[Ninguna-parte]
"Algo" corre sobre un suelo gris y blando, podria ser nieve, es frio como la nieve, pero a diferencia de la nieve, todo lo que toca se pudre y se hunde en esta, formando estatuas de hielo con organos y esqueletos resquebrajandose en su interior, de miles de razas y formas. Sin embargo no todas estan de acuerdo, y aquellos con organos quemados con un fuego contagioso persiguen a esa cosa que corre, sus pies estan cansados de huir y ya no soporta el frio, me gustaria un poco de calor para mis pies ¿Soy algo? Puede, solo se que uno de ellos, una estatua grotesca con cara de niño y cuyo pecho es un agujero donde se gotea agua del mar, acaba de desgarrarme la pierna con sus garras y acabado mi huida en un traspies, dejandome a merced del que mas merece el festin, una mujer con huesos rotos que emerge de la nieve y le hace recordar promesas de amor efimeras y sin valor. "Algo" no sabe como ha podido dejarla morir, al igual que el resto de ellos, pero eso no reduce el odio y desprecio que sienten por una pizzero que jugo a ser el capitan de algo que le superaba, sin embargo pudo responder, con sangre como sustituo de saliva, cuando le atrevesaron el corazon y le preguntaron porque el seguia vivo cuando todos los demas morian.
-¿Como voy a palmarla?!Aun tengo quince encargos de Margarita que hacer antes de que el jefe me despida, cabrones¡
[Vigilia]
-!Arf, arf, arf...¡ ¿Que?
Habia despertado de una pesadilla, lo sabia porque me habia despertado por el sudor que notaba debajo de aquel pijama hortera y cutre, y por el mismo pijama en si, mi subconciente tiene suficiente verguenza para no obligarme a llevar esa aberracion que se suponia que nos protegia del hielo. Pero por mucho que me frotara los ojos y me palmeara las mejillas, no estaba seguro que parte era pesadilla o realidad, recordaba estar en una mision para cazar a Dracula, y por muy subrealista que sonara sabia que eso era verdad, pero habia trozos sin sentido, Morty muriendo, aunque ahora lo tenia al lado, perros teniendo una charla, una cosa vestida de gabardina dicienco que huyera y abandonara la lucha, y Maria perdonandome y salvandola, espera, rectifica eso, Balas fue la que lo salvo ¿Pero no me comi yo a Balas?¿Y porque lo hice?¿Y lo mas importante, donde esta Maria?
-Señor Seras: María está en los baños, a salvo.
"Ah, gracias ¿Padre de Donnie?" Antes de que me diera cuenta, lo cual no era decir mucho en mi estado actual, el padre de Rewell habia entrado, consultando con su otro hijo donde estaba aquel que se pasaba los dias haciendo espectaculos gratis en el baño publico. La sensacion de culpabilidad y preocupacion, no sabia donde estaba su hijo, pero si donde lo habia visto por ultima vez, y la idea de contarlo era aun menos tentadora que la de largarse a ver mi dos veces, o tres, ex-moribunda novia.
-¿Dale, la novia de Donnie?- Pregunte aun en pijama, mirando nervioso al señor Arthur, temiendo a lo que me iba a responder.- ¿Le ha preguntado a ella? La ultima vez que recuerdo haber visto Donnie, se encontraba con ella, deberia saber algo.
" Y si me dice que esta viva, hay un 50% de que no haya matado a su hijo." Pense pero no dije, agradecido de no tener un vidente como Maria para acusarme de mentiroso sin perdon, y avergonzado de que fuera asi.
Arthur giró la cabeza hacia Hugo mientras su hijo se vestía, cruzándose de brazos. Aquel tipo era un hombre de negocios que había empezado desde cero y había llegado a lo más alto... Lo cual significaba que sabía comerse a los peces más pequeños, y averiguar las intenciones de los grandes y de los peligrosos...
- La... -carraspeó. Primera noticia de que fueran novios formalmente. Evitó echarle una mirada de reojo a su otro hijo... Principalmente porque le urgía recuperar a su segundo retoño y a la mujer que podía dar carpetazo a todo ese desagradable asunto del "Ígnea"- La "novia" de mi hijo tampoco está aquí. Y si lo está, no la he visto. He preguntado y nadie les ha visto, de hecho... Me inquieta bastante, señor Seras -asintió violentamente con la cabeza, frunciendo el ceño y enervándose un poco- Me inquieta, dado que, tengo entendido, ayer todo el mundo llegó cubierto de sangre e incluso han muerto asesinados la señorita Tarin y el señor Balaguer... Así que, se lo pido con toda la amabilidad de que soy capaz en ésta situación, ilumíneme acerca del paradero de mi hijo... O lo que sepa de ello.
Pedazo de sueño y de reflexiones, Hugo XDDDDDDDDDDDDDD
¿Tarin ha muerto? Es extraño, no me acuerdo de que ella estuviera en nuestro grupo, aunque eso no me reconforta. Al igual que saber que Donnie y Dale no estaban reportados como vivos, muertos, o no-muertos. ¿Dios, como pude abandonarlos? Pense deseoso de apartar la vista de aquel hombre que habia visto que hacia a los que no caian bien despues de la muerte de Art y meterme en una ducha hasta que me sintiera "limpio", aparte de quitarme este horrible pijama.
-Que yo recuerde, la ultima vez que vi a Donnie y a Dale fue cuando en las cercanias en el castillo de... eh, Zaan el vampiro, a punto de infiltrarse y matarlo.- Una pausa muy incomoda pasa a ser protagonista, ayudada por la musica deprimente de los alatavoces, mientras yo ordenaba mis pensamientos y buscaba algo que sonara mejor que "Su hijo podria haber cogido enfermedades intravenosas al revolcarse con un vampiro".- Isenhall debe saber mas que yo sobre este asunto, si quiere la puedo llamar para comprobar el estado de su hijo y si cumplio la mision, aparte de que debe estar deseosa de que le explique como pude permitir que Balas muriera, Señor Arthur.
Isenhall debe importarle bien poco que sea buen capitan o una desgracia humana, pero estoy seguro de que la idea de que le rompan sus "juguetes" no es de su agrado, o por lo menos cuando no es ella la que se permite tal lujo. Y luego se pregunta la gente porque Lior abandono el barco.
El señor Dryden se lleva ambas manos al puente de la nariz, tapándose también la boca y cerrando los ojos como si, de pronto, le pesaran los párpados. Parece que por un instante se le olvida respirar, como si sus sentidos se hubiesen apagado. Finalmente expulsa el aire por la boca, aún tapada. Frunce levemente el ceño, como un reflejo más que un gesto, y la saliva se le amontona en la garganta sin dejarle volver a respirar...
Termina la explicación de Hugo, y Arthur simplemente asiente con la cabeza de acuerdo con la idea de que Seras se marche de ahí, porque ya ha preguntado a Isenhall y ésta le ha regalado con un elegante: "En cierta reunión se concretó que yo no haría por ellos. Ni bueno ni malo. Tan solo debía darles cobijo y comida".
"Segunda opción"... ¿No dijo su hijo Donovan también "segunda opción"...?
Levanta al fin la vista. Los ojos de un padre que teme haber perdido a un hijo por culpa de la estupidez ajena tienen un brillo temible en sus lágrimas, incluso si, como él, las contiene.
- Ve -dice simplemente. Empezaba a ser demasiado... Incluso para él.
A la sazón de las informaciones de Hugo no pude hacer mucho más que mi padre, aunque de un modo diametralmente diferente. Después de todo él era un hombre mucho más fuerte y duro de lo que su engominado y trajeado aspecto podía hacerle parecer. Que Balaguer había muerto no era una sorpresa para mí. Por suerte o por desgracia fue una noticia que llegó a mis oídos la tarde pasada y, aunque no era la más alentadora, las cosas aún podían torcerse, como en efecto las palabras de Hugo confirmaban.
Si Donnie y Dale no habían vuelto... Entonces eso quería decir por fuerza que algo terrible podía haberles ocurrido. Bien que hubieran sido transformados, como Herkus, en vampiros; bien que hubieran muerto; bien que Gelus Virica los hubiera tomado como prisioneros. La segunda opción, con todo, me parecía improbable... Isenhall lo habría dicho, aunque sólo fuera para regodearse durante unos valiosos segundos con el sufrimiento ajeno de aquellos a quien la diosa de hielo consideraba "debiles".
Pero las otras opciones eran casi peores... Aunque sólo casi.
Tomé asiento sobre mi colchón, pensando que tal vez así el peso sería menor... Llevé, con el ceño fruncido, una mano a los cabellos, que revolví levemente, visiblemente nervioso. Máxime con mi padre en ese estado de debilidad en el que se encontraba súbitamente. Pese a que las cosas parecían ir terriblemente mal no podíamos perder la esperanza y mucho menos pensar en lo peor... O eso creía.
-Padre... No te preocupes. Donnie está con Dale, que es la mujer más inteligente del mundo. Es imposible que hayan hecho nada descabellado, piénsalo por un momento. Dale habría considerado cualquier acción que careciera de sentido común... No habrían ido a la guarida de Zaan sin probabilidades de éxito... Es muy probable que ambos estén bien... -en ese momento mis palabras me resultaban increíblemente lógicas. Y no sólo iban encaminadas a convencer a mi padre, sino también a mí mismo, de que tanto Donnie como Dale podían estar en verdad a salvo.
Tirada: 1d100
Motivo: Influencia
Dificultad: 84-
Resultado: 58 (Exito)
Mi padre, que yo recordara, era una persona que casi nunca se enfadaba, pero cuando lo hacia era temible. Arthur en cambio parecia una persona que tenia su ira bajo control aun delante de aquel que fue responsable de la muy posible muerte de su hijo, y eso me asustaba aun mas, ya que me imaginaba como la clase de hombre que tiene una lista negra muy larga y siempre espera el mejor momento para atacar a aquellos que manchaban su reputacion y su patrimonio. O tal vez me equivocaba y solo tenia delante un hombre que echaba de menos a su hijo, no lo se, hay tantas cosas que desearia equivocarme, como por ejemplo que Donnie hubiese muerto por mi culpa.
Haciendo caso al instante a Arthur, empeze a vestir con urgencia, solo gastando tiempo en quitarme el pijama y ponerme otro mono de los que usualmente llevaba por aqui, saliendo por la puerta de la habitacion y cerrando detras mia. Permitiendome un pequeño exceso de maleducacion, ahora que nadie me escuchaba, antes de marchar hacia el altar de Isenhall, y discutir otra vez mas con aquella diosa megalomana.
-Joder...
Se oyen pasos por el pasillo, y un pizzero con poderes para cumplir cualquier fantasia zoofilica, va intentar respoder unas cuantas preguntas antes de reunirse con su traumatizada novia.
Al marcharse Hugo, el señor Dryden parecía más cómodo, aunque no de mejor humor. Con una mano en el bolsillo y la otra en el mentón, la vista perdida en el suelo y la mente en los mil lugares en los que podría estar su hijo mediano, acertó a escuchar a su primogénito. Asintió lentamente. Eran pocas las veces que, tenía la impresión, oiría a Rewell decir algo verdaderamente lógico y atinado... Pero no le gustaba jugárselo todo a una carta, por mucho que esa fuera la "Reina de corazones" que parecía ser Lantana.
- Bien, John -admitió, ligeramente más tranquilo y con una nota lejana de orgullo en la voz- . Tienes razón -y aquello era lo máximo que un hijo varón de Arthur Dryden podría esperar a la hora de convencerlo de algo. Eso sí: El reciente devenir de acontecimientos le había hecho querer resarcir el tiempo perdido con sus hijos, y aunque con cierta torpeza afectiva, se acercó a donde Rewell se había sentado y le dio un par de palmadas en el hombro- Voy a ver a tu hermana. Tu cuida de Amber. Está con María... Me gusta esa chica, pero prefiero que Amber esté de una maldita vez con su familia, ¿de acuerdo? Últimamente parece la mascota de este hotel... Y es una Dryden -suficiente explicación- . Están en los baños.
¿Tienes razón? ¿Y después una palmada en el hombro? Aquello no era muy normal para mí... Recibir algún elogio por mis actos era algo que, hasta cierto punto, podía ver. Ya fuera de forma directa o indirecta. Pero por algo que hubiera dicho... No, eso era nuevo... Y, como cada cosa nueva que me llegaba, no supe acogerlo del todo bien. Mi reacción fue tan sencilla como parpadear un par de veces al tiempo que mis labios se curvaban ligeramente en un atisbo de sonrisa emocionada. Pero nada más...
-Claro, papá, como digas -asentí a su orden. También era sorprendente que le gustara María... Pero empezaba a acostumbrarme a que mi padre, el hasta hace cuestión de días "Satanás Dryden", diera sorpresas-. Iré para allá -y, del mismo modo, palmeé su hombro, aferrándolo ligeramente después de hacer esto, en un gesto claramente afectuoso para mí. Acto seguido salí de la habitación en dirección a los baños... También, he de confesar, sentía muchas ganas de volver a hablar con María... Incluso emoción.
[Salgo hacia los baños]