Partida Rol por web

Adele sonrió de medio lado, agradecida, y se puso en camino, segura de que tal como decía el jefe de laboratorio, las pruebas estarían a esa hora. A Max le iba a gustar saberlo.

No tardó en reunirse con su compañero, y en seguida se colocó ante el ordenador para comenzar a localizar y clasificar las carpetas y archivos que estarían usando para la búsqueda. Buscó toda la información que estuviera ya subida a la base de datos respecto a desapariciones de menores en la parroquia de Caddo y los condados de Harrison y Marion, o en caso que estuvieran en físico, averiguar en donde buscarlos o pedirlos para no pasar el resto de la noche y la mañana siguiente con la cabeza en la Sala de Archivos. También tomó nota de la petición de Max e hizo una búsqueda para localizar archivos sobre antecedentes que estuvieran relacionados con los niños desaparecidos.

Adele tardó en llegar y Max localizó algo de información sobre los padres de Theresa O'Hara. - Nada útil a día de hoy. - Pensó para sí. Cuando su compañera llegó, no le dijo ni media y se centró en el ordenador. Eso solo podía significar una cosa: había discutido con Smith y ahora le tocaría a él invitar a cenar a una compañera de trabajo que estaba completamente lejos de su alcance. ¿Cómo se suponía que iba a hacer eso y conseguir que adelantasen la prueba si no estaba seguro de que aquella mujer le dijese que sí? De hecho, el mismo Max pensaba que Addi se mofaba de él cuando le decía que Becca estaba deseando esa cena al igual que hacía cuando le llamaba Rookie.

Viendo que su jefa no decía nada y entendiendo que no tenía humor para ello, no la irrumpió. - Mejor cuando lleguen las hamburguesas, aunque no debería comérmela... o sí, porque esa mujer me dirá que no y que no a la cena y a adelantar la prueba. - Miró a Addi de reojo y se puso a buscar en el ordenador datos que sirviesen de algo. Tenían nombres y zonas, quizás lo mejor era empezar a acotar la búsqueda y en silencio se puso a ello, tecleando a toda la velocidad que sus largos y ágiles dedos le permitían, viendo por el rabillo del ojo lo que buscaba su jefa, entre los dos darían con algo... o al menos eso esperaba.

Adele se había mantenido en silencio la mayor parte del rato para concentrarse en la búsqueda, pero ahora que podían comenzar a revisar la información, volvió a dirigirse a su compañero. -Günther me ha asegurado que intentará tener las pruebas mañana antes del mediodía, en caso que te llamen los O'Hara esta noche... Aunque mejor no les des seguridades aún. Así que espero para mañana tarde poder presentarnos con ellos y darles una respuesta cara a cara. ¿Tu has encontrado algo relevante?-

Mientras conversaba iba repartiendo entre los dos los archivos a investigar, esperaba que encontraran alguna información relevante.

- Entonces... ¿no tengo que invitar a Becca a cenar? ¿Estaba de guardia? - Adele adivinó un cierto pesar a la par que alivio en su pregunta a la par que interés por parte de Jordan. - En cuanto a los O'Hara no te preocupes. Ya les dije que las pruebas tardaban entre 24 horas y 48 en realizarse, así que hoy no me llamarán... solo la loca de Lisa molestará...  - Ahí si fue claro el pesar y la molestia que sentía Max con esa mujer. En que momento tropezó con ella en los juzgados y la invitó a tomar un café después de derramar el que Lisa llevaba en sus manos por el suelo tras el choque.

- Así que podemos estar tranquilos... - Max miró la hora. - Y la cena tiene que estar a punto de llegar... como los resultados de la búsqueda. No se si apostar por ver quien tarda menos, si el superordenador que funciona a pedales o el repartidor que volará para obtener una buena propina. Sobre todo si es nuevo y piensa que le dejarán subir hasta aquí con la comida. No saben que no pueden pasar de recepción... - Trató de cambiar de tema, buscando alejar el tema de la cena con Becca a Lisa y cualquier otra cosa que sonase a cita de lado.

- Y no apostaría contra mí. Te dije que pagabas tu la cena al final y mira como acerté. - Ahora si que cambió de tema o eso quiso hacer. Otra cosa era que Addi se rindiese y no volviese a sacar el tema de Becca.

En la madrugada pegajosa el cielo cargado de nubes amenazaba con una tormenta de verano que no llegaba nunca. El viernes iba naciendo en un parto difícil de sueño, cansancio y certezas y en la esquina de la tercera planta del edificio del FBI era posible ver una ventana iluminada como un moderno faro urbano. El siseo del aire acondicionado y el zumbido de la electricidad habían sustituido hacía rato a las palabras. Las chaquetas y la corbatas dormían apartadas de sus propietarios mientras que los puños de las camisas acusaban el roce continuo contra las mesas. Periódicamente, el sonido del click del ratón rasgaba el silencio.

Adele y el agente Jordan llevaban allí metidos muchas horas, pegados a las pantallas, yendo y viniendo de las impresoras, del aseo y de la máquina de café. Los documentos se acumulaban, igual que el agotamiento que hacía pesar los párpados. Sin embargo la esperanza del descanso redentor se antojaba lejana e irreal. El sheriff Taylor tenía razón: habían mordido la presa; ya no había vuelta atrás.

La búsqueda en la base de datos de personas desaparecidas del FBI, que se alimentaba de la información proporcionada por las fuerzas de policía locales, arrojó un resultado alarmante sobre los dos condados tejanos: las desapariciones de los seis menores de Harrison habían sido reportadas a la base de datos del Bureau por el sheriff Jason Taylor unas semanas antes de la solicitud de intervención de los Rangers, seguramente cuando se dio definitivamente por vencido en sus intentos por mantener la investigación a nivel local; el caso de Marion era aún peor, ya que la oficina del sheriff no había comunicado ninguna desaparición de menores desde que Zacharias Smith se convirtiera en su representante en 1995. No eran extrañas la negligencia y la desidia de las autoridades locales en su colaboración con la justicia federal; pero en el caso del sheriff de Marion rayaba lo delictivo.

Sobre todo porque la hemeroteca sí que mostraba al menos tres casos de desapariciones misteriosas de menores en el condado de Marion. Aparecían publicados en dos artículos distintos del mismo periódico local, el Marion County Herald.

El primero, fechado el 27 de enero de 2003, relataba la rocambolesca historia de una denuncia por parte de una joven de Smithland, Gina de 15 años, que aseguraba que su hermanito Louie había desaparecido de su domicilio un mes antes, el 9 de diciembre de 2002. Los progenitores negaron tal suceso e incluso la propia existencia de ese menor de 6 años, alegando un trastorno mental de su hija; pero la investigación de los servicios sociales descubrió que Olivia Rimbaud, la madre de Gina, había acudido al hospital local para una ecografía prenatal en 1996 y había dado a luz en ese mismo año. Louie Rimbaud era un niño real que sus padres no habían registrado en ningún sitio y que, efectivamente, había desaparecido sin dejar rastro.

El segundo, fechado hacía tan solo un mes, se titulaba AK-47 Will y narraba la cruzada personal del padre de Will Jefferson tratando de descubrir quién se llevó a su hijo de su domicilio, un menor de 9 años que había desaparecido en el condado de Marion el 8 de diciembre de 2003, cercano a la misma zona donde aseguraba que se se habían llevado al menor David Smith en 2001. Este AK-47 Will libraba, al parecer, una batalla perdida contra las autoridades del condado y había sido arrestado un par de veces por conducir en estado de embriaguez portando un fusil de asalto AK-47 en su pickup. El periodista del Herald concedía credibilidad al relato de este atribulado padre pero, al mismo tiempo, llevaba a cabo la descripción velada de un tipo armado y peligroso.

El The Marshall News Messenger, el diario local del condado de Harrison, contenía varias noticias sobre los casos de su condado pero todas ellas hacían referencia a los datos aportados por la Oficina del Sheriff, sin que ningún periodista hubiera iniciado una investigación independiente.

El historial de los progenitores de los niños desaparecidos en el condado de Harrison era una buena colección de vidas marginadas o secretas:

• La madre de Samuel Tillman, Debbie tenía algunas denuncias por prostitución y había terminado por casarse con su proxeneta y prostituto a tiempo parcial, Ron, a la sazón padre de Samuel.
• El padre de David Blansky, Ralph, un conocido maleante local, cumplía condena en el centro penitenciario del condado por intento de asesinato y la madre, Henriette, tenía varias denuncias por acoso y chantaje presentadas por su antiguo amante Jonah Lee, así como antecedentes por hurto y lesiones.
• Trisha Winwood creció con una madre soltera, Courtney Luevenia Winwood, que ejercía la prostitución y era toxicómana hasta poco después del nacimiento de Luana, su hija mayor.
• Los padres de Olegario Fuentes eran trabajadores inmigrantes que perdieron su visado de trabajo y la patria potestad de sus hijos, al hacerse firme una sentencia por desamparo del tribunal del condado tras la desaparición de Olegario. La abogada de oficio que les defendió trató de alegar que, a pesar de que ambos trabajaban largas jornadas fuera de casa, los niños estaban sanos, cuidados y acudían regularmente a la escuela.
• La madre de Ellenore Smith tenía antecedentes por ejercer la prostitución en la zona de Uncertain y por posesión de estupefacientes. Había cumplido condena en un centro de menores por hurto y había crecido en un hogar disfuncional, donde su madre Eloise, la abuela de Ellenore, también tenía registrados antecedentes penales por contrabando.

Las primeras luces del alba sorprendieron a los agentes finalizando los dosieres con la información recabada. Habían exprimido por completo las bases de datos y habían obtenido una mejor perspectiva del caso*.

Había tomado toda la noche y horas de la madrugada, pero parecía que no había ya nada más que pudieran sacar a los archivos. Y lo que habían conseguido... Vaya, era demasiado. -Bien, queda claro que tenemos un cierto patrón aquí. Casi todas las madres han practicado en algún momento la prostitución, y los padres no son precisamente santos.- Los tres casos[*] del condado de Marion le estaban escamando, pues eso aumentaba la lista de los niños desaparecidos, lo que podía modificar o reafirmar la teoría que Max había planteado respecto a todo ello.

Adele se llevó la mano al puente de la nariz y se recostó un momento en la silla, tenía los ojos cansados, pero sabía bien que era ella ahora quien se había involucrado por completo en aquel caso, aún cuando ni siquiera habían terminado de confirmar si era Theresa la niña de la Isla de Tarr.

-Si me pidieras un perfil criminal rápido en este momento te diría lo siguiente: La persona que estamos tratando es muy probablemente de Harrison o de Marion, y es posible que también haya vivido en Luisiana, o al menos conoce la zona. Elige víctimas cuyos padres considera que no están en la capacidad de cuidar a sus hijos, sin embargo no parece haber antecedentes de que alguno de los niños haya sido maltratado por sus padres antes del secuestro. Aún intento discernir si lo hace con la intención de "salvarlos" de sus padres y en el proceso fuerza a sus víctimas a que se lo "agradezcan", o si es alguien que se aprovecha de la negligencia de los padres para llevarse niños que no causarán atención mediática.- Soltó un pesado suspiro. -¿Que piensas? ¿Estos tres nuevos casos encajan con tu teoría de las fechas de los secuestros?-

- Que busca que sus padres no denuncien por sus antecedentes penales o que no sean creíbles. - Especificó más Jordan. - Si quisiera el bien para esos niños, no los mataría. Lo que busca es que sus padres no se atrevan a denunciar por ser buscados, tener antecedentes o considerarles simplemente no aptos para poner una denuncia. ¿O creerías a la yonki local si viniese a denunciar la desaparición de su hijo? Lo más fácil es que pensasen que lo había vendido a cambio de drogas... - Aclaró el agente del FBI visiblemente cansado.

- Tenemos a tres críos más. Uno sin aclarar nada en el 2001¹. Creo que deberíamos buscar al periodista que habló con AK-47 Will y que nos proporcione sus datos. Él sabrá hablarnos sobre el chico del 2001 y su propio hijo. - Añadió Max completamente metido en el caso. - No deberíamos tener problemas en conseguir la dirección del periódico local ni los datos del periodista², más aún si quiere colaborar como parece en su artículo.

» Por otro lado, deberíamos buscar la dirección actual de los padres de Louie Rimbaud³. Creo que tienen muchas cosas que responder sobre ese hijo que nunca han tenido. O quizás su hermana ya sea mayor de edad⁴ y pueda contarnos algo. La denuncia la puso en enero del 2002 con 15 años, si ha cumplido años en estos meses podría tener ya los 18 y hablar sin la presencia de sus padres. - A Max comenzaba a dolerle la cabeza por el cansancio y tanto mirar la pantalla del ordenador.

- Y sí, si te fijas, cuadran perfectamente. - Respondió a Adele mostrándole un croquis de las fechas que tenían y las nuevas. Coincidían, salvo la de David Smith que aún estaba por concretar el mes. - Edad, meses... incluso el joven David tiene cabida en el 2001, podría ser otra víctima perfectamente.

» Tenemos tres zonas claras donde se mueve con naturalidad el sujeto, las conoce muy bien y a quienes tiene que buscar... Aún contando con David Smith, nos faltan cinco chicos, que o bien no habrán sido denunciados por miedo o en vista de como funciona el sheriff de Marion, podrían estar en su terreno... incluso aquí, en Lousiana. Creo que realizaré esas búsquedas antes de irme a descansar un poco. Como viste, al final no llamó nadie. - Le dijo con una sonrisa a Addi. - Vamos a necesitar descansar antes de volver a Urcentain con lo que nos digan en el laboratorio.

Una vez Max puntualizó los datos que podrían ayudarles a localizar más información respecto a los casos no reportados del condado de Marion, Adele se prestó a ayudarlo a buscar, tardando así menos de lo que hubiera tardado solo. Adele le dio el último sorbo al café.

-Hablaré con los superiores para ver si nos pueden facilitar una orden para hablar con el Sheriff del condado de Marion y que nos de a conocer sobre los casos de desaparición de menores. También permisos para hablar con ese tal Mortimer y la familia Rimbaud. Recomendaría que uno de los dos duerma unas horas, que aún tendremos que manejar cinco horas más para volver a Uncertain con los resultados.- Le miró. -Si descanso yo, podrías encargarte de buscar el resultado de las pruebas mientras, Rookie, estoy segura que a Becca le gustará ver un rostro atractivo luego de una noche de trabajo.-

- Mejor llévales todo, Addi. Si le das cuatro cosas sueltas no se molestarán en nada y te tendran dando explicaciones media mañana. Ya sabes como son. Cuéntales lo de los rangers, total... sale en la documentación también y si quieres les dices que por mí, el sheriff de Marion está encubriendo al asesino al no admitir las desapariciones o que incluso es él.

» Mi cabeza no da para mucho más a estas horas, pero si lleva desde 1995 allí y hace lo que quiere, sus ayudantes serán iguales o peores. Quien secuestra a los chicos, tiene acceso a información policial. Desde quien limpia las oficinas, un ayudante... Y lo que tengo claro es que es un varón. Efectivamente tiene que ser alguien que se pueda mover con facilidad por toda la zona, sin levantar sospechas y que en temporada alta se corte más, ya sea por la afluencia de gente o porque tiene demasiado trabajo como para poder andar acechando a sus presas.

» Cuando llevas mucho tiempo en un sitio, conoces a todo lo que se cuece en cada lugar... incluso podría ser un camarero errante, ya sabes... unos meses trabajo aquí, otros allí. Con coche ningún sitio pilla lejos realmente y en la noche es cuando ves mejor a las prostitutas, los borrachos, los yonkis... te cuentan su vida detrás de una barra y si eres lo que busca, te sigue y te quita lo que necesita. - De eso Max sabía bastante, sobre todo por la parte de estar al otro lado de la barra, bebiendo sin parar y contándole su desgracia a todo el que se le acercaba.

Menos mal que Addi jamás le conoció así aunque si supo de aquello. - Creo que debería irme a descansar para mantener la cabeza lúcida hoy. Tu procura no quedarte demasiado con los jefes, se lo explicas y que decidan a lo largo de la mañana. Cuando vengamos a por las pruebas ya diran que permiso nos dan o si solo queda todo en Theresa O'Hara. Pero lo que si te digo desde ya, que salvo que los superiores quieran "quedar bien" con los Rangers, cosa que dudo, yo no pienso regalarles más información a esos dos. Por mi parte ya les hemos dado demasiado. Esto es información confidencial del FBI Addi, no lo olvides, que nos ha costado toda la noche sacarla y no es para regalarla a cambio de nada... que es lo que nos están dando, nada.

» En cuanto a recoger el resultado de las muestras, no se si Becca realmente querrá verme a mí. - Respondió con una sonrisa burlona. Sabía por donde iba, pero él dudaba mucho de aquello. Cuando había algún resultado que recoger, siempre llamaba a Addi cuando esta ya le había dicho que me podía llamar a mí también y hasta la fecha no lo había hecho nunca.

- Te veo luego. - Dijo vistiéndose en condiciones y poniéndose la corbata. Abajo le esperaba su coche y a unos minutos su casa y su cama. - Descansa Addi. Yo conduciré hacia Urcentain luego si necesitas dormir más y prometo no subir mucho el sonido de la radio...

-Descansa Max.- Se despidió Adele, viendo a su compañero dejar la oficina. Volvió a hacer una nueva jarra de café, y de nuevo se puso al ordenador, preparando los papeles y permisos además de organizar la información para presentarla de la mejor manera posible y le resultara más fácil pedir las distintas autorizaciones; una vez tuvo listo todo comenzó a realizar las llamadas correspondientes. Se venía una mañana larga a base de café y barras de granola, pero al menos estaría tranquila sabiendo que tendría todo a la mano.

Cuando llegó la hora de ir a por las pruebas, se acomodó lo mejor posible su ropa, se lavó el rostro, y se puso en camino. Ya luego pasaría buscando a Max.