El primer segurata, el calvo, tomó la invitación, pero ni siquiera la miró. Estiró el brazo al otro segurata, que tomó la invitación y la miró. - Señora Williams. Sí. - Pareció hablar solo, pero una visión más detallada revelaría que uno de los botones del cuello era ligeramente más grande, posiblemente un micro, así como un interfono de botón que llevaba en el oído. Giró la cabeza hacia un lado, mirando un punto sobre la puerta.
No te costó suponer que aquello, era una cámara de seguridad.
Aun así, tardó algo más de quince segundos en abrir la boca. - Señora Williams. Es un placer tenerle con nosotros esta noche. - Uno de esos silencios que parecen alargarse innecesariamente. Es posible, y solo posible, que aquel hombre estuviera recibiendo algún tipo de indicación para ti. - Mortimer se encuentra dentro, en la planta número seis, le esta esperando. Adelante. - Tendieron la invitación de vuelta, y el primer segurata, el calvo, se hizo a un lado, permitiendo el paso.
Torre Russ: Recepción.
Al entrar, lo primero que podría impresionar a cualquier es la altura del techo. Debía tener al menos tres pisos de alto. Lo segundo fue, que un edificio que desde fuera podía parecer tan moderno y vanguardista fuera, por contra, tan clásico en su interior.
Todo estaba lleno de elegantes columnas, de filigranas trabajadas en la piedra, de pasamanos de mármol y de ricas lámparas compuestas por miles de cristales. El techo, ricamente decorado en maderas nobles y ricas pinturas que le daban un toque renacentista al lugar.
La temperatura era más que agradable. Nada que ver con el exterior. De alguna manera, al entrar por la puerta, es como si hubieras pisado el jardín del Edén. Un lugar a salvo de la jungla exterior, donde no podía escucharse nada de lo que sucedía en el exterior del edificio. Tampoco verse... pues una de las cosas que más podía llamar la atención de cualquier persona allí, era que no había ni una sola ventana que diera al exterior.
Y aun así, el aire no estaba viciado.
En comparación a los que estaban fuera, allí apenas había gente. Reunidos en pequeños grupos que parecían compartir no solo conversación, si no también estilo de vestir, formas y maneras. Desde dónde estabas, podías ver tres puertas. Uno a la derecha, otro a la izquierda y otra al frente.
Además, había unas escaleras en la parte frontal. Unas escaleras que te invitaron a alzar la cabeza, encontrando allí dos figuras que estaban solas en la planta en la que se encontraban.
Un hombre vestido de traje, elegante y de porte perfecto, que parecía estar vigilando quien entraba y quien salía de la Torre. Un hombre que tendría aproximadamente unos cuarenta años, de pelo largo y perfecta perilla. Mantenía ambas manos sobre la barandilla, sin apenas moverse, como si esperara algo.
A su lado, un hombre entrado en años. Este vestía de una forma más variopinta, como si fuera disfrazado de una época anterior, armado con una túnica, capa y un casco bajo uno de los brazos. Se mantenía un paso más atrás que su compañero, como un fiel guardián y consejero, que esperaba la llamada de su señor.
Ninguno de los dos pareció inmutarse de que los miraras, ni se movieron, ni dijeron palabra.
No te preocupes, yo mismo llevo un ritmo de desastre... jajaja
Pero nadie parecia haber venido a por ti. En realidad, no eras el unico sin pareja en aquel lugar. Pudiste observa que, como tu, habia bastante gente que comenzaba a vagar de una sala a otra, algunos pareciendo buscar a alguien, otros para contemplar las diferentes salas de aquel edificio, otros por hacer algo que no fuera quedarse en el Hall de Entrada.
Y, al mirar a tu alrededor te diste cuenta del sinfin de posibles lugares en los que podia estar tu misterioso anfitrion: desde aquella misma sala, hasta cualquier de las salas que se extendia por el pasillo al que daban aquellas majestuosas escaleras, hasta el sinfin de plantas a las que debia dar aquel ascensor tan concurrido a aquellas horas y que seguramente llegara hasta los niveles mas altos de aquel imponente edificio.
Ahora estaba en tu mano saber dónde empezar a buscarlo.
No tener el control de la situación me estaba empezando a exasperar y las ganas de montar un cirio para que la persona que me había invitado apareciera iban cada vez más en aumento. Hay que joderse... dando vueltas como un monigote buscando al subnormal que me drogó y que me ha jodido la vida.
Cogí una copa de whisky en una de las barras y me dediqué a explorar las habitaciones más cercanas al Hall principal para que el misterioso tocahuevos pudiera encontrarme fácilmente.
Esto es buscar una aguja en un pajar...
ey Zipi! ¿Qué tal todo? Hace eones que no se nada de ti. Y la sirenita? Besotes para los dos!
Las palabras de Rachel me dejaron tan sorprendido como intrigado, ella tenía suerte ya que por alguna razón que hasta yo desconocía no me había apartado de ella, aunque mis enarqué una de mis cejas por la sorpresa ante sus palabras. De ser otra persona me habría bajado todo el calentón, el interés y habría salido por patas de ahí, decirme ese tipo de cosas era como decirle a una mujer que cierto vestido le hacía un culo gordo; jamás voleverías a tener con ella una oportunidad.
No podía hablar en serio, lo parecía... pero no podía.
-Así que eres una mujer a la que le van los retos ¿eh? -Acabé por contestar. La aparté de mí un poco, para mirar a sus ojos y deslizar uno de mis dedos por su cuello-. Si me conoces tan bien como parece, y creo que me conoces mejor de lo que yo pueda imaginar...-no había dejado de jugar conmigo en toda la noche, adelantándose a todo lo que yo respondería-; deberías saber que no soy alguien fácil de domesticar...
-No te conozco Rachel, pero me pides que lo deje todo por ti, para estar junto a ti y cumplir mis deseos. -Repasé lentamete lo que me estaba ofreciendo en voz alta, mientras paseaba mis dedos por su cuello aunque deseaba pasear mis labios-. ¿Por qué?
Quería saberlo, ¿qué tenía yo que pudiera desear? Ella parecía codearse con lo mejorcito de la ciudad. En cambio yo era un bala perdida que parecía desear enderezar, enderezar para ella. Pero me lo estaba planteando, cada vez me parecía menos disparatada su petición y el hecho de no haberla apartado, sino de seguir a su lado lo decía. Eso era lo que de verdad me asustaba, y me hacía preguntarme qué coño pasaba por mi mente y si no estaba completamente loco.
Me impresiona el contraste entre lo clásico y lo moderno. De hecho, una parte de mí prefiere un estilo similar al del interior. Es cierto que las maravillas de la vida moderna ayudan mucho a divertirse y que básicamente soy una hedonista que se dedica a hurgar en las vidas ajenas para divertirme, pero la palabra "clásico" es la fuente de la "clase", del buen gusto y de, en general, la elegancia. Y es innegable que este lugar tiene bastante de eso.
La gente parece disfrazada esta noche. Genial. Para un maldito día que me pongo algo más que unos vaqueros y una chaqueta...se suponía que iba a ser una fiesta del copón, no sé que pintan los ropajes raros. A no ser que me haya plantado en la fiesta de alguna loca vanguardista. Sería perfecto...
Veo a dos individuos que inmediatamente me llaman la atención. El primero parece que lo ha tallado Miguel Ángel. El segundo tiene una cara amable a la vez que poderosa. No sé, es el típico tipo que si le pusieras barba, podría disfrazarse de Gandalf, el de las novelas del Señor de los Anillos. En fin, puede ser una buena forma de empezar. Estoy buscando a un psicópata de kilo, así que ir a por el de la pinta rara y su amigo el guapito que podría tener el clásico trastorno narcisista son buenas opciones.
Me dirijo a ellos caminando con mis tacones y me gesto más ingenuo. Pero mis ojos siguen trabajando. Ropa, manos, pelo, cosas, todo lo que pueda darte una pista, Eve.
Tirada oculta
Motivo: Percepción + Empatía (oculta para no hacer meta) (Especialidad)
Dificultad: 6
Tirada (7 dados): 10, 6, 4, 2, 6, 9, 2
Dados repetidos: 3
Éxitos: 4
He tirado a 6 y con especialidad porque me fijo en los detalles, ajusta los exitos a la dificultad si crees que es muy baja :)
Aquellas habitaciones eran de lo más dispar. Parecía mentira que en un lugar como aquel pudiera haber sitios tan, tan diferentes. Por una parte, habia una sala ricamente decorada, en la que parecia sonar una tenue musica de cámara, mientras sus invitados, en su mayoria ricachones pomposos con aires de alta alcurnia, compartian sus sardónicas risas y sus pedantes comentarios.
Junto a esta, una sala mucho mas oscura, casi digna de una buena pelicula de terror, en la que el rojo y el negro lo cubrian todo, y en la que las gasas y los oscuros encajes combinaban perfectamente con la luz de los candelabros. Alli, todo era mucho mas oscuro, mucho mas gotico, incluso sus invitados, que parecian deleitarse escuchando a aquel grupo que sonaba entre acordes de violines y guitarras electricas.
Habia tambien una sala mucho más clara, con colores casi eléctricos, en la que uno parecia ser transportado a una de esas discotecas tipicas de un poligono industrial, en la que los jovenes iban a quemar el fin de semana habitualmente. Alli la musica era mucho mas animada, más techno, y nadie parecia cortarse a la hora de bailar.
Y eso solo era una muestra. Parecia que, con cada nueva puerta que se abria, encontrabas en ella un nuevo mundo, una forma distinta de ver la vida. Y, por si aquellas tres posibilidades no bastaran, frente a ti estaba aquel ascensor, ofreciendote un universo más vasto, mil y una posibilidades de explorar lo inexplorable.
¿Serias capaz de encontrar tu sitio en aquel lugar?
Una delgada sonrisa se dibujo en los labios de la mujer ante tu reaccion, desviando ligeramente la mirada durante un instante para observar aquel dedo que se deslizaba por su cuello, casi divertida con tu atrevimiento, con el hecho de que por fin te hubieras decidido a romper aquella barrera que te habia mantenido tan expectante.
-Siempre, absolutamente siempre, consigo todo aquello que deseo, Sacha... - fue su respuesta, sin alzar la voz, lanzando aquel desafio que tan atrayente y aterrador resultaba al mismo tiempo. Y es que, por alguna razon, habia algo en aquel tono, en aquella voz, que dejaba claro que si queria, podia hacerlo; que no estaba bromeando.
Y entonces, fueron sus dedos, gélidos, los que se acercaron a tu mejilla, recorriendola lentamente, apenas rozandote con su yema- Por qué tú. Es una buena pregunta, sin duda. - dijo la mujer, con una afilada sonrisa, mientras sus dedos llegaban a la altura de tu menton- Tu lo has dicho, me gustan los retos. Y, veo tu potencial, de lo que serás capaz cuando comprendas el sentido último de todo esto, del mundo que nos rodea. Quiero convertirte en mi protegido, en mi aprendiz, en mi compañero. Quiero mostrarte el mundo tal y como es, sin velos, sin tapujos y sin engaños. Quiero que, desde esta noche, sean tus dedos los que aprendan a manejar los hilos de todas estas marionetas que nos rodean, que sean tus deseos los que rijan los suyos. He visto como te miran, cómo te desean. He visto como algunas de esas jovencitas serian capaces de cualquier cosa, cualquiera, con tal de llamar tu atencion. - comento la mujer, con aquel aire casi inocente- Y se que no habra nadie mejor que tu para convertirse en el titiritero, en ese director capaz de manejar sus vidas. -volvio a acercarse peligrosamente a ti, nublando con aquella aura suya cualquier posible intento de tu sentido comun por sacarte de aquel reducido espacio en el que el tiempo parecia haberse parado de repente.
Las sensaciones que desprendía Rachel eran unas que jamás había sentido. Sabía que no era buena idea quedarme con ella, o más que saberlo tenía una sensación, pero aún así me veía incapacitado de irme. Por otra parte me pedía algo que ya había escuchado muchas veces ¿por qué ella iba a ser diferente?
Ese viaje en ascensor se estaba haciendo el más largo de mi vida.
La escuché con los labios entreabiertos, tampoco es que entendiera lo que se proponia. Tal vez le gustaran los juegos de rol y eso no era más que un simple juego que la excitara, quién sabía.
-Mira qué guay, Master of puppets... -Dije, en un tono claramente cómico.
-E imagino que... mientras yo tiro de sus hilos tú tiras de los míos, ¿es así? -Pregunté, aunque no tenía demasiada duda de eso.
Rachel se había mostrado y desvelado como una persona hasta cierto punto caprichosa, que no cejaba en conseguir sus caprichos y al parecer yo era uno de ellos.
-Muy bien... -Dije-. Probarlo no me matará ¿verdad? -Añadí finalmente.
No sabía lo que me impulsaba a aceptar algo así, tal vez fuera que esa mujer no me parecía como el resto.
Lo siento Zipi, entre que este ritmo hace que no acabe de cogerle el toque al pj y que no ando muy inspirao que digamos... prefiero pedir la baja porque no quiero quedar mal contigo >.<'
Hace mil que no hablamos, por cierto :(