Partida Rol por web

Fosco se quedó sonrosado ante las duras palabras de Flame. No se esperaba aquello. Ni siquiera mostraba gratitud. No supo como reaccionar dejó que Onfale le abrazase y le diese consuelo. Para entonces pudo coger fuerza, cerró la boca y apretó los labios. Así sea pues... pero nunca pierdo dinero, ¿sabes? dijo elevando una ceja Las palabras también cuestan. Nos puede salir caro... decía enigmático el mediano Un gracias vale más que el orgullo.. hizo una pausa Creo que por ahora has luchado por tu vida... Aunque ya estuvieras viva y ese demonio te hubiese resucitado ¿como saldrías airosa de un demonio sin armas? Pagué por tu vida... Si no quieres corresponderme allá tú. No me digas que me salvaste mi vida, no te justifiques. No lo necesitamos ninguno de los dos. Si estás cómoda con esa decisión, pues que así sea. Da las gracias y no me debas nada si así lo deseas, pero la nada... Nada nos da. Nada vuelve. Nada y nada, hasta una orilla de plata... terminaba de modo enigmático con una cancioncilla que le cantaba su madre. Últimamenta, para Fosco todo se había vuelto un valor, un número. Lo cualificaba todo y por ahora su vida no había estado ni una vez en peligro. El mediano siempre salía airoso, aunque con su corta memoria... tampoco recordaría si era así o no. Pero Flame, fui yo quien puse casi 6.000 mo. Yo sólo puse casi la mitad del valor establecido.Y no lo dudè... no dudé en pedir que volvieras. Los demás no confiaban en el demonio. Igual ahora estarías aquí sin yo invertir el dinero.. o igual no. Nunca lo sabremos... dijo mirando fijamente a Flame Si para ti mi sacrifico no vale nada. Olvídalo y acepta mis disculpas, pero no te volveré a ayudar. Y hazme caso... que llegará esa ocasión... Siempre llega para los que somos pacientes... luego miró a Alice, de aquella pelirroja esperaba mucho menos que de Flame. Seguramente el mierda de su loro aprovechase la tesitura para reirse del bueno de Fosco. El mediano que no escuchaba nada de la conversación paralela se sentó en el suelo.
Tenía que haber traído a Rufus se dijo a sí mismo con los ojos empañados en lágrimas ante la estupidez que había cometido, pero aún tenía cosas interesantes.

Onfale se inclinó para explicarle a Tybalt lo que significaba cada borratajo. Aprovechó para hacer algunas correcciones más.

- Esto sería el dinero que tenemos, esto lo que gastaríamos en el equipo acordado para armar a Flame y Alice. Restando uno de otro da lo que sobra para el resto de cosas.- Las cuentas iban muy justas así que no se negó a la oferta de Tybalt de poner más de su parte.- Quizá podríamos ahorrarnos alguna invisibilidades si con pócimas o hechizos de disfraz pudiéramos, cual camaleones, imitar el color de las paredes. La cuerda se puede pintar, pero si nosotros imitamos el tono de la pared puede que pasemos desapercibidos mientras trepamos. Obviamente si nos da para invisibilidad mucho mejor.

Flame miró a Fosco, aquel mediano siempre le inspiraba algo de ternura. Así que simplemente logró que el enfado por el engaño que habían sufrido se le olvidase. Así que se puso en cuclillas para estar al mismo nivel y dándole unos suaves golpecitos en la cabeza, como cuando acariciaba a Rufus, le dijo: Vale Fosquito. Graaaaaaaaaaaacias. Flame era orgullosa, pero aquel mediano a veces tenía razón. Sí, era muy raro, pero a veces la tenía. Y Flame aunque fuera orgullosa, no era desagradecida. Y si aquel medio metro era capaz de desprenderse de tanta pasta por ella, es porque algo sentía y Flame no podía evitar alegrarse por ello.

Gracias Fosquito, en cuanto me haga con Ayash de nuevo, te protegeré en todo lo que pueda. Que no se diga que tu inversión no te salió provechosa. Dijo lanzando una de esas escasas sonrisas que Flame nunca lanzaba.

Permaneció callada todo el rato, bastante tenía con saber que ella no había sido una de las opciones de la resurrección, en teoría no le debía nada a nadie. Pero si todos se pusieran a contabilizar a quien le debían la vida o a quien habían salvado alguno se sorprendería de ratio les sale negativo y deben más de lo que han dado. Primero hay que salir viva de esta, los cadáveres no pagan sus deudas.  La pelirroja no se acordaba si había dado las gracias o no, así que volvió a darlas. Mejor dar las gracias dos veces que no darlas. Gracias.

Fosco abrazó con ternura a Flame. No quería escuchar nada más. Ayash no será problema! dijo ahora sí con una sonrisa. Por contrario Alice hizo uso de la mayor de las razones que podía hacer. Si salimos de esta... estaba claro que no podía dejar que la maga muriese de nuevo. Y claramente el mismo tenía que sobrevivir... Necesitaba un Ayash, eso significaría que Flame pudiese salvar a todos.

Tybalt asentía con cada indicación de Onfale a medida que le explicaba la relación de los garabatos de aquel pergamino. -Comprendo...- Respondía el tiflin a cada poco para hacerle saber al perfumista que sus esfuerzos no caían en saco roto. Desde luego, si no se tenía en cuenta el desorden, aquellos apuntes resultaban bastante eficientes si uno no se despistaba en su seguimiento. 

-Bien, creo que si empeño alguna de mis pertenencias podremos tener por lo menos la invisibilidad para cada uno... Si alguno de vosotros es bueno negociando y habla abisal puede que consigamos un poco más, pero tampoco puedo asegurarlo.- Echó un último vistazo al ahora comprensible galimatías que tenía enfrente y se lo devolvió a su dueño. De fondo se escuchaba una conversación que recordaba a alguna clase de reencuentro familiar, pero Tybalt estaba demasiado absorto con las cuentas como para darse cuenta. -Supongo que habrá que priorizar después de todo.- Concluyó tras entregarle el trozo de pergamino a Onfale. Después de todo, cualquier idea útil que fuese acompañada de la palabra 'gratis' sería bienvenida en estos momentos.

Alice levanto el dedo, aunque esto no era una clase ella sabia la respuesta. Se algo de Abisal, pero creo que no soy muy buena negociando. Lo cierto es que el carácter agriado de Alice y los altibajos de humor que tenia la maga pelirroja no ayudaban a que fuera una buena negociadora, como mucho podía desabrocharse un par de botones de la blusa para engañar al dependiente pero los dependientes eran demonios y no les gustaban las humanas, a no ser que fueran princesas vigentes de pelo rubio. 

Con la lista de la compra preparada, Aire, Alice, Flame, Fosco, Onfale, Tremens y Tybalt se marcharon a por los productos necesarios para la misión. Para cuando regresaron, Becky no estaba. En cuanto a las demás, Leiath fue pillada de rodillas contra la pared, rezando a Hala, y Uweya en una postura de meditación que a Onfale le recordaba vagamente a la flor de loto de las disciplinas de su plano.

Becky ha salido un momento, disfrazada-mantuvo la postura, pero abrió un ojo-. Dijo que quería ver varios especímenes para su próximo disfraz. Al parecer, el tamaño de la Marilith es demasiado aparatoso, y buscará algo más de su tamaño.

Uweya se incorporó, y quedó de rodillas para mayor comodidad. Con la palma de la mano, llamó a Alice para que se expusiese a la estimulación mental.

Tybalt, faltan dos días para la fiesta. Quizás deberías volver junto a tu amo para aparentar normalidad. Vuelve aquí dentro de cincuenta horas, para ir todos juntos a la Aguja. Alice, vamos... Que Onfale te preste su material de escritura. Quiero que te pongas de espaldas a mí, con el libro que acabáis de comprar abierto sobre el regazo. Libera tu mente...

Con las grimosas manos moteadas en sus sienes, los ojos de Alice se pusieron en blanco. Empezó a escribir sin mirar ni para el libro, y las hojas pasaban rápidamente sin parar. Cuando su cerebro trató de alcanzar los detalles de la bola de fuego y el disipar magia en el rincón más recóndito de su memoria, su mente se bloqueó y no logró ninguno de los conjuros.

La conexión se cortó, y los dedos y la sien se repelieron. Uweya cayó al suelo, inconsciente, mientras que Alice estaba mentalmente agotada. Gotas de sudor frío salpicaron desde la frente de la maga hasta el último intento de escritura: una hoja con garabatos sin sentido. Pero al ver las páginas anteriores, para su alivio, encontró conjuros bien transcritos y legibles.

Leiath gateó hasta la Githzerai y le tomó el pulso. Seguía viva. La misión seguía adelante.

Un par de horas después, llegó Becky silbando con tranquilidad. Para entonces, Uweya había recuperado el conocimiento, pero se mantenía tumbada, aún débil. Ya estaban todos. Ahora solo hacía falta tener paciencia y esperar a que llegase el día entre basura e inmundicia.

Tybalt asintió a las palabras de la Githzerai. -Sí. Será lo mejor.- Convino el tiflin coincidiendo en evitar levantar cualquier sospecha ante su amo. De modo que, con una educada reverencia, se despide del grupo que perpetrará la irrupción en el palacio de Missantra. -Nos veremos en dos días... compañeros.- Añadió la última palabra tratando de mostrar su firme convicción con el plan que tenían entre manos. Suponía que todos los allí presentes tenían, por lo menos, tantas ganas de abandonar este plano como él. Pero para ninguno significaría tanto como para él el poder conquistar su libertad y escapar a su destino el día en que sus servicios resultasen inútiles o caducos para el temido Horro Diletante...

Con estos contradictorios pensamientos en su mente, Tybalt se retiró del basurero de Uweya cuando iba a empezar alguna clase de ritual con la maga pelirroja. Acusó cierto nerviosismo al notar una subida de su ritmo cardíaco. Estaba tan cerca pero a la vez tan peligrosamente lejos de alcanzar su objetivo que a penas podía contener las emociones encontradas que este desarrollo de los acontecimientos le provocaba. "Libre..." Se repetía a si mismo ante la posibilidad de alcanzar por fin ese sueño casi utópico.

La maga miro su nuevo libro de conjuros, era prácticamente igual que “su” libro de conjuros con las mismas anotaciones a pie de página. Pero le faltaba lago y no eran solo los hechizos de mas nivel. El libro no estaba manchado por la injusticas de su aprendizaje, recordó como había conseguido el anterior libro, como se lo había robado al discípulo de su maestro y luego como había conseguido escapar de la torre gracias a la ayuda de Hollín. La maga aferró el libro con ambas manos y se apoyo contra la pared, la cabeza le daba vueltas después del hechizo de Uweya. Mientras Alice descasaba abrazada a su nuevo libro de conjuros no paraba de murmurar. ¿Hollín? ¿Hollín? ¿Donde estas pájaro estúpido? Te necesito.