Partida Rol por web

Dark Heresy: Capítulo Segundo.

Bastion Serpentis.

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01/11/2012, 14:52
Sector Calixis.

SEGMENTUM OBSCURUS, SECTOR CALIXIS, ESCINTILLA, LUNA LACHESIS, BASTION SERPENTIS:

 

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01/11/2012, 15:56
Sector Calixis.

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02/11/2012, 13:37
HOROLOGIO.

281.810M41.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.

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02/11/2012, 13:41
Bastión Serpentis.
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NEONATO ARLAN HEX, PROSCRITO TERCIO VERIDIO, GUARDIA VLADYMIR OSTROGOV:

- Habéis permanecido los últimos sesenta días en el Nivel 9 meditando, estudiando, entrenando y preparándoos para un pronto regreso al servicio activo.

- La Agente Arlesha Rais, del Adeptus Arbites, fue destinada a la sección de Archivos del Bastión Serpentis hace cincuenta días.

- Os despedisteis del Iniciado Tauron Faith hace sesenta días. Ha abandonado el servicio activo para la Inquisición, siendo trasladado a la Catedral de la Iluminación en la Colmena Tarsus. Allí sirve también la Hermana Scythia.

- Os han ordenado subir al Nivel 1 a recibir a tres nuevos reclutas novatos y conducirlos por el elevador hasta sus nuevas celdas en el Nivel 9, contiguas a las vuestras.

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02/11/2012, 14:07
Lanzadera Negra.
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INTIUS VARNIAS:

- Hace apenas una semana saliste de la prisión subterránea bajo el Palacio del Tricorne, el cuartel general del Cónclave Calixiano de la Inquisición en el Sector Calixis.

- Te lo han explicado todo, aunque sigues sintiéndote un tanto confuso.

- Has pasado unos días en una de las muchas estaciones espaciales entorno al planeta e incluso has podido comunicarte con tu familia.

- Ahora has sido trasladado junto con otros dos individuos a los que apenas has visto hasta otro emplazamiento de la Inquisición, al parecer es una fortaleza secreta de la Cábala Tiranista de la Inquisición.

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02/11/2012, 14:11
Lanzadera Negra.
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TITUS NIHILUS:

- Por orden del Magos Fabricador de Het, en el sistema de Los Tornos, tienes el glorioso honor de presentarte para el servicio ante los Sagrados Ordos de la Inquisición Imperial.

- Nunca has cuestionado una orden, y menos una que procede de instancias tan altas.

- Has pasado un mes en una nave correo del Mechanicus, y después una semana en una estación espacial en la órbita de Escintilla, la capital del Sector Calixis.

- Hace pocas horas te juntaron con dos individuos a los que apenas has tenido ocasión de examinar con detenimiento (aunque la primera impresión es que uno era un ex-presidiario; y el otro alguna clase de oficial militar con traje almidonado, uniforme planchado y un apestoso olor mezcla de betún y de algo más que huele acre).

- Os subieron a una misteriosa lanzadera negra (seguro que tiene avanzados sistemas de ofuscación del Mechanicus) y os han conducido a una fortaleza secreta de la Inquisición.

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02/11/2012, 14:17
Agente Reclutador Schulzz.
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XERXES VON BRAUN:

- Eres un Cuestor del Munitorum adscrito al Korps de la Muerte de Krieg. Has pasado los dos últimos años en un Regimiento de Guarnición planetaria, un destino aburrido. No es algo que a ti te importe, pues siempre hay mucho trabajo que hacer e incontables manifiestos de carga que revisar e inventariar. Sin embargo, el aburrimiento hace temerarios a los soldados y aumenta los robos, con los consiguientes castigos disciplinarios. Algo que puede hastiar a cualquiera.

- Todo cambió hace pocos meses cuando un supuesto Teniente se identificó como el Agente Reclutar Schulzz, al servicio de la Cábala Tiranista de la Sagrada Inquisición del Dios-Emperador de la Humanidad. El Coronel de tu Regimiento en persona, acompañado de un anónimo oficial del Munitorum de alto rango te comunicó tu traslado a "un nuevo destino".

- Pasaste meses viajando en diversos cargueros comerciales hasta el Sector Calixis, llegando finalmente a una estacion espacial en la órbita de Escintilla, la capital del Sector.

- Has pasado varios días confinado en solitario en un cubículo de esa estación y hace pocas horas te subieron a una misteriosa lanzadera negra junto con otros dos individuos a los que apenas has tenido tiempo de examinar (un tipo siniestro con gafas de espejo y otro con el pelo gris que parece un policía, aunque también podría ser un preso).

- Al parecer la lanzadera os ha conducido a una instalación secreta de la Inquisición.

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02/11/2012, 15:06
Sargento Vladymir Ostrogov.
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Vladymir se hallaba revisando el estado de su equipo cuando recibió aquella orden. Parecía que había nuevos candidatos para sustituir a la Arbites Rais y el iniciado Faith. Tampoco le extrañaba, la Inquisición era muy eficiente, y las plazas vacantes no tardaban en ser cubiertas con nuevos iniciados. 

"No tan rápido como en la Guardia... Pero claro, se supone que si alguien llega aquí, tiene algo, más allá de saber disparar un rifle láser..."

Tras encontrarse con sus compañeros en el pasillo, y saludarles con un asentimiento de cabeza, marchó a recibir a los que serían sus nuevos compañeros, con su equipo encima y listo para revisión. 

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02/11/2012, 15:27
Arlan Hex.
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Habían transcurrido sesenta días desde que finalizara el horror de Coscarla, en la odiosa y odiada colmena Sibellus, en lo que no había sido sino un fracaso en la misión que les había sido encomendada. Sesenta días en los que Itsua se había entregado al estudio y al entrenamiento, en un vano esfuerzo por dejar atrás miserias y dolor y la sombra del fracaso personal en lo que se le había encomendado, en lo que se les había encomendado.

El dolor que inflige una bala es el éxtasis comparado con la condena eterna, murmuró para sí.

Tauron Faith había sido expulsado. Lazerus había muerto y su cuerpo desaparecido, lo que constituiría el germen de futuros problemas de la mano de la corrupción que todo lo invadía. Arlesha Rais. De la arbitradora tan solo quedaba el vago recuerdo de su penoso mandato, marcado por la desobediencia y sojuzgamiento por quienes se creían mejores. Del resto... No merecía la pena gastar un ápice de energía sináptica.

Y ahora llegaban reemplazos, sustitutos para cubrir las plazas vacantes, meros trozos de carne y metal que como prótesis cibernéticas eran llamados a triunfar donde otros habían fallado. Piezas de una maquinaria que siempre habría de girar y donde una mera sospecha determinaba un cambio, una nueva pieza, unido al olvido cuando no la muerte de la pieza reemplazada.

Inició el ascenso hasta el nivel 1, cruzándose con el siempre lacónico vostroyano, laconismo que solo se rompía cuando creía que era su visión la que debía primar, incluso si ello equivalía a poner en tela de juicio las decisiones de su superior. Así había sido en el pasado. Quizás así volvería a ser si su lealtad y marcialidad no se veían... recompensadas con lo que él estimaría legítimo. No correspondió a su saludo. Tampoco lo esperaría. Tampoco se había detenido en su afán de demostrar su valía, su prisa por obedecer a quien tenía el poder de disolverlo en la nada. Como el tierno infante de academia dispuesto a pisar los cráneos de sus camaradas para ascender más rápido. Aunque ante el elevador debería detenerse y, quizás, en un acto de suprema gracia, hasta se vería obligado a compartir su presencia.

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03/11/2012, 11:28
Tercio Veridio.
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Andaba distraido por el pasillo, cómo siempre, era un camino que conocía perfectamente y no requería mi atención en absoluto. Mientras tanto podía dedicarme a pensar en qué iba a gastar lo que había ganado en los últimos meses.

"Un hombre tiene necesidades que debe cubrir, amigo Tercio" - pensaba, muy acertadamente, por cierto.

No habría estado mal un poco de celebración en medio de tanta disciplina y orden, después de todo habíamos completado con éxito la última misión, eso bien habría merecido un descanso. Pero en aquel lugar parecía que nadie descansaba, "El enemigo nunca descansa" escuchaba a menudo por ahí. Así que en lugar de eso me había pasado dos meses entrenando para una misión que nunca llegaba, hasta que llegó por fin aquel comunicado de los de arriba.

Al doblar las esquina me topé con mis antiguos compañeros, era de esperar que ellos hubieran recibido la misma comunicación, por supuesto. El místico y siempre correcto Arlan Hex, sería un tipo bastante simpático si no pareciera que siempre lleva un palo metido por el culo; y a su lado el estoico Vladymir Ostrogov, un hombre que seguramente perdería aquella fachada tras unas cuantas copas, con los vostroyanos ya se sabe...

- Una vez más en la brecha ¿eh? - exclamé con una sonrisa.- Empezaba a estar cansado de tanto entrenamiento, una nueva misión es lo que necesito... veamos que arcilla nos han traido para moldear ¡Haremos hombres de esos novatos!

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03/11/2012, 12:01
Arlan Hex.
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Itsua se volvió hacia Tercio, la llama roja de sus implantes oculares siempre ardiente.

-Tú... ¿necesitas una misión? -una seca y agrietada carcajada brotó de la garganta del psíquico-. Normalmente prefieres el ilho acompañado de recafeinado para sentirte bien a falta de algo más... potente. Por mi parte, me bastaría con algo de tanna. No necesito arcilla alguna que modelar -señaló con su voz ronca, áspera como la arena entre los dientes-. Si la quisiera me hubiera hecho alfarero. Y en tu lugar, no prejuzgaría. Puede que no sean tan novatos como piensas. O que ellos no crean serlo. En un caso u otro, lo sabremos.

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03/11/2012, 12:15
Lanzadera Negra.

Tras el aterrizaje de la lanzadera, se completan todos los automatismos de acople y las compuertas del compartimento de pasajeros se abren a un túnel de gusano que comunica con el interior presurizado del Bastión.

En la lanzadera y el túnel la gravedad es muy baja, pero luego hay un súbito y brusco aumento de la gravedad hasta una gravedad estándar normal. Sin duda gravedad artificial.

Huele a aire reciclado, a compartimentos estancos, a secretos.

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03/11/2012, 12:20
Bastión Serpentis.

El túnel de gusano desemboca en una compuerta que se cierra cuando el último de los tres recién llegados la cruza.

Da a una amplia cámara circular casi en penumbras, al fondo de la cual se distingue la puerta abierta e iluminada de un elevador.

En el centro de la cámara hay tres personas esperando. Uno es muy alto, enfundado en una armadura completa de la Guardia Imperial y bien armado. Otro es calvo y llaman la atención en su rostro los dos círculos rojos luminosos que son sus ojos prospéticos. El tercero es más enjuto y luce un atractivo peinado.

El primero de los tres recién llegados es un hombre alto y fuerte de mediana edad que lleva puesto un chaleco antifragmentación del Adeptus Arbites y unas botas del mismo cuerpo. Tiene el pelo gris y por su aspecto resulta difícil determinar si es un agente de la ley o un presidiario. A la espalda porta una escopeta sencilla y de su cinturón penden un cuchillo y un garrote.

El segundo es un hombre de aspecto siniestro con gafas de espejo. Porta un rifle de francotirador de proyectiles sólidos a la espalda. No parece llevar armadura de ninguna clase. Sus ropas son sencillas, pero elegantes, el corte demasiado perfecto, sin duda confeccionadas por máquinas muy precisas.

El tercer hombre lleva un uniforme del Departamento Munitorum con unas botas negras militares deslumbrantemente limpias. Porta un chaleco antifragmentación con los distintivos del Korps de la Muerte de Krieg, un famoso Regimiento de la Guardia Imperial. Lleva un revólver enfundado en una funda en su cinturón. Desprende un extraño olor, mezcla de betún y de algo más que huele acre.

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04/11/2012, 10:07
Intius Varnias.
Sólo para el director

En prisión los días pasan igual que los años, uno a uno, todos iguales y sin distinguir uno de otro. Ya había perdido la cuenta de unos y otros. Al principio los numeraba, siempre con la esperanza de que le quedaba uno menos para salir de allí. Con el paso de los años perdió esa esperanza y muchas otras cosas, la más visible era su ojo izquierdo, tras una pelea en las duchas, pero quizá los cambios más bruscos eran los interiores.
Cuando lo sacaron de su celda y poco a poco fue traspasando las puertas y controles hasta verse fuera de la cárcel pensó que había llegado la hora de morir. Era un luchador, lo había demostrado todos aquellos años manteniéndose con vida allí abajo, sobre todo los primeros años cuando su pasado de arbitrador aún le perseguía. Tras lo del ojo le dejaron en paz, quizá por que consideraron que era castigo suficiente, o quizá por miedo a acabar como los tres fiambres que había dejado en la ducha antes de escapar. A pesar de todo no pensaba darles el gusto de poder imputarle un verdadero crimen, el resistirse a la justicia del Emperador, era inocente de todo lo que se le había acusado y seguiría siendo inocente a su muerte.
La muerte no le esperaba en la estación espacial a la que lo trasladaron. Perdón, un implante que restituía la visión perdida en su ojo izquierdo, algunas disculpas (las menos), y la libertad con su nombre impoluto. A cambio su le esperaba su uniforme y herramientas de trabajo, su placa y el resto de sus posesiones y cuentas. Como compensación no volvería a trabajar de arbitrador, todavía era un cadete a sus 38 años, toda una promesa en el cuerpo seguramente. De cara a todos trabajaría como arbitrador, tendría un puesto en una estación y un trabajo asignado, así como un sueldo a final de mes, pero no pisaría aquel lugar nunca, o al menos de momento. Le necesitaban para una tarea especial dentro de la inquisición, algún tipo de misión encubierta en la que tendría que encarnar a un mercenario. No sabía si era algún tipo de compensación por el tiempo que le habían quitado, 15 años pues al salir se había dado cuenta los años que había pasado, o si era alguna forma de tenerlo controlado, en la cárcel había aprendido a no fiarse de nadie entre otras cosas. Fuera como fuera tenía ganas de demostrar su lealtad al Emperador y al Imperio y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario.
Habló con su familia y les dijo lo de su liberación y su restauración como arbitrador durante los días siguientes. En general todos se había alegrado de la noticia, aunque quizá unos pocos tenían la esperanza de recuperarlo como activo en los negocios familiares. Aquello no era posible, ahora por más motivos que antes, pero aquello era un secreto, no debía decírselo a nadie.
Unos días después salió de la estación espacial junto a otros dos individuos a los que no había visto en su vida.

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04/11/2012, 10:30
Intius Varnias.

Tras la llegada al bastión bajó de la lanzadera y continuó hasta el final del túnel. No había hablado en todo el trayecto con sus dos compañeros de viaje y no pensaba hacerlo ahora. No tenía ni ganas ni motivos, había aprendido a quedarse callado. Iniciar conversaciones intrascendentes por el mero hecho de comunicarse hubiera encajado con un Intius Varnias que había quedado sepultado hacía muchos años y del que poco rastro quedaba ya. Además le gustaba muy poco que un extraño se metiera en sus asuntos, así que él tampoco se metía donde no le importaba.
Al salir del túnel desembocaron en una sala circular con otros tres hombres. Se acercó al centro de la sala y se quedó parado. La única salida, además de por donde habían entrado, parecía un elevador iluminado al otro lado de la sala pero ignoraba si debía dirigirse hacia el o no. Observó a los tres hombres que allí esperaban pues a sus dos acompañantes había tenido todo el trayecto para hacerlo.
No sabía si alguno conocía el motivo por el que estaban aquí o se encontraban tan desconcertados como él, pero con una simple mirada podía verse lo variopinto de todos los reunidos.
Esperó a que algo o alguien le indicara que hacer.

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04/11/2012, 12:07
Servocráneo.

- Un servocráneo de iluminación se desprende del techo y se queda flotando un poco por encima de los recién llegados para iluminarles el camino.

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04/11/2012, 12:12
Bastión Serpentis: Adepto Asclates, Erudito Materium.
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ARLAN HEX:

- El Adepto Asclates te ha informado de que hay que llevar a los nuevos reclutas al Subnivel 9, el vuestro, donde sus celdas-dormitorio han sido ya preparadas por los servidores.

- Allí podrán asearse y dejar sus cosas.

- Luego podrán comer con vosotros en el comedor.

- Por la tarde hay que llevarlos al subnivel más profundo para Predestinación Imperial. No les acompañaréis allí, bastará con dejarlos en el elevador.

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04/11/2012, 18:03
Titus Nihilius.

¿Quién pensaría que el mismísimo Magos fabricador de Het me vestiría y me daría transporte para llegar hasta aquí? Al principio pensé que era porque algo malo de mí había llamado la atención de la Sagrada Inquisición y el Adeptus Mechanicus prestaba toda su colaboración para no verse involucrado en mi proceso, pero luego escuché la orden del hombre de presentarme ante el Sagrado Ordo y cumplir funciones.

Es cierto que el asesinato de una mafia menor no es un crimen muy grave pues no amenaza la estabilidad del Imperium, pero realmente esta solicitud de servicio es como una segunda oportunidad que me da el Dios-Emperador para servirle con una luz que nunca antes se había posado en mí. No sé si tengo las capacidades necesarias para honrar la confianza que me brindan, pero con un buen motivo, todo puede lograrse. Lo demostré hace poco.

La nave nos dejó finalmente en alguna clase de bastión secreto de la Inquisición. No lo conozco y creo jamás haber escuchado de él. El lugar es glorioso, recordándome a ciertos sectores de las fábricas pero con una elegancia gótica digna de los mártires.

Había compartido el viaje con dos hombres y ni una sola palabra cruzamos. No me interesa hablar con ellos pues no sé quienes son y no les necesito ahora mismo. La única otra razón para conocerles sería asesinarlos, pero nadie ha pagado por ello y yo no trabajo gratis. Es por eso que nos ignoramos sanamente durante todo el viaje mientras me preocupo más de mantener mis armas en las impecables condiciones que deben estar las maquinas desarrolladas en Het.

Finalmente aquí estoy, recorriendo un pasillo de esta enorme fortaleza hasta llegar finalmente a una sala donde hay otros hombres. Uno de ellos parece un enorme miembro de la Guardia Imperial de alguna clase de lugar helado. Uno de esos tipos que no se menosprecian. El otro es un calvo con ojos mecánicos que nada muy interesante parece tener. El último es un tipo de los que me he topado toda la vida, lo que lo vuelve aun menos importante.

Me quedo en silencio sin siquiera saludarles mientras veo como un servocráneo nos ilumina el camino que de seguro debemos seguir, cosa que comienzo a hacer de inmediato sin prestar atención en las acciones del resto de los presentes.

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04/11/2012, 23:51
Xerxes von Braun.

La erguida silueta de Xerxes fue la última en entrar sosteniendo doblado en su antebrazo el abrigo que hacía juego con el uniforme de Cuestor. Desde su privilegiada posición en la retaguardia podía verlo todo, oportunidad que no desaprovechó. Comenzó mirando al tenía más cercano, empezando por arriba y terminando con los zapatos. Uno a uno repitió el ritual mientras iba avanzando hasta que tuvo registrados a los que le habían acompañado y a los tres que esperaban en posición más avanzada. Pero si alguien creía que terminaría ahí no podía estar más equivocado: Xerxes no había hecho más que comenzar.

Eran muchas las sombras que se repartían por la sala. Tan misteriosas, tan cambiantes, tan dispuestas a esconder algún peligro que no tenía intención de dejarlo pasar. Comenzó por su izquierda como si la sala fuera un enorme libro cuyos secretos debía desentrañar. Siguió hacia su derecha viendo la oscura tinta cambiar a medida que avanzaba por su superficie circular.

No paró hasta que terminó y aun cuando lo hizo no quedó tranquilo. Sí, nada había encontrado pero no significaba que nada hubiese. Y teniendo eso muy presente no paró de girar la cabeza sostenida por su estirado cuello cada vez que lo creía conveniente.

Al final su incansable búsqueda tuvo éxito en forma de inesperado servocráneo. Claro que en un primer momento al escuchar los gorjeos de aquella cosa al flotar pensó en ratas correteando por el piso superior. Luego a la luz de los hechos, y del mismo servocráneo, aceptó aliviado y de muy buen grado la realidad.

Con la satisfacción de haber tenido razón todo el tiempo siguió al servocráneo sin dejar de comprobar su alrededor por si acaso volvía a tener razón.

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05/11/2012, 00:01
Sargento Vladymir Ostrogov.

Vladymir se atusó un poco el mostacho mientras observaba como bajaban los desconocidos, juzgándolos. No sabía muy bien que esperar, pues un simple uniforme no garantizaba un comportamiento honorable... Pero que uno fuera arbitrador, y otro del munitorum, era una buena base. 

Cuando el servocráneo apareció, se volvió para seguir a aquel instrumento. Sin duda, les llevaría ante su superior, y ante un nuevo encargo en el que servir fielmente a la Inquisición y al Emperador. Con un marcado paso militar, el vostroyano se aventuró por el Bastión Serpentis, a la búsqueda del encargo.