¿Imposible?
Aquella fue la primera pregunta que vino a tu cabeza cuando sonó el ¡Ding! del ascensor, y la puerta se abrió ante tus ojos. No, aquello desafiaba a toda lógica, a toda ciencia. ¡Era simplemente imposible! Bueno, entonces a tu cabeza vino un pensamiento racional. Si seguías avanzando, la gravedad seguiría tirando hacia abajo.
Sería difícil andar por aquel pasillo, pero no imposible.
Pero entonces viste las distintas complicaciones que tenía. La primera, la escasa luz del lugar. Era como si el triste habitante del lugar no tuviera demasiado cariño por la luz en general. La ausencia de cualquier ventana al exterior era evidente, y las ventanas que había... ¡los cristales estaban pintados imitando lo que debiera verse en la calle!
El segundo problema fue que al dar el primer paso, pudiste escuchar que algo rompía el completo silencio. Una sonora carcajada que resonó en todo el pasillo. Una sola, que vino acompañada de cientos de rumores que como si de una sola voz se tratara, callaron.
Solo para volver a susurrar cuando diste el segundo paso. Y cuando tuviste los dos pies pegados al suelo, un nuevo silencio. Te quedaste quieto. Observaste a tu alrededor, y miraste hacia atrás, dándote cuenta que ya habías indicado tu camino en aquel retorcido pasillo... pero que la gravedad no había cambiado, era como si la puerta del ascensor estuviera inclinado respecto tu punto de visión.
Y entonces una voz. Una voz que ya conocías resonó en el fondo del pasillo. Una que ya habías escuchado anteriormente, en la iglesia.
- Te estoy esperandoooo.... -
Estaba temblando, todo aquello debía ser algún tipo de ilusión óptica, o algún dispositivo de alta tecnología para alterar la percepción, o me habían drogado sin darme cuenta... o me había vuelto loco durante mi encierro esperando a este día.
Una parte de mí tiraba hacia atrás con fuerza, me instaba a huir de allí, a echar a correr en dirección contraria y no parar nunca. La otra parte me llevaba a avanzar torpemente, paso a paso, por aquel bizarro e irreal pasillo. No era que la voz fuese cálida e hipnótica, mas bien todo lo contrario; No era mi curiosidad y ansia de verdad, esas se veían demasiado sobrepasadas por un miedo terrible. Casi pareciese que lo único que hacía que me dirigiese en dirección contraria a donde todo mi ser me gritaba que fuera, era la tercera ley de newton.
Al cabo de un rato la tenaza sostenida sobre mi estómago por el miedo irracional a lo desconocido y el constante bombardeo de voces ilógicas y visiones de espanto acabaron por emborrachar mi juicio, y para cuando iba por mitad del pasillo casi pareciera un zombie arrastrándose lentamente, repitiendo una y otra vez aquel nombre que en mi abotargada cabeza se había empezado a relacionar con conceptos tan dispares como "maníaco" y "salvador"
"Mm... Mortimerrr?"
- Sabes donde estooooy.... - Contestó la voz de forma inmediata. Aquella voz, aquella voz inconfundible e imposible de olvidar sonó por todas partes, y de ninguna. Era como si las paredes hablasen cuando no mirabas, como un susurro proveniente de detrás tuyo, y que al girar, seguía aun detrás más allá del alcance de tu vista, de tus sentidos.
El color de las paredes o quizás era el olor, pero lo cierto era que a cada segundo que pasabas, te sentías más despierto y a la vez más mareado. Más lúcido y a la par, confuso. Una amalgama de sentimientos, de deseos, de necesidades y en un solo instante, nada. La voz sonó una vez más.
No.
Esta vez era distinta. La voz hablaba, pero era tu tono de voz. ¿Dónde estaba? Era como si resonara dentro de tu cabeza. Como si algún tipo de altavoz hubiera sido implantado de alguna forma macabra y bizarra en tu cerebro y ahora aullaba con tu propia voz, recitando de memoria párrafos de libros que hacía mucho tiempo descansaban en lo más abandonado de tu biblioteca.
¿Estabas volviéndote loco? Aquella era una realidad mucho más aceptable que cualquier otra, aunque por otra parte, no era... exactamente así. Sabías que aunque algunos querían ocultarlo, había métodos... métodos de dominación, de control. De hablar al cerebro a la gente, pero no los comprendías.
- Pero los comprenderás. -
Esta vez, fue la voz de Mortimer la que resonó dentro de tu cabeza, como si contestara a tus sospechas. - Ya estás muy cerca. - Repitió. - Solo unos pasitos más, solo tienes que alargar la mano... - Y parpadeaste, y delante tuya había una puerta. Una puerta pequeña, justa para ti, de tu medida. Y al mirar atrás, era evidente: el pasillo parecía menguar desde tu punto de vista.
¿Otro efecto óptico?
Tenía los ojos llorosos, lechosos incluso y con la expresión vacua. Mi cerebro estaba sometido a un estrés desmedido y, al no encontrar otra salida al acoso que estaba recibiendo a todos los pilares de lo que creía establecido, empezaba a perderse en los confines de la única vía de escape que le quedaba, ese ultimo recurso que tiene la psique humana: La locura.
Mas justo cuando estaba a punto de perder la noción de quien era, de la realidad de mi entorno... justo cuando estaba a punto de escapar, esa voz me apresó y me negó el alivio poniéndome otra salida a la cual me aferré como si fuera mi propia alma. Entré desesperado por aquella puerta hecha a medida, sin pensarlo, sin valorar las posibilidades.
Abandoné la primera parte de mi propio ser en aquel pasillo mas allá del espejo.
perdón por haber tardado tanto en responder, últimamente he estado un poco hasta arriba y me he olvidado completamente de la partida xD