Nickar sin pensarlo dos veces se acercó a Lythrai inclinando la ballesta hacia ella y entregándole 5 de los virotes - ¿un pisapapeles como este sin virotes? No seas absurda, te daré la mitad, quiero guardar algunos para mi.
Era un arma demasiado pesada, ¿de verdad la quería? A la tiflin se le ocurrió que podía ser una buena moneda de cambio en la prisión pero le molestaba la idea de cargarla para nada. Y si a ella no le importaba cargar con ese trasto, suya era.
Tras ello fue caminando hacia el portal, deteniéndose detrás de Socar a metro y medio en espera de que acabara su ritual con calma. Si alguien pretendía interrumpirle le clavaría su estoque, pues los rituales traían suerte y fuerza a quienes los hacían, a menudo a quienes les acompañaban, por lo que respetar esas cosas era sumamente importante.
PD. Grook si lo intentas y fallas en controlarme una sola vez, date por muerto XDDD
Lyth yo suelo anotar virotes/flechas por unidades, 0.1 por virotes, 0.5 los 5 y a parte el tocho pisapapeles XP
Nickar muy amablemente le ofreció no solo la ballesta, sino también unos pocos virotes para que pudiera usarlos. "¡Woah! ¿En serio?" No esperaba de verdad que le fuera a dar la ballesta sin más, sino más bien picarla para que la conservara. Parecía de verdad que no la quería: ¡menos mal que se la había pedido! "Intentaré darle un buen uso. ¡Muchísimas gracias!"
¡Uuuaaaah! Como diría El Doctor Serge, merci beacup!! ^______^
Mensaje cortito que se me ha hecho taaaaaaaaaaaarde tarde
Aquél extraño elfo deforme se acerca uno por uno entregando cosas, pero mis pensamientos están en otro lado. Si hubiera atendido, si hubiera decidido prestar atención, seguramente ahora estaría enarcando una ceja ante la soberana estupidez de dar a aquellos necios objetos de semejante poder. Pero no he querido mirar ninguno de los regalos que otros han obtenido. Además, con suerte se matan entre ellos descubriendo por que lado se coge la espada y por que lado se clava. Idiotas. Semejante despropósito es algo que jamás voy a entender, como tamaños necios han podido ganarse el favor de alguien que no sea un completo idiota. Aunque tal vez, justo ese es el problema. Tal vez necesitamos urgentemente ese cambio de gobierno que busca Comadreja. Detengo aquél hilo y mis ojos se pasean furiosos por la estancia. ¿Sigue aquí el maldito mediano? Si alguna vez le descubro... No hace falta ser demasiado inteligente para imaginar que ocurrirá si descubro a alguien intentando leer mis pensamientos. En realidad, es sencillo darse cuenta de que puede pasarlo lo mismo a cualquiera que se acerque demasiado, a cualquiera que me mire más de la cuenta. Incluso que simplemente me mire con mala cara. A la hora de elegir una presa, tengo que aceptar que realmente no soy muy exquisito. Solo necesito que grite. Dulces lamentos de desesperación. ¿Hay acaso un sonido más hermoso? Son tan diferentes unos de otros. ¿Cuál será el timbre de la voz que sufra este fuego en su cuerpo? Una sonrisa asoma a mis labios mientras observo con curiosidad el estuche con los viales. Mis ojos recorren la habitación, a cada uno de los presentes, con una lentitud enfermiza. ¿Quién será el primer afortunado? Un nombre se forma en respuesta a aquella pregunta dicha solo para mi mismo, así que guardo con cuidado el estuche, a mano, y observo el resto de cosas que me han dado. Parece que ya habían pensado en mi. ¿Cuánto me conocerán en realidad?. Poco importa en verdad, nada en absoluto si eso me acerca a mis objetivos. Al fin y al cabo, es lo bueno de tener un pastor guiando al cordero, no tengo que pensar en absoluto, solo dejarme llevar. Aunque llamarme cordero, tal vez, sea pecar de ingenuo. Mi risa se apaga lentamente mientras la máscara me cubre por entero la cara. ¡Ah! El olor del metal engrasado y en parte oxidado se mezcla con el del cuero curtido e inunda mis fosas nasales. Esto está mucho mejor. Mejor incluso de lo que esperaba. Puedo notarlo, saborearlo. Piel humana, en proceso de descomposición. Y algo más. Magia. Un escalofrío recorre mi cuerpo al pasar mi lengua por el interior de ese nuevo rostro que tengo. Magnífico. El resto, ya solo es un aderezo. Con el broche de mi diosa colgando de mi cuello y aquél pesado maletín en las manos, vuelvo a ser yo mismo, vuelvo a sentirme lo que siempre he sido. Ahora, al fin, puedo trabajar. ¿Podrán los demás seguir mi ritmo? Apenas me preocupan lo que estén haciendo la gran mayoría de ellos, pero si los que van a venir conmigo. Esos que, se supone, deben guardar mi espalda. ¡Puag! Trabajo mejor solo. Siempre lo he hecho. La mayoría no es capaz de aguantar mis métodos. Mirando a Serge, Yzlin, Grook y a Theod, dudo que puedan. Pero tal vez me sorprendan. Tal vez. Lo descubriré pronto. Ahora, en marcha. Todo está dicho, y el ladrón ya está cruzando el portal. Detrás, yo.
Oscuridad. Frío. Silencio. Cuanto tiempo.
Con el juramento concluido me dispuse a regresar con mis compañeros, me sorprendió ver que aún quedaran tantos en la habitación pero aún más ver a Nickar tan cerca, asentí con mi cabeza en señal de agradecimiento, aún consciente de que lo más probable era que pronto nuestros caminos tomasen direcciones totalmente opuestas. Cuántas dagas podrían llegar a girarse en su contra, daba igual, lo que tenía que hacerse debía hacerse sin importar quienes traten de imponerse en tu contra. Asegurando el escudo y el arma de asta fui directo hacia Hazir y la mercenaria, suponía que la diablesa se nos juntaría poco después. No me pasó por alto la mascara escogida por aquel sicario sombrío, había decidido usar aquel nuevo rostro, el rostro de un verdugo, de un torturador, parecía no quedar aún muy claro que fines personales seguía, pero estaba claro lo que buscaba conseguir a corto plazo.
A la altura de Lythrai golpee el suelo con el pomo del tridente deteniéndome un momento para mirarla a la cara antes de seguir avanzando en dirección al portal mientras respondía a su pregunta. -Socar fue ordenado en el pasado caballero de la ciudadela de Ulthaborg, su espada se mantuvo leal al reino junto la de sus hermanos hasta las últimas consecuencias.- Sin el yelmo para amortiguar el timbre de mi voz caigo en la cuenta de que esta ya suena de un modo totalmente inhumano, tanto da, el hombre ha muerto ahora solo queda su sombra. -Arkhania mató hasta el último de ellos, ahora... soy el último, jurar los votos solo fue un modo de recordarlos a ellos y...- No termino la frase y la dejo en suspenso sin intención de acabarla, no es el momento ni el lugar y tampoco estoy seguro de que sean las personas adecuadas ya que ahora hay otra labor mucho más importante por delante y no debemos perder el tiempo.
Por suerte la mercenaria no tarda en romper el silencio con su juvenil entusiasmo mostrando su agradecimiento a sus compañeros, llevo la mano del escudo al pecho. -Sera un honor combatir al vuestro y dar caza a esos siervos del mal.- Palabras vacías ahora mismo, pero una muestra más de cercanía, ellos son quienes más cerca están de poderse llamar aliados. Y tas ello finalmente atravieso el portal.
Acepto los objetos entrecerrando los ojos. Cómo me gustaría no aceptarlos, pero es un lujo que no puedo permitirme. No estoy dispuesta a morir. -Transmite mi gratitud a vuestro gobernante- recalco las últimas palabras y aguardo, observando cómo el resto recibe su equipo. -Son mis acompañantes- pienso satisfecha sonriendo por el buen uso que puedan dar a sus nuevos juguetes.
Me sorprende la actitud de Sócar. -Un código de caballeros- pienso fascinada pues es algo a lo que sólo pude acercarme en los libros. No obstante, me siento más en un punto intermedio entre él y Pain. Miro el símbolo que le he quitado de la frente -Exácto, no me debes nada.- Le sonrío -Me gusta tu nueva imagen pero aún te falta algo- le comento, tras ello miro a Theod -Algunas salpicaduras- añado con cierto tono macabro. -Tengo ganas de preguntarle por su diosa, curiosidad o verdadero interés, no importa- no es el momento. Me acerco a Lythrai y Hazir -Os tengo abandonados- les digo con una sonrisa amable. Luego miro el portal que debemos cruzar -Habría sido recomendable hablar brevemente sobre las posiciones, defensas y forma de afrontar los imprevistos- miro también a Socar, luego me giro hacia Serge y Pain -Una estrategia- el seguidor de Scahrossar pasa de mí -no esperaba menos- y entra en el portal. El resto le seguimos.