Partida Rol por web

Becky caminaba indecisa, en procesión con los demás demonios. A izquierda y derecha, guardando las distancias, dos mastines sombríos gruñían a regañadientes. A efectos de su olfato, todo lo que hay ahí son demonios inmunes al ultrasonido terrorífico de su ladrido. El tamaño de algunos de los demonios también era disuasorio.

Tranquila... Recuerda que no estás sola...

Era la voz de Uweya, pero no ayudaba. Que se pusiese a cuchichear en su estado de invisibilidad no hacía más que aumentar el riesgo de llamar la atención. Pero la cola seguía avanzando. Ya se veía al Vroc, en la entrada de las escaleras, controlando a los invitados.

<¡Eh, tú! Sí, te hablo a ti...>

A Becky se le heló la sangre. ¿Había cometido algún error en su disfraz mágico? Deseó ser invisible como Uweya, pero no tenía esa suerte.

<No te recuerdo de fiestas anteriores>

<¿Quién? ¿Yo?>

Becky cerró la boca. Era un alivio que el Vroc se dirigiese a otro, pero por otra parte esa era la inconfundible voz chillona del demodand que les hizo la vida imposible para salir del Cárceri.

<¿Se puede saber qué haces aquí?>

Respiró hondo. El adivino Giarno Visucci le había dado dos pistas: que los fugitivos estarían varios días en esta ciudad sumergida, y que esta noche estarían en el edificio más alto de la ciudad. Había malgastado los días anteriores tratando de encontrárselos por la calle, pero no hubo suerte. Y ya solo le queda este sitio. Se puso a hacer cola para entrar, pero no esperaba tener complicaciones. El Vroc le dobla en tamaño. Va a ser más seguro para Farastu utilizar la diplomacia...

<Es una larga historia... En realidad, ni siquiera quiero ir a esta... fiesta. Todo empezó hace una semana. Yo era funcionario de prisiones en el C...>

Estaba visto que la etiqueta y los actos sociales no eran su ambiente. Su piel amarillenta exudaba bilis corrosiva de los nervios. Y entonces, el Vroc le interrumpió.

<Puh. Así que funcionario, ¿eh? Sí... me lo esperaba. La promoción de Borlon, ¿no? Puedes pasar>

Farastu continuó caminando, detrás del demonio que estaba interpretando Becky y de la Githzerai invisible. Los tres lograron cruzar el umbral. Ya sobre la manera de salir de esta trampa mortal, el tiempo dirá.

<Cómo odio estas fiestas de segunda, en las que en lugar de demonios poderosos acuden mindundis de la administración que no conocen ni en su casaconcha. ¿Y se supone que debo encargarme de la seguridad en estas condiciones? Podría colarse hasta un humano con un disfraz y no habría manera de darse cuenta. Bueno... sé que eso es imposible, porque sino los sabuesos ladrarían. Pero aún así... ¿Tanto les costaba imprimir unas invitaciones? ¿Darme un listado de nombres? ¡Sí, vale! ¡Somos criaturas caóticas y desorganizadas por naturaleza! ¡Lo sé! Pero algunas veces sueño con un sistema normativo, leyes que rijan nuestros sinos, convenciones sociales que faciliten nuestras relaciones personales y profesionales; y sobre todo, echo de menos... ¡UNA MALDITA LISTA DE INVITADOS!>