- ¡Mirá allí! – Gritó Koinzell quien apuntaba con el dedo en dirección a las afiladas montañas situadas a una infinidad de kilómetros de distancia.
A unos quinientos metros internándose hacia el interior de aquel páramo helado se observaban los restos de lo que parecía ser sin duda alguna una embarcación partida por la mitad. Iirag la reconoció de inmediato. Por su forma inequívoca se trataba de un drakkar, pero no de uno cualquiera. Iirag corrió la distancia que le separaba del Snekkja y tras casi dos minutos se encontró junto a su embarcación. Estaba terriblemente destrozada. La tormenta había partido su nave por la mitad, el mástil reposaba sobre aquel suelo pantanoso y de la vela solo quedaban algunos jirones.
Koinzell llegó raudo junto a Iirag y aun resoplando por el esfuerzo de la carrera se detuvo a mirar lo que tenían en frente. El casco tenía multitud de agujeros y faltaban multitud de tablones así como el mascarón con su característica figura emulando la cabeza de un dragón. Pronto se fijó en que su nave estaba cubierta de algas, así como de conchas marinas adheridas a su casco. Aún quedaba algo de agua del mar estancada en algunas partes de la embarcación e incluso pudo observar como algunos peces aún se movían coleteando de un lado para otro tratando de volver al mar.
- Algo anda mal… - Dijo el caballera resaltando lo obvio. – Parece como si esta nave llevase hundida años en el fondo del mar y lo más extraño es que se encuentra a casi un kilómetro de éste…
Iirag no respondió y sin embargo decidió penetrar en el interior de la nave para observar algo mucho más aterrador todavía. Tirado en el interior del casco se encontraba el cuerpo a medio descomponer vistiendo con una armadura que Iirag de inmediato reconoció. Se trataba de una armadura completa de fabricación artesanal, sobre la que llevaba una hombrera fabricada con el cráneo de un lobo. Una húmedas pieles de oso y un tabardo de cuero anudado con un enorme cinturón con el símbolo de un Lobo de mirada enfurecida eran la indumentaria de aquel esqueleto, llevando sus armas cruzadas a la espalda.
Posteo mañana, me toco trabajar hoy de noche u.u
Iirag se quedo aturdido, balbuceando ligeramente, con el cadaver en sus manos.
—No... no puede ser... no puedo ser...
¿Estaba muerto? ¿Era todo una ilusión? ¿Alguna especie de juego del hombre que había aparecido como un espejismo en su retina? No podía ser. Con rápidos movimientos comprobó si el cadaver era de su estatura y si tenia dientes parecidos a los suyos. Se enorgullecia se su fuerte dentadura en buenas condiciones, poco frecuente entre los hermanos Lobo. Tambien busco el cuerpo de los demas tripulantes.
Despues de varios minutos decidio que no debia dar vueltas al misterio del cadaver, de nada servia retorcerse el cerebro con tan poca informacion. Con movimientos agiles, le desvistio y le quito el armamento, y se armo en pocos minutos. Si era su propio cadaver ya no necesitaria la armadura, y el tenia frio. Estaba buscando comida cuando cayó en que todo deberia parecerle extremadamente raro a Koizell.
—Perdona Koizell, pero me he sentido abrumado por unos momentos. Este barco que ves es el Snekkja, mi antigua nave, que capitaneaba hasta que naufrago en el mar Cercado, la historia posterior ya la conoces. El cadaver que he desvestido... no se quien es, pero llevaba mi ropa y armamento. Algo raro esta pasando Caballero Koizell, cuando desperté en la costa.... No se que esta pasando, no se si esto es una ilusion, si estamos muertos... Si es una broma pesada de los dioses.
Iirag golpeo el cascaron de su barco, destrozando un buen cacho de madera, casi podrido. Estaba realmente furioso. Pero retiro su mente de la voragine de pensamientos y explicaciones y se entretuvo buscando entre los restos del bote.
No se si tengo que echar un buscar o lo que sea
Mamut, dijiste "mañana", viejo zorro.
Mirad el foro, ya casi terminan con los arreglos. Eh estado sin internet todo este tiempo por culpa de mis vecinos trols.
Mientras Iirag revisa la nave y el cadáver me siento sobre algún barril de los escombros del barco. Ya no me siento tan exageradamente mal por los mariscos, sin embargo esas criaturas viles, heréticas e impuras habían intentado acabar con mi vida y la de mi aliado, sin embargo el poderoso sol que ilumina mi vida fui rescatado de la desgracia. El barco era parecido a los que empleaban las tribus nórdicas contra las que solía luchar en un pasado, sin embargo es diferente. Definitivamente no tienen mucho que ver, eso solo revela mi ignorancia, el mundo debe de ser un lugar realmente grande y nunca uno deja de conocer nuevas cosas.
Observo como Iirag comienza a desvestir al cadáver, por lo general la mayoría de las ordenes de paladines verían eso como un acto bajo, sin honor y sin respeto, sin embargo mi orden no era una de monjes y palabras, era una hermandad de armas, por lo que aun en mi locura encuentro totalmente natural las acciones del hombre, aunque no comprendo del todo la situación. Escucho atentamente las palabras de el nórdico una vez se decide a hablar.
Si - Respondo con sinceridad, de hecho la idea alegra mi lunática mente - Si, eso tiene mucho sentido, puede que haya muerto en batalla y por ello mis recuerdos son erráticos - Digo reconociendo mi propia inestabilidad mental - Es posible que mi maestro me haya llamado a estas tierras de mierda para acabar con las brujas y los herejes, después de todo su poder es implacable, y también comprobaría la teoría de que la fe es eterna.
Me pongo en pie y suelto una sonora carcajada, no comprendo la situación, pero todo sucede por un motivio y si estoy aquí es por la voluntad del astro al que sigo con tanta devoción, pero si puedo aprender algo de este lugar mancillado entonces este viaje tendrá un propósito. Mientras me río una idea cruza mi mente, miro a Iiriag.
¿Si este es tu barco? Suponiendo que no estamos muertos - Digo para aclarar - ¿Porque esta en medio de esta tierra? ¿Y porque parece como si hubieran pasado años? - Una idea pasa por mi mente que me hiela la sangre - ¿Cuantos años han pasado desde que partí en esta cruzada?
Un agudo dolor de cabeza me fuerza a dejar de pensar en ello, me invaden unas profundas nauseas y también ganas de reír de forma desenfrenada, pero no hago ni un gesto. En menos de un par de segundos todas esas ideas se desvanecen de mi cabeza como si nunca las hubiese tenido.
Maldito internet que se corta cuando esto se esta poniendo muy interesante, quiero saber que esta pasando aquí o.o
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