No hay ningún teléfono en el anuncio. Solo una dirección. "Calle de Fernando I 300"
Nathan conoce bien esa calle. Es una de las más largas de Aquilea y baja desde las colinas hasta el puerto, colindando con la Catedral. Pero tampoco pone ninguna fecha. ¿Es el periódico de hoy? Hablan de "elegir candidatos" y aunque probablemente esté ante un timo o un anuncio inmobiliario engañoso la oferta es demasiado tentadora como para perderla sólo por desconfianza.
Siguiendo uno de sus impulsos recoge el periódico mojado desteñido y sale de su casa. Hace demasiado calor en este 22 de Febrero a la 12 del mediodía como para pensar en ir andando. Los tranvías a esta hora del almuerzo no deben ir demasiado atestados y parecen una opción más razonable que coger La Tirolina, el tranvía turístico que baja desde las colinas llenas de vegetación hasta la playa.
Nathan sale ligero de ropa y con prisa con la inquietante sensación de estar llegando tarde. "Si el anuncio salió esta mañana debería haber una cola que casi suba hasta aquí... un cuchitril en Lalengua no baja de los 700 dólares ni de coña". Así, alternando la impaciencia con la sensación de estar haciendo el ridículo por crédulo llega hasta el final de Fernando I y...
"Es el número 276. Mierda. ¡No existe un número 300! Seré idiota..."
Ya viendo el azul del mar frente a él y el Paseo marítimo de los Cien Cañones se plantea si seguir hasta la playa y darse al menos un chapuzón. La Catedral le da un refugio de sombra y entonces Nathan no puede evitar quedar hipnotizado por los colores que los destellos de sol arrancan a la zona que tiene frente a él. Una composición sin duda maravillosa la que le ofrece aquella línea recta hasta el mar y algunos barcos atracados justo donde comienza la arena blanca... Nathan lo dibuja mentalmente en su cabeza y algo le llama la atención: Una pequeña casa flotante que de lejos podía parecer la mercancía de un barco. Sigue acercándose aunque lamente perder la poesía del instante al cercarse. Y entonces lo ve. Un número en ella: "300"
"En línea con los de la calle, como si existiera una numeración invisible que atravesara la playa y llegara allí. No puede ser una casualidad".
Con miedo de volver a equivocarse Nathan llega hasta allí. Afortunadamente no tiene que nadar o coger una embarcación porque el muelle llega justo hasta la pequeña casa que, en efecto, parece una diminuta oficina inmobiliaria donde en un letrero de madera figura el mismo anuncio que él vio en el periódico.
Al llegar le sorprende un ruido a su espalda y se gira para ver a alguien que acaba de saltar al muelle, no sabe de dónde. Por su pinta podría ser un maleante pero al verle de frente hace un gesto de calma
- Tranquilo chico, perdona... he venido... desde aquel muelle corriendo. Me llamó la atención esta...¿oficina? y no te vi cuando salté. Espera... ¿qué dice aquí? Apartamentos a... ¿Esto es una oficina inmobiliaria? ¿Qué es esto? ¿Una broma?
- Eh... sí... yo...
Alguien les interrumpe. Un señor con amplia sonrisa y una camisa corta con una corbata muy chillona le saluda.
- Adelante. Es aquí. Eres el primero, chico, menos mal, con este calor pensé que me derretiría hasta que vinieran los candidatos. Pasa, por favor. Luego dirigiéndose al fornido hombre que le seguía le dice- Lamento no tener sala de espera aquí pero puedes esperar en proa mientras atiendo a...
- Nathan. Me llamo Nathan, señor- dice sonriendo victorioso de haber llegado el primero.
La oficina es muy pequeña. Apenas cabe una mesa llena de papeles, tres estantes, una pequeña jaula con un pajarraco y una percha donde hay colgado un bombín.
- Me llamo Phineas Imeldus, pero todos me llaman Pip. Encantado Nathan. Creo que tienes una mancha de tinta en el pantalón. Ah, es el anuncio. ¿A qué te dedicas? No, no me lo digas. Tienes pinta de artista. ¿Lo eres?
A la media hora sales de allí absolutamente emocionado. Ves al hombre mirarte con el mismo estupor que debías tener tú entrar después. También hay una chica rubia guapa en el muelle que parece que viene a lo mismo.
El calor es ahora mayor y hay más de un kilómetro cuesta arriba hasta tu casa pero no eres capaz de hacer otra cosa que andar y recordar la conversación mantenida.
“No es ninguna estafa, ni ninguna maniobra comercial, Nathan
Esto no es una inmobiliaria al uso. De hecho todo nuestro objetivo es conseguir tener el Faro Pródigo, como así se llama esta maravillosa torre, habitada antes de las 8 de la mañana del día de mañana. Hábleme un poco de usted, a que se dedica, qué busca… “
Nathan le hablaba con miedo formal como correspondía a aquella entrevista pero no podía evitar soltarse poco a poco ante aquel simpático hombrecillo acalorado que no hacía sino contarle algo absolutamente irreal.
“ ...Excelente Nathan. Es maravilloso elegir el propio camino. Buscamos gente atrevida y con la suficiente capacidad de decisión de acudir a una cita disparatada en un sitio imposible de encontrar y que requiere que se tome una decisión que afecta a su vida en menos de 12 horas…”
“Bueno, no imposible del todo, usted ha sabido llegar por supuesto… Pero como le decía, tiene que ser antes de las 8:00 de mañana, ese será el momento en que la Ley de Propiedades y Fincas 103.2 entre en vigor, anulando la 103.1 que finalizó hoy a las 8:00, momento en que pusimos el anuncio.
¿Entiende el truco?
Estamos aprovechando una jornada maravillosa de vacío legal para habilitar un inmueble que en otro caso sería destruido o aprovechado para construir un restaurante mirador u otra de esas barbaridades de hoy en día. La Ley de Propiedades no puede ejecutar su mano de verdugo si se demuestra que la torre entera está habitada por arrendatarios como ustedes.
No se si está enterado de las movilizaciones de la Plataforma Ciudadana de Aquilea para impedir que edificios históricos o de gran importancia cultural pasen a otros distritos o sean condenados al ostracismo. Si esto le parece una triquiñuela le aconsejo que lea como se hicieron con la jurisdicción del Oceanográfico el año pasado"
“…Una gente maravillosa, los de la Plataforma ¿no cree? Han rehabilitado todo el barrio, no tienen miedo de la burocracia y exaltan el arte de Aquilea. Estoy seguro de que pronto las Cavas Calizas dejarán de ser una postal en nuestras oficinas de turismo y un expediente abierto en nuestras comisarías, para ser un barrio lleno de vida… Pero que le voy a contar a un pintor amante de la belleza como usted, Nathan, que sabe más que nada el valor de lo artístico. Estoy seguro de que pronto los mecenas de Lalengua conocerán su nombre.
Fueron ellos, los de los la Plataforma, los que contrataron nuestros servicios para que Faro Pródigo sea salvado de la quema. Es una torre llena de historia y el enclave es sencillamente paradisíaco. En una plataforma rocosa nueva y a pocos metros de Puertonuevo. No, no es un faro propiamente dicho pero lo parece, allí alejado del resto de comercios y viviendas.
“Evidentemente la Plataforma Ciudadana quiere cubrirse las espaldas, una vez alquilados los 11 apartamentos no habrá vuelta atrás, y un error podría dar al traste toda la operación, por lo que exigimos algunas condiciones.
Lo primero es que los inquilinos deberán permanecer en sus apartamentos durante un año pagando religiosamente el precio del alquiler… Precio irrisorio, como usted podrá imaginar, prácticamente a un décimo de su valor real. Pero se necesita una cantidad mínima para que el contrato sea legal, y 111 dólares es más bien un símbolo… poético.
No será posible arrendar el piso a otro propietario o dejar desocupada la vivienda, aun pagando el alquiler. Han de vivir en sus apartamentos. La inspección podría acechar en cualquier momento. Tampoco podemos alojar a más de una persona en el mismo apartamento, exceptuando visitas puntuales.. Claro que podrá traerse chicas a casa, jaja, Nathan.. Como usted comprenderá debemos ser más rígidos que de costumbre con las normas del alquiler, cualquier pequeño litigio con una eventual inspección podría abrir el sumario y que el Gobierno nos pillara con la letra pequeña.
Por eso mismo buscamos gente que se adapte bien a la convivencia y que sea bastante independiente. Por supuesto sería tremendamente negativo que entre los inquilinos hubiera conflictos. Los artistas a veces pueden ser bohemios y erráticos, contrólese, por favor: Han de permanecer como una comunidad unida.
Si algún inquilino falleciera durante este año o tuviera algún percance que no le permitiera vivir nos veríamos en la difícil situación de buscar un reemplazo urgentemente y con la mayor discreción. Y créame que se por experiencia que no se darán las circunstancias tan idóneas en un futuro como para poder elegir a 11 individuos en un solo día.
Y ahora escuche con atención, al finalizar esos 12 meses, tanto nuestra empresa como la Plataforma Ciudadana no tendremos que seguir con esta tapadera, nuestro objetivo se habrá cumplido y como recompensa cederemos la propiedad a los inquilinos… convirtiéndose ustedes en propietarios de manera automática y gratuita de su apartamento. Lo que hagan con él ya no será de nuestra incumbencia. Faro Pródigo será ya una orgullosa torre de viviendas al frente de Lalengua”
Esta última frase de la conversación la dijo alzando victorioso y casi jovial los brazos… Dios mío, propietario de un piso en LaLengua! Tú también te levantas y le chocas la mano en el aire instintivamente! El se queda cortado un segundo y al siguiente le entra la risa. Apenas te habías percatado pero durante toda la conversación ha estado escribiendo en las hojas pequeñas anotaciones que seguramente tienen que ver contigo y con lo que has decidido contar en la entrevista.
- ¿Qué me dice Nathan? Me gusta su estilo, me gusta su sinceridad y creo que encajaría perfectamente en el distrito.. Sí, creo que usted podría ser una de las personas que buscamos. “
Recuerdas tu cara de alegría incontenible. Ahora está acalorada cuando entras de vuelta en casa recordando las últimas palabras de Pip.
- En fin, supongo que tendrá que consultar con sus seres queridos su decisión. No es fácil independizarse y menos en estas circunstancias. Pero estoy seguro de que todos entenderán que… bueno, permítame decirle que trate de mantener el secreto entre sus amigos. Cualquiera mataría por un piso así. Escuche. Mañana a las 6 de la mañana enseñaré el piso a los candidatos. Iremos con el notario y las escrituras para que allí mismo los que se decidan, elijan su apartamento y firmen el contrato. Estoy convencido de que al igual que nosotros les hemos elegido a ustedes, ustedes sabrán elegir la opción correcta. No se olviden llevar ya su primera maleta. Quedaremos en el muelle de ahí enfrente, ¿lo ve? Será un paseo estimulante de que nos despertará a todos los sentidos y nos preparará para un maravilloso día. Y ahora si me disculpa….
Imagino que poco más tienes que contar ya que tú ya incluso contaste tu mudanza. Pero puedes adaptarlo o tomar alguna decisión previa al gran día que es cuando verdaderamente comenzará el juego.
La realidad se había roto o algo así. Tenía la sensación de haber sido abducido a otro plantea o de estar drogado. Aunque había tenido algún acercamiento con la marihuana y no había sido tan surrealista como aquello. ¿Cómo podía saber aquel hombre que tenía el anuncio manchado de tinta en su bolsillo? ¿Cómo había logrado que le contara su vida en un periquete? ¿Qué clase de entrevista había sido aquella, en la que te preguntan cuál es tu atracción favorita del parque de atracciones? En la que comentar que tu helado favorito es el de sabor galleta hacia al entrevistador anotar dos o tres líneas de un tirón, emocionado como si hubiera descubierto un secreto.
Todo era tan jodidamente extraño que tenía la sensación de que, en cuanto pestañeara, el barquito oficina desaparecería. No se atrevía a desviar la mirada. Aun así, le dio la espalda varias veces, y al volver a mirar seguía estando allí. Así que tenía que ser cierto. Todo ello.
Se dejo caer en la arena, aun impresionado por semejante despliegue. Con las manos comenzó a reunir y amontonar la arena para su tosco castillo. Apenas dos torres y un muro. En su bolsillo disponía de una pequeña libreta en la que había pensado apuntar normas y condiciones o datos sobre la forma de pago pero que había quedado intacta. Recortó un pequeño rectángulo y con cuidado anoto “290” en él antes de colocarlo sobre la puerta de su obra.
No podía explicar porque lo había hecho, ni podía explicar la sensación que le empujaba a aceptar el apartamento. Había mil razones lógicas a favor y en contra. Pero la verdadera motivación no era lógica, palpitaba en su interior. Y le hacía sentirse mareado.
Se marchó rumbo a las duchas públicas para adecentarse un poco antes de regresar a la ciudad.
Se lleva un puñado de pequeñas conchas marinas que se dispone a transportar al cementerio, a la tumba de su madre. Había una razón para este gesto: Sus dos abuelos habían sido incinerados y entregados al mar, como su madre había dicho en alguna ocasión que debía hacerse con ella. Pero cuando llego la ocasión, mucho antes de lo esperado, su padre la enterró en una tumba al estilo de los católicos rancios y ricos, con sus arreglos de mármol y su escultura de un ángel suplicante, con una ceremonia vacía. De alguna manera, pensaba que con su tráfico de conchas, podía permitir que sus padres le mandasen mensajes, como cartas. Aunque el premio gordo era encontrar una caracola, con eso podrían hablarle, como una buena llamada telefónica. Por su puesto todo aquello era absurdo, no había nada después de la muerte, por mucho que él desease que sí. Y, si lo había, los que estaban allí no necesitarían ni flores ni caracolas para estar a gusto o hablar entre ellos. Pero aun así lo hacía de vez en cuando. Llevarle cosas del mar y hablarle al mármol era una forma de terapia discreta y efectiva. Cada cual supera sus traumas como puede.
***
Las acuarelas esperan sobre el escritorio, tiene un mensaje que mandar con ellas. El resto de las cosas de pintar están en cajas, así como varias decenas de libros y algún otro recuerdo. La ropa había sido más fácil de elegir, la que se ponía a escondidas se iba con él. La que su padre aprobaba se quedaba aquí. Solo un par de trajes formales le acompañan, por si acaso necesitara alguno. Son los más desgraciados, supervivientes del viejo régimen que se enfrentaran a un nuevo orden “armaril”. Tiene que ser duro pasar de ser la elite imperante a ser barrido por una ola de cambio social. Pero así es la vida y las revoluciones.
Todo había salido a pedir de boca. Dentro de un rato pasaran a buscarle. Cargara todo en el coche de un amigo, que además le presta su sofá para pasar el resto de la noche y mañana a las 5 y media estará como un clavo en la puerta de la torre. Si todo sale bien esa misma tarde le llevara sus cuatro cosas. Si todo resulta ser una fantasía, estaría en una situación peliaguda. Había quemado los barcos. Pero tenía un buen presentimiento:
Efectivamente, le conceden la beca; Aún quedaban apartamentos libres; Además no va a trabajar en una hamburguesería Fast food, sino de apoyo de fin de semana en la tienda de gominolas del cine.
Cuando el temido fiscal del distrito abandona la lujosa residencia familiar, le dedica unas últimas palabras a su hijo: Cuando regrese quiero una respuesta sobre qué vas a estudiar. Ya vale de tonterías e indecisiones.
Esta vez entra en su cuarto con cuidado de no tirar nada. Por una vez está de acuerdo con el ogro: “Ya vale de tonterías e indecisiones”. Se pone los auriculares y pulsa el play.