Sin mas… Miriam marcha por el super con su denominada sonrisa de castor, 2 dientecillos, y a ritmo de sus azotantes wiiis mentales, no duda en buscar algo que cenar… su estomago crujía, que había comido? ¿un melocotón tras el te de Shakiro? ojala hubiese Panga (pescado toxico/chino de la discordia), se veía que algunos le habían echado mano al marisco sin control de calidad, así que Miriam se dirige hacia la pescadería y pincha/recoge 5 o 6 sardinas en uno de esos palitos de pincho moruno… - Si le soplamos, esto aun vale... - Su idea era quemarlas en la abandonada barbacoa, si nadie le daba malditas cosas pinchadas y quemadas en malditos palos, pues se las fabricaría ella... que chino remedio.
De camino, veía como algunos cenaban desentendiéndose un poco, otros seguían liándola parda e incluso alguno, decían cosas como la señora fruitis… que indicaba poder confirmar si Eva había acertado con el ruso, o si este era un ladronzuelo de botellas ajenas, tal y como decía… Miriam prosigue sacando su movil, que no tenia batería, cuando de pronto… oh my dog!! La chica se queda ojiplatica divisando como Aicha y Manuel jugaban a los Power Rangers, pero lo peor, es que alguno había “volcado” su carrito de patatas*. Su movil cae dramáticamente de su mano... deshaciéndose en 20 piezas, como si las bolitas del collar de Aerith se tratase…
Cuuuulo, CUUUuulo eh. – les dice, haciéndoles el gesto de culo culo (obviamente) con la mano… a Aicha y Manuel, señalando para su carrito. Y con cara de pez globo se marcha hacia donde quiera que hubiesen dejado la barbacoa para quemar sus sardinas. "Cruouou-o" decía su estomago.
*cercano a ellos, herencia de Kanaka ^^
El abrazo de Paquito pilló desprevenida a Sara.
- ¡Eh! Niño, menos abrazos y más a recoger la que has liao -
¿Pero cómo cojones pretendo que el crío este se comporte cuando los adultos son peores? Se apartó de Paquito al ver a Aicha preparando un cóctel molotov y a Manuel deslizándose en bolas por el pasillo. - Cago en la puta - Estaba bien que se montaran la fiesta padre. Estaban allí encerrados, en contra de su voluntad y con todo aquello a mano. Que se jodan, si no les gustaba, que les dejaran irse. Pero de allí a destrozarlo todo iba un abismo.
- ¡EHHHHH BAAAAAASTAAAAAAAA! - Metió un grito, dejándose las cuerdas vocales en él y se puso en medio del pasillo, mirando hacia Aicha. - Pero tía, ¿qué cojones haces? ¿No ves que si quemas el super nos quedamos sin curro? Además, sólo falta que provoques un puto incendio tal y como funcionan los sistemas antiincendios esos - . Dijo, señalando hacia el mismo al que el día anterior había acercado la llamita de su mechero. - Cago en la puta, tía. Esto no mola nada - .
Hice un gesto de asentimiento a Sara al ver su mano. No había oído lo que había dicho, pero no era necesario. La observé mientras se dirigía a Paquito, y cuando la perdí de vista emití un suspiro, quedándome durante unos segundos en mi mundo.
El susto que me llevé después al ver a Joel sentado a mi lado no tuvo nombre. Aún estando sentada pegué un bote en el sitio y mis ojos se abrieron de repente. Una de mis manos buscó el suelo, intentando estabilizarme, mientras llevaba la otra a mi pecho. ¿Cuándo se había sentado? ¿Y cuándo había cogido el sándwich? Le dediqué una sonrisa nerviosa y avergonzada esperando no haber quedado demasiado en evidencia mientras me quitaba los cascos. Ya podría haber saludado o haber dicho algo.
Al ver que acto seguido se nos unía Mauricio volví a apoyar la espalda en la caja y yo misma empecé a partir la empanada y comerme un trozo.
- Coged todo lo que queráis. - Les ofrecí con amabilidad. - Si se acaban hago más.
La pregunta del antiguo trabajador no quedó en el aire: asentí con la cabeza mientras masticaba, dándole a entender que lo de Vladimir había sido cosa mía. No fue hasta que él habló del espectáculo que estaba teniendo lugar que me di cuenta de que de fondo teníamos gritos y demás. Estiré la cabeza, buscando de dónde venían, pero seguí comiendo como si nada.
- A mi realmente lo de currar o no me importa menos. - Le dije en respuesta, antes de maldecirme a mi misma por olvidar cómo se hablaba en condiciones. Bajé la cabeza unos segundos, suspirando, concentrándome, antes de volver a mirarle a los ojos. - Peo lo que no viasé e dejá tirá a mis amigas. - Expliqué antes de beber un trago largo de coca-cola. - Cohe, cohe, Maurisio. - Le dije haciendo un gesto con la mano, como si la comida fuera infinita. - La vedá e que no ce poque no habíamo hablao ante tanto tu y yo, con lo puta madre que ere. - Dije antes de secarme la boca con la mano. - Y una cosa te via desí, Maurisio: Todo tendríamo caprendé de ti. Luchadó, precavío... - Enumeré. - Er mundo cería mejó con ma Maurisios y meno Burdós. - Le elogié antes de hacer un gesto a Joel, incluyéndolo en la conversación.
- Tú no tenteraste porque tabas reponiendo. - Le dije. - Pero aí onde lo ves el Maurisio hoy iba ponese dentro, y mavisó de la engañifa quera to esto. - Le expliqué antes de empezar a dar cuenta de un sándwich de atún, cuando vi acercarse al Lejía. Y al verle llorando mi rostro cambió llenándose de preocupación. Nunca le había visto así. Mi expresión corporal volvió a ser la de siempre y palmeé el suelo para que se sentara con nosotros.
- Claro, Lejía, siéntate. - Le invité. - ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
Antes de que siquiera le diera tiempo a preguntarle a la princesa de chicle (Sara) que es lo que había liado vio a lo lejos un extraño ser de tres patas que perseguía a una hermosa ninfa de mechas rosas.
No se negó a si mismo,No puedo tener pensamientos impuros con alguien que no sea mi Sholi y se giro ignorando la escena ,pero solo hasta que vio su pernera Un heroe nunca abandona a su suerte a una mujer indefensa.Si lo hacia perdería su honor y un ladrón sin honor no era nada.Cogio su ambientador mas chungo y corrió hacia el mientras gritaba -¡ESPAAARTAAA!-
Voy con todo el cuidado que puedo Sara. Le contesto lo mas tranquila que puedo para que la chica no se preocupe. Aunque… ahora mas de uno querrá quitarme la llave o despedirme para que no rebusque entre las cosas de los despedidos. La mascletá que provocó Paquito me dejo medio sorda. Niño como no te estés quieto te meto una colleja que te desmonto. Ya vale, que aunque tu no trabajes aquí nosotros si tenemos que seguir dando el callo. Si el género se echa a perder luego cobraremos nosotros. Lo que me faltaba, con lo nerviosa que estoy y este tirando petardos.
A mucha gente parecía no importarle que alguno de nosotros fuera despedido. Bueno habia de todo. Yo no quería perder mi empleo, me hacia falta para seguir pagando el piso y poder tener un hijo. Damian se acercó a mi y a Carmen para preguntarnos mas cosas. Parecia que el tambien estaba preocupado por solucionar el tema lo antes posible. Yo la verdad es que no se si el ruso es inocente, mañana podré hurgar entre sus cosas. Lo que digo es que si compruebo que es inocente al menos una persona será culpable: Asun, porque fue la primera que lo tachó de infiltrado del día. Y de Paquito no se qué pensar, no sé si mintió para echar mierda sobre el seta o si dijo la verdad. Es un niño… Me encogi de hombros pensativa. Supongo que mañana aclararemos algo. Me acurruqué sobre unos cartones al lado de la carniceria y allí me quedé, frita durante toda la noche.
Aicha estaba partiendose el culo con la escenita por dentro, por fuera mostraba una cara seria y desafiante. Pero cuando de pronto Sasuke lanzo polvos de talco y apareció corriendo desnudo y a la vez Sara grito "Basta", Aicha soltó un grito y tras pegar la vuelta en dirección contraria vio a Paquito con el spray, pero ni se inmuto y siguió hasta donde se encontraba Eva y su comida lanzandose de cabeza por el resbaladizo suelo tras ella escondiendose. -Socorro, ayúdame.-Todo esto claro esta, cuidando que la botella no se rompiese.Sara, no lo iba a hacer, era solo una coña, ni si quiera mojé el trapo para que ardiese. No puedo desperdiciar una botella de Jack Daniels.-Luego miro la comida y dejó la botella a un lado-Bueno esto pa después, antes comer un poco. Aicha cogió un poco y se puso a comer como si nada hubiese pasado.
El supermercado ha caído en la locura desde que el Seta fue despedido por votación popular. Carros volcados, productos desperdigados por el suelo, gente sin ropa y los baños más sucios que nunca... Algunos tratan de mantener la cordura, rodeados de una anarquía que empieza a resultar peligrosa. Parece que hayan pasado siglos, pero tan sólo han sido algunas horas. Ya ha caído la noche por completo en la calle Prosperidad y poco a poco todos los visitantes forzados del Mercadona van cayendo dormidos por distintos rincones del lugar.
Y una noche más, mientras todos duermen, una melodía suena por megafonía, ayudándolos a descansar.