Partida Rol por web

Al parecer, no me queda otra opción más que aguantar todo lo posible... Ojalá la tormenta se vaya rápido para poder tener una ventanita con mi equipo...

-Boros! Vamos a aguantar hasta que pase la tormenta. Utiliza DETECCIÓN!- Y el Weavile se coloca en posición para poder evadir casi cualquier tipo de daño de que le pueda causar aquel Excadrill rival.

Vaya, ¿está intentando ganar tiempo? No cree que vaya a ser nada útil en su caso, pues no puede repetir ese Sorpresa nuevamente a no ser que cambie de Pokémon. Y lo que entre va a llevarse un daño masivo por parte de Driller.

— ¡Driller, continúa con Cabeza de Hierro! ¡Este combate no se nos puede escapar! — trata de motivarle junto con la orden.

James sabía que no tenía mucho que hacer mientras durase la tormenta de arena, así que decidió pasar al modo defensivo con Detección.

Cuando el Excadrill de Riku quiso asestarle un golpe con Cabeza de Hierro a Weavile, el pokémon de James evadió con suma facilidad el golpe. Aún así la tormenta seguía azotando a Weavile, que no paraba de sufrir daño residual.

Vaya, Riku tampoco se esperaba un Weavile con Detección, más que nada porque los Pokémon con algún movimiento de protección tienden a llevar un movimiento del tipo Tóxico o Drenadoras acompañando para desgastar al enemigo. Y Weavile no se suele usar con esa función.

Sin embargo, ha debido llegar a su límite: ahora si quiere protegerse dependerá totalmente de la suerte, y Driller sigue siendo más rápido que él mientras la tormenta no se deshaga. Aun así, Driller podría sobrevivir a cualquier golpe lanzado por ese Weavile.
— ¡Esta es la nuestra, Driller! ¡Usa Cabeza de Hierro! — ordena. No puede ser que su oponente tenga tanta suerte como para acertar dos protecciones seguidas.

Ahora es mi turno de hacer la misma jugada que ha hecho mi rival al comienzo del combate, una retirada estratégica es mi única oportunidad de ganar un poco más de tiempo hasta que se acabe esta tormenta de arena, de otra forma no podré derrotar a su Excadrill nisiquiera, y yo que pensaba que tendría la ventaja... Tsk, hago un chasquido bastante sonoro expresando mi frustración.

-Boros, eres la última esperanza, no queda de otra más que hacer un sacrificio también, REGRESA!- ordeno a mi Weavile estirando mi brazo sujetando su pokeball y haciéndole regresar con su haz de luz al tiempo que arrojo otra pokeball con la otra mano -Ve Odín... Lo siento amigo, se que querías lucirte, pero trata de resistir todo lo que puedas- digo decepcionado de no poder usar mi emblema como entrenador tipo hielo, a mi articuno, quien sale al campo de batalla a la defensiva, aparentemente consciente que no tenía otra alternativa.

James decide, en una jugada suicida, retirar a su Weavile y sacar al legendario pokémon de tipo Hielo, Articuno. El entrenador de los tipo hielo necesitaba ganar tiempo hasta que esa tormenta de arena terminase.

Por su parte, Riku continua presionando con su Excadrill y el ataque Cabeza de Hierro. El golpe acierta de pleno en Articuno y con un solo movimiento, el pájaro legendario cae debido al daño masivo que causa su rival.

Ha sido un sacrificio necesario, pero por lo menos la tormenta de arena amaina tras la derrota de Articuno...

Como es obvio, cada vez que salga Boros al campo, debe atacar con sorpresa para aprovechar aunque sea ese turno de ventaja.

Lanzo la pokeball de Boros que en ningún momento solté y la lanzo al tiempo que recojo a Odín en su pokeball.

-Lo siento mucho Odín, espero que puedas perdonarme, pero Boros y yo haremos lo mejor que podamos para que no haya sido en vano tu sacrificio... Boros! Sorpresa!-

Y el Weavile sale de su pokeball y al instante hace su ataque primordial sin esperar ni un instante.

Riku sólo puede hacer una cosa, y esa cosa es seguir como hasta ahora. Ese Weavile no va a poder hacer gran cosa haga lo que haga, así que salvo gran catástrofe, el combate está ganado.
— ¡Driller, usa Cabeza de Hierro y acabemos con esto!  — ordena. Se espera al menos una Sorpresa antes de volver a poder atacar. Espera que su oponente no alargue demasiado el combate...

James sacó al último pokémon que le quedaba en pie, Weavile, el cual realizó de nuevo un ataque Sorpresa.

Riku seguía ordenando a su Excadrill hacer el movimiento Cabeza de Hierro. Era su mejor baza contra los pokémon de hielo de James. El golpe de Weavile no era precisamente efectivo contra Excadrill, pero al menos servía para hacerle retroceder y hacer daño de desgaste. 

Y de repente, Riku puede ver lo que su oponente intenta: siendo Driller su mejor opción para ganar la batalla contra ese Weavile, acaba de ver que lo que quiere es desgastarlo lo más posible con Sorpresas, incluso si debe sacrificar a otro Pokémon, para ganar con dos devastadores ataques, dos ataques en dos rondas para llevarse el gato al agua.

Sí, es una opción muy real, y ahora entra dentro de sus cálculos, pero... ¿serán sus cálculos correctos? Los de ambos, pues en la cabeza de Riku esa situación sólo puede darse con una combinación muy concreta y maximizando cualquier tipo de daño.

De todos modos, no le queda mucho que hacer salvo continuar.
— ¡Driller, continúa con Cabeza de Hierro! — a estas alturas tampoco hacía mucha falta dar la orden; todos en el estadio, sobre todo viendo la cinta que el Excadrill lleva en la frente, debería saber de sobra que Driller no puede ejecutar otro movimiento hasta que no salga del campo.
 

Bajando la mirada, doy la que podría ser mi última orden durante el combate.

-Boros, Dale con todo lo que tienes... DEMOLICIÓN!!!- grito el ataque con todo lo que me queda, esperando que mientras mas fuerte el grito, más fuerte sea el impacto, y Weavile que parece sentir mis deseos se lanza con todo lo que tiene a golpear al Excadrill rival.

Ahora si, una vez que había amainado la tormenta de arena, los movimientos de Excadrill se volvieron más lentos que los de su rival.

El pokémon de Riku agachó la cabeza y se preparó para asestar un Cabeza de Hierro sobre su rival, pero Weavile se anticipó a la jugada y de un potente Demolición, tumbó a Excadrill.

El combate estaba llegando a sus últimos compases, pues a cada entrenador le quedaba un solo pokémon. Riku tenía ahora que desvelar su última carta.

Era justo lo que Riku imaginaba, pero no imaginaba que el daño de esa Demolición sería tan devastador como para debilitar de golpe a Excadrill, incluso estando desgastado como estaba.

— Bueno, Garchomp... Esta es nuestra última oportunidad... — no le quedan muchas opciones, realmente.

Garchomp sale al campo.

Y como sólo le queda una opción, va a gastarla. Activando el Cristal Z, Riku levanta el brazo que sostiene la pulsera que activa el Poder Z.

— ¡Bien, Garchomp, acabemos con esto! ¡Aplastamiento Gigalítico! — esto va a acabar pase lo que pase, por lo tanto, tendrá que ir con todo. Su única opción es que no tenga un ataque de prioridad o bien que falle aquello que lance.

Un poco agitado por el desenvolvimiento del combate, observo al último pokémon de mi rival, realmente de los mas duros a vencer... No debí haberme confiado al inicio del combate, tendría Odín para poder pelear con todo contra ese Garchomp, pero con Boros será muy dificil, y cualquier estrategia de aquí en adelante, solo serviría para alargar el combate...

-Boros, utiliza Garra Umbria! Dale con todo a ese dragoncito!-

Ordeno gritando, no puedo más que confiar en la suerte a partir de ahora... Pero Boros se mantiene firme y se alabanza al ataque contra su rival.

Weavile seguía siendo el pokémon más rápido del campo de batalla a pesar de estar ante un Garchomp. El pokémon siniestro de James no parecía estar preparado para afrontar a un rival como ese y ejecutó el movimiento más potente que disponía en ese momento, un Garra Umbría que no llegó a ser excesivamente dañino contra el dragón de Riku.

Riku por su parte sabía que no podía dejar nada al azar, así que decidió ir con todo su potencial. Desató el poder del cristal Z que llevaba equipado su Garchomp, el Dracostal-Z. Garchomp abrió sus fauces y un enorme proyectil morado con forma de dragón salió disparado hacia su contrincante. Weavile no pudo resistir tanta potencia destructora y cayó debilitado.

Por lo tanto Riku se alzaba como el ganador del combate, cerrando así la ronda de combate.