El primero de los proyectiles que Gwindra descargó contra el lobo le hizo enfurecer más de lo que ya lo estaba. No obstante, la segunda de las flechas provocó que dejara de gemir y que su ciega mirada se perdiera en la más absoluta nada. Para cuando el tercer disparo atravesó el cuello de la bestia, ésta ya estaba muy debilitada.
Un chorro de sangre empezó a manar con presión cada pocos segundos. Era obvio que la saeta había dañado una arteria y que la muerte del monstruo estaba muy cerca. Su respiración fue poco a poco tornándose más lenta. Sus patas comenzaron a fallar y finalmente se recostó de lado en el suelo hasta que su jadeo agonizante cesó finalmente.
Instantes después la tela de araña creada mágicamente por Lyris comenzó a desintegrarse corrompiéndose y finalmente despareciendo. Habían tenido suerte, pues de no haber contado con la arcana, aquellos seres habrían causado bastantes daños al grupo.
Debían decidir que hacer. Sospechaban que la sangre de Runhadir había atraído a aquellos extraños lobos. Lo que no podían imaginar era lo que podían convocar los cadáveres de aquellas dos bestias mágicas.
Sigo en el hospital... Hasta jueves o viernes...
El último flechazo da en el punto elegido exactamente. En toda la yugular. Sonrío complacida, por el buen tiro que he hecho. Runhadir me había enseñado bien, aunque hubiese perdido la cabeza.
Lo he matado. Pienso apenada. Entonces, el dolor lacerante del morisco, una vez la adrenalina deja de fluir por mis venas, casi me hace derrumbarme. Me dejo caer en el suelo, sentándome. Cojo un trapo y me empiezo a limpiar con nieve y a vendar la herida. Por lo menos parece que no está envenenada.
-¿Alguno podéis curar?- Pregunto a mis compañeros.- Bueno, puedo esperar. Lo primero que deberíamos hacer es quemar estos bichos. La sangre... -Miro a la maga, parecía saber algo de ellos- ¿Sabes si serán comestibles?- Le digo mientras agarro a uno y lo arrastro hacia el otro y busco con la mirada algo que pueda arder.
¿Y todo bien?
El ladrón respiró hondo y relajó los hombros al ver que el segundo perro yacía muerto. Estaba claro que contaba con dos compañeras insustituibles a la hora de sobrevivir en aquel lugar. Lástima que él pudiera hacer más bien poco para ayudarlas. En la batalla, sus flechas habían servido para hacer cosquillas a los monstruos y tal vez ni eso. Y ahora que Gwindra necesitaba ayuda con su herida…
-Deberíamos encontrar un village. Esa herida debería vértela un curandero.
Porque los perros esos eran venenosos, o eso les había dicho Lyris. Y aunque la elfa no estuviera envenenada, la herida podía infectarse si no la trataban.
-Y mejor olvidarse de intentar usar a esos chuchos como aliment. Si tienen ponzoña en su carne, los quiero lo más lejos posible de mi bouche.
-Sí, yo puedo curar -dijo Lyris tras unos segundos, reluctante.
Deseaba guardar las cargas de su cinturón curativo para si misma, por si las necesitaba. Su magia había contenido a las bestias, pero había sido Gwindra quien las había abatido. Tenerla sana, y en buenas condiciones para disparar, podría resultar esencial para su supervivencia. De modo que se acercó a la elfa y se concentró en la magia del cinturón para canalizarla a través de su mano. Las heridas de la elfa mejoraron a ojos vista.
-Mejor nos olvidamos de comerlos -negó Lyris con la cabeza-. ¿Estamos seguros de que queremos entrar en un pueblo en este plano? La ciudad de la que hablaba Runhadir no parecía el mejor sitio para hacer una visita.
Motivo: 1 carga del cinto curativo
Tirada: 2d8
Resultado: 6
Uso 1 carga del cinto curativo para curar 6 pgs a la guinda del pastel. Tú dirás si quieres más curación. Sólo tengo 3 cargas diarias.
Mientras Gwindra amontonaba los cadáveres de los perros asquerosos ciegos, la maga se acercó a ella y, amablemente, la empieza a curar con su cinturón mágico.
-Gracias, me siento algo mejor. Aún duele, pero podré soportarlo.-Dijo Gwindra con algo de orgullo pero una mueca de dolor que no pudo ocultar. Aún le dolía bastante más de lo que pretendía mostrar.-Estoy de acuerdo contigo, pero si no encontramos civilización pronto, y visto lo difícil que es encontrar sustento aquí, nos veo en una situación compleja. Además, a mi me gustaría volver a mi plano. O a mi mundo. O lo que sea. Menos a mi casa, en un lugar... normal.-Dijo Gwindra con un deje de tristeza.
Una vez los lobos están apilados, me pongo a prenderles fuego con lo que pueda. Algo de las pertenencias de mi antiguo maestro, por ejemplo (supongo que una muda de ropa llevaría o algo así).
Me quedan 11 puntos de daño. Puedes esperar a que anochezca y gastar otra carga si quieres reservarlas por si acaso.
-De nada -repondió Lyris.- Sólo espero que no salgamos de la sartén para caer en las brasas.
El ladrón se rio por el comentario de Lyris.
-Yo diría que llevamos en las braise desde que aparecimos en este plano.
Y ahora que Gwindra había recibido algo de curación y ya no estaba en inminente peligro, se volvía al tema del alojamiento y la civilización.
-Puede que las ciudades aquí no sean como las de nuestro plano, pero… ¡Que diable, al menos será una ciudad! Igual hay más gente como nous, que se han visto arrastrados a este lugar en contra de su voluntad y están buscando una manera de retourner a casa. En cualquier caso, yo prefiero enfrentarme a una ville de locos que seguir arrastrándome por aquí sin nada más que hacer que esperar a la mort.