Partida Rol por web

Bennet había conseguido saltar al interior de la barca, llegando hasta la mujer que pretendía escapar con el niño. Scott ignoraba quién era la susodicha, aunque desde luego todo indicaba que la secta de Alan Rumsfeld debía ser mucho más numerosa de lo que él había pensado. Tal vez hubiese literalmente decenas de esos sectarios.

El ranger ni siquiera se lo pensó. Se lanzó sobre la mujer, agarrándola por la espalda y tirando de ella con todas sus fuerzas para separarla del niño. Bennet no era alguien especialmente fuerte físicamente, aunque trataría de apartar del niño a la mujer para asegurarse de que no pudiera hacerle daño.

—¡Yaaaargh!

El grito casi inhumano que profirió Dutch Redbear al mismo tiempo que lanzaba al agua a la sargento de los Rangers, erizó la piel del veterano agente Jordan DeFuss, haciendo que su pulso temblara y su disparo no acertara en el blanco.

El nativo americano saltó entonces al interior de la barca, donde el sargento Bennett forcejeaba con la mujer, a la que había logrado separar del niño. El peso del cuerpo de Redbear hizo escorarse peligrosamente al bote, que estaba a punto de zozobrar y lanzar a todos sus ocupantes al pantano.

Intentó volver a flote en cuanto cayó al agua, guiándose de manera atropellada por los ruidos que iba escuchando al no haber demasiada luz. Estaba segura de que hubo un disparo y alguien gritaba, no sabiendo si Bennet había tenido más suerte que ella.

¡Ayuda a Bennet! – Ella podía salir sola del embarcadero, buscando de nuevo la superficie para auparse y dirigirse a la barca. Por ahora lo primordial era impedir que se marcharan.

 El disparo de DeFuss se perdió en la oscuridad, lejos de dar en el objetivo deseado. Por suerte, la vida de Moira no peligraba más debido a que Dutch había pasado de enfocarse en ella a saltar como un enajenado en la barca. Lo cual ponía a Bennet en desventaja si se diera una pelea en aquel bote. Jordan comenzó a correr, acercándose lo más posible a aquel bote sin dejar el embarcadero.

 Se detuvo al final y apuntó nuevamente contra Dutch, aunque disparar contra una persona rodeada de más gente en un lugar tan pequeño podría terminar en tragedia.

- ¡No me obliguen a disparar de nuevo! ¡Traigan la barca aquí!

-¡La barca no resistirá! -les advirtió Bennet a los dos captores.

El ranger ya había visto cómo Dutch recibía disparos sin que pareciera inmutarse en lo más mínimo. No sabía si la barca resistiría mucho en pie ahora que el nativo americano había saltado sobre ella, pero tal y como estaban las cosas Bennet sabía que salvar la vida de Benjamin McKnight y evitar que siguiera en manos de los secuestradores era la única prioridas. Bennet se lanzó contra el cuerpo del niño para abrazarlo entre los brazos. Así, si la barca terminaba volcando, al menos no perdía de vista a Ben.

Dutch Redbear ignoró la advertencia del agente del FBI y logró mantener el equilibro dentro de la barca, adoptando una postura casi felina, sin perder de vista al agente Bennett al que amenazaba con su gran cuchillo. La mujer no tuvo tanta suerte y cayó por la borda del bote a las aguas cenagosas.

—¡Dame al niño ahora mismo! —exigió con voz ronca y ojos de loco, dispuesto a saltar sobre el policía en cualquier instante.

El crío, al que el ranger pudo indentificar como Benjamin McKnight a pesar de la oscuridad, continuaba llorando desconsolado, llamando a su madre y temblando de frío a pesar del bochorno que hacía. A primera vista no parecía haber sufrido ningún daño, pero estaba completamente aterrorizado.

La mujer había caído a las aguas cenagosas, pero Dutch seguía sobre la barca y Bennet empezaba a sentir que aquel guía nativo americano era un tipo realmente peligroso. Viendo las capacidades físicas que estaba demostrando sin mostrar signo alguno de agotamiento, no le quedaba la menor duda de que debía ser quien se había encargado de efectuar los secuestros a través del bayou sin que nadie hubiera podido verle.

-¡Ríndase, Redbear! -le indicó Bennet al nativo, intentando no separarse del niño para que Dutch no pudiera alcanzarlo-. ¡Está rodeado! ¡No hay forma de que escape de aquí!

Seguía escuchando los gritos, siendo su guía para orientarse en la oscura noche tanto para llegar a tocar el embarcadero como para saber cómo estaban las tornas. Joder, tengo que darme prisa.

Encontrando por fin la firmeza de la madera, se sujetó con fuerzas e hizo fuerza para levantar su peso mojado del agua y volver a "tierra", no queriendo demorarse más tiempo en correr a socorrer al resto.

 DeFuss vio cómo la mujer rubia se caía al agua pantanosa, no siendo capaz de mantener el equilibrio sobre la inestable barca. Eso le daba un poco más de espacio al detective para disparar contra Dutch, siendo este la amenaza más inminente para Benjamin y Bennet. No sabían qué era lo que iba a hacer, pero lo que si era evidente era que no iba a parar. Aquel sujeto estaba fuera de si.

 El veterano no lo meditó más y efectuó otro disparo contra el indio, pero debía de estar en una racha de mala suerte porque nuevamente su bala se perdió en la oscuridad y no logró dar en el hombre. Jordan maldecía en voz baja, pero utilizó el disparo para intentar crear algo de miedo en Dutch, si es que era capaz de sentirlo.

- ¡Ya escuchaste el disparo, basura! ¡No hay adónde ir! ¡Túmbate en el suelo de la barca!

El disparo del agente DeFuss desvió la atención de Dutch Redbear por unos instantes, suficientes para que el sargento Bennett terminara de proteger con su cuerpo al pequeño. Al mismo tiempo la agente Moira Greenwrim emergió trabajosamente del pantano y subió a las tablas del embarcadero.

Sin embargo, la atención de Dutch regresó muy pronto hacia el policía estatal tejano.

—Te damos gracias, Señor, Dios todopoderoso porque has ejercido tu inmenso poder y has establecido tu Reino —comenzó a entonar con su voz grave—. Los paganos se habían enfurecido, pero llegó el tiempo de tu ira, así como también el momento de juzgar a los muertos y de recompensar a tus servidores...

Seguidamente se abalanzó sobre Scott, agarrando el cuchillo de monte con ambas manos, dispuesto a apuñalarlo salvajemente.

Al tener por fin pie sobre superficie firme, se incorporó para correr y acortar la distancia que la separaban de la barca, no sabiendo qué estaba pasando al guiarse todavía con el sonido. Cuando creyó llegar tomó de nuevo su arma y apuntó, dejando el dedo cerca del gatillo para disparar si fuera necesario.

¡Todos fuera de esa barca con las manos donde pueda verlas!

Scott vio a Dutch cerniéndose sobre él, pero no le importó. Tenía a Benjamin McKnight protegido y, dadas las circunstancias, aquello era todo lo que le importaba. Al ver que Dutch se abalanzaba sobre él, decidido a apuñalarlo con el cuchillo, el ranger apuntó al nativo con su pistola, decidido a disparar contra su oponente.

 Bennet había sido capaz de resguardar al niño de todo ataque por el momento, pero eso no evitaba que el ranger estuviera fuera de peligro. De hecho, Jordan pudo ver claramente como Dutch estaba dispuesto a apuñalarlo violentamente con tal de hacerse paso hasta Benjamin. Por lo que era necesario detenerlo como fuera. Aquel hombre había demostrado numerosas veces que era un animal imparable en enfrentamiento. Ya no había oportunidades de fallos, y el veterano tuvo eso en cuenta cuando apuntó una vez más contra el indio en la barca y apretó el gatillo.

- Tendrías que haber escuchado...

 Un estruendoso "BANG!" se escuchó en el bayou, quizá un poco más sonoro que el resto de los disparos en la noche, que fue a parar directamente al torso del Dutch.

Scott Bennett abrió fuego contra su atacante desde una postura que no era la más idónea, ya que trataba por todos los medios de proteger al pequeño; por eso la bala se perdió en la noche sin acertar el blanco. Sin embargo, se oyó otra detonación y de la pierna de Dutch Redebear brotó una flor de sangre y de carne cuando la bala atravesó limpiamente el muslo derecho.

El nativo americano trastabilló, perdió pie y cayó sobre el fondo del bote, todavía aferrado al cuchillo. La orden de la sargento Greenwrim cayó sobre él justo en el momento en que parecía tratar de incorporarse. El hombre, dirigió una mirada furibunda a los policías, pero al fin comprendió que estaba completamente rodeado y decidió soltar el arma blanca.

Sin dejar de apuntar acortó la distancia que la separaban del barquito, comprobando que efectivamente Scott tenía al niño y que el hombre se había rendido, soltando el arma.

Tú.- Señaló con la pistola a Dutch.- Da un paso al embarcadero.- Se apartó para que pudiera salir del barco, queriendo que estuviera en el muelle para controlarlo mejor.- Pon las manos en la cabeza, despacio, y tírate al suelo.- Posición sumisa de rendición, el estar completamente tumbado para poder ponerle las esposas y terminar de reducirlo.

Bennet, saca al niño de aquí. DeFuss, llama a los tuyos y pide una ambulancia.- Sabía que estaba mandando como si hubiera tomado el control del caso, algo que no parecía importarle. El niño estaba bien y con eso también su propia seguridad.- Buen trabajo.

Scott había fallado el disparo y, en cierto modo, se alegró de ello. No había matado a Dutch y el nativo había quedado malherido por el disparo de Moira. Ahora aquellos hombres responderían ante la justicia por sus crímenes.

El ranger salió de la barca llevando al niño en brazos, caminando hacia sus compañeros. Él era un hombre frío y metódico, por lo que aún seguía pensando en el caso, sin darle mucha importancia al crío, más allá de haberle salvado la vida.

-¡La mujer! -exclamó de pronto Bennet, recordando a la compinche de Dutch, a la que no había podido identificar-. Cayó al agua -Miró a su alrededor, buscando si la desconocida seguía aún en las inmediaciones-. Aún debería estar cerca...

Por si acaso, Bennet no se detuvo hasta estar lo suficientemente alejado de la barca y del agua.

-¿Estás bien, chico? -le preguntó o, finalmente a Benjamin McKnight-. Greenwrim, deberíamos llevar al detenido dentro de la cabaña, con los otros dos. Así los mantendremos vigilados sin que tengan oportunidad de escaparse...

 Jordan a la distancia pudo ver como el cuerpo del indio se desplomaba sobre el piso de la lancha. Por un momento el veterano temió que efectivamente le hubiese dado un disparo más letal de lo que inicialmente deseaba, pero luego comenzó a escuchar los gemidos de Dutch y vio con más claridad que la herida había sido en la pierna. Si bien ninguna de aquellas personas le producía un ápice de simpatía, menos muertos siempre era mejor. Y por lo menos el hombre entró en razón y se rindió, haciendo que el enfrentamiento terminase de una vez por todas. Benjamín estaba a salvo.

 El detective se acercó al puerto e iluminó con su linterna los alrededores de las aguas cercanas, en búsqueda de la mujer que había caído de la barca. Mientras hacía eso, atendió a las ordenes de la ranger.

- Aquí no tenemos cobertura. Uno de nosotros va a tener que volver a la base mientras los otros dos se quedan con los detenidos y el niño... como estoy a cargo del operativo en Uncertain, yo haré el viaje. No le saquen un solo ojo de encima a todas estas basuras humanas, ¿ok?

 El veterano le echó una mirada de pura repulsión a Dutch, quien estaba siendo esposado por Moira. Y luego, casi sin querer hacerlo, miró al niño Benjamín. Atemorizado, tiritando, un manojo de nervios. La expresión de seriedad en el temple del detective no cambió, pero un suspiro penoso salió de sus labios, pensando en el infierno que había pasado aquel chico y en el horrible futuro que pudieron evitarle.

- Y alejen al niño de ellos... lo más posible.

La mujer intentaba esconderse bajo los tablones del embarcadero, pero DeFuss iluminó con la linterna su rostro aterrorizado mientras se aferraba a uno de los pilotes de madera con el agua casi al cuello.

Scott Bennett y el propio agente del FBI la ayudaron a salir del agua y cuando estuvo sobre la superficie de madera, la mujer se dejó caer sin fuerzas, sollozando, mientras rezaba en voz baja un padrenuestros.

Dutch Redbear también rezaba mientras se dejaba engrilletar por la sargento Greenwrim. Lanzaba miradas furibundas a los policías, pero las dos heridas que había recibido lo habían debilitado lo suficiente para no dar más guerra.

Tenían tres heridos de bala, una mujer ilesa y al pequeño Benjamin que, sorprendentemente, se encontraba en un estado de salud óptima. No tenía señales de violencia ni de ligaduras y parecía hidratado y alimentado.

Mientras Bennett le ponía las esposas a la mujer descubrió que portaba un colgante idéntico a los de Redbear y Sonia Mason. Aquel símbolo le rascaba en la parte trasera de su cerebro. Parecía estar relacionado con el de aquel otro colgante que encontraron en los alrededores de la vivienda de los O'Hara y los que había colgados en los embarcaderos y en aquella misma cabaña donde estaban ahora; pero no alcanzaba a entender por completo su significado.

DeFuss, sacó un walkie y probó a llamar al centro de mando en Uncertain. Al principio nadie respondió a su llamada, puesto que no había especificado ningún turno de guardia ni nada por el estilo; pero pasado un tiempo respondió una voz femenina, que le sonaba a la de la chica que había preparado el café.

Se puso en marcha inmediatamente un dispositivo de rescate y, en apenas media hora, toda la zona estaba bajo control del FBI y de los paramédicos.

Hemos venido a ayudarte Ben, está todo bien.- Hablaba con el pequeño mientras se aseguraba de que no hubiera ninguna herida visible en su cuerpo, apartando incluso un poco de su ropa para observar mejor espalda y brazos. Está bien.- En poco podrás volver con tus padres.

Si Scott se lo permitía, quería llevar al niño en brazos no solo para garantizar su seguridad, sino también para la tranquilidad de la propia agente. Ahí estaba el pequeño, sano y salvo, habían llegado a tiempo demostrando que todo lo que había hecho, legal o no tanto, había merecido la pena.- Cuando salgamos de la zona llamaré a McKnight y al Sheriff Smith.- Asintió a sus compañeros, queriendo dejar claro su siguiente punto. Ella también se encontraba cansada, empapada y con una herida en el costado que todavía ardía, pero quería quitarse el peso de devolver al niño a su hogar.

El pequeño Benjamin se aferró con fuerza al cuello de la sargento Greenwrim. Su llanto se fue transformando en sollozos y luego en suspiros entrecortados, antes de quedarse dormido en un sueño intranquilo donde se agitaba y murmuraba palabras ininteligibles.

No tenía ningún daño físico externo, aunque sería necesario el informe de un médico para estar completamente seguros; pero nadie estaba seguro en ese momento del alcance del daño psicológico que habían provocado los tres días de secuestro y el violento rescate.

El hospital más cercano era de nuevo el del Buen Pastor en la ciudad de Marshall y Moira subió en la ambulancia con el pequeño, que se negaba a separarse de ella.