Partida Rol por web

Bajo las luces de New York

Taller de Peter Brawl.

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15/12/2012, 20:19
Peter Brawl

La ropa de Violet estaba desperdigada por el suelo, como las viejas vendas de un leproso, el resto muerto de pupa de una mariposa que ha trascendido hasta una belleza solo reservada a lo divino. Ahora lucía un manto de absoluta perfección y pureza, una irónica inocencia en un joven que había desafiado a Dios alterando su sexo, ofreciendo su cuerpo a las miradas lascivas de decenas de hombres cuando caía la noche.

Babilonia vestía ahora la piel de un cordero, completamente extasiada en aquel regalo casi caído del cielo.

Y allí estaba Peter Brawl, el estoico ángel con cara de acelga para la moderna Santa Teresa asiática. Lamentablemente el lanzazo de amor del vestido sería su único acto capaz de enardecer el corazón de la joven, pues sus maneras distaban mucho de ser tan celestiales como sus obras.

- No tengo espejos aquí. comentó con un tono que al lado de la suavidad de sus prendas sonaba como la pura lija, aunque era dificil romper el hechizo en el que se encontraba Violet. Me temo que tendrá que esperar a verlo en su casa...

¿Acaso importaba? Aunque tuviese que elegirlo a ciegas, la bailarina sabía desde el momento en que aquella prenda cayó sobre su piel que sería la única prenda que vistiese si aquello estuviese permitido. 

Tendría que compensar largo y tendido a Asthon por aquel gesto...

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15/12/2012, 20:33
Violet
Sólo para el director

¿Cómo era posible que un modisto no tuviera espejos donde poder apreciar su obra? Aunque, llegado a ese punto, ya nada le extrañaba de aquel hombre. 

Con reverencial calma, Violet se quitó el vestido, quedándose en ropa interior de nuevo. El Señor Brawl podía considerarse afortunado, pocos hombre habían conseguido tenerla en ropa interior más de una vez. Violet echó una pícara y furtiva mirada al modisto.

Vaya, ni una erección ni nada... pensó con decepción. Poco a poco volvía a su estado de ánimo habitual, aunque sentía que, después de haberse probado aquel vestido, jamás sería la misma. 

-Señor Brawl -comenzó a decir, vestida con sus ropas normales de nuevo- muchísimas gracias por esta verdadera obra de arte. Me siento en deuda con usted, así que, si alguna vez me necesita, no dude en llamarme -Violet se acercó a él y le dio un suave y tierno beso en la mejilla-. Muchísimas gracias, de verdad. 

Con paso decidido, se dirigió al ascensor, despidiéndose del modisto con un gesto de su mano y una sonrisa. Ya ni siquiera recordaba que un peludo engendro la observaba desde las sombras. 

Salió del edificio con andares de modelo de Victoria's Secret, sintiéndose más poderosa que nunca. Ahora tenía aquel vestido, un vestido para gobernarlos a todos. 

Subió al taxi y le pidió al conductor que la llevase a casa. Aprovechó para sacar el móvil de su bolso y llamar a las oficinas de Electrosand. Descolgó el teléfono Paul, uno de los encargados de la recepción de los invitados, había tenido suerte. 

-Paul, soy Violet. Esta noche acudirá a la fiesta una tal Linda Chalmers, es una periodista que va a hacer un reportaje sobre la inauguración. Encargáos de que tenga un pase VIP y tratadla como sabéis -si lo hubiera tenido delante le habría guiñado un ojo-. Una buena crítica será el despegue definitivo de Electrosand. ¡Ah! Y reservad una entrada a nombre de Edward Bradley con la siguiente dedicatoria: "Para que el Señor Abogado se tome un respiro, porque hay pocas cosas más duras que la ley" y una carita sonriente -con un poco de suerte el Señor Bradley sería lo suficientemente malpensado para captar la connotación sexual. 

Violet escuchó una carcajada a través del teléfono, Paul la conocía lo suficiente para saber que cualquier frase en boca de la joven podía tener un doble sentido subido de tono. 

-Así se hará, preciosa, déjalo en mis manos. 

-Gracias Paul, nos vemos esta noche -se despidió la bailarina para después colgar. 

La joven acarició tiernamente el vestido, como si de un delicado bebé se tratase. Estaba deseando volver a casa para volver a ponérselo.