Partida Rol por web

Lori regresó al piso con el corazón alterado, nerviosa. Una entrevista, y con un fotógrafo famoso y guapo. Además, y por si fuera poco, tenía que convencerlo de que trabajara para su empresa. Maldita sea... ¿Por qué tiene que ser todo tan dificil? Ella solo quería el dinero y los contactos suficientes para cumplir su sueño: fotógrafa de viaje. Fotografiar deporte extremo, lugares exóticos, expediciones y safaris... Vivir una vida más plena e intensa que hacer fotos a gente medio desnuda que solo quería ligarte.

Cerró la puerta, apoyando la espalda en ella. Resopló, parpadeando, y miró el interior del silencioso apartamento. Consultó la hora, y sintió pánico. ¡Había que prepararse! Asi que, procurando ser metódica, cambió primero las cosas de bolso, consciente de que si se entrentenía no le quedaría mucho tiempo para hacerlo.

En un santiamén, se desnudó dejando la ropa razonablemente diseminada por la cama, y se metió en la ducha. Lavó con delicadeza su cuerpo, pensando que quizá... Bueno, intentaba no pensar en eso, porque sería darse falsas esperanzas. Podría no gustarle, podría tener novia, o podría resultarle indiferente. ¿Pero que demonios hacía pensando aquello? ¡Ella iba a hacer una entrevista!

Se lavó el pelo, procurando que no le cayera espuma en los ojos, se aclaró y salió del baño, envolviéndose el cuerpo en una toalla y el pelo en otra. Se miró en el espejo, y pensó que parecía una especie de chica futurista de comic de ciencia ficción, e hizo una postura graciosa. Se secó el pelo con secador, pasándole el cepillo y haciéndose los rizos con la espuma. Se dió luego la sombra de ojos y una base de maquillaje bastante sutil y que apenas se notaba, incluída la barra de labios.

Se hizo la cera en las piernas y se depiló bien el "bigote" y los sobacos, sufrida. Luego, cuando se daba el body milk, se percató de un detalle, y es que ahí abajo tenía una pelambrera salvaje y oscura como el lomo de un perro lanudo. Parpadeó, pensando en las implicaciones del asunto. La verdad es que en aquella isla hacía calor, y tanto pelo hacía sudar. Además, cabía la posibilidad de que... Bueno, ¡Que demonios! Tomó la crema Veet, de la que depila por quemar el vello, y se la aplicó en toda la zona, esperando que hiciera efecto para poder pasar la esponja. Comprobó el resultado, y casi se mea de la risa. Parecía una de esas chicas a las que ella debería echarle fotos. Se veía gracioso y raro, así desnudo y calvito.

Caminó hasta la habitación, seleccionando la ropa interior. Escogió un conjunto negro, aunque no era de encaje (ella no tenía esas pijoterías), si le pareció el más sexy. Luego, llegó lo peor, que era escoger el vestido. Pero bueno, tampoco tenía mucho donde escoger, a no ser que quisiera ir a la cena con aspecto de hippie. Tomó uno negro, bastante gracioso y con poco escote (no había mucho que escotar, la verdad). Se lo puso, y luego se peinó delante del espejo. Se apoyó en la pared, con una sonrisa juguetona y comprobó el resultado.

"Genial", pensó. Luego se puso los zapatos (nada de tacones, los odiaba, además, ella era bajita, y eso no se podía ocultar), tomó el bolso y se acercó a la cama, dándole un besito a Mogutu.

-"¿Me das tu teléfono?" -dijo, haciendo ventriloquía por el animal.

Se rió ella sola.

-No seas tonto.

Tras hacer sus necesidades (que no quedaba muy sexy llegar meándote viva a una entrevista), se re-arregló y salió del apartamento, cerrando con llave. Cogió el coche y condujo hasta calle Mariachi, viendo el anochecer en el mar a través de la ventanilla. Estaba nerviosa, así que procuró calmarse. Revisó el bolso, viendo que llevaba la grabadora y el bloc de notas con el boli, por si acaso. Aparcó donde pudo y se acercó a la puerta de la casa, tocando al timbre.