La veterana agente especial Adele Lewis se encontraba sentada en el mismo asiento de la antesala del mismo despacho, junto a la misma secretaria, esperando al mismo superior con el que se había reunido el viernes pasado, hacía menos de una semana; aunque ella sentía que había transcurrido un año o más de todo aquello. Aquel día Max y ella se preparaban para afrontar el inicio del caso, llevando la luctuosa noticia a los O’Hara de que los huesos hallados en la isla de Tar eran los de su pequeña.
Cuatro días después Max estaba muerto y la agente Greenwrim casi había perdido la vida también a manos de dos miembros de lo que parecía ser el grupo de criminales que habían secuestrado a Benjamin McKnight y, probablemente, también al resto de menores.
Sin embargo todo se había torcido en las últimas horas. La sargento de los Rangers la había cagado a lo grande. Se había llevado a un detenido hospitalizado, trasladándolo de un condado a otro, escamoteándoselo delante de las narices al FBI y al sheriff Taylor para hacer Dios sabía qué con él en los calabozos del cabronazo de Smith. Para colmo, McKnight había decidido tomarse la justicia por su mano y darle una paliza de muerte a los dos sospechosos del secuestro de su hijo.
El alcalde Ralph Fallon y el juez Corman habían denunciado la detención ilegal de Seymour Blackman, aunque habían cubierto por ahora el linchamiento del terrateniente. Se habían puesto en contacto con Kopelson, el superior inmediato de los dos rangers en Austin; pero alguien había puesto sobre aviso al FBI.
El jefe Anderson se lo había dejado muy claro a Adele: alguien debía pagar por esto. El sheriff Taylor también la había llamado: el juez de su condado había hablado con el sargento Scott Bennett y estaba bastante cabreado con los Rangers. Luego había llamado a Corman quien, según las propias palabras de Jason Taylor, “manejaba al juez Hamilton como a una marioneta de trapo”. Así que no sólo no podía esperar respaldo del condado de Harrison, sino que el juez parecía estar colaborando con Fallon y Corman para destruir a la agente Greenwrim y desmontar la investigación.
La puerta del despacho se abrió y el jefe Anderson en persona, con gesto inexpresivo, la invitó a pasar y a que tomara asiento frente a él. Allí dentro había media docena de burócratas de la agencia y cuatro tipos más cuyas caras no le sonaban de nada, lo que indicaba la gravedad del asunto.
Motivo: Contactos
Habilidad: Fantástico (+6) (6)
Dificultad: Mediocre (0) (0)
Tirada: [0] [1] [1] [0] = +2
Resultado final: Legendario (+8) (8), Éxito
Ok, yo creo que este asunto lo podemos resolver con roleo y con una tirada de Contactos. Antes de llegar a Nueva Orleans imagino que Adele pondrá en movimiento a sus contactos, igual que Fallon y Corman hacen lo propio con los suyos.
Por tanto hacemos una primera tirada enfrentada de Contactos y luego, dependiendo de lo que le cuentes a Anderson, iremos viendo opciones.
Mi tirada es +8: +4 contactos del alcalde Fallon, +1 del juez Corman por asistirle, +1 del juez Hamilton por asistirle y +2 de los dados. Los malos están poniendo toda la carne en el asador así que gasto el punto de destino que tengo para esta escena (1 por pj presente en ella) y la subo a +10. Esa es la dificultad que hay que superar para desactivar el ataque de Fallon y sus compinches.
Sé que es imposible igualarla o superarla sin invocaciones, pero lo que os jugáis aquí es no sólo el futuro de Moira, sino la posibilidad de que aparezcan toda serie de obstáculos a vuestra investigación y posterior enjuiciamiento de los malos si los pilláis. Que no es el fin del mundo, sino echar una tonelada más de fango al follón que tenemos montado.
Las opciones que yo veo son las siguientes:
Seguro que hay más opciones, entre ellas fallar la tirada o no hacerla y apechugar con lo que venga, y yo estaré encantado de leerlas en el offtopic.
Deja Vu.
Adele respiró una vez más, tratando de mantenerse calmada mientras veía todo ese montón de rostros atentos a lo que ella pudiera decir. La mujer dispuso la carpeta llena de papeles con lo que había estado trabajando en el escaso tiempo que había tenido. De inmediato, empezó con la exposición del caso. -Señores. Estamos en un momento crítico dentro de una investigación que debería haber empezado cuatro años atrás. Una investigación a la que el FBI se unió por casualidad, pues los responsables de este caso tomaron decisiones erróneas. Investigación a la cual también se unieron los Rangers cuando ya se vieron superados por la incertidumbre y la falta de resultados. En menos de cinco días, la colaboración de Rangers y FBI ha logrado que estemos más cerca de cerrar el caso de lo que se ha estado en todos estos años. Hemos dado resultados, señores. Aquí podréis verlo.- Sacó las copias de los papeles y los fue entregando. -A costa de maltrato y poca colaboración de las autoridades, hemos logrado avanzar. Nuestras vidas han estado en peligro, la agente Greenwich fue atacada y por poco pierde la vida. Pero ha sido justamente esa falta de colaboración lo que nos ha llevado a tomar caminos poco comunes dentro de nuestro lineamiento. Podréis mirar dentro de mi expediente y el del agente Jordan DeFuss, ambos hemos sido dedicados en nuestro trabajo, dedicamos gran parte de nuestra vida y nuestro esfuerzo a la agencia. Nuestra lealtad debería tener algo de valor. Deberíais darnos al menos el voto de confianza de que lograremos resolver este caso, y que para ello tomaremos las medidas que sean necesarias. Por el bien de los niños de aquellos condados, por los padres que merecen saber sobre el destino de sus hijos, y por detener a los hijos de puta antes de que otro Benjamín McKnight desaparezca.- Adele confiaba en su propio trabajo, y esperaba poder hacer a los hombres en aquella sala considerar sus palabras.
Motivo: Crear Ventaja (Saber/Criminología)
Habilidad: Fantástico (+6) (6)
Dificultad: Bueno (+3) (3)
Tirada: [-1] [-1] [0] [1] = -1
Resultado final: Excelente (+5) (5), Éxito
Espero que me digas la dificultad antes de hacer la tirada de Saber.
Edit: Tirada hecha, sumando el +2 de la Proeza.
—Su trabajo y el de sus compañeros del Bureau son impecables, agente Lewis —el jefe Anderson dejó el dossier que estaba hojeando encima de su mesa y levantó la vista hacia el techo—. Sin embargo lo que ha sucedido hoy es muy grave, tanto que podría destruir todo el caso. Tenemos tres sospechosos muertos y uno malherido que fue sacado del hospital para ser torturado —la versión de su superior comenzaba a diferir de la que la sargento Greenwrim le había dado y eso disparaba todas las alarmas de Adele—. El alcalde de ese agujero tiene muy buenos contactos y una ambición desmedida y, por algún motivo, parece muy interesado en que este caso no se resuelva nunca —Anderson bajo la vista hacia su subordinada—. Espere un momento fuera. La llamaré de nuevo.
Cuando Lewis cerró la puerta del despacho se sorprendió del silencio que reinaba dentro. Esperaba oír un debate acalorado entre todos aquellos gerifaltes allí reunidos en cuanto ella saliera, dada la gravedad del asunto que se trataba allí.
Ok. Logras crear un aspecto temporal al que llamaremos Un trabajo impecable, con una invocación gratuita.
Ahora mismo tenemos asegurados, para la tirada de Contactos, los dos puntos de esta invocación y las opciones que dejé en la lista anterior. La tirada puede hacerse a continuación y utilizar mecánicamente todas las opciones necesarias que luego iremos roleando.
No sé si se me entiende. Si Bennet invoca sus aspecto, gasta el punto ahora y suma es +2 a tu tirada y más tarde, cuando tenga lógica en la ficción, describirá qué es lo que ha hecho para invocarlo.
Cuando todo este decidido, las consecuencias de la tirada se irán viendo en la partida.
Aún cuando no le cerraron la puerta en la narices, Adele se sintió incómoda ante la manera en que la habían retirado de la sala. No le gustaba sentir que la están tomando por sorpresa, y ciertamente que hubiera cosas respecto a lo sucedido con la agente Greenwrim de la que ella estaba poco informada le resultaba chocante.
La agente se retiró de la puerta, y buscó ponerse de inmediato en contacto con el Sheriff Taylor. -Es una situación crítica, Jason. Estamos por descubrir finalmente a los culpables del caso que le ha atormentado estos últimos años. ¿No quiere ser aquel que pueda por fin dar paz a estas familias? Podrá ver el final de esto. Pero necesitamos a los Rangers para lograrlo. Usted los llamó en primer lugar, recuerdelo. Sus métodos son poco ortodoxos, se lo concedo, pero sin ellos el caso se extenderá o caerá en punto muerto. Yo quiero que usted sea capaz de ver este caso resuelto antes que el cáncer lo consuma. Por favor, reconsidere su acusación...-
Motivo: Contactos
Habilidad: Competente (+2) (2)
Dificultad: Competente (+2) (2)
Tirada: [-1] [-1] [1] [0] = -1
Resultado final: Normal (+1) (1), Fracaso
Si mal no entiendo entonces es:
+2 (Un Trabajo Impecable)
+1 (Contactos de Bennet)
+2 (Un Teléfono, una Deuda)
+2 (Invocación gratuita Taylor: No llegaré a Jubilarme)
+2 (Punto de Destino: Lealtad al Bureau)
Espero que la tirada no sea una mierda xD
Voy a hacer la tirada solo de Contactos, que no puedo poner un +9 en la tirada ni el +10 en Dificultad, y supongo que luego haremos la suma.
¿Creo que empato?
Durante los segundos de silencio al otro lado del aparato la agente Lewis imaginó que el jefe Taylor debía tener su habitual gesto de dolor en el rostro y, tal vez, también se agarraba el estómago con su mano.
—Después de todo lo que han hecho por este caso supongo que podremos perdonarles ese desliz de última hora —aceptó finalmente—. Sin embargo no crea que va a ser tan fácil, Adele, ¿le puedo llamar Adele? Fallon es una comadreja muy bien relacionada con gente importante y Corman es un perro de presa. Pueden salvar el caso, pero creo que tendrán que dejar caer a la sargento Greenwrim.
El silencio regresó al otro lado del teléfono, pero Adele Lewis ya tenía lo que necesitaba del veterano sheriff. Ella también creía que Moira estaba más allá de toda salvación.
Efectivamente es un empate y, por tanto, un éxito con coste menor. La caída en desgracia de Moira ya la había pactado con ella anteriormente, pero creo que esta tirada confirma su destino y quizás algún obstáculo más.
La tirada está hecha y la prueba está resuelta mecánicamente, pero ahora queda interpretarla narrativamente.
Adele, ¿quieres seguir hablando con el sherif o continuamos con la reunión?
La agente Lewis le concedió con su silencio el que la tuteara; a pesar del poco tiempo conociéndose ambos habían hablado siempre con la verdad por delante al punto de rozar el límite del irrespeto sin llegar a cruzarlo. -No olvido tus palabras, ya me advertiste que este caso sería un estiercolero. En pocos días he sido despreciada, ignorada, burlada, amenazada con un rifle. He perdido a un compañero y un amigo. Todos saldremos de esto embarrados, pero marque mis palabras: Saldremos de esto. Resolveremos el caso.- Con aquella última declaración, Adele colgó la llamada y se dispuso una vez más a esperar el momento en que la harían pasar dentro de la sala con el veredicto...
Pasemos a la reunión.
Hacía rato que la secretaría del jefe Anderson se había marchado a casa, al igual que todo el mundo en aquella planta del cuartel general del FBI en Nueva Orleans. Sin embargo, los jefazos y leguleyos de la División continuaban reunidos en el gran despacho, aunque a la veterana agente especial Adele Lewis le tocaba esperar fuera.
Habían pasado horas desde que la hicieran salir y todavía andaban a la gresca allí adentro. Lewis lo había notado en los rostros de los que entraban y salían para ir a por cafés y a aliviar la vejiga. Por algún motivo el Bureau le había hincado el diente a su caso y parecía dispuesto a luchar hasta el final. Y Adele no sabía si aquello era bueno o malo.
Ella misma no había estado ociosa. Había llamado a todos sus contactos dentro y fuera de la agencia para lograr apoyos y para anticiparse a los movimientos del enemigo y de su propia gente. Había averiguado que Corman y Fallon habían atacado con furia a los Rangers, sacando algunos trapos sucios de Greenwrim, de Bennett y hasta del padre de Moira. Kopelson, el superior inmediato de los dos policías tejanos, había entrado en pánico y había estado dispuesto a entregar la pelirroja cabeza de Moira en bandeja de plata.
En ese punto el FBI había sido informado del problema y de las posibles repercusiones para el caso y para la propia agencia, por lo que habían actuado con la mayor celeridad convocando a la responsable del grupo operativo a la sede central.
Algunos contactos de Lewis se habían movido para hablar en favor de ella y la misma agente había buscado a otros para que intervinieran en la reunión donde se estaba jugando el presente de la investigación y, tal vez, el futuro de su carrera.
La puerta se abrió finalmente, aunque esta vez no fue Anderson quien la invitó a pasar, sino uno de los abogados del cuerpo, un joven alto, delgado y con leves rasgos asiáticos. Era bastante guapo y Adele se sorprendió de que todavía le quedara cuerpo para fijarse en detalles como ese a pesar de que estaba agotada física y mentalmente.
—Siento la espera, agente Lewis —se disculpó el jefe Aderson antes siquiera de que Adele pudiera tomar asiento—. No hemos podido llegar a una conclusión todavía y creo que tendremos que continuar mañana por la mañana. ¿Hay algo que quiera comunicar antes de que nos vayamos todos a casa?
-Si, solo una cosa más.- Dijo la mujer, mirando a todos los presentes pero en especial a su jefe directo. -Mientras decidís sobre el destino de la agente Moira Greenwrim, hay un niño allá afuera que necesita ser rescatado. Por lo que, con vuestro permiso o sin él, volveré a donde tengo que estar, que es allá con mi equipo hasta dar con Benjamín. Si tenéis algo que informarme podréis hacerlo por teléfono, pero ya me habéis hecho perder horas vitales en este recinto.- Tomo aire, mirando esta vez a todos con reprobación; finalmente se dio la vuelta y salió de la sala.
Ni bien hubo salido, dejó un mensaje en el buzón de voz de DeFuss, que aparecía fuera de cobertura*. -La burocracia es una mierda, ¿te lo he dicho? Me dirijo de nuevo a Uncertain, comunícate conmigo en cuanto oigas esto y ponme al tanto de la situación.-
Motivo: Investigar
Habilidad: Bueno (+3) (3)
Dificultad: Bueno (+3) (3)
Tirada: [0] [0] [1] [1] = +2
Resultado final: Excelente (+5) (5), Éxito
*para no crear paradojas temporales, pongo que Adele no logra contactar con DeFuss por problemas de señal.
Aprovecho este mismo post para hacer la tirada, supero la dificultad en dos.
La información que la agente especial Lewis halló en las bases de datos del Bureau corroboraban lo que ya sabían del reverendo Rumsfeld: que se había convertido en pastor a una edad avanzada, tras el fracaso de su matrimonio. Había logrado sacar adelante, con gran esfuerzo, su propia iglesia a pesar de la dura competencia que tenía en el propio condado, gracias al parecer a sus muchas virtudes: sus buenos modales, su integridad como persona, su honestidad, su solidaridad y su tesón.
Adele logró averiguar también que había recibido el encargo de gestionar el testamento de otro pastor baptista de la zona, Francis Wheather, que había fallecido a la venerable edad de 94 años sin haber faltado ni un solo día a sus obligaciones religiosas. Eso había supuesto una pequeña inyección de dinero y de fieles a su incipiente congregación.
Sin embargo no todo el mundo estaba contento con el nuevo pastor y con sus enseñanzas, tal y como dejaba clara la denuncia interpuesta ante el CNIB, el Consejo Nacional de Iglesias Baptistas, por herejía. Aunque tras una inspección llegaron a la conclusión de que no había ningún atentado contra la ortodoxia cristiana por parte del reverendo.
Un artículo del Marion County Herald, hacía referencia a esas personas descontentas con el reverendo Rumsfeld, aunque guardando el anonimato. El artículo de Mortimer F. McCallan resumía las acusaciones en que el reverendo Alan Rumsfeld se sitúa completamente fuera de la ortodoxia cristiana, pues gran parte de su doctrina habla de los bienes materiales concedidos por la gracia de Dios y sus fieles creen en milagros absurdos como ganar un premio en la lotería o conseguir que el banco renegocie una hipoteca...
Finalmente dio con algunos datos clave rebuscando en todo tipo de documentos, noticias y registros de la iglesia del reverendo Rumsfeld y obtuvo los nombres de algunos de sus seguidores, entre los que se encontraban el mismísimo alcalde Ralph Fallon pero también Tim Mortimer, Diana Carter, profesora de educación física de la escuela elemental de Jefferson y Ryan Hanks, el director de inversiones del Bank of America en Dallas, el mismo banco en cuya sucursal de Jefferson trabajaba el padre de la niña desaparecida Tanya Washington.
Voy a considerar tu tirada como Crear una ventaja más que Superar y, por tanto, con esa tirada sumas una invocación gratuita a un aspecto de la investigación que ya estaba creado: Se esconden a la vista de todo el mundo.
Podéis utilizar este aspecto para averiguar más cosas sobre los fieles del reverendo y sobre el culto.
El nombre de Ralph Fallon destacó por encima del resto como un faro, llevando a la agente a maldecir en voz baja. Haciéndose con lápiz y papel, fue tomando nota de todas las direcciones y nombres que iba encontrando relacionadas a la parroquia de Rumsfeld. Una maestra tiene acceso a niños y a la información de su vida cotidiana familiar, ¿cuantos de los niños habrían estudiado estando ella en el elemental de Jefferson? ¿Cuánto tiempo llevaba allí trabajando? ¿Al menos cuatro años?
Nuevas interrogantes: ¿Hacia cuánto había fallecido el anterior párroco? ¿Había sido muerte natural, o "muerte natural"? Con un golpeteo furioso de su lápiz, Adele comenzaba a crear una telaraña que conectaba nombres, profesiones, locaciones... La gran pregunta era por qué. ¿Por que habían empezado los secuestros? ¿Cual había sido el detonante? ¿Realmente llevaban solo cuatro años en eso? Más anotaciones, tachaduras en la página. Encerró el nombre de Mortimer McCallan, y se preguntó si seguiría "de vacaciones" luego de que Max hablase con él. ¿Podría intentar contactarlo?
Ok, tengo unas cuantas líneas de acción:
-Averiguar más sobre los seguidores de Rumsfeld y su posible conexión con los secuestros.
-Buscar trapos sucios de Fallon para tener a la mano en el momento que intente desestimar nuestro caso. (Aunque sospecho que ese será un pájaro que no podremos cazar)
-Hablare con Mortimer McCallan si sigue en el condado, o hablar a través de una línea segura con él.
Encontrar a Mortimer F. McAllan no fue tan difícil. Al fin y al cabo eran el FBI y el periodista dejaba un rastro muy visible a través de sus pagos con tarjetas y su teléfono móvil. Además, no habían pasado ni cinco días desde que Max hablara con él y el tipo, muerto de miedo por las amenazas del juez Corman, hubiera hecho las maletas para pasar unas largas vacaciones fuera del condado. Sin embargo, los seres humanos somos animales de costumbre y nos sentimos desamparados cuando nos movemos repentinamente fuera de nuestro entorno. McAllan no era alguien distinto y tenía una familia a la que no podía arrastrar de aventuras sin causarles problemas, así que no se había ido muy lejos, ni siquiera había salido de Texas sino que parecía haberse establecido en Houston, en casa de sus suegros.
—Es muy tarde, agente Lewis y ya le dije a su compañero que no quería saber nada más de este asunto. ¿Podría decirme por qué no debería colgarle la llamada ahora mismo?
Todo tuyo, Adele.
-Mi compañero está muerto.- Con esas palabras, Adele esperaba que el horror y la curiosidad por lo ocurrido evitarían que el periodista colgara de inmediato y le diera los segundos necesarios para conseguir llamar su atención. -Oficialmente fue por su problema de bebida, y así aparecerá en el expediente, pero sospecho que como buen periodista no estarás satisfecho con esa respuesta.- Esperó solo unos instantes para asegurarse que no había colgado antes de seguir. -Corman está en este momento más interesado en colgar la cabeza de los Rangers que del FBI, y siendo honesta McAllan, estoy corta de aliados en este momento. Te doy una premisa: la parroquia de Rumsfeld está involucrada con la desaparición de los niños. Y otra cosa más: el alcalde Fallon es uno de sus feligreses. ¿Te interesa?-
—Joder, joder, joder... Siento mucho lo de su compañero, agente Lewis; pero le advertí, le dije con quién se la estaba jugando... El reverendo Rumsfeld... No me lo puedo creer. Hay gente que lo detesta, que lo considera un hereje, ¿sabe? Incluso redacté un artículo cuando vinieron a auditar su parroquia... —durante unos segundos la línea queda muda—. Puedo facilitarle el nombre de las personas que le denunciaron ante el Consejo Nacional de Iglesias Baptistas o algo así. Pero debe prometerme que mi persona no aparecerá implicada en ningún momento.
»Tome nota, son Lisa Stewart, una mujer muy mayor, que vive en Smithland, donde el reverendo tiene su iglesia; un profesor del instituto de Jefferson, Max Galloway, un tipo algo maníaco y nervioso que me contó que tuvo varias agarradas con una compañera, Diana Carter, feligresa de Rumsfeld; la joven bibliotecaria, Sandra Dupré, una chica muy crédula a la que intentó seducir varias veces el alcalde Fallon durante su última campaña, según me contó ella misma y, por último el matrimonio Watson, los propietarios del Excelsior Hotel.
¿Qué hacemos a continuación?
La mujer afroamericana empezó a anotar todos los nombres que el periodista le entregaba. -Gracias por todo, McAllan. Espero poder agradecerle personalmente cuando esto acabe.- Con esa despedida, Adele colgó y miro sus nuevas notas. Golpeó la mesa con el lapicero un par de veces, y finalmente se puso en pie, tomando sus cosas y subiendo al Lincoln de DeFuss que seguía teniendo "secuestrado". Su siguiente movimiento, mientras ordenaba la nueva información recogida, sería entrevistarse con la adorable pareja que tanto les había ayudado al principio: los Watson.
Ahora que tengo este hilo, me interesaría entrevistar a los que Mortimer acaba de darme. Watson, Dupré, y los otros dos. Si puedo averiguar sobre ellos antes de verlos, mejor.
Dado que ya es de noche podemos dejar las entrevistas para el día siguiente, así también reunificamos la escena con los cuatro de nuevo.
Antes de que la agente especial Adele Lewis recibiera la feliz noticia de que sus compañeros habían rescatado con vida al pequeño Benjamin McKnight, había estado profundizando en sus averiguaciones.
El alcalde de Jefferson, Ralph Fallon, era una persona profundamente religiosa y ambiciosa. Había logrado su cargo con la ayuda económica del reverendo Rumsfeld y los votos de sus feligreses, entre los cuales se encontraba él mismo. Fallon no ocultaba a nadie su convencimiento de ser el “instrumento del Señor para llevar a cabo grandes propósitos”, entre los que se encontraba, al parecer, convertirse en gobernador de Texas. Y, por el momento, ni los escándalos sobre corrupción ni las denuncias por acoso sexual a Sandra Dupré, parecían suficientes para impedir su fulgurante carrera.
Seymour y Sarah Blackman figuraban entre los primeros en los registros de la iglesia de Alan Rumsfeld. Incluso ayudaron física y económicamente a construir el templo y a formar la congregación de fieles. Ambos tenían antecedentes por problemas con la posesión y exhibición de armas de fuego. Eran socios de la NRA y algunas evidencias los relacionaban con el capítulo del Ku Klux Klan en Austin.
El matrimonio compuesto por Bernie y Sonia Manson, ahora fallecidos a causa de la paliza propinada por McKnight y sus dos esbirros, eran unos treintañeros venidos de fuera del condado hacía menos de un año. No tenían hijos ni posibilidad de engendrarlos, tal y como explicaba un informe médico, a causa de la esterilidad de él y, al parecer, habían buscado consuelo en la iglesia del reverendo Rumsfeld. No tenían antecedentes.
De las personas que se habían posicionado en contra de la iglesia del reverendo, Lisa Stewart, la anciana de Smithland, resultaba ser vecina de los Blackman. Había tenido todo tipo de trifulcas con ellos, sobre todo a causa de los disparos, de sus perros de presa que vagaban libremente por la zona y, finalmente, por sus “ideas satánicas”. La señora Stewart, muy devota ella misma, siempre había manifestado que era “el mismísimo Satanás el que fornica en esa iglesia cada domingo”. Desgraciadamente, la mujer había sido diagnosticada con demencia senil hacía un par de años y trasladada a una residencia de ancianos en el propio condado de Marion.
Sandra Dupré, la joven bibliotecaria de Jefferson, era también hermana de Simon Dupré, el propietario del taller y del negocio de alquiler de vehículos donde había acudido Max por recomendación de los Watson para alquilar el todoterreno. Lo más destacado de ella era su denuncia contra el alcalde por acoso sexual. Al parecer, Fallon la había estado molestando cuando ella trabajaba en el ayuntamiento, primero insistiendo en que se uniera a su congregación y después tratando de abusar de ella, según constaba en la denuncia. El juez Corman la había desestimado dando crédito al informe que afirmaba que la chica sufría de un leve retraso cognitivo que le impedía diferenciar un trato amigable de una proposición indecente.
El matrimonio Watson no había tenido ningún problema o encontronazo con Rumsfeld y los suyos y, sin embargo, habían sido los que habían tramitado la denuncia contra el CNIB, el Consejo Nacional de Iglesias Baptistas. Ambos parecían limpios de toda sospecha. El marido había sido trabajador de la fábrica de municiones de Karnack y ella había sido profesora de secundaria en el Jefferson Junior High School; pero ambos habían dejado sus respectivas profesiones y habían adquirido el Excelsior Hotel en el año 1992 y lo habían regentado desde entonces.
Max Galloway era un profesor de Ciencias veterano, del Jefferson High School, representante del Consejo Escolar del Condado y miembro muy activo de la comunidad docente. Como tal se había enfrentado contra todos los intentos de las distintas iglesias y pastores por entrometerse en la educación pública y en las distintas actas de sesiones del consejo constaban sus altercados con otra docente, Diana Carter, profesora de educación física de la escuela elemental de Jefferson, una mujer soltera y de edad madura.
Carter era una cristiana devota, miembro de la iglesia de Rumsfeld y promotora de varias iniciativas de ayudas para los siempre escasos fondos públicos de las escuelas del condado. Max Galloway siempre se había negado a aceptar estos donativos, porque “la escuela pública debía estar completamente libre de ataduras con mecenas privados, especialmente un culto religioso que siempre parece anteponer sus intereses materialistas a los espirituales”.
La sorpresa de la agente Lewis fue mayúscula cuando descubrió que la mujer detenida en el pantano por sus compañeros y la profesora Diana Carter eran la misma persona.
Esto es todo por el momento. Si quieres continuar investigando algún aspecto más en concreto, lo vemos en la siguiente escena. Si quieres, para que lo tengan también tus compañeros en caso de que no lean este hilo, puedes copiar y pegar todo o parte de lo que te he puesto en la nueva escena.