—De Baton Rouge. Su acento me hizo sospechar, pero no estaba seguro; hace mucho que no vivo allí —le devolvió la sonrisa y tomó los datos del agente—. Si fuera de Hacienda me echaría a temblar pero, hasta donde yo sé no tengo ninguna cuenta pendiente con la Justicia; de modo que, mientras su tarjeta tenga fondos, ningún problema, agente —bromeó.
Cuando terminaron el papeleo Simon Dupré salió por la puerta trasera de la oficina y entró en el garaje. Max le perdió de vista durante un par de minutos y cuando le vio de nuevo conducía el Jeep hasta el aparcamiento exterior, donde le dio un repaso al polvo, comprobó las ruedas y el motor y regresó a la oficina para entregarle las llaves a Max Jordan.
—Pues, todo suyo, agente Jordan. Si tiene algún problema mi teléfono está en la tarjeta que le he grapado a la factura. Espero que lo disfrute y que atrape a los malos pronto. Con ustedes y con los Rangers por aquí parece que vamos a poder dormir con la puerta abierta, como en los viejos tiempos —comentó con cierta ironía.
- Espero que si los tenga, de lo contrario creo que la situación sería verdaderamente bochornosa. - Bromeó Max con Dupré y en ese momento escuchó como le llegaba un mensaje al móvil. Tras el papeleo, Jordan acompañó al hombre fuera y miró el mensaje que le había llegado hacía unos minutos. Era de Adele con el número de teléfono de la ranger. Jordan no tardó en responder a su jefa.
No se para que me lo envías, está claro que no quiere mi compañía. No voy perseguirla como un perrito faldero. Acepté trabajar con ella y ella, la madura y responsable... da igual, no voy a calentarte la cabeza ni yo la mía, hace demasiado calor para esto. Si quiere algo de mí, que me busque que sabrá como hacerlo, ya que supo dejarme tirado, sabrá como encontrarme si le interesa.
Se notaba el mosqueo de Max en el mensaje claramente. Los compañeros salen juntos del mismo sitio, más aún si duermen en el mismo lugar y no se andan con juegos y mentiras. Así que dejaba claro que solo había una compañera de verdad para Max y esa era Adele y que su idea de separarse en parejas mixtas fue el mayor error que pudo cometer. Pero cualquiera le hablaba de ese tema y de ningún otro que tuviese la palabra "ranger" de por medio.
Además, Jordan ya tenía sus instrucciones y por lo que veía un bonito coche que conducir. - La verdad es que gana más al natural que en fotografía. - Le dijo a Dupré cuando lo sacó y le dio aquel repaso antes de entregarle las llaves y la documentación pertinente. Max escuchó las palabras del hombre y le sonrió. - Para eso ya tienen al mejor sheriff del condado, con su maravilloso grupo de ayudantes, un estupendo alcalde que sin duda de preocupa de la seguridad de todos y un juez con mano dura. - Le devolvió con la misma ironía. - No nos necesitan para eso. - Le sonrió. - Ya les tienen a ellos. - Se notaba el sarcasmo en sus palabras, no podía evitarlo. No después de su encuentro con el juez Cornan.
- Así que... siga cerrando las puertas y... - Max guardó silencio y miró al hombre. - ¿Hay más sitios donde se puedan alquilar coches como este en las cercanías? Y no, no me refiero a la calidad, sino a 4x4, aunque sean viejos... - En algún sitio debía mover a los niños y dudaba que usase su coche particular. Si era tan listo como parecía, habría alquilado alguna vez algún vehículo como ese durante las fechas previas o posteriores al secuestro y asesinato de los pequeños.
El desmedido tono de sarcasmo de aquel federal tomó por sorpresa a Simon Dupré. Se quedó unos segundos callado, junto al vehículo y a su cliente. Finalmente le dio las llaves y la documentación y se abstuvo de dar su opinión sobre lo que pensaba de las autoridades de Jefferson y de fuera de ella.
—Hay otro taller más en Jefferson que tiene coches de alquiler, por esta misma carretera, a unos doscientos metros saliendo del pueblo —respondió finalmente con tono neutro—. En el resto del condado puede un par más, sinceramente no lo sé, no me preocupa la competencia. Que tenga un buen día.
El vendedor se separó para despejar el camino al coche y a su ocupante. Mantenía la expresión seria y el ceño ligeramente fruncido, pero saludó cortésmente cuando Max Jordan abandonó su establecimiento.
¿Qué haces a continuación?
- Gracias por todo, señor Dupré. Le deseo lo mismo. - Respondió Max al afroamericano tras sus palabras con él. Era divertido ver como la gente ironizaba sobre algo, pero cuando se sacaba el sarcasmo y se decía la verdad, salía a relucir lo que ocultaban y temían y a veces el silencio y esas reacciones posteriores, como el cambio de actitud de Dupré, decían más que una sonrisa y cuatro palabras.
Jordan subió al coche y lo primero que comprobó era que funcionaba el aire acondicionado. Para eso había alquilado el coche a fin de cuentas, para no morir de calor de un lado a otro con aquel asqueroso clima. Tal y como había acordado con Adele, iría a sacar los datos del CD y tres copias, como su superiora le había indicado. Así que tomó rumbo hacia la oficina donde conoció a los rangers y al sheriff Taylor, en la ciudad de Marshall.
Iba a ser un largo camino, solo esperaba que Addi estuviese bien y que a Becca se le pasase pronto la resaca y pudiesen hablar.
—Buenas tardes, agente Jordan —saludó alegremente la secretaria del sheriff Taylor con su característica voz aguda—. ¿En qué puedo ayudarle? ¿Tiene hambre?, creo que hay algunos dónuts y una caja de crackers en el office. El jefe Taylor debe de estar al llegar y me ha dicho que puede esperarle en su despacho si lo desea.
Cuando Jason Taylor supo que el agente del FBI iba para su comisaría le informó de que él mismo estaba en el hospital del condado, junto a Quentin Reeves y a los O'Hara. Los médicos habían colocado a Juliette fuera de peligro, pero había tenido que discutir con Gregor que insistía en llevarse a su esposa de allí inmediatamente, en contra del juicio clínico de los profesionales. Gregor O'Hara no podía pagar los gastos de la hospitalización, pero el sheriff no estaba dispuesto a dejar que su mujer regresara a casa y lo intentara de nuevo. Finalmente, entre él Reeves y la doctora de urgencias, habían logrado calmar o, al menos, neutralizar al marido; pero para ello habían tenido que recurrir a amenazas que involucraban arrestarle y llamar a asuntos sociales. Gregor O'Hara, pues, se había marchado de allí hecho una furia, destrozando una máquina expendedora de bebidas en su camino a la calle. Taylor confesó que le habría encantado pegarle un tiro allí mismo y terminar de una vez con aquel problema.
El sheriff también informó a Max Jordan de que se dirigía a la oficina, para rellenar el informe de todo lo que había acontecido esa mañana. Quentin Reeves estaba agotado después de toda la noche de vigiliancia y asumió su trabajo sin problema.
—Buenas tardes, Jordan —saludó con el rostro fatigado y marcado por el dolor. Arrastraba un poco los pies y no sabía muy bien qué hacer con su sombrero, que dejó descuidadamente en la mesa del office mientras se servía un vaso de agua fresca de la máquina.
Aspectos de la partida:
El Sur tiene sus propias reglas
Van a seguir desapareciendo menores
Aspectos de la escena:
Aspectos temporales creados:
Es parte del equipo (sobre Becca, una invocación gratuita)
Temperamental (sobre Matteis, dos invocaciones gratuitas)
Venimos a ayudar (sobre Gregor O'Hara, una invocación gratuita)Aspectos de pjs revelados:
Mente analítica (Taylor sobre Scott Bennet, una invocación gratuita)
Agente del FBI en busca de redención (Juliette O'Hara sobre Max Jordan)
Voy a serte franca (Taylor sobre Adele Lewis)
Impulsos:
Esto es una investigación federal (desaparecerá al final de esta escena si no se utiliza)
Venimos a ayudar
Impulso sobre Gregor O'Hara
El viaje se le antojó pesado a Jordan y más a esas horas. Empezaba a tener hambre y para cuando llegase a la oficina de Taylor, ya sería la hora de comer como poco.
Durante el trayecto, Taylor le informó de lo acontecido con los O'Hara, algo que preocupó más aún al agente. Al llegar a la oficina, se sintió bien recibido por la señora Basset.
- Buenas tardes, señora Basset. Se lo agradezco, pero son demasiados hidratos de carbono y hoy no me dio tiempo a salir a correr. - Respondió amable el agente del FBI. - Esperaré por aquí... - Indicó señalando las oficinas.
Al pasar vió llegar al sheriff bastante cansado y abatido. - Buenas tardes. No tiene buen aspecto. ¿Quiere que me acerque a un bar y le traiga un café, sheriff Taylor? Yo también lamento lo ocurrido con los O'Hara y me gustaría visitar a Juliette antes de seguir con la investigación. - Le dijo al sheriff al verle así.
- Nadie se esperaba eso...
—Le agradezco el café, pero hoy llevo ya demasiados —declinó con amabilidad—. La doctora ha dicho que Juliette debe descansar. Voy a mandar a otro de mis hombres a que esté pendiente de ella. No quiero que ese bastardo regrese y saque de allí a su mujer... o que ella decida largarse antes de que le den el alta —Taylor emitió un largo suspiro y se agarró el estómago con la mano un segundo, pero la retiró rápidamente—. No quiero ni pensar qué habría pasado si sus compañeros no hubieran estado allí esta mañana... Reeves es un buen chico, pero está demasiado verde todavía. Le dije que vigilara a los O'Hara con sumo cuidado y supongo que no salió de su coche..
El sheriff llevó a Jordan a su despacho, donde se dejó caer en la silla, derrotado. Se puso la mano en la frente, pasando los dedos por ella. Mantenía la mirada fija en una esquina de su mesa, donde estaba la foto de una mujer madura, seguramente su esposa.
Hazme una tirada de Empatía contra dificultad +1
- Lo entiendo, sheriff. No se preocupe. - A Max no se le escapó el gesto de la mano en el estómago de aquel hombre y recordó las palabras de Adele, pero hizo caso omiso. Era la confesión del sheriff a su compañera, no iba a meterse en eso. - Usted lo ha dicho, está muy verde. Solo ha sido eso, un error de novato que pudo salir caro. Por fortuna se solventó todo. Y no creo que la señora O'Hara necesite solo descansar... no entiendo como no la han llevado ya al ala de psiquiatría por intento de suicidio. Es lo habitual en estos casos. Aún así me gustaría hablar con ella. De víctima a víctima. - Le dejó caer Jordan al viejo sabueso.
- Pero no he venido solo por eso. - Max dejó sobre la mesa del despacho del sheriff el periódico del condado de Marion, mostrando la portada del mismo. - He hablado con el señor McAllan. Yo no voy a recriminarle nada, pues nosotros solo vinimos por los restos de los huesos de quien creíamos que era Theresa O'Hara, pero los rangers, al menos uno de ellos, a estas alturas ya debería saber que usted sabía lo de las desapariciones de los otros niños y les permitió ir a ver al sheriff Smith con las manos vacías y sin avisarles de nada. Así que, piense una buena excusa para eso. Y después de mi aviso... - El agente del FBI se sacó de la chaqueta el CD que le había dado McAllan. - Necesito sacar impresos los archivos de este CD y a ser posible usar uno de sus ordenadores.
» Ahora que tengo la pauta y las fechas concretas de las desapariciones, quiero comprobar en que día de la semana en concreto y en que fase lunar se cometieron esos actos. Eso me dará una fecha más cercana al próximo niño que desaparezca. ¿Sería posible sacar tres copias de esto y que se guardase en el armero de su oficina el CD como prueba? Hasta el lunes no podremos mandarlo físicamente... pero puedo mandar los papeles por fax o mail si me lo permiten. - Solicitó Jordan con calma y amabilidad. - Y esta oficina es el único lugar en el que confío. Ya he comprobado con mis propios ojos como la gente rehuye a hablar del sheriff Smith, del alcalde o del juez y como cambian por completo cuando se les habla de ellos. Demasiado miedo.
Motivo: Empatia
Habilidad: Competente (+2) (2)
Dificultad: Normal (+1) (1)
Tirada: [-1] [-1] [0] [1] = -1
Resultado final: Normal (+1) (1), Éxito
—Juliette está bien. Está vigilada por los médicos y por uno de mis hombres. Para ingresarla en una habitación de psiquiatría de nuestro hospital se necesita el informe favorable de la doctora al cargo y eso podría significar también abrir un expediente de asuntos sociales que ya sabemos cómo va a terminar. En cualquier caso está fuera del alcance de mi mano —el sheriff había asumido el rol de un padre o de un pariente cercano con Juliette O'Hara, tal vez por un sentimiento de culpa, quizás por temor a lo que pueda hacerle su marido o puede que por ambos motivos. Era evidente que el policía no iba a abandonar a la afligida madre a su suerte, pero también que quería hacer las cosas a su manera.
El sheriff acompañó a Max a las máquinas de fotocopias, al FAX y a su propio ordenador para que pudiera imprimir desde allí los documentos que había solicitado. Luego, él mismo se sentó en la mesa de Quentin Reeves para rellenar el informe de lo acontecido durante su guardia. La señora Basset curioseó durante un tiempo los movimientos por la oficina del agente del FBI antes de regresar a su partida de solitario en el PC del mostrador de recepción.
- Le seré breve y sincero, sheriff. Este año harán 25 años de la muerte de mi esposa y la desaparición de mi hija. Nunca supe quien fue ni si mi pequeña vive o no. No crucé la línea de Juliette, pero sí la de Gregor y la botella fue mi mejor amiga durante años. Pero salí del pozo, me hice policía y años más tarde, aquí me tiene. Si considera que mi experiencia puede ayudar a la señora O'Hara, llámeme.
Dicho esto Max agradeció al sheriff que le dejase su despacho con alguna reticencia, pues le servía la mesa del ayudante y su ordenador igualmente. Sacó los documentos impresos, tres copias, tal y como había solicitado Adele. Envió por mail, accediendo a su cuenta del FBI esos mismos datos a la agente Lewis y a sus superiores, informándoles de que el lunes les enviaría el CD con los datos y si encontraban más pruebas, se enviarían también para analizarlas. De hecho estaba dispuesto a llevarlo todo el mismo con tal de alejarse de aquella sensación de mal ambiente que tenía con los rangers y como no, ver a Becca.
Al menos la tenía a ella, por así decirlo.
Con todo listo, optó por seguir la línea de investigación sobre el día de la semana concreto en cada desaparación y la fase lunar, pensando que quizás si debió aceptar el donut que tan amablemente le ofreció la señora Basset al llegar. Miró la hora. Si se daba prisa, aún podría comer algo en algún restaurante local antes de volver al condado de Marion.
Tras terminar una búsqueda poco exahustiva, buscó el teléfono del despacho del juez Corman para llamar a su secretaria y Jordan cogió la documentación, incluyendo los nuevos datos impresos y se acercó de nuevo al sheriff Jordan. - Necesito una bolsa de muestras de pruebas. El maletín está en el coche oficial. Quiero dejar el CD y estos documentos impresos aquí, donde sé que estarán seguros, hasta que los pueda enviar a la oficina del FBI. Como expresé anteriormente, este es el único lugar donde confío para poder dejar esto durante estos días. Y un lugar decente donde pueda comer antes de marcharme. - Solicitó con voz tranquila y conciliadora al sheriff.
Motivo: Investigar
Habilidad: Bueno (+3) (3)
Dificultad: Competente (+2) (2)
Tirada: [-1] [1] [-1] [-1] = -2
Resultado final: Normal (+1) (1), Fracaso
Con la información enviada al FBI, las pruebas en custodia del sheriff y el estómago lleno, pero sin haber podido contactar con la oficina del juez Corman, Max Jordan se subió a su coche para emprender el camino de regreso a Jefferson.
A su lado llevaba un papel impreso con los nuevos datos sobre las desapariciones:
Samuel Tillman, miércoles 18 de septiembre de 2000 (luna menguante gibosa)
David Blansky, miércoles 20 de diciembre de 2000 (luna menguante)
Tanya Wahington, sábado 10 de marzo de 2001 (luna menguante gibosa)
Barbara Swanson, domingo 10 de junio de 2001 (luna menguante gibosa)
David Smith, sábado 15 de septiembre de 2001 (luna menguante)
Trisha Windwood, sábado 16 de diciembre de 2001 (luna creciente)
Olegario Fuentes, domingo 17 marzo de 2002 (luna creciente)
Theresa O’Hara, lunes 17 de junio de 2002 (luna creciente)
Daniel Mason, jueves 19 de septiembre de 2002 (luna creciente)
Louie Rimbaud, lunes 9 de diciembre de 2002 (luna creciente)
Ellenore Smith, sábado 22 de marzo de 2003 (luna menguante gibosa)
Loreen Eaglenest, viernes 20 de junio de 2003 (cuarto menguante)
Mark Scarrow, viernes 19 de septiembre de 2003 (cuarto menguante)
Will Jefferson, lunes 8 de diciembre de 2003 (luna llena)
Deborah Johnson, lunes 15 de marzo de 2004 (luna menguante)
La tirada de investigar se ha quedado corta, ¿quieres gastar algún punto de destino para convertirla en éxito o mantenemos el fallo?
Gracias por recordármelo.
Gasto un punto de destino para sumar +2 a la tirada usando el aspecto Agente del FBI en busca de redención.
Me quedo con 1 punto de destino.
Al pasar el cartel que anunciaba la entrada en Jefferson, a Max se le encendió una bombilla en la cabeza y una idea cobró vida propia. Aparcó el coche en el arcén y agarró los papeles donde había anotado las fechas y las fases lunares. No son los días de la semana, no son las fases de la luna, son las estaciones del año... Todas las desapariciones se produjeron antes de los solsticios o de los equinoccios... Algunas de ellas, como las de David Blansky, Ellenore Smith o Loreen Eaglenest, casi en la fecha exacta...
Ese era el patrón, estaba totalmente seguro. Había un componente ritual en las desapariciones y, tal vez, aunque le daba escalofríos formular la hipótesis en su mente, también en los asesinatos...
Fin de escena. Vamos a la reunión.