Partida Rol por web

De pronto el apellido Dryden resuena en tu mente como un restallido de látigo...
Sean Liotta lo mencionó en su momento:

"No te creas que puedes ir a la puerta de Dryden y mendigarle uno de sus medicamentos... Te matarían mil veces antes de que pudieras siquiera acercarte a su calle. Ese cabrón es peor que los Hilton, nada en pasta."

El presidente de aquellos laboratorios... Un hombre al que poco le importaba lo que pudiera ocurrirle a gente como tu hermano... El nombre no lo recuerdas, pero el apellido está ahí...

Un recuerdo que acude a mi cabeza, reflejado en el rostro la rabia y el desprecio que sentía por aquellos que habían “matado” a mi hermano, aprieto con fuerza la botella que aun agarraba, haciendo que esta estalle, mezclando el líquido con la sangre que brota de mi mano al cortase con los cristales, haciendo verdaderos esfuerzos por contener una ira que no podía pagar con los que estaban presentes, una ira que debía guardar para mejor ocasión, canalizarla en otros derroteros.

Respiro profundamente un par de veces, cerrando los ojos, aquel hospital, el rostro de Sean, la imagen de aquel hombre en los periódicos, Donovan, Jolene, si, quizás deberíamos pagar a ese hijo de puta con su propia medicina.

Como si la rotura de la botella no hubiera sucedido sigo mirando a Herkus, Si, sería una opción interesante, con la salvedad de que podríamos convertirnos en el centro de atención de Dios sabe cuanta gente contratada por ese cabrón para jodernos, eso sin contar con la posibilidad de que tomen represalias de maneras que solo esos cabrones entenderían me levanto y coloco la mano que sangra debajo del grifo, dejando que se limpie.

Además, Jolene y Donovan no tienen la culpa de quien sea su padre, no me parece justo hacer una cosa así esa era la única razón que realmente me impedía hacerlo.

Herkus se levanta diligente en cuanto la botella estalla en la mano del neoyorkino, saliendo un momento y volviendo con vendas, agua oxigenada y algodón. Sin dar lugar a rechistes, no obstante al ver tu mano tuerce el gesto. Parece que esos cortes son algo más profundos de lo que el alcohol, el agua oxigenada y las vendas puedan cerrar.

- Rewell se desentendió de su padre por quién era - reveló, limpiando aún así las heridas lo mejor que podía - Pero Donovan y Jolene han nadado en la abundancia mientras yo rezaba todos los días por juntar las suficientes monedas para comer en un lugar caliente y tú corrías desesperado por la vida de alguien que te importaba...

Levantó una mirada grave hacia Art Connor... También en sus ojos se leían veintidós años en la calle, pero más allá lo que podía verse era la determinación de no volver a enfrentarse a algo así jamás...

- ¿...Qué culpa tienen ellos? No lo sé... Pero tú no tenías ninguna y has vivido un infierno mientras ellos saludaban a las cámaras sonriendo.

No me opongo a la improvisada cura que realiza Herkus sobre mi mano herida, seguía hablando mientras lo hacía, sabía de lo que hablaba, al encontrarse nuestros ojos se confirmaba este hecho, yo también he tenido esa determinación, ese deseo de que todo aquello hubiera terminado para siempre.

Todo se removía en mi interior, regresando a una época que no podía olvidar, que cometí el error de intentar hacerlo, me arrepentí de intentarlo, Hubiera hecho cualquier cosa por salvar a mi hermano Herkus, cualquier cosa, ahora la ventana se me antoja interesante, pero simplemente es un instante en el cual me permito pensar en que hubiera pasado, sólo una breve tregua, el lituano es el centro de mi atención de nuevo, pero algo me detuvo, ¿sabes lo que fue?, que él no hubiera aceptado pagar cualquier precio por su vida, no me habría perdonado nunca si hubiera hecho que otros pagaran para salvarle, trago saliva, siento ganas de gritar, de desahogarme, yo tenía quince años, pero sabía como él pensaba, lo sabía y en ese momento, lo odié por ser como era, me odié a mi mismo por no haber tenido los cojones suficientes para ignorar su opinión, pero fue mi decisión, mala o buena miro el vendaje, no ha quedado demasiado allá, pero se agradece el intento.

La venganza no sirve de nada, joder a unos, no ayuda a quien realmente lo necesita, abro y cierro la mano un par de veces, una mueca de dolor, Gracias

- No te estoy hablando de venganza. Te estoy hablando de soluciones, Art... Tu hermano ya no está, pero otros siguen pagando... Gente como Jake. Ha muerto ésta mañana por insuficiencias farmacéuticas en la enfermería... Mi novia, Sven y Arthur han tenido que verlo morir sin poder hacer nada por él... Y el otro niño, Elekainos... ¿No te parece que debería haber algo asequible contra los efectos del sarín o de cualquier gas...? - tragó saliva - Siempre paga mucha gente por unos pocos... No estaría mal asustar a esos pocos dándole la vuelta a la tortilla... - suspiró, mirando la mano - Sigues sangrando... Parece que necesitas sutura... - levantó de nuevo los ojos hacia tí, desde los cortes de tus manos - ¿...O prefieres sangrar un rato más...? - no era difícil ver que esa pregunta encerraba un significado más allá de lo que en un principio parecía... Era algo metafórico, muy acorde con lo que había estado diciendo.

¿Jake?, ¿muerto?, la imagen de aquel niño puebla mi mente, lo recuerdo al entrar en aquella cámara, abrazado a la otra chica, las miradas de mutua esperanza que intercambiaban, ¿cómo estará ella?, no he vuelto a verla desde que regresamos, aquel crío, maldita sea, imagino a los tres en el quirófano, con esa impotencia que he sentido tantas veces…malditos hijos de puta.

Soluciones Art, lo que toda tu vida has estado persiguiendo, evitar la muerte de gente inocente, joder, dos críos, Nunca dejo de sangrar Herkus, no te preocupes por eso la rabia, que no la resignación, dominaban aquellas palabras, contenida y profunda, bien asentada en un lugar donde extraerla en pequeñas dosis, quizás fuera el momento de sacar una cantidad más elevada, Dryden.

Pero temo la hemorragia, demasiado, puede que el fondo sea un cobarde escudado en unas convicciones, pero por lo menos son las mías, Quiero que haya algo más asequible, por supuesto que es así, pero, no a cualquier precio Herkus, podría decirle que había otras formas, pero se que no me entendería, ni yo pretendía convencerle de nada.

¿Por qué no dejar que lo intenten Donovan o Jolene?, no soy tan gilipollas, eso no pasará, olvídalo, eso no sucederá, encontraré la forma de ayudar a los que siguen pagando, no quiero una cura solo para mi virus, sino para el de la gente que no está aquí y creo que amenazando de esa manera, no conseguiremos nada, solo más problemas miro la venda que enseguida se empieza a tornar carmesí, a lo mejor si que necesito sutura.

- Esa herida está mal... Vamos a avisar a Lex... - se levanta y se asoma por la puerta de la cocina - ¡Lex! - se le oye desde lejos, tiene buenos pulmones al fin y al cabo - ¡¡¡Lex!!! ¡¡Cariño!! ¡Madre!

Al oir a Herkus, Lior interrumpe la conversación para acudir a ver qué ocurre, indicándole a Lex que le siga. Al llegar ambas a la cocina, se lo encuentran todo recogido, con la salvedad de una botella de cerveza vacía y los cristales de otra esparcidos por el suelo. La mano de Art estaba cubierta de forma un tanto chapucera por un vendaje, cada vez más empapado de sangre.

- Yo no he sido - negó Herkus rápidamente, levantando las manos y esbozando una sonrisa comprometida - ¡Soy torpe, pero no tánto!

- Dios... Cerveza. ¿De dónde sale esa cerveza? - preguntó Lior, dándole paso a Lex para que se ocupara de suturar los cortes en la mano de Art - ¿No se te ha ocurrido nada mejor que darle alcohol a un mutante traumatizado...? - sí: sonaba a bronca materna, aunque un poco extraña - Menos mal que ha sido Art. Si llega a ser Taylor o Michael te habrían pegado un tiro...

Herkus se sentó de nuevo, bajando la cabeza sin dejar de mirar la mano de Art.

- ¡DIOS! - Nada más entrar y ver que Connor esta sangrando como un cerdo por la mano, Alexandra se acerca inmediatamente a éste, remangándose las mangas de la bata...

¡¡La sangre me persigue...!! ¿Qué vendrá ahora? ¿La regla?

- A ver... - empezó a deshacer el vendaje, cuidando el hacerle el mínimo daño a Art - Ven aquí que te eche agua... - lo llevó a echarle agua fría sobre la herida - Vaya bestia... No quisiera ser botella. En serio, sólo os faltaba la tele con el fútbol, ¿eh? Las patatas, los doritos... - bromeó un poco, viendo la profundidad de la herida. Tras lavar la mano con jabón y hacerse con un trapo para presionar la herida, fue hacia su maletín para volver a desinfectarle, y finalmente coserle, sentándose frente a él con cuidado de no manchar nada ni pisar ningún cristal.

- Esto te va a doler un poco. Ponte algo en la boca para mord... - bufó una risilla, negando con la cabeza - Déjalo...-. Una vez cosida, procedió a vendarle. Las manos de la húngara resultaban suaves y mañosas, atendiendo la herida con total delicadeza... Aún así, no se pegaba demasiado a su "paciente".

Sin mucha tiempo de dar réplica, por lo menos en eso se a quien ha salido, pega un par de voces, me levanto de la silla acercándome a la ventana, disfrutando del hermoso y triste jardín que se abría ante mis ojos, tengo la sensación de que este momento de calma va a ser el último, puede que el último, si, memorizo los colores, las formas, algo a lo que aferrarme, para no caer.

Ambas mujeres entran en la habitación cambiando radicalmente su decoración, el verano y el invierno, este último impone sus palabras, como siempre, doy un paso hacia ella mirándola, durante unos momentos, luego me vuelvo hacia Herkus, es una suerte que haya sido Art, ¿eh? digo con ironía menos mal, no soy uno de los traumatizados peligrosos, solo de los normales luego levanto de nuevo los ojos buscando los de Lior, es complicado interpretar una mirada que ni yo mismo se como hacer, ¿dolida?, ¿enfado?...

Sólo hubo un pequeño problema con estas cervezas inglesas me jode, no he perdido el control ni un puta vez, solo Dios sabe lo que me ha costado serenarme, pero como siempre, la tendencia a prejuzgar se imponía, psicología de bolsillo, avanzo a la posición de la húngara y le brindo una sonrisa, Lo siento, sólo ha sido un pequeño accidente, hablo con suavidad mientras obedezco sus peticiones y río con sus bromas, Pues no estaría mal, eso si que se echa de menos, un domingo por la tarde tirado en el sillón con los amigos levanto la vista, eso que hace la gente normal, porque no todos los que lo han pasado mal, se quedan sólo con esa parte, sino que buscan seguir adelante, con más o menos éxito me pongo algo más serio y frunzo el ceño dolorido cuando las manos de la húngara empiezan a suturar el corte, a la mierda, no tenía derecho a hacer ese comentario.

Lior esbozó una leve sonrisa al oir el último comentario de Art, cruzada de brazos y supervisando el proceso médico de Lex, cuando en ese instante suena una musiquilla que le hace abrir los ojos como platos y ponerse colorada.

La calidad del sonido es impresionante, pero parece que viene de ella, es imposible que sea un móvil aunque fuese de politonos*... No obstante, Lior se quita un brazalete que llevaba puesto y lo abre, poniéndoselo junto a la cara:

- ¿Qué quieres, Kramer...? - sale de la habitación, al jardín.

Lex le echó cierta mirada de preocupación al neoyorkino con aquello último. Miró a Lior cuando empezó a sonar la musiquita y entonces abrió la boca con alucinación cuando la vió comenzar una conversación telefónica (o al menos lo parecía)...:

Debería haberme puesto YO colorada por mi super ladrillo de móvil...

- Recuérdame no sacar el Alcatel delante de tu... madre, cielo... - bromeó a Herkus con una sonrisa incrédula y agitando la cabeza, terminando de vendar la herida. Si había escuchado "madre" es que el amigo Connor se había enterado de lo que había... - La próxima vez vasitos de plásico, ¿eh, grandullón? - sonrió a Connor, dándole un par de palmaditas en el hombro tras acabar, para luego recogerlo todo - Habrá que ir cambiándote el vendaje, ¿okey?

Relajo mi expresión al ver la sonrisa de Lior, luego esa música, ¿se ha sonrojado?, ahora soy yo el que sonríe, y observo con sorpresa aquel brazalete-transmisor, eso no lo venden en los chinos del barrio, o por lo menos no que funcionen.

No me había pasado inadvertido el gesto de preocupación de la húngara, pero enseguida había comenzado a bromear, eso estaba bien, la gente debe conservar la capacidad de reír incluso en momentos complicados, asiento a Lex cuando dice lo de los vasitos de plástico, me encojo de hombros, Tú eres la doctora, tu mandas, que no se diga que no te hago caso levanto el pulgar para certificar mis palabras.

Parece que la llamada era de Kramer, este momento parece llegar a su final, sé que lo echaré de menos, maldita sea, a pesar de todo, lo haré.

Lior regresa rápidamente y con gesto apurado a la habitación, dirigiéndose a Art y levantándolo en brazos de la silla con total seriedad en el rostro.

- Nos vamos - dice de pronto - Lex, Chris: Vestíos, dejaré a Art en Kiruna, y quiero que estéis listos para cuando regrese.

Cita:

Bufó una risilla - "Doctora"... Aún estoy muy verde para que me digas "doct..." - De pronto vuelve Lior, levantando en peso tranquilamente al hombraco que es Art. Qué imagen más curiosa.

Cita:

- Sí, claro... - asintió, poniéndose a retirar los cristales que habían quedado esparcidos por el suelo con una escobilla... - Joder. Esta más fuerte que el vinagre mi suegra... Es mejor partido la madre para mi novio si me descuido. Manda huevos - Lo cierto es que la idea de abandonar aquel "pequeño" paraíso bajaba un poco los ánimos... Pero claro, era Lior. Cada vez que ésta le hablaba, le quitaba la fe... Siendo o no ésta su intención...

Alzó la cabeza a modo de despedida antes de que éstos se fueran... - ¿Cuánto tardará en volver?

Lior se esfuma sin dar respuesta, dejando una estela de aire a su paso.
Herkus mira a Lex y asiente...

- ...Poco - responde por su madre.

Como siempre entra casi sin que me de cuenta, y más rápido aún me encuentro nuevamente en sus brazos, se me hace raro de nuevo, su rostro imperturbable de nuevo, Cuidado por donde me coges ¿eh?, no puedo evitar un comentario, quizás para aliviar la incomodidad, o no tanto, puede que sea por la comodidad, ni siquiera estoy seguro.

Teniendo en cuenta lo movidito del viaje anterior procuro sujetarme con cuidado, por su expresión algo ha pasado, espero que no sea demasiado grave.

La estudiante de Medicina alzó las cejas, asintiendo a la respuesta de Herkus tras la fugaz despedida... Cuando terminó de recoger la cocina, se acercó al lituano, dándole un tierno beso en los labios:

- Voy a echar de menos éste momento de paz... - sonrió, con las cejas enarcadas y cogiéndolo de la mano - Tú dirás dónde esta mi ropa... Tenemos que llevarnos unos maletines que me han traído. No te imaginas quién me ha hecho un regalo... - sonrió de nuevo, frotando su nariz con la suya, y esperando a que éste la guiara.

- Lo sé: Jolene Dryden... Qué fuerte, ¿no? - rió Herkus, cogiéndote la mano y llevándote de vuelta al dormitorio, donde te devolvió tu ropa.

Media hora después regresó Lior... Parecía cansada, no es que Art pesara poquito... Pero cogió a Lex en brazos...

Ni un pestañeo antes de notar como si un cañón hubiese disparado a Lex Czigany. Veía las formas del paisaje convertirse en colores fugándose hacia el horizonte mientras la velocidad hacía que el sonido prácticamente se diluyera. Las vibraciones bajo sus pies se hacían notar sólo en sus oídos y en las curvaturas de aquellos colores cambiantes. De pronto todo era azul y sentía el cuerpo mojado, además del tremendo pánico de saber que aquella mujer corría sobre el Mar del Norte, y que sólo sus pies, invisibles en ese momento le separaban de unas gélidas profundidades.
Calada hasta los huesos tras unos minutos, pudiste notar que el paisaje cambiaba de nuevo y una línea gris se hacía tras la mujer, ¿carreteras, quizás? Sea como fuere, el frío, el mareo desconcertante y la carrera contra el aire te secaron, cuando entonces llegó el frenazo. Estuvo derrapando como veinte metros sobre la nieve que precedía al Icehotel...