesa. - Esa es la dirección del garito. Más tarde te diré a que hora quedamos. Joder, tía, de nuevo juntos buscando un poco de acción. Está bien no perder las buenas costumbres. - el japonés volvió a reír.
Escucho atentamente las palabras de Kenzo, casi esbozando una sonrisa y asintió al final mientras miraba la dirección que acababa de enviarle.
-Desde luego para algo tan delicado no pensaba en tirar de esos pequeños hunos. Sería como en vez de bisturí usara una sierra mecánica para operar. Preguntaré por ahí para ver si hay alguien que pueda dar el perfil. Allí estaré, Kenzo. Es bueno, sí, recuperar viejas costumbres, los tiempos nuevos siempre parecen ser peores. De hecho cada día es peor que el anterior, con algunos tiempos muertos entre medias.
La ocurrencia de Epona hizo reír al japonés que no pudo evitar imaginarse a la mujer, motosierra en mano, tranquilizando al paciente: “Tranquilo, amigo, solo será un cortecito”. Kenzo se alegró de ver el esbozo de una sonrisa en el rostro de la atractiva irlandesa.
Kenzo pensó unos segundos en lo que había dicho Ciara. Se recostó en su asiento antes de hablar. - Estamos atrapados dentro de una bestia insaciable. Se alimente de nuestro miedo, de nuestro sufrimiento y cada día encuentra nuevas formas de jodernos. La mayoría de la gente lo acepta sumisa, sin cuestionarse nada, mientras el Sistema les proporcione sus pequeñas dosis de felicidad y autocomplacencia - Kenzo miró hacia una de las mesas donde una grupo de corpos de nivel bajo comía en silencio, atrapados y embobados por la falsa realidad que veían a través de sus gafas de RV.
Luego señaló a dos hombres, ya mayores, que bebían de unos vasos chatos y comentaban las noticias que veían en el trividio. Cuándo el presentador informó del último éxito de la D.P.U al desmantelar una célula de ecoterristas uno de los hombres lo celebró, solo le faltó aplaudir, y dijo que aquellos malditos hippies drogatas tenían bien merecido lo que les había pasado; que eran unos malnacidos egoístas que no entendían lo que el Gobierno hacía por todos ellos y comenzó a recitar los Preceptos de los Fundadores. La peña de TerraNova tenía de terrorista lo mismo que Kenzo de policía, solo eran uno de esos grupos de ecologistas que hacían algunas pintadas, se encadenaban a cosas y canturreaban pero eso, el viejo, no tenía manera de saberlo o simplemente le importaba una mierda.
Kenzo soltó un bufido por lo bajo y con una sonrisa entre dientes miró de nuevo a Ciara. - Si algún día me vuelvo como uno de esos zombies autómatas tienes mi permiso para volarme la cabeza. - el japonés se tocó con un dedo en la frente, entre los rasgados ojos.
Esbozo otra media sonrisa ante el comentario de Kenzo sobre esas personas superfluas y recordó la frase del filosofo de lo que era Alemania que musito como si fuera una oración.
-Donde el Estado acaba allí comienza el hombre que no es superfluo.
Saco el arma con un movimiento fluido, nacido de la costumbre, mientras lo hacía sacaba el cargador. Del cargador saco una bala que puso en pie encima de la mesa.
-Ese día, si llega, dame la bala tu, no te arrepientas. Ellos parecen tremendamente felices en su ignorancia, lo mismo es envidia lo que siento. Estar drogado es tremendamente adictivo, y cuando lo estas, estas muy muy bien. El problema es que cuando despiertas de esta, ya no puedes dar marcha atrás. O quizás si…
Guardo el arma tan deprisa como salió a la vez que la expresión de la cara volvía a su ser. Había pasado de cierto aire desenfadado, humano, a ser muy intensa para acabar con el gesto triste de costumbre y ella sabía que eso era que necesitaba medicación, otra vez. Estaba siendo un día muy largo.
Se levantó mientras cogía una pastilla del frasco que solía llevar en el bolso interior y tomo una.
-Mientras tanto sigamos marcando la diferencia Kenzo, me gusta tratar contigo, me haces recordar cuando no era una muñeca rota. Cuídate, no quiero tener que buscar a otro que haga lo mismo, no hay muchos. Si puedo hacer algo más por ti, no dudes en pedirlo.
Kenzo cogió la bala y la sostuvo frente a los ojos un par de segundos antes de hacerla desaparecer en uno de los bolsillos interiores del tres cuartos. Tomó de nuevo la taza de té y bebió mientras escuchaba a Ciara. No había nada que él pudiera decir en contra de esas palabras; después de todo, él vendía y consumía drogas. Pero Kenzo no estaba enganchado a ese tipo de sustancias; solo eran un medio para alcanzar un fin. No, a lo que él era un jodido adicto era a la adrenalina que sentía cuando combatía en el octágono o retando al vértigo recorriendo la ciudad.
Miró a Ciara y calló lo que iba a decir cuando vio la sombra del abatimiento cubrir el semblante de la mujer y como se introducía en la boca una pastillita, seguramente algún estimulante o ISRS. Quizás cuando solucionaran el entuerto en que se habían metido los dos hermanos volverían a recuperar la conversación y seguir "arreglando" la SubCiudad. De momento, era mejor dejar las cosas así y se limitó a asentir con la cabeza. - Eso siempre, Epona, siempre. - respondió a lo de marcar la diferencia y sonrió complacido ante la deferencia de la irlandesa. - Estate al loro del comm, te haré llegar todo lo que consiga. Ha sido un gustazo volver a verte. - apretó con fuerza la mano de Epona.
Escríbele un ultimo mensaje a Kenzo para terminar con esta escena y continuar con la principal tuya.
Asintió con aire decidido, tras el aire ausente.
-Tranquilo Kenzo, sabes que soy de fiar, allí estaré y al 100% de mis capacidades. Es la marca de la casa, inmediatez y fiabilidad. Gracias, de nuevo, por todo. Igualmente ha sido un gusto. Espero que la siguiente vez sea por placer la reunion. Cuidate, esta la calle bastante mas peligrosa que de costumbre, hay algo en el ambiente que no me gusta nada. Se acercan dias complicados y eso se traduce, bien lo sabes, en montañas de cadáveres.
Le dio un ligero beso en la mejilla.
-Se mas rápido desenfundando y no falles.
El inesperado beso pilló por sorpresa al japonés. El afecto era algo extraño en el Nivel 3; algo que casi se había extinguido, como otras tantas cosas, con el fuego nuclear.
Sonriendo, se recostó en la silla - Tú tranquila por eso. En todo caso, seré yo el que contribuya en hacer más alta esa montaña de cadáveres. - dijo al tiempo que abrió un poco el abrigo dejando ver un Sentinel-00 suspendido de un arnés bajo la axila derecha. De la empuñadura del subfusil sobresalía un cargador lleno con veinticinco mensajeras de la parca. - Un recuerdo de las FAD. Cuesta deshacerse de una buena herramienta. Ya sabes. -
Kenzo se puso en pie y el arma volvió a quedar oculta. De reojo miro al barman. - Seguro que el bueno de Filos se preocupa por la privacidad de sus clientes pero será mejor que no nos vean salir juntos de aquí. Nunca se sabe quien puede tener puesto un ojo ahí fuera. -
Joder, con Petrenko de por medio y los recursos de las FAD a su disposición era mejor no escatimar en precauciones.
Y así, con una promesa entre ambos, la medico y el traficante decidieron que ya era hora de seguir cada quien por su camino, pues ambos tenían una rocosa y traicionare montaña que escalar de ahora en adelante. Pero eso no era nada mas que lo normal aquí, el infierno en la tierra que es la Dusk Reserve. Ambos tenían al mundo en su contra, y los obstáculos no han tardado en aparecer, y seria poco inteligente asumir que en el camino no aparecerán aun mas, y puede que hasta mas grandes si es que corrían con mala suerte que, para ser honesto, era el escenario mas probable.
Con esto ambos regresan a sus escenas personales.