Descripción: Separado ya hace tiempo del Lower East Side, East Village se caracteriza por ser una zona más bien bohemia, aunque no tan peligrosa como antaño. Además de ser la cuna del punk y hogar de varios artistas, es una zona bastante asequible (si hablamos de Manhattan), por lo que está llena de estudiantes y mucho ambiente. Destacan St. Marks Place, una calle llena de tiendas alternativas, y Alphabet City, la zona en la que se cruzan las calles A, B, C y D.

Botín y premios: (Armas, munición, dinero y saqueo a partir de al menos 5 turnos de juego)

Personajes: Candy cuando traiga su caza. Seguratas de la feria de la carne.

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Eventos: La feria de la carne (16)

Otras características: Ocultación baja, bastante gente por las calles, hogares medio protegidos. Para la Feria de la carne: Mucha vigilancia con gente armada, sólo se puede matar pagando, lugar lleno de mercenarios.

Puntos de entrada:

• Norte (Gramercy/Stuyvesant Town): Alphabet City
• Oeste (Greenwich Village): St. Marks Place
• Sur (Little Italy/Lower East Side): Calles

Imágenes relevantes:

• St. Marks Place: 
• Alphabet City: (la de la portada)

Todos los purgadores, o casi todos, conocen la Feria de la carne. Una gran explanda tematizada para poder pasar este dia tan señalado de forma diferente. Incluso con la familia si se quiere. Hay que pasar por la taquilla primero donde se exponen a un lado las reglas.

Toda la feria está bien custodiada por guardias de seguridad uniformados con pistolas eléctricas y porras extensibles, ambas con seguro antirobo en la funda. Hay una entrada lateral pero a ella solo acceden los Purgadores que llevan la "mercancia".

Una vez te adentras hay que pasar a la zona presidida por un escenario donde se hacen las pujas. Con tu premio en las manos puedes elegir donde disfrutar de él.

¿Será en la quema de brujas? La feria se encarga de dejartelo bien atadito al poste y muchos útiles cortantes a mano, más lo imprenscindible para hace un buen fuego

¿Será en el laberinto? Aquí solo hay un camino, pero será más divertido encontrarlo en los distintos recovecos y cavidades que oculta esta zona. Si no traes arma de fuego, aquí te la proporcionan

¿En el paredón de fusilamiento? Si no te gusta matar solo o es tu primera vez ésta es la mejor opción. Rápido y letal. Se proporciona escopeta y dos cartuchos.

¿La guillotina? Ésta es para los amantes de la sangre. Puedes llevarte la cabeza si quieres.

EAST VILLAGE

Separado ya hace tiempo del Lower East Side, East Village se caracteriza por ser una zona más bien bohemia, aunque no tan peligrosa como antaño. Además de ser la cuna del punk y hogar de varios artistas, es una zona bastante asequible (si hablamos de Manhattan), por lo que está llena de estudiantes y mucho ambiente. Destacan St. Marks Place, una calle llena de tiendas alternativas donde se puede encontrar casi cualquier cosa, y Alphabet City, la zona en la que se cruzan las calles A, B, C y D.

Entradas/Salidas:

• Norte: Gramercy
• Oeste: Greenwich Village
• Sur: Little Italy / Lower East Side

Tamaño de zona: Grande 

A solo unos minutos de que comience la Purga empiezas a vislumbrar a lo lejos la llamativa entrada que da paso a la Feria de la Carne. El recinto es grande y observas dos zonas bien diferenciadas. La entrada a los que van a Purgar y otra lateral por donde llevan a la mercancia viva.

Todavia no hay mucho movimiento. De hecho, las luces del gran evento están apagadas todavia. Hay un hombre con lo que parece un uniforme que está entrando en la taquilla y da las luces del interior. Otros dos andan cerca, armados ambos y vigilantes por si alguien quiere se sale del tiesto

Tienes tiempo para merodear por la zona, acercarte o esperar donde estas, pero en ese último caso te da la impresión que no va a ser muy fructifera la caza al menos durante un rato.

En relidad a William le repugnaba toda aquella parafernalia de la feria de la carne.

En eventos como aquellos se perdía cualquier sentido moral que pudiese tener la Purga pues ¿Que sentido tenía que delincuentes purgasen a otros delincuentes? ¿Que derecho tenian ellos? Si la cosa iba de ceñirse a las leyes instauradas por los nuevos padres fundadores, quedaba claro que derecho tenían todo el del mundo, pero por una noche al año, para el agente de policía no importaba el drecho legal sinó más bien el derecho moral.

Como cada año, a aquellas alturas aún vestía ropa de calle. Un chandal cómodo y discreto de colores grises que ocultaba en gran medida el chaleco antibalas y una gran y pesada bolsa de deporte colgando del hombro, en la cual mantenía todos los elementos que iba a necesitar para realizar su función. Desde la mochila negra de excursionismo en la que ya tenía empaquetados víveres, municiones, linterna y demás parafernalia, junto con su escopeta Remington 870, el jersey deportivo con capucha color negro  y las máscara que le cubriría el rostro. 

El metódico agente de policía aprovecharía aquellas últimas horas para pasear por la zona de manera casual, como si de un rezagado se tratase, tratando de localizar a otros porgadores de os que estar advertido, o presas fáciles para empezar la noche.

Cuando restase media hora para el toque de sirena buscaría un lugar apartado donde se equpiaría, desecharía la bolsa de deportes y aguardaría el momento de empezar a aplicar la justicia que tanto necesitaba la nación

Te paseaste por los alrededores de la Feria de la carne. Una gran explanda tematizada para poder pasar este dia tan señalado de forma diferente. Incluso con la familia si se quiere. Cerca de la taquilla se exponen a un lado las reglas.

Toda la feria está bien custodiada por guardias de seguridad uniformados con pistolas eléctricas y porras extensibles, ambas con seguro antirobo en la funda. Hay una entrada lateral pero a ella solo acceden los Purgadores que llevan la "mercancia".

La alarma que daba comienzo a la Purga resonó por todas las calles abriendo la veda. Si te alejaste de la feria verías una figura avanzar por una de las calles. Parecia que tenia un objetivo, una casa de dos plantas, pero modesta, que no parecia tener más sistema de seguridad que unos tablones de madera tapiando las ventanas. De momento, el no te habia visto a tí.

La alarma ya había dado inicio a la Purga y, sin apenas tiempo para tener que mantenerse en las sombras buscando, el destino quiso poner al que podría ser su primera presa de la noche frente a él.

Al parecer se trataba de un purgador, por lo que lo más probable es que fuese armado, pero aquello no era una excusa para evitar purgarlo.

Y no es que William fuese un suicida o actuase sin pensar en su seguridad. Muy al contrario se gustaba de prepararse bien las cosas, de tratar de no dejar demasiado al azar y, pese a que su primer posible objetivo pudiese ir armado, lo cierto es que por ahora estaba concentrado en otras cosas y no parecía haberse percatado de su presencia, lo que concedía al agente de policía la ventaja suficiente como para tratar de acometer aquella purga con suficiente seguridad.

Manteniéndose en las sombras, observó tanto como pudo para tratar de extraer toda la información que se viese capaz: el arma que levaba, si llevaba protección de algún tipo, como estaba tratando de acceder a la vivienda... Dependiendo de todo aquello actuaría de una u otra forma.

Si no veía nada especialmente preocupante, se acercaría tanto como pudiese y, o bien mientras trataba de entrar o ya una vez dentro, atacaría al purgador. Más tarde y si se le daba bien, ya miraría de completar la purga con los moradores de la casa, si se diese el caso.

Blair se encontraba en pleno centro del East Village. Siempre se había sentido cómoda en aquella zona. Su objetivo era recorrer todos los distritos acabando con todos aquellos sádicos, por prefería dar antes una vuelta por el East Village en busca de herramientas útiles o incluso aliados. 

Así que empieza a caminar por la ciudad a tanta a cualquier cosa que pudiera serle interesante. 

Apenas han pasado unos minutos desde que ha sonado la sirena, por lo que tampoco encuentras mucha gente por la calle. Lo más notable de esta zona es la llamativa entrada que da paso a la Feria de la Carne. El recinto es grande y observas dos zonas bien diferenciadas. La entrada de los que van a Purgar y otra lateral por donde llevan a la mercancía viva. Parece que la feria todavía no está en su auge, pero ya empieza a haber más movimiento y puedes ver gente preparándose en las casetas de entrada mientras llegan los primeros interesados. También hay varios hombres armados alrededor de todo el recinto, armados y vigilantes.

Aparte de ello, te fijas en que por las calles más alejadas de la feria, hay un par de hombres, seguramente purgadores. El primero va avanzando hacia una casa de dos plantas, pero modesta, que no parece tener más sistema de seguridad que unos tablones de madera tapiando las ventanas. El segundo va detrás del primero y parece estarle siguiendo sin que éste se dé cuenta.

Parece que el hombre no lleva más que un cuchillo grande y su disfraz es un simple mono de mecánico y una careta de halloween. Observas que va demasiado confiado, como si conociera aquella casa. O esa es tu impresión. Está abriendo la puerta, y te parece que con mucha facilidad. Si te acercaras sigiloso por detrás, crees que podrias reducirlo, incluso acabar con él y matarlo.

O puedes esperar a que entre en la casa y hacerlo tu detrás de él... Ya depende de tus preferencias....Pero mientras te decides ves que alguien desde lejos te mira...

Alzando el cañón de su escopeta en dirección al purgador, adentró su dedo índice en el guardamonte, posando la falange media en el gatillo y apuntó hacia la parte alta del torso. Lo bueno de las escopetas es que si sabías jugar con la dispersión de los perdigones,  en un solo disparo podías asegurarte hacer blanco en torso, cuello y cabeza.

Llenó de aire sus pulmones, dió un rápido vistazo sobre su hombro y cuando consideró que su presa andaba pendiente de lo que estaba haciendo empezó a avanzar silenciosamente en pasos cortos y controlados, como se enseñaba en la academia a los policías. Su dedo haría presión en el gatillo o bien al encontrarse a una sitancia de blanco seguro o bien ante cualquier movimiento brusco.

Dios bendiga a los Padres fundadores.

Ignoraste aquella presencia claramente femenina. Después de todo, estaba lejos y tampoco parecia amenazante de momento. Entraste tras aquel tipo, pues el muy estúpido ni cerró la puerta y allí en el rellano, mientras él subia confiado las escaleras hacia el piso de arriba alzaste tu arma y disparaste. Un solo disparo, ruidoso, pero certero y mortal.

El cuerpo cayó rodando hasta quedar casi a tus pies, con un cuchillo grande entre sus dedos ahora semicerrados. Su mirada sorprendida y vacia, el charco de sangre que crecia debajo de su cabeza alcanzando tus zapatos....

Arriba escuchaste ruidos amortiguados.

Diviso a dos hombres en la oscuridad. Me acerco con cautela. No parece que vayan juntos si no que uno persigue a otro. Este último no parece un purgador despiadado. Me escondo para contemplar mejor la escena, siempre bien protegida por mi arma. Tenía intriga por ver cómo se solucionaba esta persecución, pero no pensaba intervenir por el momento.

Lo primero que hizo nada más dispara fue bombear la corredera de su escopeta, para introducir un nuevo cartucho en la recámara. Días como aquellos te exigían estar absolútamente preparado para reaccionar en milésimas de segundo.

En cuanto hubo comprobado que el purgador estaba muerto agarró el cuchilo y lo guardó en su mochila. Luego buscó con la mirada un lugar en la estancia en el que poderse ocultar. Se valdría en parte de la oscuridad y si fuese necesario, la provocaría él mismo.

Una vez oculto, esperaría en absoluto silencio no menos de 10 minutos cronometrados, esperando o bien la reacción de alguien de la casa o bien la entrada de alguien atraido por el disparo.

Recogiste el cuchillo y lograste un buen escóndite con tu arma lista para disparar otra vez si fuera necesario. No en vano estabas acostumbrado a actuar con cautela en tu trabajo. El silencio lo cubrió todo durante un minuto escaso hasta que unos pasos, claramente descalzos, bajaban la escalera. Claramente se escuchaba una mano deslizarse por la barandilla de la escalera.

Un grito ahogado de repente y una respiración acelerada y amortiguada. Tras unos pocos segundos más, en tu campo de visión apareció una mujer en camisón. Su mirada asustada fue hasta la puerta abierta y casi podias leer sus pensamientos. Pensamientos que le llevaban a creer que el asesino se habia marchado tras matar a aquel tipo. Sin previo aviso empezó a patear el cádaver con rabia.

- Hijo de puta. Hijo de puta...¿Querias matarme, eh cabrón? - contenia sus gritos mientras seguía golpeandolo. Luego escupió sobre él - Pues te ha salido el tiro por la culata cerdo - las lágrimas de rabia y alivio brillaban en su rostro cuando parte de la luz del exterior la iluminaba através de una de las ventanas

Ambos hombres entran al edificio, todavía sin que el primero se haya dado cuenta de la presencia del segundo. Pasan apenas unos segundos cuando ves cómo el segundo dispara al primero con una escopeta. El cuerpo del primero cae al primer disparo y el segundo ves que se oculta en algún lugar del interior del edificio. 

Después de más o menos un minuto, escuchas pasos bajando desde el primer piso del edificio. Un grito ahogado de repente y una respiración acelerada y amortiguada. Llegas a escuchar algunos golpes amortiguados, seguidos de la voz contenida de una mujer. 

- Hijo de puta. Hijo de puta...¿Querias matarme, eh cabrón? Pues te ha salido el tiro por la culata, cerdo.

Desde su oscuro escondrijo contemplaba la escena en silencio. Mimetizado con el entorno como si no estuviese allí.

Agazapado como estaba, se mantenía alerta a cualquier estímulo que pudiese aparecer más allá de la mujer desquitándose con aquel cadaver.

Su primera intención era la de purgar sin demasiados miramientos, pero lo cierto es que durante un instante se vió reflejado en aquella persona que por muy poco no había sido purgada. Quizá su intervención había sido cosa del destino y aquella mujer merecía vivir, pero realmente lo dudaba, peor ¿Y si aquella mujer era madre? Su única norma a la hora de purgar era tratar de dejar a huérfanos de madre...

De todas maneras no pensaba actuar hasta no estar seguro que no había nadie más al acecho y ella le diese la espalda para encaminarse nuevamente al domicilio

Te era imposible averiguar si era madre o no. Quizás podrias pensar que debido a su camisón de seda, no tendria hijos que atender. Era bonita, pero lo justo. También iba desarmada. Podia ser una presa fácil, pues seguía sin percatarse de tu presencia.

Allí, agazapado entre las sombras, te sentías un gran cazador, y pudiste obersvar como, finalmente, ella caia arrodillada ante el cadaver, cansada de patearle, llorando amargamente.

En el quicio de la puerta, pero aún fuera, ves llegar a la enmascarada con la que te encontraste antes observando

Decido quedarme en la casa e intentar conseguir un mejor ángulo para ver lo que estaba pasando. Subo al lugar del que procedían los gritos con el más absoluto sigilo. Pensaba que el tío de la capucha parece que podría ser un buen aliado si también apoya su causa, pero debía ir con cautela, en La Purga no hay amigos.

Cuando llegas al rellano de la casa, te encuentras con el cadáver del hombre que iba primero, siendo pateado con odio por una mujer en un camisón de seda que parece haber salido de la vivienda. Llorando amargamente, la mujer cae arrodillada ante el cadáver. Mientras tanto, te fijas en el segundo hombre, agazapado entre las sombras y observando la escena. Igual que tú le has visto, sabes que él te ha visto a ti, aunque la mujer está demasiado preocupada por sí misma como para fijarse en cualquiera de los dos.