Partida Rol por web

 Entre los matorrales, Nikeras observó la escena, no quería cometer más errores... o si los cometía, por l omeos que fuera por conocimiento de causa y no por ignorancia.

 Con Zicko a un lado, y la lanza de fresno en la mano, el druida se incorporó, llamando la atención.

 - Deteneos.- Dijo con su voz grave, con más confianza de la que sentía.- Deja a los críos... ¿Me entiendes?

 Dijo antes de dar unos pasos en su dirección.

 - No venimos a buscar problemas, pero no podemos dejar que dañes a los niños y a la mujer.

 Mientras se acercaba paseaba su mirada en busca de los tres cautivos, y de posibles amenazas.

La figura sujeta al niño por el cuello y se gira haciéndole caminar sobre sus rodillas para seguir a la mano que tira de él. De este modo, los dos quedan a la luz. Ivalic, con los ojos llorosos; la figura, con su rostro rojo, sus orejas puntiagudas y sus ropajes azules... Pero salvo por la vestimenta, recuerda a la imagen folclórica que los campesinos de Barovia y Dorvinia tienen del diablo.

Nikeras... Naizer...-Nightshade se estremece, aún oculto entre los matorrales-Bienvenidos a la fiesta... Os aguardaba. Toc-toc. Toc-toc-repite el diablo, esperando respuesta-. Toc-toc.

Eamh... ¿Quién es?

El Gentil Que Llama¹. Ese es mi nombre. Uno de ellos, al menos. Acercáos y jugaremos. Os pongo al corriente de las reglas... Los Poderes Oscuros quieren algo. Necesitan que algo pase. Llamadlo el devenir, o el destino. Solo que no es inevitable, en el sentido estricto de la palabra. Lo que hará que se cumpla son las pasiones de las personas. Las motivaciones primarias son tan diáfanas que los Poderes Oscuros pueden trazar un plan uniendo las acciones de cada individuo en cada momento. Como si fueran puntos unidos por un cálamo.

Zicko está inquieto. Percibe la naturaleza sobrenatural de ese ser. No como un perro ladraría a un ladrón, sino como un animal que percibe la llegada del terremoto justo antes de que se produzca.

Lo que en estos momentos quieren los Poderes Oscuros es un doble sacrificio. Ese es un evento menor, pero necesario para que ocurra aquello que los Poderes Oscuros anhelan. El doble sacrificio ha de consistir en la vida de alguien robado y en la vida de alguien regalado. Secuestré a la pequeña Katta, y la acabo de matar. Ahora necesito que me ofrezcan a la segunda víctima. Para lograrlo, tengo como rehén a Ivalic. Ergo... Yo te planteo, Nikeras: para salvar la vida de Ivalic, este joven inocente, con toda la vida por delante... ¿me darías a tu perro Zicko, al que solo le quedan siete u ocho años antes de morir de viejo? ¿Aceptas el intercambio, Nikeras? Oh, para que sea más justo, dejaré las reglas más claras... Si en un afán de ególatra heroísmo intentas rescatar a Ivalic por la fuerza, calculo que tendrás cinco coma ocho segundos para darme muerte, de un solo golpe, antes de que yo cierre mi mano en torno a su cuello partiéndolo como el de un pollo. Por otro lado, si el doble sacrificio tiene lugar, comprobaréis que sus consecuencias son a muy largo plazo. Con mi trabajo aquí terminado, me iré, sin intentar secuestrar ni matar a nadie más. Y, bueno... si me forzáis a matar a mi rehén, siempre podré intentarlo de nuevo en otra parte y en otra época. Soy un caballero paciente... yo no pierdo los estribos por pequeños contratiempos.

 Nikeras escuchó al ser que se hacía llamar El Gentil Que Llama mientras miraba la muda súplica del sollozante Ivalic. El mensaje que en aquellas palabras había era atroz. De una maldad suprema. El druida no podía concebir ninguna respuesta moral valida. Sintiendo como la rabia se inflamaba en su pecho, se obligó a reprimirla, dando paso a la razón.

 - Digo que creo que mientes. Mientes.

 Empezó diciendo con parsimonia.

 - Has dicho que has matado a Katta, pero a parte de los niños también secuestraste a una mujer. Sandansola. ¿Dónde está?

 Se estaba yendo por las ramas, pero no quería... no podía hacer frente directamente a las palabras del diablo. Así que intentó ganar tiempo.

¿Qué pasa, Nikeras? ¿Te has enamorado de una jovencita? Olvídate de Sandansola. Ella no tiene cabida en esta parte del juego. Agh... calzonazos... Está bien, subiré mi apuesta. La vida de Zicko a cambio de la vida del niño... yyyy... te prometo que volverás a ver a Sandansola cuando llegues a Lechberg. Oh, está bien... yyyy... "te prometo que volverás a ver a Sandansola cuando llegues a Lechberg"-repite-, y ella seguirá con vida. ¡Qué diablos! Hoy estamos que tiramos la casa por la ventana. A cambio de tu estúpido perro, tampoco mataré a la gente que hay ahora en el aserradero. ¡Y es mi última oferta! Bueno, y te entregaré una vengadora sagrada de adamantina... No, espera... Olvidaba que tu eres de los incorruptibles... Retiro lo de la vengadora sagrada.

¿Hay trato, o mato ya a Ivalic?

 Nikeras, en su duda inicial, fue reafirmando sus determinación a medida que escuchaba al odioso engendro del abismo con su chachará. Finalmente no pudo, o no quiso, aguantar por más tiempo la mirada del menudo Ivalic.

- He tomado una decisión, Galante Que Llama.

 Empezó diciendo mientras erguía sus fatigados hombros, con el veneno corriéndole por las venas.

- Si fuera necesario entregar una vida, no sería la de mi fiel Zicko, pues su vida no me pertenece... como ninguna otra más que la mía me pertenece. Así que de entregar una vida, sería la mía.

 A pesar de la pausa, ya se adivinaba la posibilidad en sus últimas palabras. 

- Pero no haré pactos con un enviado de los Poderes Oscuros, no me entenderé con aquellos que persiguen la maldad por hacer la maldad, buscando causar la ruina, miseria y la desgracia. No será con mi consentimiento el que tomes la vida de este muchacho o la de algún otro ser.

 Con la punta de la lanza apuntando al suelo, y su fiel can pegado a su muslo, Nikeras cambia su tono de voz en una petición.

- Pero te animo a que dejes al inocente Ivalic continuar con la vida que la Madre le dio. Como bien has dicho, no tiene por que ser ahora este sacrificio. Y en su lugar quedará presente en nosotros de lo que podría haber sido una muestra más de la fuerza de los Poderes Oscuros, sin que por ello se tenga que consumir una vida más... hoy no. Por favor.

Oh, druida... Tus palabras son tan... Vaya... Yo porque soy un gran hijo de puta, pero si no me habría puesto a llorar. Lamentablemente tengo una agenda muy ocupada, y no puedo posponer lo de esta noche. Así que solo me permito hacerte un regalo, para calmar tu desasosiego. Te diré el paradero de Sandansola. Ella está aquí.

El Gentil que Llama empieza a transformarse. Su piel pasa de rojo a intenso nácar. De su calva cabeza brotan cabellos negros. El tejido que le viste se vuelve más ligero... Hasta convertirse en Sandansola. Ahora las huellas tenían mucho más sentido. No era un humanoide llevando a una mujer y dos niños. Era un solo humanoide, llevando un niño en cada brazo.

Hola, Nikeras. No te tomes esto como una provocación, sino como una muestra de respeto. Una manera de que tu búsqueda de Sandansola no te obsesione. En una ocasión me infiltré entre los Terg, y los manipulé para atacar Barovia. Strahd me capturó y vió mi verdadera naturaleza. Por eso me hallaba en el sótano de la Torre de Stabcrow: aprisionada por tres lanzas sagradas de gran poder. Vosotros me liberásteis. Así que... gracias, de nuevo. En cuanto a Ivalic...

 Nikeras no pudo evitar sorprenderse ante la transformación que se llevó a cabo ante sus ojos, aquella que el grupo liberara en su día, aquella con quien compartiera la comida que encontrara... a pesar de no necesitarla, Sandansola simplemente resulta ser un demonio.

 El druida sintió para si un gran vació, parte de su seguridad de derrumbó, en demasiadas pocas horas había visto como cosas que daba por verdaderas no lo eran. Como que Cicuta era una druida en lugar de una licántropo, o como que la muchacha que creía que era Sandansola era en realidad un demonio, un sirviente de los Oscuros Poderes. El vacío que se formó en su interior empezó a llenarse... pero de dudas.

 Aún así, con esfuerzo, intentó recomponer su compostura, sintiendo aún la debilidad causada por el veneno. Negando mudamente.

 - Incluso tras liberarte de tu cautiverio, cosa que no hicieran los Poderes Oscuros a los que dices servir, prefieres servirles a ellos y esparcir dolor y tristeza por doquier en lugar de corresponder con un gesto de amabilidad a quien te liberara... supongo que tampoco se te puede reprochar, forma parte de tu naturaleza, la de ejercer el mal, no eres más que un títere, una herramienta...¿o me equivoco? ¿Podrías dejar que el joven regresara junto a su madre, para consolarla ante la muerte de su hija? ¿Podrías demostrar poder forjarte tu destino?

Oh, podría, claro que podría. Pero por otro lado... ¿existe un trabajo más divertido que este? Muahahaha... En fin... como iba diciendo... En cuanto a Ivalic... mi oferta se extiende a Naizer. Naizer, ¿me entregarías a tu víbora a cambio de la vida del chico?

¡¿Qué?! No puedes hablar en serio. Ese niño es un enemigo. Lanzamos a los lobos contra Vor Ziyden para matar a gente como él. Creo que tienes más posibilidades de convencer al buenazo de Nikeras.

Señor... ¿Usted envió a los lobos que mataron a mi papá?

Shhhh... No interrumpas a los mayores. Bueno, Naizer, te voy a contar una pequeña historia. Érase una vez dos hermanos que vivían en la montaña. Se llamaban Naizer y Natalija. Los mineros provocaron sin querer un alud de nieve. Tenían que huir rápidamente. Su madre, curandera, les puso a salvo subiéndolos al carro de uno de sus pacientes. Y mientras los supervivientes descendían la montaña para ponerse a salvo, su madre y un puñado de enfermos se quedaban atrás por no disponer de suficientes caballos. El azar... un bache... y Naizer cayó del carro. Y el alud le alcanzó. Su última visión fue la de la nieve acechando a los mineros que se llevaban a su hermana. Naizer sobrevivió. Unos druidas le rescataron... le criaron... le educaron... Le bautizaron como Nightshade y le dieron una serpiente que Naizer llamó como su difunta hermana. Pero su hermana no había muerto... El carro logró salvarse. Natalija creció en Vor Ziyden, se casó... tuvo dos hijos... A la niña la llamó Katta, al niño Ivalic.

No puede ser...

Has crecido en el odio, Naizer. Pero los Poderes Oscuros saben que tu odio puede ser transformado en culpa, con tan solo desvelarte la verdad. Entrégame la vida de tu serpiente, Naizer. Salva a tu sobrino. Vuelve con tu hermana perdida. Le has hecho mucho daño arrebatándoles a tu cuñado. Debes compensarles... para que te perdonen, para reconducir tu vida... Solo así quizás la culpa se convierta algún día en felicidad.

Iiiiiih...-Nightshade llora-Natalija, ve. Ve con la mujer demonio.

 Nikeras guardó un respetuoso silencio, escuchando las melosas palabras del demonio. La historia tal vez era inventada, o tal vez era cierta, pero en cualquier caso el efecto era el mismo. Naizer se creyó el ser más miserable por espolear, sin saber, a las manadas de lobos contra el pueblo y con ello, condenando parte de su familia.

 El llanto sentido de Nightshade le conmovió, así como el gesto de entregar su compañera. Él no lo haría, y así lo dijo al negarse a pactar con los Poderes Oscuros, pero él no era quíen para impedir que Nightshade lo hiciera.

 Mantuvo el silencio, mirando todo con sus ojos castaños de reflejos verdosos. Sintiendo en parte compasión por el druida, empatizando con su historia, después de todo no era tan diferente de la suya propia, cuando su madre le separó de su familia siendo apenas un niño de cuatro años... 

La serpiente zigzaguea en el suelo. De un movimiento con la mano, el Gentil que Llama hace que Natalija se alce del suelo flotando. La acerca más. La víbora muerde la muñeca de Sandansola inyectando el veneno, pero no hay gesto de dolor... Parece que el diablo es inmune a estas toxinas. Incluso muestra un rostro complacido.

పురుషులు స్వచ్ఛందంగా మీరు అప్పగించండి, మరియు ఆశర్యం మీ నోరు తెరిచిన బహుమతిని స్వీకరించరాదని. అగాధం యొక్క నోరు.

De la cabeza de la serpiente emergen púas metálicas. Han crecido desde la piel mordida, por dentro de la boca de la culebra, atravesando su cerebro y dándole muerte. El cuerpo largo y escamoso se retuerce llevado por impulsos eléctricos que ya no controla. Misión cumplida. El diablo retira sus púas y la serpiente se descuelga del brazo cayendo en la tierra.

Bueno... ¿No ha sido tan difícil, verdad?

El suelo se abre, tragándose los cadáveres de Natalija y Katta. Sin temblores de tierra... de modo antinatural... Como una herida en la Madre. Y queda así... abierta... descendiendo a la oscuridad...

Sandansola suelta del cuello a Ivalic, que por puro instinto de supervivencia se aleja hasta abrazar a Nikeras. La mano libre del diablo se transforma en pipa. Sopla, y una pequeña bocanada de fuego enciende la pipa, permitiéndole fumar. Sus pies se transforman en humo, al mismo ritmo que sale por la cazoleta y se disipa en el aire.

Bien. Ya está. Mi presencia aquí ya no es necesaria. ¡Adios, Hijos de los Hombres! Y recordad... Sed todo lo malos que podáis. Muahahahaha...

Su cabeza termina de consumirse, solo queda su mano transformada en pipa. Y según va emitiendo un hilo de humo, también se difumina dejándoles a los tres solos. Entonces de la grieta se empieza a escuchar un sonido lejano. Esa gran fisura es tan profunda que lo que sale de ella apenas se percibe como un farfullo incomprensible de una multitud hablando.

Rorrorrorrorrorrorro...

Nightshade da el paso, y le saca a Ivalic de encima, para ser él quién abrace por primera vez a su sobrino. Nikeras echa un vistazo al agujero. Tan profundo que no se llegaría al suelo ni tras una semana trepando. Tan oscuro que ninguna antorcha puede iluminarla.

 Nikeras puso su callosa mano en el hombro del joven cuando este fue en busca de su cercanía, susurrando un quedo.

 - Ya pasó todo Ivalic, ya pasó todo.- Tras una pausa continuó diciendo, mientras señalaba al otro druida.- Ahora Nightshade velará por ti.

 Aguardó silencioso mientras tío y sobrino se abrazaban, uno con miedo y el otro con tristeza. Para darle más intimidad se acercó a la grieta... la herida abierta que el demonio había dejado en la tierra, allá donde la vida había sido cortada para entregarla a los Poderes Oscuros.

 Se sentía raro, no pudo haber hecho nada... nada que hubiera tenido resultados destacables más allá que su propia muerte de forma inútil. Pero tampoco tenía claro que papel había tenido que jugar. El encuentro con Naizer y el problema en el valle le habían sacudido sus preceptos más básicos.

 Pasado un tiempo empezó a andar de regreso al aserradero, con Zicko a su vera.

- Regresemos al aserradero, tu hermana y su madre os necesitan. Alguien tendrá que consolarla ante la muerte de Katta.

 Dijo con su grave voz, con una nota de pesar en ella.

 Mientras andaban bajo el resplandor argénteo de las estrellas y la luna, su menta vagaba repasando los diferentes acontecimientos de las últimas horas. Ante la aparición de El Que Llama, tal vez Nightshade enfoque el tema del valle en otro sentido... más personal. Quizás la votación para permitir el ataque fuera muy ajustado, tal vez con el cambio de Nightshade y su voto, la cosa pudiera cambiar. Pero antes debería conocerles. Lanzó una mirada atrás, reconociendo las figuras de Ivalic y Naizer, todo pasaba por la reacción de ese peculiar druida.