La vía de escape no parecía tal. Se prolongaba sin fin bajo la roca sin salir nunca al exterior. Caminaron durante días. Más adelante, el túnel se mostró como una auténtica minicalle subterránea. A cada lado se extendían talleres, almacenes y dormitorios. Al fin se realizaron las revisiones de heridas para localizar posibles infectados. Aquella semana de julio fueron ejecutadas diecisiete personas a sangre fría, todo por la seguridad del resto de supervivientes.
Algunos de los Diecisiete de Lechberg aseguraban que las marcas en su cuerpo se debían a mordiscos accidentales de sus propios perros antes del asedio. O mordiscos en el túnel por parte de un perro misterioso que era perseguido por un gato, y que según testimonios siguió corriendo por el túnel adelante y era cuestión de tiempo que se lo volviesen a cruzar.
Alice pensó que de nuevo se reabriría el debate sobre comerse a Trompicón entre aquellas gentes humildes, pero gracias a su gran actuación levantando el muro de piedra, contaba con todo el apoyo del consejero Hodvic. Pero la comida de los almacenes se acababa pronto, era cuestión de tiempo que se desatasen trifulcas. Curiosamente, el origen del primer conflicto no tuvo que ver con la comida...
¿Talleres? ¿Qué significa esto?-Lord Wachter se acercó y examinó el material que se estaba trabajando allí abajo-¡Plata! ¡Es plata! Maldita sea, ¿qué significa todo esto, Hodvic? ¿Esta plata sale de donde creo que sale? Habla, enano, ¿a dónde lleva este túnel?
Victor avanzó con el puño en alto, amenazante. Los guardias supervivientes alzaron las lanzas y se interpusieron para que Lord Wachter no pudiera acercarse al Consejero.
Construímos este túnel para que cruzase todo el valle. Lleva desde la ciudad de Lechberg hasta las minas de plata del monte Gries-dice, sereno-. Hay tres entradas oficiales al Gries: al noreste, la boca de mina de la familia Petrovna; al sudeste, la de la familia Katsky; al oeste, la de la familia Dilisnya. Las tres casas nobles explotan la mina en quinquenios rotatorios, por concesión y gracia del Conde Strahd Von Zarovich. Y las galerías que han construído las tres familias durante años confluyen en numerosos puntos. Este túnel nos da acceso a tres salidas distintas para ponernos a salvo...
¡LADRONES! ¡LECHBERG LE ESTÁ ROBANDO A LA FAMILIA DE LOS DILISNYA!-y termina en dos palabrotas en Barok-¡Rahat cățea!
Lovina nunca había visto a su padre así. Se asusta y empieza a llorar.
Snif, snif... ¡Taaaată...!
Le robamos a los Petrovna y a los Katsky, señor Watcher. No a los Dilisnya. Mi señor Gunther Cosco está en convivencia con su suegra, la Duquesa Dorfniya Dilisnya. Nosotros explotamos la mina desde galerías ocultas durante los periodos en los que los Dilisnya no pueden, y pasamos una parte de los beneficios a los Dilisnya. Y le ruego que baje la voz. Está asustando a su propia hija.
El Consejero Hodvic se acerca al taller y mira con desánimo una pieza en construcción.
Cuando hace dos días los licántropos lanzaron su ofensiva contra la ciudad, ordené a nuestros artesanos que dejaran de hacer candelabros y cucharas y se pusiesen a fabricar armas de plata. Lamentablemente no llegaron a terminarlas...
El enano da dos fuertes palmadas para llamar la atención de las personas agolpadas en el túnel.
¡ESCUCHADME, GENTES DE LECHBERG Y VOR ZIYDEN! ¡CARGAD CON TODA LA PLATA QUE PODÁIS! ¡SERVIRÁ PARA COMPRAR COMIDA CUANDO DEJEMOS EL TÚNEL! ¡OS QUEDARÉIS CON LA MITAD DE LA PLATA QUE LLEVÉIS! ¡LA OTRA MITAD RECONSTRUIRÁ EL VALLE DE DORVINIA Y NOS LIBRARÁ DE LOS LOBOS!
Comienza el pillaje. Los campesinos y los extranjeros se lanzan por los talleres y los almacenes, cogiendo todo lo que pueden y más. El viaje continua por el túnel con gente abrazada a montones de plata. Finalmente, el túnel termina en una pared de roca. Sin salida.
Cogiendo la bifurcación de la derecha-dice palpando la pared-, saldremos a la zona Dilisnya. Por el túnel de la izquierda, cruzaremos la montaña hacia la zona de las otras dos casas nobles.
¡Clic!
La puerta secreta se abre, y todos empiezan a cruzar. Aún no encontraron a Rufus, así que es probable que el perro idiota también lograse encontrar el pasadizo... De acuerdo, seguramente el mérito fue del gato mágico de Vaek. Los campesinos intentan girar a la derecha y salir al exterior, respirar el aire de la montaña después de tantos días bajo tierra. Pero otro grupo de personas les corta el paso.
¡PARAD! ¡NO PODEIS IR POR AQUÍ!
Desde el túnel que lleva a Dorvinia, llega un grupo de cuatro personas. Algunos de los extranjeros les recuerdan vagamente. Formaban parte de los refugiados de Vor Ziyden que se encontraron acompañados de los Barones Fortich y Septow, y que trataron de ponerse a salvo de los lobos de los druidas yendo al aserradero, a los pies del Gries. Mojic, el posadero, se apoya en la viuda Yanoff y en el joven Ethan para caminar. Por detrás de ellos va el hijo de la viuda, Ivalic, y Zicko, el perro de Nikeras.
El valle está cubierto de Brumas, hasta los cincuenta pies de altura. Y hay un monstruo gigante...
La Tarashca... ¡hip!-dice Mojic, completamente ebrio; una botella de vino casi vacía es sostenida por la mano que pasa por encima del hombro de Ethan-Conoshco lash leyendash que she cuentan en mi poshada. La Tarashca apareshe en cualquier momento y lugar, y lo devashta todo. ¡Hip! No hay shalvashión poshible.
En el exterior, la Tarasca hunde sus garras delanteras en la montaña del Gries, haciendo temblar la tierra. Busca a ese grupo delicioso de cuatro humanoides y un perro que vió meterse en la mina. Los cascotes empiezan a caer. Una pequeña grieta en el suelo se abre, y por ella las Brumas empiezan a ascender y a avanzar por el túnel. Todos echan a correr por la galería izquierda, lejos del valle condenado. Los extranjeros son más fuertes, pero el peso de su propio equipo sumado al de la plata que llevan, les hace ir más lentos.
Entonces llega una segunda sacudida...
El suelo se abre a sus pies, en una enorme grieta de veinte pies de ancho. Y mirando hacia abajo, una Bruma blanca espesa refracta la luz rojo intenso de más abajo.
Flame es cogida justo en medio, y cae. Trata de estirar las manos para agarrarse a las paredes rocosas y trepar de nuevo hacia arriba. Distingue un saliente en la Bruma. Estira los dedos... falla. Sigue cayendo.
Leiath y Fosco caen también, cogidos en el centro de la fisura. Trompicón está junto a la grieta, relinchando nervioso. Alice trata de apartarlo. Las pezuñas resbalan cuando el borde se deshace en un puñado de piedrecitas que caen... seguidas de Trompicón, sus riendas, las manos de Alice y la propia maga.
¡Alice! ¡Nooo...!-el cuervo baja volando por la grieta en busca de su ama.
Onfale y Klasius se agarran al borde. Onfale tiene un familiar camaleón, por todos los cielos... Trepar no debería ser difícil para alguien regido por ese tótem mágico. Klasius tiene las plantas de los pies peluditas y mullidas, y obtiene buena sujección en el saliente. Pero el suelo sigue temblando, y bastante tienen con seguir agarrados como para ponerse a subir ahora.
Las Brumas siguen avanzando por la galería, en dirección a la grieta que ya se ha cobrado cuatro almas. Suena el llanto de un bebé...
¡Buaaaaaaah...! ¡Buaaaaaaaaaah!
Una figura cruza la niebla en la grieta y sujeta el antebrazo de Klasius. El otro brazo, el grimoso, con veneno de diablillo, agarra a Onfale.
Tranquilos, estoy aquí. Mpfffh... No os dejaré caer.
Una segunda figura emerge de las Brumas de la Galería. La gitana ha recuperado su figura y acuna a su bebé, que no para de llorar.
Debes dejar que caigan. Si quieres salvar a nuestra hija en el futuro, esos dos deben caer como el resto.
Pero... pero...
El brazo envenenado le duele. Le duele mucho. Y Onfale y su plata pesan demasiado. La mano del eunuco se le resbala entre los dedos y Onfale también cae.
¿Es que no has aprendido nada en el tiempo que llevas conmigo, Viktor? Lo que ha de ser, será. No se pueden romper los hilos del destino. ¡DÉJALE CAER! ¡AHORA!
Viktor mira a los ojos a Klasius. No se puede perdonar a sí mismo lo que está a punto de hacer. Suelta al mediano para que caiga con el resto. Y en el borde, Viktor se lamenta.
Lo... lo siento... Yo no quería...
No te preocupes, esposo mío...-dijo acariciando la espalda de Viktor mientras que con el otro brazo sujeta al bebé de ambos-Hiciste lo que dictaban las Brumas. Todos lo hacemos.
Eva empuja la espalda de Viktor y lo arroja a la grieta, con los demás.
¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH...!
El bebé sigue llorando. Madame Eva lo acuna al borde del precipicio. La niebla a sus espaldas sigue avanzando por la galería. Hasta que la cubre y es solo un borrón. Entonces los llantos paran. Eva y su hija viajan por las Brumas a otro lugar. Y la Bruma del túnel se une con la Bruma de la grieta, en un matrimonio de mal augurio para el grupo de extranjeros.
...
...
...
En sentido contrario, Rufus corre por la mina entre las piernas de los refugiados. El gato de Vaek todavía le persigue. Más adelante encuentra un banco de niebla. En el último instante, se da cuenta del precipicio, y el perro se para justo en el borde. El felino aprovecha para saltar sobre el trasero de Rufus clavándole las uñas.
¡Warf!
Rufus, con el gato agarrado a su culo, da un salto y cae en la misma grieta en la que hace un instante cayera su amo. Una grieta con Brumas en lo más profundo...
- F I N -