Partida Rol por web

- Lo haré niña. sonrió el anciano, con tono paternal. Pero tu también hazlo.

El anciano se quedó en la puerta despidiendo a Kate con la mano y una sonrisa, hasta que una de las enfermeras le obligó a entrar dentro, con los consecuentes gruñidos del anciano. Era cierto que hacía frío, ahora incluso más que cuando Kate llegó a la residencia. El vapor de su respiración y el humor del cigarrillo, entremezclados como dos amantes, se mecían arrastrados por la brisa helada, que intentaba colarse entre los resquicios de ropa de la periodista.

Pero estaba bien así. El frío ayudaba a despejarse después de la calidez exagerada del centro para ancianos y era justo lo que necesitaba. Tenía varías cosas ya haciendo malabares, y su mente tenía que enfriarse como un procesador antes de poder ponerse a trabajar a máximo rendimiento. 

Uno de los taxis paró al verle esperando, justo cuando el cigarrillo estaba en sus últimas caladas de vida. El hombre esperó amablemente, y llevó a Kate hasta su hogar sin molestar su hilo mental con un solo intento de conversación indeseada. ¿Cuantos taxistas de esos había?