Partida Rol por web

En efecto, aquella entrada resultó de lo más sorprendente. Lo bastante como para cortar de golpe cualquier momento emotivo que pudiera existir... Como, en principio, era el caso. Desvié la vista hacia la puerta con la sorpresa dibujada en el rostro. No había que ser una lumbrera para saber que había tenido problemas con el nuevo, cosa bastante normal, en realidad... Aquél creído tenía la habilidad de poner nervioso al hombre más tranquilo... Así que imaginemos cuánto le habría costado hacerlo con Antti, la bomba humana.
Ni que decir tiene que me dejé arrastrar... Sobre todo porque casi ni pude reaccionar.
-Eeeehm... -miré a María, cariacontecido-. María... ¿No sabrás por un casual dónde está Amber? Sé rápida en la respuesta, por favor, porque me quedan unos cinco segundos de estar en el comedor... -era un cálculo aproximado, pero a juzgar por la velocidad que llevaba Antti me pareció más o menos acertado.

- ¡La tiene Sven, en Jukkasjarvi! -se apresuró en contestar María, sin poder asimilar aún las cosas.

Pero finalmente, Antti arrastró consigo al inglés renegado que venía siendo Rew. Una vez lo hubo sacado fuera del alcance visual de la niña, lo dejó permanecer en pie y apretó ambos puños frente a él, con los dientes a punto de quebrarse unos contra otros y el pálido color de su piel tornándose rojo, con vena palpitante en la frente incluída:

- ¿¡Q'coojjjnnss le he hecho yo a essssmbéeeezl!? -era algo similar a una pregunta, antes de morderse uno de los puños hasta casi sangrar. El finlandés estaba próximo a alcanzar el límite de su escasa paciencia, pero algo parecía indicar que en ese momento sería mucho peor que ocurriera algo tan cotidiano.

-La hostia... -mascullé, observando el estado en el que se encontraba mi nuevo colega de birras con el que, seguramente, pasaría la eternidad-. Oye, Antti... A ver, tranquilízate un poco, macho, como sigas así te va a explotar la cabeza... Respira hondo y cuéntame qué es lo que ha hecho Andrea. Aunque la verdad es que a mí tampoco me cae especialmente bien... -alcé una ceja y me rasqué con un dedo una mejilla-. Para ser un recién llegado va muy de listo y parece que le gusta comprar boletos para rifas de hostias.

- ¡¡TODOS!! -rugió, pegándole un puñetazo frontal a la preciosa pared helada, haciendo un buen boquete- ¡¡LOS COMPRA TODOS, CON PUTA AVARICIA Y REFOCILÁNDOSE EN ELLOS, ME CAGO EN LA PUTA ITALIANA QUE LO PARIÓ Y EN SUS SETECIENTOS PADRES DE PELOTAS PELADAS!! -otro, ya empezando a tomar una dinámica a lo "Dragon Ball" en sus ataques contra la pared, en la que acabó por hacer una especie de ventana, siendo él el primer sorprendido. Respiró un poco, mirando el paisaje nevado y tranquilo. Hacía buen tiempo para ser Kiruna.

- Ese puto jalafalini me mira mal por estar con Lex. Si tiene celos, ¿por qué no se mete una botella de Limoncello por el culo, para empezar? -habló de forma casi diplomática, echándose por detrás de las orejas algunos mechones que se habían revolucionado junto con su carácter. Luego se tomó otro momento para respirar hondo- Creo que estoy infectado. Y... Falken murió ayer -tragó saliva, ceñudo, sin apartar la vista del único árbol que se veía desde ahí. Se pasó la mano por la cara- Pero bueno... Al menos Lex ha sucumbido al fin a mis encantos... ¡¡¡LÁSTIMA QUE TENGA QUE DEJAR UNA PARTIDA DE BILLAR PORQUE UN PUTO LATINO Y UNA NEGRA SE PONGAN CHULOS CONMIGO, ME CAGO EN LA PUTA!!! ¡¡¡UN DÍA DE LUTO, DE TRANQUILIDAD CON MI HÚNGARA, JODER, CON LO QUE ME HA COSTADO!!! ¡¡UN PUTO DÍA, PERO NOOOO!! -otra vez liándose a golpes, ésta vez eran patadas a la nieve del suelo.

Bueno... Estaba claro que había que actuar de alguna forma. Aunque aquello era como en las peleas: si te metes a separar eres el primero que cobra. Claro que la pelea era entre Antti y el mismísimo hotel. Sería curioso ver quién sería el ganador, pero el... ¿Finlandés? Tenía todas las de ganar. Por ahora el marcador estaba en 1-0. A favor del rubio.
Un paso por detrás de él y rodeé su cintura con ambos brazos, teniendo cuidado de sujetar con la maniobra sus brazos también, para levantarle en el aire así con mayor facilidad. Acto seguido comencé a caminar a buen paso hacia la salida. No me apetecía comprobar si Isenhall o uno de sus guardias tenían especial cariño a esa zona de la pared en concreto.
-Nos vamos a ir a tomar unas cervezas a toda hostia antes de que tires el hotel abajo -asumí que recibiría algún taconazo. Desde luego entre mis ideas de fin de semana "chachi" no entraba coger a un nórdico furioso en brazos, pero bueno... -. Primero quiero que me expliques eso de que crees estar infectado, y después quiero que empieces a pensar en relajarte, porque me veo incapaz de tener una conversación contigo pensando que en cualquier momento puedo quedarme sin cara, ¿estamos, coño? -mi tono era firme y severo, por supuesto.

- A mi no me llames "coño". O te hago uno -bufó, tras el sofocón de ser cogido por las espaldas por alguien más alto que él, lo cual era bastante inusual. Parecía empezar a tranquilizarse una vez en la nieve- ¿¡Porqué cojones iba a querer pegarte a tí, ninfa!? ¡Al que le tengo ganas es a ese traganabos de Scerri! ¡Tenías que haberlo visto, me cago en la puta! Todo el mundo de buen rollo, llego yo, digo un par de gilipolleces con Taylor para salvar el momento y esa tercermundista me mira como si fuera el puto Hitler mientras Andrea fulmina a mi jodida novia con sus ojos de oligofrénico! ¡Oooogggghhhhfff! -debía ser un suspiro en algún dialecto vikingo. Se dio la vuelta. Dio un par de pasos con la mano en la frente. Respiró y volvió a hablar, dejando caer la mano- Tengo puto calor... Por eso ahora voy vestido así, porque me da calor el mono polar... -explicó, respecto a haberse infectado- Y ahora... Ahora haz el favor de sacar al puto Taylor del Hobby Room, que nos vamos a poner hasta el culo los tres. Es posible que le diga a Milo que nos lleve a Estocolmo, porque además tengo que comprar los jodidos regalos de la jodida Navidad, y no voy a hacerlo en el super mercadito de aquí.

-Hostia, los regalos de navidad... Buena idea, macho... Se me había ido totalmente -exclamé, llevándome una mano a la cabeza. Era una verdadera putada que Antti pudiera estar infectado, pero estando en el hotel al menos no empeoraría. Ahora que caía en la cuenta con aquello del calor... Empecé a pensar que debía andarme con cuidado con mis compañeros, amigos y familiares... Porque, las cosas como eran: mis poderes se basaban prácticamente por completo en el fuego, hasta donde yo sabía... Y eso a los infectados con el Ígnea les era muy nocivo. Lo cuál, bien pensado, me convertía en un arma perfecta contra la Gelus Virica, pero a la vez en un arma de doble filo-. Voy a sacar a Taylor de ahí antes de que Andrea lo amaricone -y empecé a entrar de nuevo en el hotel, con paso rápido, concretamente hacia el Hobby Room-. Me pregunto cómo se le hace un coño a alguien... -musité para mí mismo, frunciendo el ceño.

Al entrar Hugo en el comedor cogiendo a Mortymer, encontraron a María, sentada en una de las sillas de hielo comiéndose el desayuno sin demasiada pasión, hasta que vio a ambos. Parecía que recientemente había derramado alguna que otra lágrima, pero nada más verlos se levantó, y fue hasta ellos, abarcando a ambos en sus brazos y abrazándoles fuerte, dándole un beso a Mortymer en la mejilla y a Hugo en los labios, enterrando la cara en los hombros de ambos. Ver a Hugo era sencillamente lo que necesitaba, pero que Mortymer estuviera bien era algo extraordinario, maravilloso, un bálsamo para su ánimo. Había varias cosas expuestas para desayunar en cajas aislantes, bandejas, cubiertos... Todo lo necesario.

- Dios, me alegro de os ver... ¿Cómo estar...? -un esfuerzo en su inglés para que Mortymer entendiera lo que decía, mientras se apartaba del abrazo y cogía la mano de Hugo, apretándo sus dedos cerrados entre los de él.

-[Esp]Ahora que estas tu aqui, de gloria.[Esp]

Respondi sonriente, aun a riesgo de parecer cursi. Ver de nuevo a Maria con algo de alegria era tan terrible a sus poderes mutantes, me hacia creer por un momento que las cosas iban bien y habia algo de esperanza incluso para mi y ella, aunque algo en mi interior me seguia acosando con la realidad, con las fotos y el testimonio de Sanuye como evidencia ante mi juicio. Hay trabajo que hacer y un intento futil por evitar el apocalipsis, empezando por lo de Morty, sin embargo, aun no me atrevi a soltarla de la mano, teniendo un poco de miedo a soltarla y estar otra vez a punto de perderla como ocurria a menudo. Los bordes de esas bandejas estan demasiado afilada para mi gusto.

-[Esp] Esto... Respondiendo en parte de Morty, el pobre chaval esta en estado de shock desde lo que le "ocurrio" en la iglesia.- No puedo evitar rascarme la nuca, haciendome una idea de lo que "ocurrio", pero demasiado ignorante para razonar que pasaba por la mente del chaval al ser masacradi.- Arthur y Renka estan de mision en Texas, a la caza del Faraon Verde, asi que pense que en traerlo con nosotros a desayunar, a ver si le animamos, y Ughh...- Avergonzado, gruño levemente, el plan de tratar Morty para que no la tratara Maria estaba demostrando tener el mismo nivel de inteligencia que Taylor sufriendo un coma etilico.-Lo siento, no deberia traerte este tipo de quebraderos de cabeza después de lo de ayer, pero es que eres la unica que conozco que es capaz de hablar sin provocar involuntariamente una pelea, un trauma o un calenton. Ademas, necesitaba verte, mucho.[Esp]

Su expresión corporal no daba lugar a dudas, estaba ido pero a veces se movía un poco rascandose de manera eventual la oreja. Miró a María y se dejo abrazar por la española y besar; la miró confuso ante esa demostración de cariño por aquella mujer que en su fuero interno la creía muerta y que había fracasado en lo que le pidió Hugo.

Frunció el ceño cuando estos empezaron a hablar en un idioma que no entendía nada, aunque la mujer hizo un intento en hablar en ingles a lo que el joven y traumatizado Morty llegó a responder con un seco y distante - Bien. Gracias.