Milo suspiro aliviado al ver que aquella joven estaba viva y bien cuando vio como. Una segunda persona salía de la sala. Sin pensarlo dos veces, salió detrás fr él. - ¿Qué es, qué está pasando? - preguntó a quién sea que hubiese dado la voz de alarma mientras corría detrás de él.
Perdón por haber tardado, no se que me ha pasado con el post que no sabía continuar. El. Post es malo pero espero que sirva para echar la situación a rodar y volver a coger el ritmo.
La puerta se abrió lentamente de par en par. Fuera, dos figuras cuyas identidades era difícil distinguir a contraluz observaban con cautela lo que sucedía dentro de la sala, ahora iluminada parcialmente por las antorchas del pasillo. Morgause y Kai estaban caminando hacia la puerta, mientras que Milo corría hacia ella por poco evitando llevarse puesta a Morgause en el proceso. Sarthan por su parte seguía meditando en una esquina de la sala, ajeno al reciente grito de alarma o a la luz que llegaba desde el pasillo.
Estoy aquí, en ningún lugar, este espacio comienza a hacerse familiar pero sigue siendo igual de desconocido e insondable. Espero que la voz me hable, como lo había hecho antes, pero sólo escucho silencio. Estoy expectante de que un nuevo símbolo se manifieste sobre un imaginario tapiz, pero tampoco eso ocurre, y me alegro que así sea. El alma, si realmente es una entidad que algo tiene que ver conmigo, no va a repetir la misma secuencia, buscará otro modo de llegar a mi. Espero, y el tiempo se disuelve.
En algún momento, la siento cerca, y puedo leerla. Me envía mensajes que apenas comprendo, que marcan pautas que me parecen sabias y naturales. Un atajo es razonable, más considerando que la vida dura unas pocas décadas como para pasar meditando la mitad de ella. Hacer lo que uno desea es más genuino que seguir las reglas de otros, aunque percibo el conflicto con el pedido expreso de no hacer trampa, más que nada porque la trampa es, hasta donde se, el inflingir las reglas para obtener ventaja. Eso me confunde, pero confío en que podré entenderlo a su debido tiempo. Destruir para volver a crear se me hace algo más familiar, aún así una cosa es contemplar el fin y el nacimiento, y otra distinta es provocarlo. Mi alma me puso un desafío, y estoy dispuesto a aceptarlo.
La tentación de continuar meditando para estar en contacto con mi alma es fuerte y palpable, aún así me resisto apoyándome en las palabras que ella misma escribió. El atajo es preferible a prolongar esta experiencia, por hermosa que fuese. Me despido en silencio, sin hablar, sin escribir, esperando que comprenda que no es la impaciencia la que me aleja, sino el poner en práctica sus enseñanzas. Poco a poco las letras se desvanecen, pero las ideas quedaron grabadas en mi. El vacío de mi mente empieza a llenarse, y si bien el silencio de la sala me rodea, ya puedo sentir que estoy ahí, escucho el latido de mi corazón y mi respiración, puedo oler el arce y sentir el lino bajo mis piernas. Recién entonces abro los ojos, y observo.
Regresando, nuevamente gracias por la paciencia y disculpa el parate tan largo.
Al abrir los ojos, sentiste como el sueño te invadía de pronto, como si se hubiese estado acumulando durante horas antes de asaltarte con todas sus fuerzas. La sala del silencio estaba totalmente a oscuras, e incluso si te esforzases en sentir la débil presencia mágica que emitían los otros aprendices, no sentirías nada. Tampoco oías la respiración de nadie más en el silencio absoluto de la gran habitación, con lo cual todo apuntaba a que estabas solo allí. ¿Cuánto tiempo habría pasado? Era difícil saberlo con certeza, pero la total ausencia de luz proveniente de las ventanas harían pensar que ya habrían pasado varias horas desde que los aprendices habían comenzado a meditar. Si no tu memoria no fallaba, la puerta que daba al pasillo estaba en alguna parte de la pared que había tras de ti.
Tu resistencia mental ha disminuido en 10 puntos debido al cansancio.
Abro los ojos pero el paisaje que me rodea parece el mismo, el silencio y la oscuridad deciden seguir acompañándome. Ya no entra claridad desde el exterior, el tiempo se escurrió de algún modo y mi mente siente el agotamiento de las horas que sin duda transcurrieron. Mi cuerpo también hace su reclamo por la decisión que tomé, la posición que me sugirieron tomar era cómoda, pero es la primera vez meditaba así, y mis rodillas no están a gusto por haber demorado tanto en volverlas a mover. Con dificultad me pongo de pie y camino a tientas hacia donde recuerdo estaba la puerta de entrada. Hasta Nolan se ha ido.
Aún a solas no me atrevo a interrumpir el sagrado silencio de la sala, mis pasos son cautelosos intentando no perturbar la paz que me rodea. Mis dedos recorren a ciegas la pared, en busca de la salida. Y luego?. Los pasillos de la Academia son laberintos interminables, cada puerta da a un lugar que para mi es un misterio, a excepción de las tres que se abrieron para mi. No tengo intenciones de molestar al Administrador pero podría intentar recorrer el camino en sentido inverso hasta la habitación que me había sido asignada, allí podría descansar y pedir algo de alimento a Mérope. Qué bien cocina esa mujer.
Trato de llegar a la puerta y abrirla. Si lo logro, iré recorriendo en el sentido inverso el camino que hice durante el día hasta llegar a la habitación en la que desperté. Espero no perderme, y si veo a Mérope en las cercanías del cuarto, le haría señas para que se acercase.