Partida Rol por web

Los párpados de Nikeras se abrieron y cerraron intermitentemente según la claridad de un nuevo día se refractaba en la niebla hasta acabar iluminándole de modo molesto la cara. Seguía allí, arropado por la capa y tendido en aquel risco que sobresalía. Se incorporó perezosamente. Por un instante tenía la corazonada de que Zicko estaría allí cuando despertase, lamiéndole la cara. Pero no. El druida estaba solo...

Se dió media vuelta y se sobresaltó al ver sobre el mismo risco que él a un humanoide esperpéntico sentado con la mirada perdida en dirección oeste.

Buenos días-dijo desganado el extraño sin moverse de su postura inicial y sin desviar ni un ápice la vista del oeste.

Era un ser extraño en sí, y no solo en la acepción de desconocido. Tenía orejas de elfo y altura de elfo, aunque su espalda era más musculada. Además, los elfos no tiene bello facial. Otro rasgo diferenciador lo vió Nikeras cuando el humanoide movió los labios para decir buenos días y asomó una hilera de dientes afilados, como si todas las piezas de su boca fuesen caninos. Sin incisivos ni molares, aquel pelirrojo tenía las fauces similares a las de un tiburón.

 Más descansado y recuperado del entumecimiento causado por aquella criatura, Nikeras se despertó. Miró hacia abajo esperando encontrar a Zicko, pero no encontró rastro alguno. EL corazón se le encogió... hasta que se percató de que no estaba solo.

 Y ese, ¡¿cómo caraja ha llegado aquí?!

 Tras el sobresalto inicial, las palabras no hostiles del ser le serenaron un poco. Los rasgos raciales del ser le llamaron la atención, y eso unido a su... peculiar reacción le hizo preguntar.

- Buenos días para ti también. Mi nombre es Nikeras...- Dejó una pausa para que se presentara el otro ser.

 ¿Tal vez Jipswick el fauno? ¿Un druida más que escapara de la ferocidad del Khan?

Psé... Parece que va a llover-responde desganado.

Nikeras mira al cielo. Exceptuando la niebla, no hay ningún otro signo climatológico a la vista. No hay nubarrones, y los rayos del sol bombardean más nítidamente el suelo que, por ejemplo, hace una semana. Cuando huyó de Yuris Khan, las Brumas eran mucho más espesas.

 Nikeras oteó el horizonte, sacando distraídamente una baya bendecida por Madre y sintiéndose saciado por ella. 

- ¿Seguro? No hay nubes a la vista, y el sol parece radiante, más allá de esta insidiosa niebla. No parece que vaya a llover.- Dice mientras saca su vieja pipa y la enciende con unas chispas de su pedernal.- Por lo menos la lluvia de las nubes.

 Dice colocándose la pipa en los labios.

- ¿O te refieres a algún otro tipo de lluvia, en sentido figurado? Perdona, no he oído como te llamas... ¿puede ser que te llames Jipswick?

 La voz de Nikeras sonaba con su voz grave habitual, pero no con el vigor y el cuerpo con que solía hablar, es como si la ausencia de Zicko le afectara más de lo esperado.

- ¿No habrás visto a un gran perro lobo por las cercanías, verdad?

Nah... no soy Jipswick. No soy más que un alma en pena, al que le encomendaron la misión de ser tu guía-mantiene silencio otro buen rato antes de continuar, aunque no para aclarar sus inquietudes meteorológicas-. Foxglove. Mi nombre es Foxglove.

Aaaaah... Supongo que deberíamos empezar.

Ahora por tu bien pienso y entiendo,

que mejor me sigas, y yo seré tu conductor,

y te llevaré de aquí a un lugar eterno,

donde oirás desesperados aullidos,

verás a los antiguos espíritus dolientes,

cada uno clamando la segunda muerte...

Pero tú, ¿porqué a tanta angustia te vuelves?

¿Porqué no trepas el deleitoso monte,

que es principio y razón de toda alegría?

Y hace pausa para señalar ladera arriba, a los peligrosos riscos escarpados.

En medio del camino de nuestra vida

me encontré en un obscuro bosque,

ya que la vía recta estaba perdida.

¡Ah que decir, cuán difícil era y es

este bosque salvaje, áspero y fuerte,

que al pensarlo renueva el pavor!

Y señaló al bosque brumoso que se extendía en el valle.

¿Qué? Si preferías a un guía que te marque el camino seguro, presenta una reclamación. Esto es Ravenloft, el camino seguro no existe.

Ufff... que ganas de terminar con esto y volver al descanso eterno.

 Nikeras dio otra calada a la pipa. Recordando lo que días atrás Naizer le contara:

 "Después tenemos a Foxglove... un tipo tétrico. Es un jaedrín, una especie de hada masculina. Mejor que no te acerques a él... no sería buena idea."

 Alegría, de todas las alamas en pena, esta es la única que se interesa por mí. Con gesto cansado se paso una mano por su canosa melena, recordando el comentario de Naizer, Foxglove... era uno de los druidas que no estaba reunido, en principio no había corrido la misma suerte que el resto de los druidas. ¿O sí?

 Miró al peculiar druida, la verdad es que hasta el momento con todos los druidas con los que se había topado en aquel valle eran, cuanto menos, peculiares: Cicuta, Nightshade, Foxglove...

 Luego Foxglove habló de nuevo, con esa prosa poética y enigmática. Sobretodo enigmática.

 ¿Que me guiará hacia los antiguos espíritus dolientes? A ver los fallecidos druidas tal vez, ¿para reaccionar ahora que ellos no están? Que doy la espalda a la angustia, ¡pero si no he tenido un solo momento de reposo en todo este tiempo!

 En cualquier aguardó respetuoso mirando hacia el lugar donde indicaba el otro druida. Al concluir Foxglove con sus palabras, el barbudo druida habla.

- Por qué yo, Nightshade es más poderoso, y os conoce a todos, y estaba vivo la última vez que le vi. Por que recurrís a un recién llegado al valle.- Suspiró, tras frotarse su entrecejo.- En cualquier caso hice mis votos y no los desoiré, guíame en este mundo de dolos, oscuridad y penuria, para reunirme con los del más allá, para conocer mi camino.

 Nikeras lanzó una mirada a su espalda, allá por donde había venido, sin esperanza de encontrar a Zicko. Lo extrañaba, pero lo mejor para él es que no se acercara a su peligrosa senda por el momento. Seguro que se las apañaría bien lejos del druida... otra cosa es lo que sería de este... Con una leve sacudida expulsó esos pensamientos lúgubres de su mente, incorporándose.

- Estoy todo lo listo que puedo estar, partamos.

Yo no elegí este trabajo, ni a mi cliente. No sabía que conocías a Nightshade, pero poco me importa. Por cierto, no creo que ese mentecato de Nightshade fuese a ser más llorón que tú. ¿Valle o montaña? ¡Venga, no tengo todo el día! Buah, ¿a quién quiero engañar? Tengo toda la eternidad.

 Realmente no iba a ser una agradable compañía, pero ambos parecían estar en la misma situación de aceptarlo, y terminar cuanto antes.

- Vayamos por el valle, pues.

 Acomodándose el equipo, preguntó.

- ¿Te eligió el fallecido consejo de ancianos para guiarme? Creía que el Khan había dado muerte al consejo. ¿Acaso no se han unido a Madre, hay algo que nos les permite descansar y unirse al ciclo de la natura?

Ni idea de qué me hablas. No sabía que estaban muertos. Fracasados... Aunque yo no terminé mejor. ¿Cuando dices Kan, te refieres a Kandargulis, el mercader nómada de Borca? Una vez me vendió un cinturón. Oh, cómo adoraba ese cinturón. Me quedaba tan elegante...

Nikeras se deja escurrir por la ladera de tierra, y resbala por el suelo cayendo de pie. Eso sí, se ha puesto el culo perdido de polvo. Luego comienza el viaje por las Brumas. Por la posición del sol, Nikeras sabe que Foxglove le guiaba al oeste durante unos cuantos minutos. Luego torció al sudoeste, la actual ruta que estaban manteniendo.

Escuchó entonces un runrún extraño, que no supo ubicar bien. Era como el de las olas rompiendo en una playa. ¡Eran las olas, pardiez! Aunque sabía que en aquel valle no había mar. Y sus pasos se hundieron raro, como en arena. ¡Era arena! Y salió de las Brumas y el cielo era soleado. Y el olor a salitre le volvía a abrir las fosas nasales, un aire limpio que hacía tiempo que no respiraba.

Solo aquellas cosas se han de temer

que detentan poder de daño a otro;

de las otras no, que no son temibles.

¿La compasión no escuchas de su llanto,

no ves la muerte que combate

en tumultuoso río más que la mar violento?

Foxglove señala a la derecha. No era una playa tan pacífica, después de todo. A quince pies de la arena, sobresaliendo como mástiles del agua, tres troncos soportaban a tres mujeres. Prisioneras y atadas a espera de que la marea subiese y el mar se cobrase su tributo. El sol ya había hecho parte del trabajo. A penas algún cabeceo ocasional indicaba que seguían con vida a pesar de la deshidratación.

Como las florcillas bajo el nocturno hielo

doblegadas y oclusas, así que el sol las ilumina,

se yerguen abiertas en sus tallos;

porque si a tal ir me abandono

temo que el viaje sea locura:

sé sabio, y óyeme que yo ya no razono.

Y dedica una tonadilla final a modo de burla a la gallardía de Nikeras:

Mi amigo, que no lo es de la ventura,

de la desierta playa está tan impedido

en el camino, que vuelto se ha de miedo.

Jajajajajaja...

 Nikeras caminaba junto a la fata por el bosque, tras meditarlo un buen rato comenta.

- Dudo mucho de que se tratara de ese Kandargulis. Te hablo de un... un licántropo que tiene en mente crear a tantos licántropos como pueda para poder derrotar y convertir a una gran criatura... Él solo acabó con todos los ancianos por que estos mandaron a los lobos contra el pueblo, matando a gran parte de este y privándole de su deseo de lograr una gran legión de licántropos.

 Al terminar se percató de que había sido incapaz de pronunciar su nombre, tal era el pavor que le provocaba, como unas tenazas que se cerraran en sus tripas, retorciéndolas.

 Al final llegaron a las sorprendentes arenas de una playa, acompañados por las palabras confusas y enigmáticas de Foxglove. Estas resonaron en su mente cuando sus cansados sentidos se posaron sobre aquellas mujeres atadas a los postes, que poco a poco la marea iba cubriendo... a gran parte de esas palabras Nikeras no supo encontrar sentido. A las que sí, repuso.

- Pero antes de discriminar de si temer o no, se tienen que descubrir esas cosas... Por eso también se dice que se teme a lo desconocido, supongo.

 El barbudo druida ya estaba pisando aquellas arenas dirección al agua en auxilio de las mujeres cuando el otro druida prosiguió diciendo versos en prosa. Al teminar, molesto por ese galimatías responde, llegando ya a las aguas.

- Antes cuando hablaste del comerciante mostraste lucidez... por que te empeñas en ser tan críptico. Anda ayúdame con ellas.

 Dijo mientras el agua salada lamía su capa y botas mientras se adentraba dejando el escudo en la arena, con la intención de cortar las cuerdas que aferraban a las mujeres.

Oh, por favor... ¿Crees que a mí me gusta ser enrevesado? Soy un guía espiritual, las palabras vienen con el cargo. Y en el remoto caso en el que quisiera bajarlas de ahí, que no quiero, soy incorpóreo y no puedo tocar sus ataduras. ¿Por qué te preocupas por esas fulanas? ¡Vaya druida estás hecho! ¿No te dan más pena esos pilares de madera, que han sido talados para un fin tan vanal como un sacrificio?

Nikeras ignora las palabras de Foxglove y se interna en el mar. Cuando llega junto a los pilares, el agua le llega hasta la cintura y las olas le golpean ocasionalmente el pecho. Observa las caras de las tres mujeres...

La morena de la izquierda, la rubia del centro o la más joven de la derecha... ¿a cuál salvarás primero, caballero andante?

Aunque no todas son igual de altas, han sido atadas cabeza abajo para un pronto ahogamiento, con las vías respiratorias a la misma altura. El método de sujección consta de dos cuerdas: una ata las manos de las víctimas por detrás del pilar, y la cintura por delante para que el cuerpo no se escurra. La segunda cuerda ata las pantorrillas en lo más alto del poste, haciendo que sus vestidos no se desplieguen enseñando su ropa interior. Es sin duda la parte más complicada de atar y desatar, ya que implica que quien las puso ahí tuvo que trepar los postes. Son lisos y humedecidos por la brisa, con lo que también estarán resbaladizos.

Después todas cuantas eran se retiraron juntas

fuertemente llorando, hacia la malvada orilla

que aguarda a todo aquel que a los dioses no teme,

como arrastra el otoño las hojas

una tras otra, hasta que la rama

devuelve a la tierra todos sus despojos,

dijo: por otra vía, por otros puertos,

llegarás a la playa, no por aquí.

Conviene que más leve leño te lleve.

 Una vez al pie de los postes la cosa parece más complicada, y las palabras de Foxglove no ayudan a mejorar la situación. Apoyando la lanza entre las piernas se quita apresurádamente la capa y el sombrero lanzándolas arena adentro. Mientras su mirada sanador estudia el estado de unas y otras. En primer momento piensa en cortar todas las cuerdas que ata las manos y las cinturas, para que el cuerpo libre pueda flotar con la marea, que las que pudieran de ellas se mantuvieran con la cabeza fuera del agua hasta que termine el druida de desatar todas las cuerdas... pero de hacerlo la dificultad de llegar arriba sería mayor...

 Al terminar de quitarse las prendas que tras estar empapadas le pesan, y lanzar su lanza a la arena también, el hombre ora a Madre.

-Mam, yn rhoi cryfder a stamina i oresgyn yr anhawster newydd a gyflwynwyd i mi. Os gwelwch yn dda.

 El cuerpo de este se fortalece. Y determinado, con la daga entre las manos sesga las cuerdas de la primera de las jóvenes, la que queda en unos de los extremos. Aferrando la cuerda y guardándola en su cinturón para ir a por la chica del centro, repetir la operación y terminar con la chica del otro extremos. Con todos los cuerpos liberados de la atadura de la cintura, y esperando que el agua las reanime lo suficiente como para intentar mantenerse a flote, usando el trozo de cuerda más largo de los tres, lo pasa tras el poste, enrollando cada cabo a cada una de las manos enguantadas y empieza a trepar... afianzando las piernas por el cuerpo de la última joven, y la cuerda tras el poste, facilitando el agarre un poco...

 Gracias a la oración y la bendición de Madre, el druida llega alcanzar en poco tiempo la parte superior del primer poste, entrelazando las piernas al poste, y abrazándolo con el brazo izquierdo, saca la daga de la vaina y corta con presteza la cuerda que pasa por la zona de la madera. Una vez cortada caen los dos cuerpos al agua. Sin perder tiempo arrastra el cuerpo hasta la arena, y ya todo empapado, regresa a por la chica rubia del poste del medio. Repitiendo la operación intenta trepara de nuevo poste arriba. Pero parece que ha perdido parte del ímpetu inicial...

La primera mujer, la morena, da un enorme sobresalto a Nikeras. Nada más caer al agua, ¡se transformó en una foca! El animal se va nadando mar adentro, espabilado tras su transformación. Nikeras empieza a entender la parábola, la lección vital. Las tres prisioneras son representaciones de la Madre. Salvar a un ser humano es tan beneficioso para todos como lo son las vidas de los animales, y... El druida empieza a trepar el segundo tronco, el del centro...

¿Te restriegas, Nikeras?-dice Foxglove cuando al trepar su cuerpo tapa a la rubia-Sería interesante que la chica recobrase el conocimiento y la primera visión que tuviese fuera de tu paquete. Huahuahuahua...

Nikeras ignora las palabras del espíritu, que es obvio que solo intenta retrasarle con comentarios soeces. La mujer del poste central, curiosamente, no se transforma en ningún animal al caer con Nikeras al mar. Es cien por cien humana. Adiós a la teoría de la lección vital. Pero gracias a la diligencia del druida, en medio minuto ya ha liberado a dos. Llega a a tierra y la deja en la playa.

Tenemos visita... Esto sí que no entraba en el planning turístico.

Una gaviota se posa en lo alto del pilar de madera de la más joven. Empieza a cambiar de forma y transformarse en un viejo conocido...

Ah, perdón... Si supiese que había gente aquí hubiese llamado antes de aparecer. Toc, toc, toc...

El Gentil que Llama se inclina sobre la joven inconsciente en el poste e impone sus manos haciéndola brillar. El contorno mengua, y cuando la luz se apaga, la joven es tan joven que es una niña. Más menuda, el diablo tiene que sostenerla por un tobillo para que el cuerpo de Lovina no se escurra por las ataduras de los pies.

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Me llevo a Lovina Watcher, Nikeras. Solo la había escondido aquí temporalmente porque otros asuntos requerían mi atención.

 A pesar de su buena marca, el pecho de Nikeras se mueve con intensidad por el ejercicio, de trepar, cortar cuerdas y llevar la mujer a la arena, cuando se gira para ir en auxilio de la última... hembra, se sorprende cuando aparece el canalla siervo de los poderes oscuros.

 - Tú, maldito, ¿aún no te ha llegado tu san martín? Fuiste tú quien organizó esta macabra escena? Veo que solo con tu fin se detendrán tus maldades.

 La indignación trascendía a la voz del barbudo druida, quien toma la lanza.

 - Déjala, déjala y lárgate si no quieres que te traspase con la lanza.

Por favor... ¡cuánta hostilidad! Yo no tengo nada que ver con las otras chicas. Solo buscaba un lugar fuera del tiempo y del espacio en el que esconder a la niña. Necesito motivarles para que vayan hacia donde las Brumas quieren, así que me la tengo que llevar.

Nikeras llega hasta el pilar, y la punta de su lanza ya amenaza al brazo demoniaco que sujeta a la niña por el tobillo. Y en ese instante, las siluetas de Lovina y el Gentil empiezan a difuminarse.

 Mientras aquel maldito ser existiera, por más cosas que Nikeras hiciera para ayudar a quien pudiera sería como intentar detener con las manos desnudas las olas del mar. No, aquel ser miserable y declaradamente malvado tendría que desaparecer.

- No, miserable. ¡No me quedaré de brazos cruzados mientras vas haciendo tus maldades a las órdenes de la Oscuridad!

 La punta metálica de la lanza atravesó la muñeca de la mano que sujetaba el tobillo de la chiquilla. Tras esta luego lanzo un nuevo lanzazo al cuerpo del Gentil que Llama. Pero ese, alertado por el dolor de la lanzada en la muñeca se empleó en su defensa...

¡AAAAAARGH!

La punta de la lanza no se clava todo lo bien que cabría esperar, pero el daño le obliga a reunir toda su capacidad de concentración para no interrumpir el teletransporte. Ocurre algo más, a parte del alarido del diablo... Al igual que el Gentil y al igual que Lovina, conectados a ellos por el mango de su lanza, Nikeras también empieza a oscilar. Al final, los tres son teletransportados. Y por un instante Nikeras viaja por lo ignoto, arrastrado en su viaje por el tiempo y el espacio por un torbellino de almas en pena. Se retuercen, gritan, sufren y Nikeras siente su lamento como propio... Hasta perder la cordura.

 El desquiciado Nikeras atacó al despreciable ser después de haber intentado razonar con él multitud de veces, y tras las últimas experiencias, encontrarlo de nuevo haciendo sus maldades, provocó que el tranquilo druida alzara su lanza contra él.

 A pesar de ello, la criatura diabólica continuó con sus planes y lanzó el oscuro poder que los hizo cambiar de lugar... ¿y tiempo? Los tres seres dejaron atrás las aguas saladas para ser transportados a otro, lugar.

 Nikeras sintió una desagradable sensación cuando tras de si quedaba el insidioso espíritu de Foxglove, la muchacha tendida en la arena, y parte de su equipo... ¡a ese ritmo no tardaría en quedar en pelota picada!

 Cuando llegaron, a donde fuera que estuvieran, Nikeras amenazó de nuevo al demonio.

 - ¡Suelta a la niña!

 Su determinación se mantuvo firme a pesar de aquella locura.