Partida Rol por web

Edward se arrepintió de su comentario al momento, poco después de hacerlo, y a pesar del interés de Ulysses. La simple idea de que las desapariciones de Lynda y su tío estuvieran relacionadas era bastante absurda.

A pesar de ello, el abogado estaba entre dos aguas, con una sensación de agobio y asfixia que no había experimentado en bastante tiempo. Tenía que encontrar a su tío, pero no podía dejar a su jefe en la estacada, y menos a su hija desaparecida. ¿Qué hacer? Para evitar caer en la desesperación, se puso a hacer aquello que mejor se le daba, razonar, esta vez de manera logística.

- Vale, si nos vamos a ir a los Grandes Lagos a seguir la pista a mi tío, necesitaremos un transporte. Yo no conduzco, y no creo que mi jefe esté dispuesto a pagarme una escapada a los lagos. - La idea de depender de otros para algo tan sencillo como el desplazamiento no le gustaba nada, le quitaba autonomía. - Por otro lado, aún tenemos que hablar el tema que dejé antes en el aire. ¿Puede haber más desapariciones relacionadas? He oído que la oleada de desapariciones afecta tanto a acomodados como a hijos de vecino cualquiera... - En un momento u otro, a base de insistir se le iba a acabar viendo el plumero, pero estaba contra las cuerdas.

-Oleada de desapariciones?- La cara de Ulysses era un cúmulo de expresividad que denotaba el asombro interno que lo consumía en cada uno de sus gestos. -Recientemente ha habido una desaparición en mi vecindario... Tona, una joven...bueno, más joven que yo...unos cincuenta años más o menos...- En ese momento Ulysses se dio cuenta de que no sabía gran cosa acerca de la hija de sus vecinos de toda la vida... -Creo que era soltera y estaba pasando una temporada en casa de sus padres. Salió una mañana a hacer jogging, por su ruta habitual, y no se ha vuelto a saber de ella...

Las palabras quedaron flotando en el aire, con la misma sensación efímera de la desaparición de Tona "...estaba aquí hace unos días, y de repente ya no está...; estoy contando una historia, y de repente no sé más nada...". Supuso, por descontado, que no aportaba nada comentar que intentó -sin resultados- encontrar alguna pista de su paradero recorriendo la ruta que seguía Tona a diario, y que la policía tampoco pudo aportarle ninguna pista al respecto.

Edward dio un repaso mental a lo que tenía entre manos. No tenía otra opción que viajar a los Grandes Lagos, pero eso le alejaba de Lynda Charlmers... Que coño, no tenía ni idea de si le alejaba o no. No sabía por donde empezar. Estaba totalmente desestabilizado, todo le había pillado de improvisto y por primera vez en mucho tiempo no sabía como reaccionar. 

Sólo le quedaba una salida: seguir la única pista que tenía de su tío Ned junto a dos pirados de las conspiraciones, y esperar que de algún modo la desaparición de Lynda estuviera relacionada con este caso.

- Bueno, ¿cuándo nos vamos a los Lagos?

- Mañana mismo. Declaró Daniel con la típica decisión de teórico de la conspiración que mostraba de vez en cuando: ideas no demasiado meditadas con un entusiasmo y determinación propias de un temerario. Se levantó de la mesa, haciendo un gesto excesivamente teatral, que quedó reforzado de manera surrealista por el sol del atardecer que entraba por el cristal de la ventana. Nos vemos a las 8 de la tarde en la pista de hielo de Rockefeller Center. Espero verles allí, caballeros

Y sin más palabras el extraño hombre abandono el local y se perdió entre las calles, dejando a Edward y Ulysses encogiéndose de hombros con algo de incredulidad y marchando a su casa tras una seca despedida.

¿En que maldito embrollo se habían metido? 

"Un viaje a los Grandes Lagos..." "Mañana mismo...". Por la cabeza de Ulysses desfilaron en un segundo mil y una razones para no aventurarse a esa búsqueda improvisada. "Demasiado lejos, demasiado viejo, costoso, su trabajo, su esposa, sus hijos..." Quizá aquellos tipos no tenían otra cosa que hacer, pero las cosas no funcionaban así en su mundo. Su vida estaba organizada de otra manera, había otras prioridades, otras necesidades...

- L..lo...lo siento, pero yo no podré acompañaros...

Aunque titubeaba hablando, su respuesta y su decisión eran firmes y no albergaban la menor duda. Lo sentía por Ned, era un buen tipo, pero nada más le unía a él que el incidente de la grabadora, unas cervezas y una caja de donuts...

Daniel ya se había ido y a Edward le costaba asimilar que Ulysses se negara a viajar. En la mente del abogado no cabía que un grupo tan bien avenido y con una empatía tan brutal pudiera romperse incluso antes de formarse, así que intentó que el señor razonara.

-Vamos, Sr. Brown, ¿no me irá a decir que nos deja ahora que estamos al borde del abismo? Es un "ellos", contra nosotros, ¿y prefiere quedarse solo a trabajar en equipo?

- No es eso, Sr. Bradley... No se ofenda, pero mi vida no está en las aventuras, los viajes y el riesgo. Soy ya mayor, tengo mujer, hijos, nietos...un trabajo en el que cumplir, y una cartera escasa y muy muy administrada... Yo no tengo nada que ver con su mundo, ni con su forma de actuar... Yo no puedo dejar a mi esposa así como así para irme de aventuras, ni puedo pedir unos días en mi trabajo, ni puedo dejar de atender a mi familia... No, imposible. Creo que lo comprende, verdad? Usted y yo pertenecemos a mundos muy diferentes...

No insista, pero no puedo acompañarles.

La expresión de Edward dejó a Ulysses sin palabras. No se trataba de alguien sorprendido o enfadado por lo que acababa de escuchar, sino de alguien más bien desesperado, alguien que dejaba entrever que él era la una parte importante para encontrar a Ned con vida...

Sabía que era muy complicado organizar un viaje así, a botepronto, pero -qué demonios!- ya iba siendo hora de dejar de lado los formalismos y de luchar por algo que creía justo!!

- Lo he pensado mejor, Sr. Bradley. Muy gustosamente iré a los Grandes Lagos. Presiento que Ned me necesita...

Tras despedirse de Edward, Ulysses se dirigió a su casa. Tenía que hablar con su esposa y sus hijos, contarles todo lo sucedido y la decisión que había tomado al respecto. Del mismo modo, tenía tan sólo un día para pasar por su trabajo y "colar" una excusa del tipo "Debo ir de inmediato a ayudar a mi hermano que vive en Connecticut, que ha tenido problemas en casa.." y comprar algunas cosas para el viaje: algo de ropa, un par de zapatos cómodos,...ufff, no sabía ni por donde empezar. En ese momento se dio cuenta de que jamás había ido de viaje a la aventura, y menos con tan sólo un día para todos los preparativos!!