Woods comenzaba a mostrar los tics típicos de un fumador que lleva demasiado tiempo sin nicotina. No dejaba de rozar los dedos índice y corazón de su mano izquierda llevándose la mano a la boca, mordiendo ligeramente aquellos dos dedos que rozaba de cuando en cuando.
Su mirada no se apartó del cadáver en ningún momento, como si por mucho observarlo fuera a encontrar algo más, algo que antes hubiera pasado por alto. Examinó aquellas dos heridas del cuello, una y otra vez, en busca de una explicación plausible que justificara la muerte del tipo, o una de aquellas revelaciones divinas que a menudo solían experimentar los investigadores de la policía en series como CSI.
Pero nada de eso llegó. No hubo nada que se iluminara en la sala, nada que cobrara de repente un sentido único y espectacular. La única revelación posible llegó de boca de Gabe. Una revelación que dejo a Wood sencillamente patidifuso.
Poco a poco, como a cámara lenta, el inspector jefe de policía se giró en dirección al chico, acuclillado aún, mirándolo por el rabillo del ojo. Ser de la noche. Aquel era el término que había utilizado. Ser de la noche.
Una ceja se fue alzando lentamente en su rostro, transformando su expresión en una escéptica que casi rozaba lo cómico.
-Un ser de la noche... - repitió en un susurro, solo audible para ellos dos, mirando a Gabe con aquella expresión interrogante- ¿Un ser de la noche? - preguntó esta vez, alzando ligeramente el tono a uno normal. - ¡¿Qué cojones es un ser de la noche, Gabe?! - en aquella tercera ocasión el inspector subió el volumen algo más, alzando el tono por lo encima de lo acostumbrado.
Wood negó, resoplando, mientras miraba a Gabe con una expresión que dejaba bien claro que esperaba que puediera explicar de qué iba todo aquello de una forma satisfactoria.
Al menos no se había reido en su cara.
¿Conspiraciones del gobierno? ¿Área 51? ¡oh, vamos woods! Todos los maderos sabéis de qué va esto. – Ante la negación del inspector con tintes de incredulidad y decepción, Gabe había perdido la compostura. De hecho demasiado había aguantado en su papel de niño bueno haciendo un esfuerzo sobrehumano para pensar las cosas que iban a salir por su boca.
- ¡Un vampiro! Digo que ha sido un puto vampiro; esa es la gran respuesta. -señaló el cuerpo con todo el brazo - Mira las marcas, la sangre En realidad creía que te dejaban seco como una pasa, los huesos...Tu lo dijiste fuerte y ágil y no creo que haya sido un orangután entrenado. – añadió la coletilla del orangután para demostrar la diferencia entre una teoría absurda y la obvia verdad. – o sin entrenar. – se desvió del tema queriendo zanjar el asunto del orangután.
Puso los ojos en blanco negando ligeramente con la cabeza en una reacción en la que podía leerse un “no se entera, es que no se entera”. Gabe, el chico de Arthur, modoso y mínimamente educado, se había quedado en un segundo plano dejando florecer al Gabe Jones preadolecente acostumbrado a aguantar sermones de sus padres haciendo caso omiso de los mismos.
Wood miró al chico, como sopesando si partirle la cara o no en cuanto comenzó a hablarle de aquella manera. Sin embargo, el Inspector Jefe se limitó a alzar un dedo en dirección a él. Un dedo que dejaba claro que a él no se le hablaba así.
-Cuidadito, amigo. Estás pisando un terreno muy peligroso, te lo advierto. - dijo, en una clara amenaza, que dejaba claro que más le valia cambiar el tono- Escucha. Para empezar, soy el Inspector Jefe de Policia de San Francisco, no el agente Mulder de Expediente X- comenzó a decir, aun con el dedo en alto, y el ceño ligeramente fruncido- Para seguir, si fueran contando a cualquiera que tenga una placa toda esa información CLASIFICADA, creeme, dejaría de estarlo. -añadio, levantando un segundo dedo, como si fuera más qe obvio. Y... para terminar. ¿De qué coño estas hablando? ¿Vampiros? ¿Pero que gilipollez es esa? Los vampiros no existen, chaval, ni Papa Noel tampoco, siento decepcionarte. Pero, ahora que lo dices, es posible que sea uno de esos frikis virgen y sin novia que va por ahi disfrazándose de capitán América.
La mirada del inspector se posó entonces en Gabe. No, estaba claro que era demasiado exceptico para creer. Sin embargo, parecia haber encontrado un nuevo filon que explotar- Dime, Gabe. ¿Conoces a alguien que case con esa descripcion y que venga por aq...?
No llegó a terminar la frase. El teléfono del inspector sonó y el hombre alzó el movil y un dedo, para dejar claro que iba a atender el telefono un momento. Y, acto seguido, acabó por salir de la habitación...dejándolo solo con el cadaver... o no.
Gabe sintió como se le cortaba la respiración en el preciso momento en que Wood alzó su dedo. Se le había olvidado por completo que ese hombre no era su madre. Quiso tragarse sus palabras, o mejor, transformarlas, porqué seguía creyendo estar en lo cierto por muy descabellado que pudiese parecer ¿qué más lo explicaría? Seguro que si Claire estuviera aquí lo apoyaría.
Al acordarse de su hermana empezó a atar cabos, drogas y frkis, ¡pues claro! Woods había dado en el clavo, bueno, en el fondo había sido él. Pero dado el enfado del Inspector prefirió quedarse cayado y dejar que creyera que lo había deducido él solo.
Cuando volvió a pedirle su opinión sintió como su espalda se relajaba liberándose de ese pinchazo eléctrico que se le había instalado en medio de la columna con las palabras del Inspector.
Dado que tenía la boca demasiado seca para empezar a soltar nombres, se tomó un momento para elegir solo uno. Sin embargo, antes de terminar de analizar los habituales del Acuario de la Bahía Woods abandonó la sala.
Gabe soltó un sonoro suspiro liberándose con él de toda tensión y luego se dirigió a Noonan.
- Gracias por tu ayuda. Podrías darme un nombre ¿no? – le recriminó antes de ser consciente de lo que estaba haciendo.
¡Estamos locos o que! ¡Pírate de aquí!
¡YA!
Noonan no habló, desde luego. Ni tampoco le dijo ningún nombre. Sin embargo, de repente, un pequeño detalle pareció hacerse más visible en aquella chaqueta de mago de mala calidad y codos ligeramente descoloridos. En el bolsillo interior de la chaqueta, sobresalía la esquina blanca de lo que, a todas luces, parecía ser un sobre. ¿Estaba eso antes ahi? Podría jurar que no. O quizas sencillamente había pasado aquel detalle por alto con tanta tensión.
Afuera, Wood seguía enfrascado en una conversacion que, a juzgar por las voces y por los aspavientos del Inspector, estaba subiendo de tono por momentos.
-¡No, cariño, no! ¡Ya te he dicho que no sé cuándo voy a llegar! ¡Estoy trabajando, maldita sea, no me he ido de putas!
Definitivamente, alguien iba a dormir esta noche con el perro.
El cuerpo de Gabe seguía sin responder a las tajantes órdenes de su cerebro. Por más que deseaba alejarse de ese escenario al que hacía apenas unas horas hubiese matado para subirse y no bajarse jamás. Viendo el cuerpo semideshecho de Noonan aquella ansia le pasó factura en forma de culpabilidad y, quizás, era esa culpabilidad la que le mantenía de pie frente al mago.
Ladeo su cabeza como si fuese un perro callejero esperando que algunos de los transeúntes le arrojara algo de comida y su sorpresa fue qué con esa nueva inclinación pudo ver un detalle que se le había pasado por completo, en el bolsillo interior de la chaqueta, sobresalía la esquina blanca de lo que, a todas luces, parecía ser un sobre.
¿Qué coño es eso Noonan? Esto no estaba aquí antes. Se negó a aceptar que se le hubiese pasado por alto cuando había examinado el cuerpo en busca de todos sus secretos y, de paso, alguna pista sobre su asesino.
Se lo repensó dos veces antes de volver a acercarse en cuclillas a esa masa de carne y huesos, sobre todo estando solo ante eso; pero finalmente se agachó y estiró dos dedos para pinzar esa esquina, justo antes de llegar a ella se detuvo y miró por encima de sus hombros a lado y lado para comprobar que Woods no había vuelto.
Pinzó y tiró de ese sobre, y una vez lo tuvo en su poder se alejó tan rápido como pudo de ese cuerpo, incluso antes de ver qué era aquello que había rescatado del cuerpo de Noonan.
Recorrió a buen paso el pasillo de butacas hasta la mitad de la sala, a partir de ese punto, se consideró a salvo para echar un ojo al sobre sin que el muerto le tomara la muñeca y gritara “mío”.
Noonan volvió a comunicarse contigo, por segunda vez en apenas unos minutos. Lo cierto es que parecía prácticamente imposible que ninguno de los dos hubierais reparado en la presencia de aquel sobre hasta entonces. Sin embargo, era igualmente impensable que alguien hubiera puesto aquel sobre alli sin que ninguno de los dos os hubierais dado cuenta. No os habiais separado del cadáver, ¿verdad?
En cuanto abriste el sobre, te quedó claro, sin embargo, de que se trataba. No era más que una invitación para una de aquellas fiestas de fin de año. Una invitación sobria, con solo una fecha y un lugar. Y habrias pensado que se trataba de una de esas invitaciones que ahora estaban de moda entre los más snob de la ciudad de no ser por un pequeño detalle que consiguio helarte la sangre.
Había un nombre en aquel sobre, manuscrito con tinta negra y una caligrafía impoluta.
El tuyo.
Esa extraña visión de su propio nombre escrito en una caligrafía impoluta en un principio hizo reflotar en Gabe la idea de que el causante de todo fuese un poltergeist. Sin embargo, después de dos inspiraciones pausadas volvió a recuperar la cordura.
Tal vez el propio Noonan quería invitarle a esa fiesta extraña, tal vez fuera solo para magos excelentes como él. Se tuvo que morder el labio inferior para no sonreír como un niño la noche de reyes.
Se volteó hacia el escenario, desde su posición no podía ver el cuerpo del mago lo cual agradeció y luego realizó una reverencia pomposa sosteniendo la invitación entre los dedos corazón y anular de su mano derecha. Indicándole así que por supuesto iba a cumplir su último deseo y que el espectáculo sería le haría honor.
No volvió a pensar como había podido llegar la invitación hacía ese bolsillo deshilachado, ni siquiera en el estado de Noonan, ni siquiera en Woods.
Se guardó la invitación en el bolsillo interior de su chaqueta y salió al vestíbulo.