- No, Helena, quédate, puede ser peligroso- dijo Harper corriendo el maletín y saliendo de la clínica
- Cuéntame algo que no sepa, es aún mi turno y ese herido de bala me toca
- Helena, no has dormido en toda la noche, tienes que quedarte y buscar lo de tu piso para que…
- Filipa se encarga, vamos, ¡corre!: Y con esto la doctora Montes se montó en la parte trasera de la moto de su compañero y remontó aquella pendiente hasta la parte alta de Aquilea donde la jungla escondía las heridas de guerra de las mafias.
Allí, donde aquel chico les había señalado yacía un contrabandista. Probablemente habría llegado hace un par de días a las aduanas portuarias embarcado en algún asunto sucio y había encontrado la muerte en aquella parte menos idílica de la ciudad.
Estaba empapado, le habrían torturado en alguna de las acequias cercanas y ahora el barro se secaba a aquella elevada temperatura de verano de aquel día de Febrero.
Pronto entre ambos le reanimaron esquivando un día más a la segadora definitiva. No había ambulancia en la clínica de las Cavas Calizas, aquel conjunto de callejuelas ocres que constituían un laberinto de pobreza entre la ciudad y la jungla. Y a la que volvían ahora al romper el alba cargando en la moto como si fuera una mula de carga al herido.
Al llegar Filipa, la enfermera nativa, ya estaba haciéndose fuerte tras la recepción de aquel garito, bastión sanitario, y por el que nunca podría agradecer a Harper el haberla condenado a esas jaquecas, insomnio, y jornadas enteras de angustia luchando contra la muerte.
El chico preguntó si su hermano viviría. Harper asintió pero fue Helena quien se agachó y le explicó que tendrían que llevarle al Hospital Colonial para que terminara de recuperarse.
Gracias señora- dijo en un rudimentario castellano- Mi hermano quiere que tu tener esto. Es una casa bonita. Nueva.
Fue la primera vez que Helena vio aquel anuncio pero lo guardó en un bolsillo y se echó a dormir en la misma clínica encima de su maleta. Tres horas después estaba rasgando sus pantalones para taponar la hemorragia de otra herida, a falta de algo tan básico y vital como una venda. Después, un café y un sándwich a una hora indefinida entre la comida y la cena con Harper, el guapo e irresistible loco del que se había propuesto jamás enamorarse para no dar la razón al obsesivo de Robert.
- El del navajazo te devuelve tu pantalón. Bueno, un trozo. ¿qué es esto? Ah, un anuncio de un piso… No tienes que buscar tan pronto, te he dicho que puedes quedarte aquí.
- Ni me había fijado… a ver… dice aquí de estar en el 300 de Fernando I para un… bah… esto parece un timo. ¡111 euros! Hasta con lo que me pagas aquí me daba a pagarlo.
- Pues yo creo que deberías ir. ¿Hace cuánto que no bajas a la ciudad? A la real, me refiero, con gente normal que come y duerme como si fueran seres humanos. Estamos a dos kilómetros pero te aseguro que es otra realidad.
- No, da igual, mañana buscaré un piso serio pero esto… Mira, ahí está el frutero otra vez.
Atiéndele, probablemente quiera regalarte algo por lo que hiciste ayer. Y piénsate lo de bajar al Paseo Marítimo, anda…
Efectivamente aquel hombre vino a traerle fruta pero, además, al oír lo que el Doctor Harper le dijo mordiendo aquella manzana, le insistió en bajarla allí en su furgoneta.
Tal vez pudiera aprovechar y… darse una ducha. Eso estaría bien. Buscar una pensión aquella noche por la zona turística y volver al día siguiente.
Mientras dejaba atrás las Cavas Calizas y pasaba por el Castillo, entrando en en el pequeño Halzburgo y cogiendo finalmente la gran avenida Fernando I que bajaba hasta el puerto, se dio cuenta de lo hermosa que era aquella ciudad de tantos contrastes. En las montañas, en la jungla, las guerrillas volverían a matarse entre ellas y allí abajo todos disfrutaban de la noche veraniega en aquellas terrazas.
- Doctora Montes, la calle acaba aquí. No hay número 300. ¿Seguro que lo ha leído bien?
- Gracias, no se preocupe, me bajo aquí. Dijo evitando que la ayudara con su maleta y contemplando el mar.
Helena tenía siempre la sensación de que las cosas sucedían por algo. Era tal vez una idea algo romántica para una amante de la ciencia como ella pero pensaba que ella era la encargada de remendar las heridas que el universo caótico causaba. Y a veces, este, agradecido, remendaba las suyas.
La maleta tiraba de ella hacia abajo cuando vio a un hombre oriental cruzar peligrosamente el paseo y le gritó que parara.
El japonés se paró de golpe dejando que un par de descapotables pasaran frente a sus gafas.
- Chico, tienes que tener cuidado. Incluso estando aquí cerca de los hospitales y las vendas. Un atropello es un atropello
- Perdón, perdón, descifré un acertijo y no pensé. Me llamo Ochi y voy allí, al número 300 de la calle. Es por un piso ¿sabe?
- Curioso. Yo también… Buscaba lo mismo. Pero no hay número y
- Sí. Es allí. ¿Ve? Cuando se construyó la calle la marea no llegaba hasta aquí y ese número es… ¡mire, mire, una embarcación!- dijo jubiloso aplaudiendo.
Helena le siguió algo hipnotizada. No había dormido apenas en 48 horas y cualquier otro hubiera abandonado ante la fugaz locura de seguir a un japonés a una barca en medio de la noche.
El japonés insistió en dejarla pasar primero a esa especie de pequeña casa flotante en cuya puerta rezaba el mismo cartel que el anuncio. Que el anuncio que el hermano del contrabandista le dio, que el herido del brazo le recordó, que el frutero le había conducido, que aquel japonés le había guiado
Un hombrecito con grandes gafas y enorme sonrisa pese a su evidente cansancio le tendió la mano
- Adelante, por favor, llegan aún a tiempo para la entrevista de candidatos.
La oficina es muy pequeña. Apenas cabe una mesa llena de papeles, tres estantes, una pequeña jaula con un pajarraco que duerme a pata suelta como si fuera una persona y una percha donde hay colgado un bombín.
- Me llamo Phineas Imeldus, pero todos me llaman Pip. ¿Su nombre, por favor? Veo que viene con la maleta ya lista. Temo que tan inmediatos no vamos a ser
- No, la maleta... la arrastro desde hace un par de dais. ¿Es esto una oficina inmobiliaria, de verdad? Perdone, me llamo Helena.
- Tan real como la posibilidad de que pronto deje de arrastrar esa maleta. Hablemos, Helena.
Quince minutos después Helena sale de allí sin dar crédito. El japonés sentado en la proa espera su turno paciente y le sonríe inquisitivo.
- Ochi, pasa, te esperan... Creo que vas a disfrutar si te gustan tanto los acertijos.
Helena trata de recordar todo lo que ha hablado mientras mira los carteles de los hoteles playeros en busca de algún lugar donde pasar la noche:
“Lo que dice el anuncio es totalmente cierto, Helena
Esto no es una inmobiliaria al uso. De hecho todo nuestro objetivo es conseguir tener el Faro Pródigo, como así se llama esta maravillosa torre, habitada antes de las 8 de la mañana del día de mañana. Hábleme un poco de usted, a que se dedica, dónde se aloja... “
Helena no cuenta todos los datos de su vida. Pero no tiene reparo en reafirmarse al decir que está separada y buscando vivienda. También le dice que viene de trabajar en la clínica dos días. Necesita justificar su cansancio y su aspecto.
“ ...Excelente Helena Es usted toda una luchadora. Buscamos gente con la fuerza que usted tiene y con la suficiente capacidad de reinventarse y tomar una decisión que afecte a su vida en menos de 12 horas… Da igual que viniera en busca de una vivienda o halla dado con este sitio por casualidad... si es que acaso existe. Pero como le decía, tiene que ser antes de las 8:00 de mañana, ese será el momento en que la Ley de Propiedades y Fincas 103.2 entre en vigor, anulando la 103.1 que finalizó hoy a las 8:00, momento en que pusimos el anuncio.
¿Entiende el truco?
Estamos aprovechando una jornada maravillosa de vacío legal para habilitar un inmueble que en otro caso sería destruido o aprovechado para construir un restaurante mirador u otra de esas barbaridades de hoy en día. La Ley de Propiedades no puede ejecutar su mano de verdugo si se demuestra que la torre entera está habitada por arrendatarios como ustedes.
No se si está enterada de las movilizaciones de la Plataforma Ciudadana de Aquilea para impedir que edificios históricos o de gran importancia cultural pasen a otros distritos o sean condenados al ostracismo. Si esto le parece una triquiñuela le aconsejo que lea como se hicieron con la jurisdicción del Oceanográfico el año pasado"
“…Una gente maravillosa, los de la Plataforma ¿no cree? Han rehabilitado todo el barrio, no tienen miedo de la burocracia y exaltan el arte de Aquilea. Estoy seguro de que podrían convertir las Cavas Calizas en una medina rehabilitada que conservara su esencia pero erradicara la pobreza. Aquilea es más que la gente. Debe resistir. Siempre.
Fueron ellos, los de los la Plataforma, los que contrataron nuestros servicios para que Faro Pródigo sea salvado de la quema. Es una torre llena de historia y el enclave es sencillamente paradisíaco. En una plataforma rocosa nueva y a pocos metros de Puertonuevo. No, no es un faro propiamente dicho pero lo parece, allí alejado del resto de comercios y viviendas.
“Evidentemente la Plataforma Ciudadana quiere cubrirse las espaldas, una vez alquilados los 11 apartamentos no habrá vuelta atrás, y un error podría dar al traste toda la operación, por lo que exigimos algunas condiciones.
Lo primero es que los inquilinos deberán permanecer en sus apartamentos durante un año pagando religiosamente el precio del alquiler… Precio irrisorio, como usted podrá imaginar, prácticamente a un décimo de su valor real. Pero se necesita una cantidad mínima para que el contrato sea legal, y 111 dólares es más bien un símbolo… poético.
No será posible arrendar el piso a otro propietario o dejar desocupada la vivienda, aun pagando el alquiler. Han de vivir en sus apartamentos. La inspección podría acechar en cualquier momento. Tampoco podemos alojar a más de una persona en el mismo apartamento, exceptuando visitas puntuales.. Deberá reprimir su vena solidaria, Helena, de acabar acogiendo en el apartamento a quien lo necesite. Como usted comprenderá debemos ser más rígidos que de costumbre con las normas del alquiler, cualquier pequeño litigio con una eventual inspección podría abrir el sumario y que el Gobierno nos pillara con la letra pequeña.
Por eso mismo buscamos gente que se adapte bien a la convivencia y que sea bastante independiente. Por supuesto sería tremendamente negativo que entre los inquilinos hubiera conflictos. Seguro que usted tiene ya los arrestos necesarios para lidiar con desconocidos: Han de permanecer como una comunidad unida.
Si algún inquilino falleciera durante este año o tuviera algún percance que no le permitiera vivir nos veríamos en la difícil situación de buscar un reemplazo urgentemente y con la mayor discreción. Y créame que se por experiencia que no se darán las circunstancias tan idóneas en un futuro como para poder elegir a 11 individuos en un solo día.
Y ahora escuche con atención, al finalizar esos 12 meses, tanto nuestra empresa como la Plataforma Ciudadana no tendremos que seguir con esta tapadera, nuestro objetivo se habrá cumplido y como recompensa cederemos la propiedad a los inquilinos… convirtiéndose ustedes en propietarios de manera automática y gratuita de su apartamento. Lo que hagan con él ya no será de nuestra incumbencia. Faro Pródigo será ya una orgullosa torre de viviendas al frente de Lalengua”
Helena casi se había caído de la silla en aquel momento. Pero conservó la calma. ¿Estaba el Universo pagándole un piso de repente?
- ¿Qué me dice Helena? Me gusta su estilo, me gusta su sinceridad y creo que encajaría perfectamente en el distrito.. Sí, creo que usted podría ser una de las personas que buscamos. “
En fin, supongo que tendrá que consultar con la almohada su decisión. Debería descansar. No es fácil mudarse y menos en estas circunstancias. Pero estoy seguro de que todos entenderán que… bueno, permítame decirle que trate de mantener el secreto entre sus amigos. Cualquiera mataría por un piso así. Escuche. Mañana a las 6 de la mañana enseñaré el piso a los candidatos. Iremos con el notario y las escrituras para que allí mismo los que se decidan, elijan su apartamento y firmen el contrato. Estoy convencido de que al igual que nosotros les hemos elegido a ustedes, ustedes sabrán elegir la opción correcta. No se olviden llevar ya su primera maleta. Quedaremos en el muelle de ahí enfrente, ¿lo ve? Será un paseo estimulante de que nos despertará a todos los sentidos y nos preparará para un maravilloso día. Y ahora si me disculpa….
Helena se derrumbó sobre la mesa de aquel hotel. Oía el sonido del mar y sentía una cama de verdad bajo su espalda. Puede que a partir de mañana la sintiera propia además. Su nueva vida podía empezar en ese instante.
Puedes describir lo que haces hasta las 6 de la mañana del siguiente día o si tomas decisiones al respecto.
184 llamadas perdidas en dos días y 23 mensajes en el buzón. Todos de Robert. No aceptaba el divorcio, pero los papeles ya estaban en la mesa de mi abogada, Sonia. Tenía suerte de que Sonia fuera mi amiga desde que habíamos coincido en uno de aquellos congresos interminables que le gustaban a Robert. Aunque era diez años mayor que yo, teníamos mucho en común. Las dos íbamos a nadar al mismo gimnasio, nos gustaban el mismo tipo de películas y nos encantaba ir al teatro y a conciertos. Unido a que al divorciarse había perdido gran parte de sus amigos, eso hizo que pasasemos mucho tiempo juntas.
A diferencia de Robert, ella sí que entendía que pasase tanto tiempo en la clínica. Incluso había bajado hasta allí un par de veces, claro que sospechaba que Harper también había ayudado para que sucedieran esas visitas. En opinión de Sonia, no entendía cómo no había tenido una aventura ya. Claro que lo que quería decir, es que ella la tendría si él le diese opciones.
Sonreí mientras me metía debajo del chorro de agua caliente y dejaba que el jabón se llevase el olor a sangre y sudor. Aquel era un placer sencillo, sin complicaciones añadidas.
Si, Sonia me entendía y era de las pocas amistades de la zona rica que entendía lo del divorcio. Así que elegirla a ella había sido lo natural, incluso aunque su especialidad fuera el negocio inmobiliario. Tenía una licencia válida y no me podía permitir nada mejor. Necesitaba alguien en quien poder confiar.
Dejé que el agua corriese durante un rato. El chorro caía sobre mi espalda, relajando los músculos doloridos. La oferta de ese apartamento era tentadora. Muy tentadora. Robert habría dicho que no debía tomar una decisión precipitada y mucho menos sin consultarla con mi abogado, él. O ahora Sonia. Pero precisamente por eso decidí seguir mi impulso y lanzarme. Después de todo tenía poco que perder y, en ocasiones, había que aprovechar las oportunidades cuando se daban.
Salí de la ducha y busqué algo seco y limpio que ponerme antes de dormir. Después puse el despertador para asegurarme que no me perdía la cita.
El faro pródigo, qué nombre más curioso para un edificio. Tal vez aquel nombre fuese el motivo de que esa noche soñase que estaba junto a la costa. Las olas se estrellaban contra las rocas con fuerza, salpicando la orilla. Las nubes tapaban la luna y las estrellas, así que supe que debía subir hasta la parte de arriba del faro y encender la luz.
Fue un ascenso duro, mucho más largo de lo que habría esperado. Era como si las dimensiones del faro fuesen mayores por dentro que por fuera. Pero aunque no forma física dejaba bastante que desear, me obligue a continuar. Escalón a escalón. Hasta llegar al final de la escalera, justo en la parte más alta. Y allí, en el centro de una habitación todo ventanas, estaba la luz del faro.
Su brillo lo llenó todo, iluminando el oscuro mar, las olas estrellándose contra las rocas y la ciudad, Aquilea. Magnífica y hermosa, desplegándose ante mi mirada. Por un instante roto por el sonido del despertador.
Me levanté aún medio dormida. El recuerdo del sueño seguía ahí y no pude evitar pensar en cómo me gustaría si hubiera un ático. Pero aquello ya sería mucha suerte y sólo encontrar un apartamento que pueda pagar era bastante. El faro pródigo, qué extraño nombre para un edificio.
Motivo: Llamadas perdidas
Tirada: 2d100
Resultado: 90, 94 (Suma: 184)
No tengo muy claro si querías algo en esta línea. Me he inventado el sueño porque imaginé que Helena estaría demasiado machacada para hacer nada que no fuese dormir (48 horas sin dormir son muchas horas XD) y si no el turno quedaba pobre. ;)