Era una mañana normal, fría y oscura como lo eran todos los días y noches en el nivel 3. Tu teléfono marcaban las 05:12am, la jornada estaba por comenzar. Como medico clandestino tenias un horario bastante flexible, pero como mínimo tenias la regla personal de abrir todos los días a eso de las 6 o 7, así que tenias que hacer un pequeño esfuerzo por levantarte del sofá en el que dormías, lo cual resultaría un poco difícil esta mañana, pues apenas habías tenido tres horas de sueño.
La noche anterior habías tenido que atender de emergencia a un chico que llego con ambas piernas destrozadas. Aparentemente un camión le habia pasado por encima de las piernas cuando el chico tropezó cruzando la calle (aunque por como se veían las piernas del chico, parecía como si el camión hubiese bailado samba sobre las piernas del chico) a mitad de una persecución con una banda que lo estaba persiguiendo a el y a otro chico albino que vino con el. Pasaste toda la noche en operación, primero tuviste que amputar ambas piernas sin matar al paciente, luego tocó buscar un par de prótesis del tamaño adecuado para el chico, que fue sorprendentemente complicado y por ultimo instalar las prótesis. El chico llego a eso de las 10 de la noche, y todo el proceso tardo al rededor de cinco horas. Como mínimo te habías metido una buena cantidad de dinero por esa operación.
Ya podías escuchar como habia movimiento en el bar que quedaba sobre tu cabeza, de seguro eran los primeros clientes del día, este era el tipo de establecimiento que no dormía, el dueño, Alex, habría super temprano y cerraba bastante tarde, y para colmo, siempre habia gente a todas horas, no sabias cual era el secreto para el éxito de este bar, pero eso tampoco te venia mal, siempre habia una que otra pelea de borrachos que terminaban con alguien sacandole un ojo a alguien o algo por el estilo, y por suerte para ellos y para ti, habia un doctor que podía encargarse de ellos justo en el sótano del bar.
Inhalaba cansinamente de su cigarro matutino antes de dejar salir todo el espeso humo en un solo suspiro. No podía despegar el culo del sofá, el peso de la somnolencia lo mantenía pegado a él y normal, no todos los días tenia esos trabajos tan extenuantes, que aunque eran muy bien remunerados, era una marcha que quizás el Lucius Fox de hace medio siglo podía soportar, pero para el Ryder actual era un jodido coñazo.
Hizo un segundo esfuerzo con tal de levantarse del sofá, mientras que una gruesa humareda era liberada de sus pulmones – Mierda, hoy quería hablar de ese tema con Alex –. Ya de pie, dejó caer lo que quedaba del cigarro en el cenicero que reposaba sobre el sofá.
Cruzó a paso lento por todo el solitario lugar hacia el área del quirófano, en donde no pudo pasar por desapercibido el olor a sangre de la última cirugía que aun impregnaba el ambiente. No era un olor que le molestase precisamente a Ryder, ya tenía la nariz entrenada a los olores necróticos y a ese metálico olor a plasma que quedaba impregnado por todos lados, pero tampoco era una bonita carta de presentación para un establecimiento como el suyo. Entró al baño y se lavó la cara, y mientras escurría agua de su rostro se quedó observando por un par de segundos el espejo que colgaba junto al lavabo. Esperaba distinguir a su viejo yo, ese ex oficial con motivación, con ganas de vivir, pero no lo encontró, en su lugar solo veía el reflejo del desecho de lo que alguna vez fue.
Cogió una de las botellas de amonio que guardaba en la estantería del mismo baño, junto con unos trapos y se dirigió con todo eso a la maquina quirúrgica para limpiarla de cabo a rabo. De un momento a otro el efluvio del amonio impregnó el ambiente, escondiendo el metálico aroma de la sangre. También llevó los instrumentos quirúrgicos que se bañaban en un envase de cristal lleno del mismo líquido y los dejó en la termodesinfectadora de al lado del ordenador. Al acabar guardó los productos de limpieza nuevamente en el baño. Fue ahora a la nevera de desechos, en donde cogió los miembros cercenados de la cirugía y los echó en un barril de ácido clorhídrico que guardaba en el área del garaje.
6:25 marcaba en el reloj de su celular, parece que hoy abriría un poco más tarde, ¿a las 7:15, o 7:30 quizás? Pff… no esperaba que el tiempo se le fuera tan rápido, y tenía que hablar con Alex ese día. Además, le apetecía un trago de whisky, se lo había ganado después de toda la movida de anoche. Cogió sus lentes y un buen fajo de billetes de la caja fuerte que había bajo su escritorio. Salió de la clínica, no sin antes guardar a su fiel compañera en la cintura, y caminó por el estrecho pasillo que llevaba a esas escaleras subterráneas que le permitía salir al callejón de uno de los costados del bar.
Se colocó sus lentes antes de salir, mucho tiempo bajo tierra le había hecho repudiante de la luz solar, y entró por la puerta del bar como un cliente habitual. Se dirigió a la barra, no sin antes chequear a la decena de clientes que habituaban el bar por la madrugada. Todo tranquilo al parecer. Se sentó en uno de los taburetes de la barra, uno apartado de la demás clientela, e hizo una seña con la mano al dueño del bar para que le atendiera él personalmente – Eh' Alex, tengo que hablar contigo – entre tanto aprovechó para llevarse un cigarro a la boca y lo encendió con el mechero que guardaba junto a la cajetilla de cigarros, en uno de los bolsillos del pantalón – Pero antes ponme un vaso de whisky, sin hielo –. Cogió de sus labios el cigarro con su mano protésica y exhaló una bocanada de humo.
El olor del barril de ácido era cada vez peor. Ya lo habías usado tantas veces que cambió de color e incluso perdió la potencia que tenia cuando recién lo compraste, poco a poco se iba poniendo gelatinoso y negro y aun quedaban un par de costillas de la ultima operación a medio disolver en el fondo del barril, era algo muy desagradable de ver, y a este paso no tardaría mucho en ponerse aun peor. Ya era hora de cambiarlo, lo cual será un dolor de cabeza total, encontrar un barril entero de ácido clorhídrico en condiciones propias no es tan fácil como quisieras en esta parte de la ciudad. Dicen que en el distrito industrial es mas fácil encontrar ese tipo de cosas, lo cual tiene todo el sentido del mundo, pero ese lugar es peligroso incluso para alguien como tu, ademas, el viaje para llegar se tarda 2 horas, no es muy practico que se diga.
Después de dejar los trozos de pierna dentro del barril, era hora de ir al bar. Al abrir la puerta y salir por el callejón, fuiste saludado por la oscuridad perpetua del nivel 3. Como siempre, las únicas luces que alumbraban el ambiente eran los faroles y los anuncios de las tiendas y locales que estaban a tu alrededor. No hay sol, ni tampoco luna o siquiera cielo, esas cosas son del mundo normal, no se ven desde el infierno, en el nivel 3 solo hay oscuridad, tanto a tu alrededor como dentro de ti, esa pequeña esperanza que te brindaba luz verdadera ha desaparecido hace bastante tiempo. Todo aquí es falso y antinatural, la única forma de saber si es de “día” o “noche” es mirando en tu teléfono pero, ¿quien garantiza que ese aparato dice la verdad? Al fin y al cabo estas viviendo en un mundo de mentiras y falsedades donde es incluso difícil confiar en ti mismo.
Esta mañana no habia mucha gente en el bar, no eran mas de una docena, pero ellos solos ya estaban fumando lo suficiente como para que el olor a cigarro se pudiese oler desde un par de metros antes de siquiera estar frente a la puerta principal. Como el fumador que eres, el olor a cigarro no te incomoda en lo mas mínimo, pero estas seguro de que otras personas con menos resistencia se marearían solo con pasar junto a la puerta. Como doctor que eres, sabes que el ambiente de este bar es tan nocivo para la salud como una puñalada a en los pulmones, pero hablar de salud general es muy difícil en un lugar en el que solo se puede obtener Vitamina D a travez de pastillas y drogas.
Cuando entraste al bar, Alex, el dueño del lugar, estaba un tanto ocupado sirviendo a un par de tipos con cara de peligrosos en uno de los bancos de la esquina opuesta de la barra. Cuando lo llamaste, no tardó mucho en ir a atenderte. No pudiste evitar notar que estaba un tanto nervioso mientras atendía a esos tipos, ademas, se alejó muy rápido de ellos cuando lo llamaste, era como si no quisiese estar con ellos, cosa que era muy rara. No eran pocos los clientes con pinta de peligrosos que recibía en el bar, pero pocos eran tan malos como para poner nervioso a Alex.
- ¡Ah! Alec, llegas en el momento indicado. -Dijo Alec mientras ponía un baso de cristal frente a ti- Tenemos cosas de que hablar ¿no?
Estaba claro que Alex estaba aliviado de poder alejarse de esos dos tipos en el otro extremo de la barra. Quienes son no es tu problema, así que la verdad no tenia mucho sentido siquiera tomarte la molestia en preguntar, ademas, tenias otras cosas de que hablar con Alex.
Dejaba salir otra bocanada de humo, esta vez más ligera que la anterior, mientras su mirada se perdía en el turbio remolino que formaba el líquido ámbar al ser vertido en el vaso de cristal en frente de él. “No te parece que es muy temprano para un vaso de whisky, ¿eh Lucius? Si que eres terco... no te vayas a embriagar cariño, que te necesito lúcido...” la misma voz familiar susurraba en lo más adentro de su subconsciente, tan real y reconfortante, que le hacía perder la lucidez por unos instantes cada vez que la escuchaba “Solo va a ser un trago, déjame por favor disfrutarlo en paz…”. Fue la voz de Alex lo que le hizo volver en sí, sacándole de ese limbo mental y trayéndole de nuevo al presente.
Se llevó a la boca el vaso de whisky que le habían servido, bebiendo de un trago todo el amargo contenido que, tal cual dosis de cafeína matutina, hizo que todas las neuronas de Ryder se avivaran de golpe. *Ahrg* carraspeó un poco conforme el ardiente líquido se escurría por su garganta, y dejó caer el vaso de cristal sobre la barra.
– Una mañana interesante en el bar por lo que veo... Bue', tú ya deberías de saber como tratar con esta peña supongo –
– En fin, no te llamé para hablar de eso; necesito que hagas algo por mi Alex – posó su brazo derecho sobre la barra, y se reclinó un poco hacia adelante, con una mirada de poker que se podía notar incluso a través de los oscuros cristales de sus lentes – ¿Ya te había contado sobre ese cliente que llegó a la clínica hace como un mes más o menos? No, no creo… Era un tipo con ropa extravagante y un lindo coche, que llegó a la clínica con una insuficiencia cardíaca y tuve que instalarle un implante auxiliar de autorcp en el tórax. El caso es que no me pudo pagar todo en el momento e igual le hice la operación, con la condición claro de que me pagara la otra mitad, más un extra, en un plazo de diez días –
– Pues, ya te darás una idea del problema, ¿verdad? Al parecer el muy hijo de perra también tenia problemas de memoria, porque se le tuvo que haber olvidado que aun me debía la otra mitad del pago por el trabajo, y el plazo ya hace rato que caducó – se llevó lo que le quedaba del cigarro a la boca, e inhaló un gran bocado de humo antes de dejar caer la colilla en el cenicero de la barra – Bue’ dan igual los detalles, ya sabes cómo funcionan las cosas por aquí; quiero ir a por ese cabrón y zanjar ese asunto con mis propias manos. Pero no es plan de hacer esto yo solo, me gusta ser metódico con estas movidas, ya me conoces, y se que tú puedes conseguirme a gente dispuesta a ensuciarse las manos por algo de pasta, gente que trabaje bien y no cuestione ni haga preguntas de más, ¿me explico? –
Liberó la última bocanada de humo que reservaba en sus pulmones, y se levantó del taburete mientras que aprovechó de observar de reojo su alrededor antes de cruzar nuevamente la mirada con el dueño del bar. Deslizó su mano biologica por debajo de su chaleco, sacando sutilmente el fajo de billetes que ahora ocultaba en la palma de su mano, e hizo un además ofreciendo a Alex un apretón de manos por sobre la barra, esperando a que entendiera el juego y aceptara el trato – Mira, aquí tienes un adelanto del pago por la clínica para contentar a los toca pelotas del sindicato, y un extra para ti si me haces ese pequeño favor –
Te dejé un mensaje en mi escena privada, por favor léelo antes de actualizar esta escena.