Una vez los cuatro hombres recortaron a la carrera la distancia a la estación y entraron en ella con Taylor prácticamente echando el hígado por la boca (Michael, sorprendentemente, pudo seguir el ritmo a las Dos Torres sin hacer ningún esfuerzo), lo primero que vieron fue una mano enguantada alzarse con cuatro billetes expuestos en forma de abanico. Si se seguía bajando, lo siguiente que se podía ver era la sonrisa burlona de Dale detrás de la imponente figura de Nadra. Lex tapada hasta arriba junto a Madison, que de espaldas parecía algo encogida. Antti levantó una ceja al ver los billetes y empezó a acercarse.
- Sois cuatro... Eres una zorra -evidenció, derrotado, cogiendo los billetes y dándoselos a sus camaradas- si querías que viniéramos, haberlo dicho desde el puto principio...
- ¡Ah, vamos, Anttipático...! ¿De verdad ibais a renunciar a las cervezas para vigilarnos mientras comprábamos? -rió un poco. Una actuación forzada a propósito, desviando un momento la mirada a Taylor... Parecía como si la australiana diera por hecho que Hawkins sabría que habría movimiento...
Por megafonía sonó una retahíla de palabras en lapón que Antti pareció identificar. Empujó a Taylor y a Rewell entonces hacia en andén a buen paso, y finalmente al interior del tren. Sabía que Michael se movería solo siendo como era que Lex, Madison y Nadra irían también... Pero a ellas se dedicó a remolcarlas Dale. Una vez el revisor vio atropelladamente los billetes, se encontraron en un tren casi vacío, con espacios divididos para cuatro personas cada uno. Dale escogió sentarse al final del vagón, esperando a que le siguiera quien quisiera... Suponía que Madison querría cierta intimidad para hablar con quien fuera por teléfono... No le faltaría, pues el tren estaba prácticamente vacío.
La pregunta del millón:
¿Quién quiere trama? Podéis elegir entre ir de compras y bebercio tranquilamente o meteros más en materia de la trama.
TRAMA:
Taylor
Michael
Dale
RELAX:
Nadra
Antti
De pronto me vi envuelta en una sonrisa casi irónica que me hablaba de un vestido de fin de año. Empezaba a sentirme el patito feo de la cuadrilla y es que todas, además de guapas, tenían excelentes gustos. Claro, nada comparado con la africana que relucía cada vez con un nuevo color. Sonreí un instante, no sé si era agradecimiento o qué pero era mejor que empezar la nueva amistad peleando.
-Hola Dale, yo soy Nadra. Hola chicas, espero no interrumpirlas, estaba acompañada pero... No importa. ¿Van de compras...?
Pero poco me duró la sonrisa en el rostro al ver acercarse a los hombres, no es que tuviera nada en contra de ellos, era simplemente que no les conocía pero en realidad no conocía a nadie. Bajé la mirada un tanto preocupada, seguía siendo sapo de otro pozo; respiré profundo y me resigné, deseando estar donde Roan o quizás deseando estar donde Sebastian. Seguí a las chicas hasta el tren luego de las palabras que para mí resultaban cualquier cosa y me senté en la fila contraria a la de Dale, necesitaba pensar, ahogar mis gritos interiores, en ese momento no era la mejor compañía de nadie y quizás no lo fuera nunca.
Al ver a Dale con los billetes ya comprados, tras un pequeño instante de sorpresa no puedo reprimir una sonrisa y menear la cabeza ligeramente mientras entro en el vagon, mirando por un instante a los lados, lo cierto es que hace muchos años desde que cogiera otro tren, salvo el Londres-Paris, pero eso por dentro es mas un avion que un tren, y desde luego no ese tren, pero resultaba cuanto menos pintoresco
Con una cierta parsimonia llego hasta el compartimento que parece estar atrayendo a las mujeres, tampoco tendria que ser algo evidente, en realidad en general no es un hecho demasiado relevante para mis elecciones si son hombres o mujeres, pero con estos hombres y estas mujeres la eleccion esta clara
Me accerco hacia donde esta sentada Dale, y saludando con un gesto y una sonrisa pregunto a las dos presentes
Entonces, ¿que hay en Lulea? se que dentro de unas horas habra unas cuantas mujeres guapisimas pero ¿que las va a llevar alli?
Movida movida!!!
Lex acogió con una sonrisa a la senegalesa, olvidando por completo el pequeño "malentendido" de hacía un rato en el hotel, posando incluso una mano sobre su brazo con simpatía. El comentario de Dale sobre la resistencia varonil del finlandés había proyectado la obra de Saturno devorando a su hijo en la mente de la húngara. Una expresión de completa ansiedad y desesperación. Le entraron ganas de reir, y fue de hecho lo que hizo cuando vió aparecer a sus espaldas al selecto grupo de machos de pelo en pecho (exceptuando a Fauchon, que se depilaba). La situación resultaba algo absurda... Ver al francés añadido al grupo de Rew, Ty y Antti podía catalogarse de inverosímil.
Una vez en el interior del tren, la muchacha hizo amago de seguir al grupo hacia los compartimentos. Pero no tardó en detenerse en mitad del pasillo para volverse y pegar la espalda a la pared, dejando paso al resto, guiñándole un ojo al finlandés cuando éste pasó por su lado. Parecía haber caído en la cuenta de algo...
Esto te va a encantar, Lexatín...
- Eemmm... - titubeó, buscando una señalización. La idea en sí no resultaba nada atractiva, y se relamió los labios de nuevo, inquieta... - Voy un momento al baño, ¿vale? No tardo nada - Pedir a alguien que la acompañara habría sido una estupidez... ¿Verdad? Todo el mundo sabía que los cuartos de baño en transportes como aquel eran de grandes (como mucho) como cabinas telefónicas: para peinarse había que sacar el codo por la ventana, y más que plantar el culo parecías prepararte para un despegue de emergencia...
- Acompáñame si quieres, Madi, y así aprovechas y llamas por teléfono - cambio de planes. La última vez que una compañera se quedó algo apartada volvió con una colección de cuchillas en la garganta.
Una vez localizado, se dirigió hacia el mismo con aquella especie de túnica colgando de su brazo...
Las atenciones y ternura de Lex me hacen relajarme inmediatamente, que buena que es. Una sonrisa de sincero agradecimiento surca mi cara cuando terminan sus atenciones. Entre eso y saber que lo más difícil ya lo he hecho el ánimo vuelve a calmarse, y los nervios a ser mucho más dulces y fáciles de llevar. Mantengo el buen talante mientras Dale es bastante agradable con Nadra, dentro de su peculiar estilo, claro, pero ha sido considerada.
Reconozco a los que se nos van acercando, suspirando internamente y armándome de valor para lo que parece va a ser un viaje en compañía masculina. Espiro aire mientras me libero del pelo de la cara, colocándolo entre las orejas y me dispongo a seguirlos a su paso. Sin soltar el móvil de última tecnología que me ha prestado Dale y sin que se me olvide que debo usarlo pronto, para quitarme ese peso de los hombros de una vez. Me va a costar, pero sé que después voy a estar mucho más animada. Quizá hasta igual de contenta que esta mañana, así podré dedicarme a disfrutar del día de tiendas, chicas y paseo agradable. Todo un lujo por aquí.
Levanto la vista a Lex, otra vez me deslumbra, no su belleza física, sino con sus consideraciones para conmigo. Pero que encanto es. Le asiento inmediatamente, jovial Sí, sí, voy contigo. y me esfuerzo en ser más sociable, algo que hoy parece menos complicado, despidiéndome de los demás. Hasta ahora. La sigo por el estrecho pasillo hasta que llegamos, segura de lo que va a hacer mientras yo hablo con él. Te esperaré en la puerta.
Le dedico otra expresión sonriente cuando llegamos y procedo a marcar, tardando un poco menos que antes, ya que empiezo a pillarle el truco al teléfono de nueva generación. El aire está volviendo a hacerse pesado y yo, a esforzarme en concentrarme para lo que se me viene encima.
Madison seguro que querría tranquilidad, pero yo creo que mejor un poco de marcha.
-Manda cojones lo suelto que tiene éste el empujón hoy... -comenté a Taylor en relación con las evidentes prisas de Antti-. Cómo se nota que se ha echado novia... A partir de ahora lo veremos más manso que un corderito -dicho lo cuál reí a mandíbula batiente. Seguramente aquél comentario provocaría las iras del finlandés, pero que eso ocurriera sería motivo de más diversión, aunque acabáramos a hostias, como buenos caballeros barriobajeros.
De cualquier forma la nueva situación comenzaba a hacer evidente una disipación del plan original de beber cerveza hasta perder el sentido, ver un combate de boxeo y... Bueno... Ver a Taylor humedeciendo la muda pensando en Emma y en cualquier otra que tuviera en el punto de mira, que no era raro que fueran dos o tres más.
Y teniendo en cuenta las cosas, pese a la presencia de Michael, lo más normal sería sentarse cerca del final del vagón, donde Dale, quien empezaba a erigirse como la voz cantante de la situación. Muy seguramente para disgusto de Antti.
-Bueeeno... Pues habrá que aprovechar las compras para hacer regalos de navidad... -dije nada más tomar asiento-. Y con la mierda de pasta que llevo encima y todos los regalos que tendría que comprar... La cosa va a estar jodida -saqué la cartera, echando un vistazo a "la paga" que recibimos durante la misión anterior en Cartagena, así como mis propias tarjetas y algunas libras que me quedaban, inútiles aquí.
Fue entonces que, sin demasiados motivos, recordé el viajecito en trineo a reacción perruna. Más concretamente cómo lo sobrellevó Taylor, agarrando de la cabeza o de donde pudiera al rubito. Entonces, sin demasiado motivo, tuve un acceso de risa y miré nuevamente al californiano, negando con la cabeza.
-Qué cabrón... -dicho lo cuál miré de nuevo a la australiana, sin perder la sonrisa-. Bueno, Dale, te veo de puta madre y además pareces estar contenta. Me alegro mucho, la verdad.
Me arrepentiré pero... Vamos con la trama, venga, xDDDD
A pesar de verse obligado a perderse una velada pugilístico-etílica, a pesar de tener que conformarse con volver a ver a Emma en fotos,...a pesar de todo, a Taylor le encantan estos giros inesperados que hacían de su vida un caos tan sugerente como autodestructivo.
Ahora, derrumbado sobre el primer lugar que vió libre con los pies sobre el asiento de enfrente, el rostro lívido, el torso desnudo, las costillas marcadas, las terribles ojeras y la barriga prominente..., Hawkins comprueba como la risa complice con su amigo Rewell se transforma en un acceso de tos, de esas bien agarradas al pecho. Destruido por el cansancio, producto de una miserable carrera que no llegó a prolongarse más allá de unos cochinos cien metros, el californiano busca fuerzas para asomar la cabeza a ambos lados del pasillo: las niñas con las niñas, los niños con los niños..., menos Dale. Qué lista es la hija de perra...
- Break on through...
You know the day destroys the night
Night divides the day.
Tried to run, tried to hide
Break on through to the other side
Break on through to the other side...
La cabeza de Taylor ha regresado al respaldo. Cierra los ojos, alza la barbilla y susurra un tema de "The Doors" sin apenas mover los labios.
-Break on through to the other side...
Y cada vez se espacian más las palabras, hasta que su voz se hace inaudible...incluso para sí mismo. A punto está de quedarse completamente frito cuando, consciente de ello, se obliga a abrir los ojos.
-¡LANTANA!- el pseudogrito sale de su compartimento.-¡¡LANTANAA!!. Ven aquí con el tío Hawkins, ¿quieres?. Tú también, Johnny Boy...